Wednesday, May 25, 2016

poema el cazador de historias

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yo soy el mundo, pero muy chiquito
eduardo galeano
la poesía del fondo enredada en los pies
juan gelman

en la hoja en blanco / corazón al aire libre / mirarse es despeñarse / esparcir cenizas / de ramas caídas / desáteseme este melancolía que quiere tirar sus hojas / andar caminos bruñendo cosas / sacándoles vestido y pantalones / la realidad remirándose la piel tajada cicatrices / mujer de tetas dulcísimas al aire libre / ¿la oíste cantar en las mañanas? / ¿te besó la frente? / estoy tratando de escribir un poema / y muge un había una vez / en mis palabras como animal oscuro / naciste y creciste bajo las estrellas / de la Cruz del Sur / al pie de la Plata / dulcemente adherido al vértigo / siempre en busca / buscando / con un grito atrapado en escondrijos / materia pudriéndose / la literatura es un fuego seco / “que habitás sabiendo que es más profundo todavía” / amor que no se va / preguntas gorriones al tanteo / sastre de las cosas chiquitas / del ser que cuelga de las horas que fuiste / cargando una valija de harapos / y sandalias amarillas / y entonces el portentoso silbido del sol / o el resplandor de las milongas / o las llagas del amor / todavía el mar / el mar / viste a Onetti / O que se cierra sobre sí misma / como una puerta / en el umbral como llave / entre las sábanas el crepúsculo tristeando / como un tango con oro en el cuello / el silencio caminando entre intermitencias / el Viejo / esa jodida forma del paso lento / balanceándose como muchacha / como el mar / el vino comiéndose sus palabras / como se lo comían las mujeres / el juego en que andabas / su repentina espiral / buscó la cara a Onetti / tras pirámides de puchos / te buscas en Onetti todavía / pero “mirá / pibe / si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó / habría llegado a ser director de la banda del pueblo” / eso no es todo / pasabas las noches llenando ceniceros / con el río mar afueradentro / con hambre de magia / tallando un siempre yéndote / única vela de fuego inmarcesible / fuego que limpiaba tus pies de barro / juntandolós al horizonte / mojandoté con un mar de fueguitos / la sequedad de las palabras / pero eran todavía manzanas sin manzanares / hace falta morir mil veces verdaderamente / “vos mismo / vos con sus broncas duras” / la cama ajada de amores / copulando lo que es y no es / calcinados los arrabales del corazón / temblando en el fulgor sin fuego de la noche / comprás luminales / “como para matar a un caballo” / flotás desde el pozo / tramás la fuga / del magnífico desastre / tu primera muerte fue así / lavó tus ojos / descifrando vibraciones / galeno de almas / Galeano / siempre en otros desde entonces / acábase tu infinito vuelo / aunque estancada como malsueño / la realidad echándose a perder humeara / jodidita /¿quiénes son mis contemporáneos? / piensas / animales que dicen la verdad / que huelen a “algo más que un fugaz momentito” / hay un mar que navegamos ciegos / con la pureza del impuro / bebiendo desgarrones desesperados / lloros y el ardor de su promesa: / la poesía combate al capitalismo / o no es poesía / es utensilio cuchillo sin filo / del idioma / despojo / a los pobres los mudos los callados / plusvalía del hambre y puro dolor / de guantes blancos / la poesía nos amenaza / entre sus muslos le palpita / un canto sonámbulo y remoto / sangre latida hasta los huesos / el fondo las raíces / hasta el grito que te habita / hasta los siglos que a veces se equivocan de zapatos / hace siglos ejerciendo este oficio / de trompeta en las entrañas / con el machete para la yerba y las palabras ciegas / y sordas / llegaste a Bolivia / y cuando llegó el adiós / de nada te valieron la chicha y la eternidad que cavaba / los hermanitos temblando de ti / quisieron conocer el mar que no verían / que el mar mojara pedacitos de desierto / estallando la espuma en su rostro / meneando el agua sus caderas / recogiendo con su inmenso silencio el silencio / de estos mineros / de ojos negrísimos / como el carbón / y tus palabras los mojaron / amarando el polvo y sus cabellos / y muy extendiendo el ser hasta la selva / buscando buscadores de diamantes / este ser que te has ponido / agrándase en arrebatos interiores / adentro / afuera / posándose como en una fuente / amasa la vida un hoy intermitente / insiste delira solitaria / envuelta en su capucha / está en todas las formas / despótica y de pronto se alza / ante ti dentro / crece y te toca / necesita oído oler gusto / para cerveza y comida / ver las piernas de la Nena / de diecinueve años / de La Guayra / oliendo a carne exhausta / al fin saliste de la selva / escarbada la cabeza la fiebre prendiendo / fuego entre quejas y disparates / tu segunda muerte fue así / ¿a qué fruta sabe el miedo? / los besos de la muerte no dormían ya / en tus labios / ¿jugueteaste en sus pezones de hojas muertas? / ¿suspiraste errante por sus caricias / por su pelo? / ¿te mojó la abuela Esther enlluvieciéndose? / porque sin saber por qué / en Montevideo lloraba llanto limpio / porque el amor tiene mil ojos / y alarga mil leguas los brazos / pero la muerte te tomó y te soltó / ventolera vagamundeando / no buscó en vano: / por fin dio tu pecho con “su manita llena de astros” / y yo digo: ¿qué quedó de Eduardo Galeano en el olvido / tras subir al sol / habiendo tú partido hacia ti mismo? / cuando todo esto terminó de pasar / entre la palabra y el silencio eras / un cazador de palabras / brasa buscando su luz en basureros / entre derrotas / a la orilla de lo triste / y también de las últimas esperanzas / como piedra contra piedra / siempre a la espera de la chispa / que alumbre la realidad / única vigilia / única almohada en que descansan la servidumbre y la libertad / levadura mendigando en la íntima discordia / para inundar de vida la vida / ese manantial sin zapatos / la muerte te empujó pues a vivir / y desde entonces cantas / cantas / cantas preso de tu rastro tu rostro / espejo para los oprimidos del mundo / los pobres del mundo los volares / poeta que “no vive de espaldas” / poeta que se refugió en la chispa buscándole los ojos / ¿por qué no se cierran esos ojos? / me pregunto / ¿lámparas de carburo en los socavones? / ¿bestias de amor en los cuerpos rumiando rincones? / y como un río viajando en sus aguas dijiste / para que nazcan las palabras hay que cerrar los ojos / y pensar intensamente en una mujer / ella cayó como un presagio / como brisa fresca recogiendo mares / “la luz le lamía la cara / era hermosa / a pesar de la palidez y la flacura” / te clavó los ojos / tienes cara de loco te dijo / yo nunca tomo el sol te dijo / me paso todo el día encerrada te dijo / ¿y qué hacés / encerrada? / espero / la noche / bailarina para sí sola / se prendió cuando se apagó su cuerpo / “y el semen la estremecía / le abría todas las venas” / ¿era un sueño? / en realidad qué importa: / limpió la ceniza de tu segunda muerte / tus pasos en Macuto / y en esa soledad que respira por nosotros / por todas partes / se dice / que viene la noche ávida de arrancar malasyerbas / que se rociarán con pólvora las flores / sin duda se trata de verdades / acercándose lentas como caracoles / cargadas de suspiros y melancolías desde el fondo del pueblo / ahora todo está más claro / nadie vivo / nadie quedará vivo / la Huesuda recolecta en su costal huesitos / anarxistas / rojos / todos los colores y papelitos / pedazo por pedazo uno a uno / trabaja días y noches / sin aliento ni desaliento / sólo sabe “balbucear el discurso de la muerte” / fregar desesperanzas / marchitar el corazón para que no sonría / la esperanza es culpable de coraje / ¿quién tiene las manos limpias? / ¿quién arará el cielo para mostrar estrellas? / aquí están hombro con hombro / quienes ponen nombres buscando aplausos / alquilan palabras / al mundo le huele mal la boca / también munda el mundo picoteando / pajaritos que no se callan / ¿y si fuera la boca un plato que convida? / aquí están hombro con hombro / quienes tienen la frente cubierta de alas / rodolfo / mario / haroldo / juan / estarán todos muertos / ¿estarán muertos? / ¿se pudrirán bajo tierra? / ocupando tu lugar en la tierra / como palabra trenzada en la frase / la viste la descubriste / “rostro de india que Siqueiros hubiera querido pintar”/ cesto para tus frutos / como las grandes verdades / como los misterios se delataba / por los ojos / viste / descubriste / “la mucha luz de esos ojos verdosos / también sus llantos secos / la dignidad de los pómulos / la boca muy hembra / marcada por la cicatriz: / una mujer así debería estar prohibida” / adentrándote en agüeros palpas sus manos / Eduardo / es el amor el que te exilia a otro país / donde vas a empezar a llover / “pasamos la noche en vela / bajo techos diferentes / en distintos barrios / escuchando llover la misma lluvia / y descubrimos que no podíamos dormir separados”/ “el cuerpo mío / había crecido para encontrarte / después de tanto caminar y caer y / perderse por ahí / no el puerto / el mar / el lugar adonde van a parar todos los ríos / y donde navegan los buques y los barquitos” / ahí / solito / pronuncias su nombre deshilachando hilo tras hilo / entrarás en él siempre por primera vez: / “se llama Helena Villagra / y el tiro que la triple A le disparó en la boca / no ha desfigurado su deslumbrante hermosura” / estoy tratando de escribir un poema / su relámpago se triza / remando en el idioma / hasta la orilla / del canto / árbol junto al árbol / hasta que vuelva a pasar por el corazón / la luz cosida a la palabra / o al alma / hasta “la belleza que vendrá” / barriendo la injusticia en la calle / ahora mismo raspa la oscuridad / una alondra / que alimenta mi mano con semillas / así / como un recipiente se va llenando aquel día / clavado en el tiempo / ¿yo soñaba? / era otoño en pleno / y naturalmente se le cayeron palabras / surgidas de una remota predestinación / sonaban a hojas arrastradas por el viento / tus días y noches de amor y de guerra / ahí / solito / sentado en un jardín / algo pasó: / el sol con su cara de fuego / me besó la frente / y algo cambió: / por eso ardía la página 59 / envuelta en brillo / entonces pensé que muy ella tenía sed y me buscaba / decía entre muchas cosas que escribir es peligroso / como hacer el amor cuando se lo hace como debe ser / estalló en mis manos el destino / escribir / única ruta hacia el mundo / me fui a Uruguay / ahora / reconociéndote / te conozco mejor que tú mismo te dije / tantas cosas te dije / pero lo cierto en verdad / es que la palma de mi mano buscó a Galeano / me busco en Galeano todavía / ahora / se dice que no has muerto / como el Che Zapata / como Sandino / ¿pero qué es este gran silencio / Eduardo? / mejor dicho / ¿dónde a qué hora nos veremos? / ¿Montevideo? / ¿Malvín a las 6 de la tarde el Brasilero? / ¿en el miedo ante la página en blanco / en las palabras mejores que el silencio? / ¿te veré en el espejo? / “los espejos están llenos de gente” / como también bastantemente las palabras / me cosquillea la mano / pasa la ternura tan de Juanito por mis dedos / con amor con dolor / como correteando un perro / como humito de cigarro / y no sé si volveré como las estaciones / a escuchar tu habla de corriente mansa / arpa en un mundo de vértigo / su ritmo lento / balanceándose como el mar / como las ramas como bailando / llameándolo por su nombre / a lo quieto en su belleza / en pos del horizonte / igual que si la concha preguntárase por los mares / igual en tu voz / como tu voz / brilla un amuleto que nunca muere / porque interminablemente escudriña mundos / que como el sol traigan otro día / pero volviendo a la poesía / a su silencio lleno de caminos / andá a saber por qué / me habla tapándome los ojos / a lo mejor para crujir como carbón encendido / a lo mejor para descalzar el crepúsculo / antes de volverse un sueño lleno de ti / en el sueño de Helena

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