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yo soy el mundo, pero muy chiquito
eduardo galeano
la poesía del fondo enredada en los pies
juan gelman
eduardo galeano
la poesía del fondo enredada en los pies
juan gelman
en la hoja en blanco / corazón al aire libre / mirarse es despeñarse / esparcir cenizas / de ramas caídas / desáteseme este melancolía que quiere tirar sus hojas / andar caminos bruñendo cosas / sacándoles vestido y pantalones / la realidad remirándose la piel tajada cicatrices / mujer de tetas dulcísimas al aire libre / ¿la oíste cantar en las mañanas? / ¿te besó la frente? / estoy tratando de escribir un poema / y muge un había una vez / en mis palabras como animal oscuro / naciste y creciste bajo las estrellas / de la Cruz del Sur / al pie de la Plata / dulcemente adherido al vértigo / siempre en busca / buscando / con un grito atrapado en escondrijos / materia pudriéndose / la literatura es un fuego seco / “que habitás sabiendo que es más profundo todavía” / amor que no se va / preguntas gorriones al tanteo / sastre de las cosas chiquitas / del ser que cuelga de las horas que fuiste / cargando una valija de harapos / y sandalias amarillas / y entonces el portentoso silbido del sol / o el resplandor de las milongas / o las llagas del amor / todavía el mar / el mar / viste a Onetti / O que se cierra sobre sí misma / como una puerta / en el umbral como llave / entre las sábanas el crepúsculo tristeando / como un tango con oro en el cuello / el silencio caminando entre intermitencias / el Viejo / esa jodida forma del paso lento / balanceándose como muchacha / como el mar / el vino comiéndose sus palabras / como se lo comían las mujeres / el juego en que andabas / su repentina espiral / buscó la cara a Onetti / tras pirámides de puchos / te buscas en Onetti todavía / pero “mirá / pibe / si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó / habría llegado a ser director de la banda del pueblo” / eso no es todo / pasabas las noches llenando ceniceros / con el río mar afueradentro / con hambre de magia / tallando un siempre yéndote / única vela de fuego inmarcesible / fuego que limpiaba tus pies de barro / juntandolós al horizonte / mojandoté con un mar de fueguitos / la sequedad de las palabras / pero eran todavía manzanas sin manzanares / hace falta morir mil veces verdaderamente / “vos mismo / vos con sus broncas duras” / la cama ajada de amores / copulando lo que es y no es / calcinados los arrabales del corazón / temblando en el fulgor sin fuego de la noche / comprás luminales / “como para matar a un caballo” / flotás desde el pozo / tramás la fuga / del magnífico desastre / tu primera muerte fue así / lavó tus ojos / descifrando vibraciones / galeno de almas / Galeano / siempre en otros desde entonces / acábase tu infinito vuelo / aunque estancada como malsueño / la realidad echándose a perder humeara / jodidita /¿quiénes son mis contemporáneos? / piensas / animales que dicen la verdad / que huelen a “algo más que un fugaz momentito” / hay un mar que navegamos ciegos / con la pureza del impuro / bebiendo desgarrones desesperados / lloros y el ardor de su promesa: / la poesía combate al capitalismo / o no es poesía / es utensilio cuchillo sin filo / del idioma / despojo / a los pobres los mudos los callados / plusvalía del hambre y puro dolor / de guantes blancos / la poesía nos amenaza / entre sus muslos le palpita / un canto sonámbulo y remoto / sangre latida hasta los huesos / el fondo las raíces / hasta el grito que te habita / hasta los siglos que a veces se equivocan de zapatos / hace siglos ejerciendo este oficio / de trompeta en las entrañas / con el machete para la yerba y las palabras ciegas / y sordas / llegaste a Bolivia / y cuando llegó el adiós / de nada te valieron la chicha y la eternidad que cavaba / los hermanitos temblando de ti / quisieron conocer el mar que no verían / que el mar mojara pedacitos de desierto / estallando la espuma en su rostro / meneando el agua sus caderas / recogiendo con su inmenso silencio el silencio / de estos mineros / de ojos negrísimos / como el carbón / y tus palabras los mojaron / amarando el polvo y sus cabellos / y muy extendiendo el ser hasta la selva / buscando buscadores de diamantes / este ser que te has ponido / agrándase en arrebatos interiores / adentro / afuera / posándose como en una fuente / amasa la vida un hoy intermitente / insiste delira solitaria / envuelta en su capucha / está en todas las formas / despótica y de pronto se alza / ante ti dentro / crece y te toca / necesita oído oler gusto / para cerveza y comida / ver las piernas de la Nena / de diecinueve años / de La Guayra / oliendo a carne exhausta / al fin saliste de la selva / escarbada la cabeza la fiebre prendiendo / fuego entre quejas y disparates / tu segunda muerte fue así / ¿a qué fruta sabe el miedo? / los besos de la muerte no dormían ya / en tus labios / ¿jugueteaste en sus pezones de hojas muertas? / ¿suspiraste errante por sus caricias / por su pelo? / ¿te mojó la abuela Esther enlluvieciéndose? / porque sin saber por qué / en Montevideo lloraba llanto limpio / porque el amor tiene mil ojos / y alarga mil leguas los brazos / pero la muerte te tomó y te soltó / ventolera vagamundeando / no buscó en vano: / por fin dio tu pecho con “su manita llena de astros” / y yo digo: ¿qué quedó de Eduardo Galeano en el olvido / tras subir al sol / habiendo tú partido hacia ti mismo? / cuando todo esto terminó de pasar / entre la palabra y el silencio eras / un cazador de palabras / brasa buscando su luz en basureros / entre derrotas / a la orilla de lo triste / y también de las últimas esperanzas / como piedra contra piedra / siempre a la espera de la chispa / que alumbre la realidad / única vigilia / única almohada en que descansan la servidumbre y la libertad / levadura mendigando en la íntima discordia / para inundar de vida la vida / ese manantial sin zapatos / la muerte te empujó pues a vivir / y desde entonces cantas / cantas / cantas preso de tu rastro tu rostro / espejo para los oprimidos del mundo / los pobres del mundo los volares / poeta que “no vive de espaldas” / poeta que se refugió en la chispa buscándole los ojos / ¿por qué no se cierran esos ojos? / me pregunto / ¿lámparas de carburo en los socavones? / ¿bestias de amor en los cuerpos rumiando rincones? / y como un río viajando en sus aguas dijiste / para que nazcan las palabras hay que cerrar los ojos / y pensar intensamente en una mujer / ella cayó como un presagio / como brisa fresca recogiendo mares / “la luz le lamía la cara / era hermosa / a pesar de la palidez y la flacura” / te clavó los ojos / tienes cara de loco te dijo / yo nunca tomo el sol te dijo / me paso todo el día encerrada te dijo / ¿y qué hacés / encerrada? / espero / la noche / bailarina para sí sola / se prendió cuando se apagó su cuerpo / “y el semen la estremecía / le abría todas las venas” / ¿era un sueño? / en realidad qué importa: / limpió la ceniza de tu segunda muerte / tus pasos en Macuto / y en esa soledad que respira por nosotros / por todas partes / se dice / que viene la noche ávida de arrancar malasyerbas / que se rociarán con pólvora las flores / sin duda se trata de verdades / acercándose lentas como caracoles / cargadas de suspiros y melancolías desde el fondo del pueblo / ahora todo está más claro / nadie vivo / nadie quedará vivo / la Huesuda recolecta en su costal huesitos / anarxistas / rojos / todos los colores y papelitos / pedazo por pedazo uno a uno / trabaja días y noches / sin aliento ni desaliento / sólo sabe “balbucear el discurso de la muerte” / fregar desesperanzas / marchitar el corazón para que no sonría / la esperanza es culpable de coraje / ¿quién tiene las manos limpias? / ¿quién arará el cielo para mostrar estrellas? / aquí están hombro con hombro / quienes ponen nombres buscando aplausos / alquilan palabras / al mundo le huele mal la boca / también munda el mundo picoteando / pajaritos que no se callan / ¿y si fuera la boca un plato que convida? / aquí están hombro con hombro / quienes tienen la frente cubierta de alas / rodolfo / mario / haroldo / juan / estarán todos muertos / ¿estarán muertos? / ¿se pudrirán bajo tierra? / ocupando tu lugar en la tierra / como palabra trenzada en la frase / la viste la descubriste / “rostro de india que Siqueiros hubiera querido pintar”/ cesto para tus frutos / como las grandes verdades / como los misterios se delataba / por los ojos / viste / descubriste / “la mucha luz de esos ojos verdosos / también sus llantos secos / la dignidad de los pómulos / la boca muy hembra / marcada por la cicatriz: / una mujer así debería estar prohibida” / adentrándote en agüeros palpas sus manos / Eduardo / es el amor el que te exilia a otro país / donde vas a empezar a llover / “pasamos la noche en vela / bajo techos diferentes / en distintos barrios / escuchando llover la misma lluvia / y descubrimos que no podíamos dormir separados”/ “el cuerpo mío / había crecido para encontrarte / después de tanto caminar y caer y / perderse por ahí / no el puerto / el mar / el lugar adonde van a parar todos los ríos / y donde navegan los buques y los barquitos” / ahí / solito / pronuncias su nombre deshilachando hilo tras hilo / entrarás en él siempre por primera vez: / “se llama Helena Villagra / y el tiro que la triple A le disparó en la boca / no ha desfigurado su deslumbrante hermosura” / estoy tratando de escribir un poema / su relámpago se triza / remando en el idioma / hasta la orilla / del canto / árbol junto al árbol / hasta que vuelva a pasar por el corazón / la luz cosida a la palabra / o al alma / hasta “la belleza que vendrá” / barriendo la injusticia en la calle / ahora mismo raspa la oscuridad / una alondra / que alimenta mi mano con semillas / así / como un recipiente se va llenando aquel día / clavado en el tiempo / ¿yo soñaba? / era otoño en pleno / y naturalmente se le cayeron palabras / surgidas de una remota predestinación / sonaban a hojas arrastradas por el viento / tus días y noches de amor y de guerra / ahí / solito / sentado en un jardín / algo pasó: / el sol con su cara de fuego / me besó la frente / y algo cambió: / por eso ardía la página 59 / envuelta en brillo / entonces pensé que muy ella tenía sed y me buscaba / decía entre muchas cosas que escribir es peligroso / como hacer el amor cuando se lo hace como debe ser / estalló en mis manos el destino / escribir / única ruta hacia el mundo / me fui a Uruguay / ahora / reconociéndote / te conozco mejor que tú mismo te dije / tantas cosas te dije / pero lo cierto en verdad / es que la palma de mi mano buscó a Galeano / me busco en Galeano todavía / ahora / se dice que no has muerto / como el Che Zapata / como Sandino / ¿pero qué es este gran silencio / Eduardo? / mejor dicho / ¿dónde a qué hora nos veremos? / ¿Montevideo? / ¿Malvín a las 6 de la tarde el Brasilero? / ¿en el miedo ante la página en blanco / en las palabras mejores que el silencio? / ¿te veré en el espejo? / “los espejos están llenos de gente” / como también bastantemente las palabras / me cosquillea la mano / pasa la ternura tan de Juanito por mis dedos / con amor con dolor / como correteando un perro / como humito de cigarro / y no sé si volveré como las estaciones / a escuchar tu habla de corriente mansa / arpa en un mundo de vértigo / su ritmo lento / balanceándose como el mar / como las ramas como bailando / llameándolo por su nombre / a lo quieto en su belleza / en pos del horizonte / igual que si la concha preguntárase por los mares / igual en tu voz / como tu voz / brilla un amuleto que nunca muere / porque interminablemente escudriña mundos / que como el sol traigan otro día / pero volviendo a la poesía / a su silencio lleno de caminos / andá a saber por qué / me habla tapándome los ojos / a lo mejor para crujir como carbón encendido / a lo mejor para descalzar el crepúsculo / antes de volverse un sueño lleno de ti / en el sueño de Helena
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