Friday, November 30, 2007

Los demonios andan sueltos: ¡ IMPUNIDAD TOTAL !









Editorial
Infamia en la Corte

En una votación dividida, de seis contra cuatro, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) exoneró ayer al gobernador de Puebla, Mario Marín, de las acusaciones en su contra por la violación a las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho, al señalar que “no se puede afirmar sin controversia alguna que (Marín) tuvo la participación que se le imputa”.

De este modo, el máximo tribunal del país rechazó el dictamen elaborado por el ministro Juan Silva Meza, presidente de la comisión investigadora del caso, en el que quedaba sentado “un concierto grave de autoridades para violar las garantías individuales” de la comunicadora, en el que intervino de manera determinante el titular del Ejecutivo estatal.

La exoneración de Marín se da, en primer lugar, a contracorriente de una opinión pública generalizada que, a más de año y medio de conocer las ignominiosas conversaciones que el mandatario poblano sostuvo con el empresario Kamel Nacif, no ha cesado de condenar y de clamar justicia por una conjura evidente, urdida desde los altos círculos del poder político y económico, para golpear a una periodista. Pero sobre todo, la determinación judicial, por su escandalosa falta de ética y de congruencia, deja inermes ante la impunidad a los ciudadanos del país. Tras reconocer la existencia de un complot para atentar contra Cacho, y tras admitir la autenticidad de las grabaciones referidas, la evidencia fue minimizada por el ministro presidente del organismo, Guillermo Ortiz Mayagoitia, quien aseguró que la periodista fue objeto de “irregularidades menores” y no de violaciones graves, tras lo cual se decidió simplemente no hacer justicia.

El fallo de la Suprema Corte sienta un precedente sumamente preocupante, toda vez que convalida una afrenta contra la vigencia de las garantías individuales y el desconocimiento del más elemental sentido del civismo en el ejercicio del poder; se entrega así un mensaje de que, en lo sucesivo, cualquier funcionario público podrá atropellar los derechos de la ciudadanía –ya sea por voluntad propia o a petición expresa de algún empresario o de otra autoridad– , sin que ello se traduzca en sanciones en su contra, y se deja entrever que la justicia en este país se imparte sólo para quienes tienen dinero o poder mediático y no para el conjunto de la población.

No puede omitirse que la infamia aprobada ayer en el órgano superior de impartición de justicia tiene como telón de fondo el intercambio de apoyos entre el presidente Felipe Calderón, débil de origen por su falta de legitimidad y por los señalamientos de que surgió de un fraude electoral, los cacicazgos priístas estatales y las coordinaciones del Revolucionario Institucional en el Congreso de la Unión. Desde el último año del foxismo, y hasta el presente, la constante ha sido la impunidad para los priístas a cambio de reconocimiento a la administración que arrancó hace precisamente un año como producto de una elección impugnada y cuyos resultados no fueron esclarecidos por el empecinamiento del grupo en el poder.

Por lo demás, hay que señalar que, con la determinación referida, la porción mayoritaria de los magistrados que integran la SCJN renunciaron a la posibilidad de revertir la desconfianza generalizada que los mexicanos sienten respecto de las instituciones de impartición de justicia y que antes bien han concitado un velo de desaprobación hacia la institución. Tal estigma habrá de pesar sobre Salvador Aguirre, Mariano Azuela, Sergio Valls, Guillermo Ortiz, Olga Sánchez y Margarita Luna, con el agravante para las dos últimas de que, no obstante ser mujeres, evitaron sancionar un grave abuso en el que hubo una manifiesta misoginia y un claro ensañamiento de género, como puede apreciarse en las grabaciones referidas.

Ha de reconocerse, por último, la valía de los magistrados Genaro Góngora, José Ramón Cossío, José de Jesús Gudiño y el propio Juan Silva Meza, quienes hicieron honor a su compromiso con las leyes, no obstante las burlas de sus propios compañeros, y a pesar de no poder impedir un fallo que, en materia de credibilidad institucional, de impartición de justicia y de vigencia del estado de derecho, es sencillamente catastrófico.



Hubo irregularidades menores; insuficientes para considerar complot: Ortiz Mayagoitia
Sepulta la Corte agravios contra Lydia Cacho; Marín, exonerado

Sí está probado el quebrantamiento de derechos, sostuvo el ministro ponente Silva Meza

Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos se sumaron a la posición mayoritaria


Jesús Aranda

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó ayer (por seis votos contra cuatro) que no hubo violación grave a las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho Ribeiro y exoneró al gobernador de Puebla, Mario Plutarco Marín Torres, de las acusaciones en su contra.

Los ministros que votaron en favor del dictamen en el que se sostenía que sí hubo violaciones graves a las garantías individuales de Cacho Ribeiro fueron el ponente Juan N. Silva Meza, Genaro Góngora Pimentel, José de Jesús Gudiño Pelayo y José Ramón Cosío. Se pronunciaron en contra el presidente de la Corte, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Sergio Valls, Sergio Salvador Aguirre Anguiano y Mariano Azuela, así como las dos mujeres que forman parte de ese órgano: Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos.

Para el ministro Ortiz Mayagoitia la periodista fue objeto de “irregularidades menores” en el proceso penal en su contra, pero “la suma de datos menores” no es suficiente para considerar la existencia de un concierto de autoridades para afectarla.

Un “sí” con convicción

Visiblemente molesto, el ministro ponente, Juan N. Silva Meza, al emitir su voto aseveró que sí está probada la violación grave de las garantías individuales de Cacho.

“Un sí monosilábico, pero que encierra todo el contenido de una convicción plena que tiene sustento en una investigación seria y profesional, realizada por mandato de este tribunal pleno, y que nos lleva a determinar nuevamente la expresión de una convicción que he reiterado en cada uno de mis informes. Tengo la convicción plena de que en un Estado constitucional y democrático de derecho, la impunidad no tiene cabida”.

Después de la votación, Ortiz Mayagoitia propuso a Silva Meza que “engrosara” el documento final, a lo que éste se rehusó.

En cambio, aceptó con gusto elaborar el documento Aguirre Anguiano, quien había desacreditado la ponencia de Silva Meza al afirmar que se basaba en información de Internet, y en la sesión de ayer aseveró que Cacho mintió.

“Reconozco ante todo su derecho de escribir lo que le plazca; reconozco ante todo su derecho a publicar lo que le plazca; reconozco que no podrá haber acciones penales hoy por hoy en contra de ella si calumnia, en el caso de que lo haga, pero lo que no reconozco es su derecho a cambiar las versiones de lo que pasó.”

Aguirre dijo que cuando Cacho llegó a Puebla (después de 20 horas de viaje en un vehículo acompañada sólo por agentes varones), personal de la Comisión de Derechos Humanos de esa entidad le preguntó si había sufrido incomunicación, tortura o presiones de alguna naturaleza, “y consta que dijo que no”. Agregó: “yo no creo en las torturas durante la captura”, y tan se defendió, que “ya fue exculpada de las acusaciones de que fue objeto”.

Ortiz Mayagoitia indicó que si bien la comisión investigadora acreditó “actos indebidos” en el arresto y traslado de la periodista, “éstos constituyendo violaciones a sus garantías individuales no adquieren el calificativo de graves”.

De nada valieron los argumentos de Cossío y Góngora, quienes sostuvieron que se demostró la concertación en “todo el flujo de irregularidades” que rodearon el proceso penal, desde que Kamel Nacif presentó la demanda contra Lydia Cacho por calumnia y difamación, hasta su detención ilegal y traslado a la capital poblana.

Agregaron que las llamadas telefónicas entre colaboradores de Marín y funcionarios de la procuraduría y del Tribunal Superior de Justicia de esa entidad en momentos clave, hablan también de la confabulación.

Si bien el pleno ratificó en votación previa que la conversación entre Marín Torres y Kamel Nacif (en la que el mandatario poblano señaló que le había dado un “pinche coscorrón” a “esa vieja cabrona” para que entendiera “que en Puebla se respeta la ley y que no hay impunidad”) era sólo una hipótesis y no una prueba, los ministros dijeron que ni Nacif ni Marín desmintieron ante la comisión investigadora la veracidad ni el contenido de la grabación.

Góngora agregó que una teoría jurídica sostiene la responsabilidad por el mando, conforme a la cual los superiores son los arquitectos del sistema, es decir, “son los autores intelectuales de las acciones de sus inferiores”.

Y los principios jurídicos universalmente aceptados le dan gran peso a las llamadas que salieron de la oficina del secretario particular del gobernador. “¿Qué secretario particular actúa motu proprio en un caso tan grave?, ¿qué autoridades superiores de un estado deciden, en un momento determinado, ¡vamos a hacer esto!, sin avisarle al gobernador?”

De los 10 ministros que dictaminaron el caso –Fernando Franco está fuera del país en comisión, según información oficial–, sólo tres aceptaron en su totalidad el informe que responsabilizaba al gobernador poblano: Silva Meza, Góngora Pimentel y Gudiño Pelayo.

Cossío se refirió a la violación grave de garantías individuales y a la concertación de funcionarios, pero por la forma en que se desarrolló la votación no emitió postura sobre quiénes eran responsables.

Sánchez Cordero dijo que Lydia Cacho fue objeto de tortura sicológica durante el trayecto de Cancún a Puebla, pero eso no implicaba violación grave de sus garantías individuales, porque podía defenderse con los mecanismos jurídicos existentes, e hizo un llamado para que las autoridades de Quintana Roo que investigan las redes de pederastia asuman un compromiso “social y político” para que investiguen esos hechos “reprobables”, hasta las últimas consecuencias.

Lo anterior, después de que un día antes la Corte dejó fuera de la discusión del informe lo relativo a explotación sexual infantil.

Luna Ramos y Aguirre Anguiano mantuvieron la postura de que el informe de Silva Meza no podía ser tomado en cuenta porque estaba viciado de origen, al considerar que la conversación de Marín y Kamel fue grabada ilegalmente.

Azuela y Valls admitieron que la conversación debía tomarse en cuenta como base para la indagatoria, pero consideraron que no había elemento alguno que acreditara la violación grave de garantías, postura que en términos generales compartió Ortiz Mayagoitia.

Esta vez, ni Lydia Cacho ni su defensa legal asistieron a la sesión. Sí lo hicieron los abogados de Marín: Alonso Aguilar Zinser y Fabián Aguinaco, y el consejero jurídico del gobierno de Puebla, Ricardo Velásquez Cruz. Quizá éstos ya conocían el desenlace.





Facilitó a la PGR no ejercer acción penal contra cómplices de Marín: Xavier Olea
La decisión de la Corte, jurídicamente inaceptable, afirman constitucionalistas

El abogado de Lydia Cacho Ribeiro prevé que la procuraduría cerrará el caso


Alfredo Méndez

“La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) perdió ayer la oportunidad de demostrar que en nuestro país no existe impunidad” y, por el contrario, “dejó en claro que el poderoso siempre tendrá la razón y pasará por encima de quien sea”, sostuvo Xavier Olea Peláez, abogado de Lydia Cacho Ribeiro.

En entrevista telefónica, el penalista aseguró, sin mencionar nombres, que hubo ministros que de último momento cedieron a “presiones políticas” y cambiaron el sentido de su voto.

El pasado martes, cuando inició la discusión del caso, las ministras Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos dejaron entrever que avalarían el dictamen elaborado por Juan N. Silva Meza, pero ayer cambiaron de parecer y votaron con el bloque que determinó absolver al gobernador de Puebla, Mario Marín Torres.

Por otra parte, los constitucionalistas Raúl Carrancá y Rivas, Elisur Arteaga Nava y Clemente Valdés lamentaron la decisión de la Corte, que falló en favor del llamado góber precioso.

Entrevistados por separado, consideraron que los costos políticos para la Corte serán graves, porque afectarán su credibilidad. Además, sienta precedente de lo que podría ocurrir en el caso de la investigación que realiza una comisión de ministros en Oaxaca por presuntas violaciones a las garantías individuales que se imputan al gobernador Ulises Ruiz.

Carrancá refirió que estuvo pendiente de la sesión sobre el caso de Lydia Cacho, y por eso “sostengo que es una barbaridad el argumento de la Corte; es inaceptable jurídicamente que los ministros hayan dicho que no podían avalar como prueba una grabación (entre Marín y Kamel Nacif) porque es contraria a derecho; ¿entonces qué?, ¿lo que ahí se dijo no existió?

“El contenido de esa llamada representa hechos reales; la Corte no iba a procesar a nadie, sólo a señalar moralmente la gravedad de esos hechos. Sólo faltó que nos dijeran: ‘eso (la llamada) no lo oíste’. ¿Cómo que no lo oí? ‘Sí, no lo oíste porque fue grabado ilegalmente’. Y eso es una barbaridad. Admito que la grabación fue ilegal, pero lo oí, todos lo oímos, y ahí el derecho no puede contradecirse y resolver que no existió lo que sí aconteció. Con esto la Corte pierde credibilidad.”

Elisur Arteaga también consideró que la SCJN pagará un costo político muy alto, porque los ministros no dejaron satisfechas las expectativas que generaron cuando determinaron ejercer su facultad de atracción del caso Cacho-Marín.

“Una investigación de esta naturaleza tiene alcances limitados; aunque la Corte sí tenía posibilidades de hacer un pronunciamiento no vinculante (contra el gobernador de Puebla), por alguna extraña razón que desconozco no lo hizo.”

Clemente Valdés manifestó que “(la resolución) es lamentable y desde el punto de vista procesal es totalmente inadecuada; en el otro aspecto (constitucional), éste nos lleva a una situación diferente, porque lo que está en juego no es la defensa de las libertades fundamentales o garantías constitucionales de una persona profesional del periodismo; tampoco están en juego las arbitrariedades cometidas con ella (Lydia); lo que está en juego es si un gobernador que tiene el control de sus empleados estatales puede, de manera totalmente impune, hacer lo que quiera dentro de su territorio y puede pedirle a otro señor feudal que domina en otro estado del país que le empaque y le envíe a alguna persona para que él pueda hacer lo que quiera con ella”, indicó.

Para Xavier Olea, la resolución de la Corte abona el camino para que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos relacionados con Actos de Violencia en contra de las Mujeres (Fevim), de la Procuraduría General de la República (PGR), pueda justificar su intención de decretar el no ejercicio de la acción penal en favor de los funcionarios estatales y policías judiciales que tuvieron comunicación entre sí para coordinar la detención de Lydia Cacho en diciembre de 2006.

Aseveró que la PGR terminará por enviar un desglose de los hechos a las procuradurías de Quintana Roo y de Puebla para que realicen sus propias pesquisas sobre la existencia de posibles delitos del fueron común cometidos contra Lydia Cacho, “y cuando esto ocurra, ni modo que se castiguen entre ellos; cerrarán el caso”, puntualizó.

Para Olea quedó claro que la Fevim, que encabeza Alicia Pérez Duarte, mantuvo congelada la averiguación previa que se inició a partir de la denuncia que presentó Cacho Ribeiro por presuntos actos de tortura sicológica en su contra durante el tiempo en que estuvo detenida en Cancún y trasladada a un penal de Puebla.

Olea Peláez recordó que la fiscal especial ya tenía en 2006 una conclusión previa, mediante la cual buscaba solicitar la aprehensión de los policías que capturaron a Lydia Cacho, pero el ex procurador general Daniel Cabeza de Vaca, primero, y después el actual titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, le ordenaron no consignar el expediente hasta que la Corte se pronunciara sobre el caso.


Impunidad de los demonios

Editorial EL UNIVERSAL

30 de noviembre de 2007

Lydia Cacho ha narrado de qué manera policías quintanarroenses la entregaron irregularmente a policías poblanos y fue sometida a intimidaciones y amenazas, tratos indebidos y hasta un intento de asesinato, cuando aserraron los tornillos del vehículo en que fue llevada de Cancún a Puebla. Bajo esas circunstancias, ¿se puede confiar en la actuación de “otras instancias” que no sean la Suprema Corte?

Pese a ello, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) concluyó que no se demostró la existencia de violación grave a los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho, en términos del artículo 97 constitucional. Qué mal mensaje envían los ministros a las mujeres mexicanas.

Desde su decisión del martes pasado, de que no contemplan a las redes de pederastia y pornografía infantil por considerar que no forman parte de esta investigación, se perfilaba la intención de la SCJN de no entrarle al tema.

Esta historia parece estar siendo contaminada, por una parte, por remilgos de jurisperitos y, por la otra, por el riesgo de que los resultados tengan repercusiones en las complicadas negociaciones políticas que se dan en el Congreso.

El atropello de los derechos individuales es muy serio, pero hay un agravante más si la violación tiene por objeto proteger a una banda de pederastas al servicio de personas de influencia social, económica y política, y en salvaje ofensa de niños y niñas mexicanos, según la versión de Cacho.

Este hecho no puede separarse del otro, porque fue su causa principal. No se dieron ambos sucesos aisladamente, sino al contrario, y si la periodista fue víctima en uno, en el otro las víctimas, menores se edad, son más, de acuerdo con los datos publicados.

Esa denuncia merece investigarse seriamente, con dictámenes periciales por medio de una entidad menos influible por el poder, en teoría, como la SCJN.

También hay evidencias de grabaciones telefónicas, ilegalmente realizadas, en las que queda claro que hubo una acción coordinada entre el gobernador poblano y el fabricante textil Kamel Nacif para dar un escarmiento ejemplar a la escritora.

No importó a los más altos integrantes del Poder Judicial que el propio presidente Felipe Calderón haya señalado esta misma semana que en México más de 30 millones de mexicanas sufrieron alguna forma de violencia el año pasado.

Pesaron más los tecnicismos y argumentos legaloides para salir del paso y desconocer la gravedad de las denuncias involucradas: primero en el caso de las abusadas sexualmente y después en los excesos en la impartición de justicia personalmente asumidos por el gobernador de Puebla, Mario Marín.

Nos encontramos ante un nuevo reto del Poder Judicial de la Federación, que ha retrocedido en el anhelo social de una administración de justicia independiente a los intereses de los poderosos. Algo hay que hacer para revertir esta serie de decisiones.

Thursday, November 29, 2007

por www.somosuno radio.org: La Casa de la Neta

A un programa de cumplir un año de La Casa de la Neta, hemos preparado un programa para este viernes de 7 a 8 tarde-noche de antología:




En la música: Sara Valenzuela, Aretha Franklin, Louis Armstrong; Jaramar, Dr. Deseo, Jumbo, El Gran Silencio, José Cruz, Espantosas X, La Lupita; Aterciopelados, Kinky & más.



En el rollo festivo: Un año de SomosUno Radio, Luis Carlos Ugalde acepta: La falta de reglas claras en la legislación electoral permitieron los abusos de Fox y de los empresarios vendepatrias ! Jaramar en el Forum Universal de las Culturas & más.





Rostros y presencias que hicieron posible 48 programas de La Casa de la Neta




Nos mandó una felicitación La Unión de Luchadores Profesionales y su Pleyade de personajes del Olímpo ¡ lo que nos enloquece de gusto !

Sara Valenzuela su música y voz siempre presente !

Una vez más, gracias a Germancito Martínez, se manifiesta el rostro verdadero del panismo


“Vamos a chingar al `peje`”, vociferaba Germán Martínez durante el proceso de desafuero de AMLO

Proceso

* Da Espino nueva versión del juicio contra el entonces jefe de Gobierno del DF, en el diario El Centro

México, D.F., 28 de noviembre (apro).- A las dos versiones sobre el desafuero contra Andrés Manuel López Obrador difundidas recientemente –la del libro La Diferencia, radiografía de un sexenio y la del periódico El Universal--, se sumó hoy una tercera, la del diario El Centro que publica, en primera plana, una entrevista inédita con el presidente nacional saliente del PAN, Manuel Espino, sobre el mismo tema.

La entrevista fue realizada en 2006 por el director editorial de ese diario, Salvador Camarena, y en ella Espino revela que, durante el proceso de desafuero contra el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, el entonces diputado federal y ahora candidato único a la presidencia nacional del PAN, Germán Martínez, vociferó: “Vamos a chingar al peje…”.

Además, Espino refirió que los felipistas --Germán Martínez, Juan Molinar Horcasitas y, en general, la bancada panista en la Cámara de Diputados--, eran los que estaban empeñados en descarrilar a López Obrador.

“Ya el equipo de Felipe (Calderón), que venía de tiempo atrás con esa idea, querían desde entonces tronarlo. Es que era muy tentador, `si nos tronamos a éste, nos quedamos con el PRI, que está todo fregado, hay que torcer al Peje`”.

Según el texto publicado por el diario capitalino, los felipistas se aprovecharon también de que el presidente Vicente Fox estaba caliente contra López Obrador –“si estaba; ese es un hecho”--, y eso calentó el tema en el Congreso, reveló Espino.

En los hechos, dijo el saliente dirigente de Acción Nacional, “se llevaron a Los Pinos al baile”.

“Desde la teoría era muy atractivo decir: nos fregamos a López Obrador y nos quedamos con el PRI que está chiquito”, señaló.

Espino precisó que “hubo ahí un tirón, una tensión fuerte, que motivó dos encerronas en su rancho. Me acuerdo que, la primera vez que fui, me fui hasta disfrazado de campesino”.

En al reunión del 23 de abril de 2005 en el rancho San Cristóbal, Espino tomó notas. De lo que ahí se discutió, escribió un documento donde anticipaba una salida, que incluía “acciones de gobierno para pagar el costo: cambio en la PGR”.

Cuatro días después, Fox anunció la salida del entonces procurador General de la República, Rafael Macedo de la Concha, quien había llevado el caso del desafuero.

El liderete del IMSS pacta a espaldas de los trabajadores...


De Buen
Dan a conocer la carta de renuncia a la asesoría jurídica que daban al sindicato
De Buen y Alcalde reiteran que pacto del SNTSS afecta a los trabajadores

Señalan que al modificar el régimen de jubilaciones y pensiones se pierden derechos

Los argumentos de los abogados no fueron tomados en cuenta para la revisión contractual

Carolina Gómez Mena


Los abogados Néstor de Buen y Arturo Alcalde Justiniani dieron a conocer ayer la carta de renuncia a la asesoría jurídica que prestaban al Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), luego de que se señaló que el líder de dicho gremio, Valdemar Gutiérrez Fragoso, pactó a espaldas de los trabajadores modificaciones al régimen de jubilaciones y pensiones (RJP) de los empleados de nuevo ingreso.

A un día de que el citado líder sindical culpó tanto a su antecesor, Roberto Vega Galina, como a los dos abogados referidos de haber fraguado desde octubre de 2005 el mencionado cambio al RPJ, y ahora pretender inculparlo a él, Alcalde Justiniani y De Buen hicieron llegar a este periódico el documento en el que se establecen las razones por las que dejaron de ser representantes legales del SNTSS.

En dicho escrito, de dos páginas, fechado el 22 de octubre de 2007, en el cual se aprecia el sello de recibido por parte de la secretaría general del sindicato el 23 de octubre pasado, precisan que sienten y les duele mucho tener que concluir su relación con la organización, pero advierten que lo que más les afecta son las consecuencias que tendrá la aplicación del acuerdo del RJP en los trabajadores de futuro ingreso.

“Lamentamos mucho que este sea el final de una relación que nos enorgullecía, al haber participado en la asesoría legal de este gran sindicato. Nos duele por nosotros mismos, pero sobre todo por las consecuencias que con toda seguridad se producirán en perjuicio de los futuros trabajadores.

“Rogamos se tomen las medidas para revocar los poderes que nos han sido otorgados, tanto de manera general como en algunos casos concretos”, concluye la carta.

En párrafos anteriores los abogados exponen a Gutiérrez Fragoso que lo que él les ha señalado respecto a la modificaciones al régimen no son lo que ellos consideran adecuado para los trabajadores, y le recuerdan la reunión a la que los convocó el pasado 9 de octubre con el director del instituto, Juan Molinar Horcasitas, a menos de una semana de que comenzara el congreso nacional del SNTSS.

Le subrayan que en esa oportunidad le plantearon que no debía procederse en tal sentido y apuntan que después de esa junta y de los comentarios expuestos por ellos, fueron “excluidos del proceso final de la pasada revisión contractual, incluyendo el congreso celebrado en Mérida”. Con estas puntualizaciones dejan en claro que a partir del momento señalado no hubo participación de ellos en lo relacionado con el congreso y con lo que en él se expondría.

Cabe señalar que el martes, el líder del SNTSS aseguró que la propuesta sobre los principios de acuerdo para celebración de un convenio entre el instituto y el sindicato fue presentada y elaborada por los litigantes, lo que el mismo día De Buen negó rotundamente.

En la misiva de renuncia también se lee: “discutimos ampliamente contigo la improcedencia de aprobar la propuesta del IMSS sometida a la absurda condición de que si no se aprueba en un término perentorio, el régimen de jubilaciones y pensiones será sustituido por la simple aplicación de la Ley del Seguro Social.

“Esa fórmula pone en manos del instituto el no llegar a un convenio, con lo que la derogación de las cláusulas concertadas hasta ahora en relación con los trabajadores de nuevo ingreso se convierte en una solución elemental, tan simple como cerrar la puerta a cualquier discusión a propósito de ese tema, con lo que habrán perdido derechos que derivan del RJP.”

Wednesday, November 28, 2007

Tuesday, November 27, 2007

Blogósfera



Impunidad y contubernio

Recorrer el país de Baja California a Yucatán o de Matamoros a Tapachula en el sureño estado de Chiapas es una experiencia por demás extraordinaria. Vemos con asombro las contradicciones de un país que siempre está del lado de las economías alternativas, antes se les denominaba: en vías de desarrollo, con un vecino al norte poderoso, gobernado por robocop Bush y al sur con un país centroamericano donde la migración y la pobreza va de la mano con muchos de los problemas que padecemos en México.
Conocer pueblos y ciudades en el altiplano mexicano, recorrer la tediosa carretera de Matehuala a la ciudad de San Luis Potosí, vemos un paisaje seco, semiárido, donde las palmillas se confunden con mexicanos pobres que se apilan en pequeños grupos, seguramente familias, a la orilla de la carretera para mendigar y apelar la generosidad de los viajantes que en su mayoría pasan sin ver una realidad que fue gestándose a lo largo de la colonia, los primeros años independientes y después de la revolución más importante del siglo veinte, sin embargo, ese proceso fue configurando castas, complicidades, cacicazgos; portentosas fortunas en manos de unas cuantas familias que fueron transformando al mejor estilo kafkiano, para convertirse en todos somos gregorios samsa y poder adaptarse a los tiempos que se vivían. Protección e impunidad, así vemos como en la riquísima Huasteca, donde se encuentran varios estados, la explotación de jornaleros y campesinos, empleados y dependientes en las pequeñas ciudades, es la constante, miserables salarios, jornadas de trabajo que superan las doce horas y un fenómeno que no ha desaparecido y que se expresa de manera contundente en los procesos electorales locales y federales, cuando el clientelismo político toma forma en una masa que vota por el tricolor.
Los analistas asombrados por la recuperación del Partido Revolucionario Institucional en todos los comicios locales posteriores al federal del 2006, donde el partidazo lejos de morir de inanición muestra una fuerza que se ha mantenido gracias a las alianzas con el partido azul, así que donde gobierna el PAN, no se tocan a los caciques que ostentan poder económico y político que son quienes sostienen en realidad una estructura necesaria para la sobrevivencia de un instituto político putrefacto que aún muerto desde los tiempos de Miguel de la Madrid Hurtado, sigue vivo.
En Chiapas, por ejemplo, a pesar de tener documentados la existencia de grupos paramilitares, asesinatos masivos como el de Acteal, inteligencia del gobierno federal, no informa y las instancias de impartir justicia, no hace nada para castigar a quienes violan las leyes, por el contrario y gracias al contubernio de poderes económicos y políticos, las estructuras de control que fueron consolidándose después del proceso revolucionario de 1910, estas siguen intactas. Las pavonadas de un Mario Marín – protege pederastas - en Puebla, la arrogancia y prepotencia del asesino de Antequera: Ulises Ruíz, así como el pestilente gobernador de Coahuila, quien persigue y amenaza periodistas; son producto de la impunidad que padecemos en nuestro país y concluyo con una reflexión: si aspiramos a ser un estado democrático, en este, la impunidad no tiene cabida.


Fraude: un insólito éxito económico y de crítica


El documental Fraude de Luis Mandoki ha tenido una respuesta disciplinada de los simpatizantes de Andrés Manuel, sin embargo, no solamente se han visto abarrotadas las salas cinematográficas por la ola pejista, no, ciudadanos comunes y corrientes han acudido al llamado del morbo, pero también porque la impresión ya generalizada de que hubo fraude en la elección federal del 2006 en perjuicio de Andrés Manuel López Obrador y de la coalición que lo postuló: por el bien de todos: Primero los Pobres, al grado de que el comentario en pasillos, cafés, en la calle: hubo fraude !
El trabajo de Luis, si bien, un tanto artesanal por los medios utilizados, es de gran valía narrativa, ágil y permite que el espectador valore, piense y reflexione, sobre un evento que cimbró a una sociedad adormilada por la religión y el circo mediático de las televisoras y el deporte nacional: el futbol.


SomosUno Radio

La estación de radio por Internet que trasmite para la IV República y el mundo cumple un año de trasmisiones. Con un noticiero que se trasmite de lunes a viernes de 20:00 horas a 21:30 y un sinnúmero de programas de temas diversos y controvertidos, hasta programas musicales, ha logrado captar la atención del cibernauta, pero también de ciudadanos que pugnan por que esta señal pudiera trasmitirse por la frecuencia modulada o am.
Es menester mencionar que con más de 230 noticieros y más de 950 horas de producción radial que ha contado con la colaboración de comunicadores independientes, luchadores sociales, especialistas en cuestiones de género, medicina, leyes, etc., pero sobre todo jóvenes que han venido a enriquecer un proyecto que se gestó gracias a las Redes Ciudadanas de Nuevo León y al empuje de profesionales que han dedicado tiempo y esperanza a un medio alternativo de comunicación que tiene una basta presencia en el país. Enhorabuena a quienes están de manteles largos y trabajando para ver que se hará en los próximos doce meses; mientras tanto se comunica al respetable que durante los próximos días se estarán trasmitiendo los programas que a juicio de sus conductores y productores fueron los más representativos producidos a lo largo de doce largos meses.

Monday, November 26, 2007

AMLO en el oráculo de Roger Bartra

Entrevista Manuel Camacho Solís. Colaborador lopezobradorista

Camacho: AMLO evitó la ruptura de la izquierda


El ex regente responde al investigador Roger Bartra, quien dijo que el ex candidato presidencial del PRD “es un lastre” para el movimiento progresista mexicano. El tabasqueño, revira, es un elemento unificador.


Manuel Camacho Solís es la voz que habla por Andrés Manuel López Obrador. A un año de que el tabasqueño fue ungido como presidente legítimo, el ex regente capitalino afirma que, gracias a “un cambio gradual”, el perredista ha ido asimilando y digiriendo la derrota electoral de 2006.

Precisa que López Obrador no desechará su percepción de que el año pasado hubo un fraude electoral —y, por tanto, para él, Felipe Calderón seguirá siendo un “usurpador”—, pero asegura que, conforme han transcurrido los meses, el ex jefe de Gobierno capitalino acepta la realidad de que el panista es “el Presidente formal” de México.

Durante una larga charla realizada en sus oficinas de las Lomas de Chapultepec, Camacho Solís refuta, a nombre de López Obrador, las afirmaciones del analista Roger Bartra, quien, en entrevista publicada el domingo pasado en MILENIO, consideró que AMLO “es una lastre para la izquierda”:

“Andrés Manuel sí se ha reinventado: ni siquiera está obsesionado con ser candidato o Presidente en 2012. Eso ya no tiene importancia para él. Lo que es realmente trascendental para él es liderar un movimiento social en gestación que crezca, se solidifique y amplíe. Si en 2012 hay alguien con mejores posibilidades de encabezar una candidatura presidencial de izquierda, Andrés Manuel se hará a un lado”, asegura Camacho Solís.

El ex comisionado para las paz durante el conflicto de Chiapas en 1994 confirma que hace unas semanas iba a darse una gran ruptura en la izquierda —cisma que iba a ser anunciado el domingo pasado—, pero López Obrador tejió un gran acuerdo político con todas las corrientes del PRD y sus aliados en el Frente Amplio Progresista (FAP) a fin de evitar tal división, que “hubiera terminado con la izquierda mexicana”.

* * *

Enfático casi siempre, incómodo por instantes ante algunas preguntas, Camacho Solís elabora un extenso “análisis político” para defender durante más de una hora lo que López Obrador ha hecho a lo largo de un año. De las argumentaciones de quien fue líder del extinto Partido de Centro Democrático surgen conceptos breves y rotundos.

Así, sobre López Obrador, dice:

—Él acepta ya que Calderón es “el presidente formal” de México, pero nunca va a avalar que el panista sea el presidente legítimo, porque está convenido de que hubo fraude.

—Con el tiempo ha ido asimilando la derrota de 2006, digiriendo que él no es presidente, aunque está convencido de que no perdió y, por ello, obviamente, no va a digerir que el otro sea presidente.

—Prefiere pagar el costo político de no ser candidato o presidente en 2012 antes que modificar su línea política dura ante lo que acontece hoy en el país y que él previó: desempleo, carestía, cobro de facturas (como la cesión de Aeroméxico al ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial José Luis Barraza). Eventualmente, ante unos comicios, lo hará: se correrá al centro. Si se moderara ahora sería percibido como un traidor, y eso lo liquidaría políticamente.

—Andrés Manuel no está cavando su tumba ni creando una Numancia para la izquierda: sobrevivió políticamente (prácticamente sin estar en la televisión), no llevó al país a una confrontación, evitó la ruptura de la izquierda, y mantiene vivo un movimiento político.

* * *

En cuanto al primer año de la presidencia legítima, dice:

—Fue un simbolismo que le decía a la gente: No voy a negociar con Calderón y no me vendo.

—Hubo una declinación en cuanto a la intención del voto y a la imagen de Andrés Manuel, pero eso ya empieza cambiar. Hoy todavía tres de cada diez mexicanos piensan que hubo fraude.

—Lo importante para Andrés Manuel hoy es mantener vivo el movimiento para tener posibilidades de ganar en 2009 con una izquierda unida.

—Decir que lo que estamos haciendo nos lleva al triunfo irremediable y absoluto me parece una tontería tan grande como decir lo contrario, que nos va a llevar al fracaso.

—Que un año después de que te quedas sin la Presidencia vayas a los pueblos —sin lana— y la gente salga a apoyarte sin acarreos, y que todavía 30 por ciento de la gente crea que tienes la razón, a pesar de que estás marginado de la televisión; oye, eso es sobrevivir en la política, eso es eficacia.

* * *

Acerca de la izquierda, confirma que:

—El domingo pasado se iba a anunciar un gran cisma (tanto en el PRD como en el FAP); Andrés Manuel iba a tener que fijar su posición: “O nos quedamos o nos vamos y nos enfrentamos a toda la clase política, incluida la perredista”; el rompimiento estuvo cerca, muy cerca, hubo un gran riesgo; AMLO evitó la ruptura: tejió y encabezó un pacto que la evitó; todos se portaron a la altura —Jesús Ortega, Alejandro Encinas, Guadalupe Acosta, Alberto Anaya (PT), Dante Delgado (Convergencia)…—; todos —empezando por él— tuvieron que ceder algo para asegurar la unidad del movimiento.

—Se llegó a un acuerdo: no más pretensiones hegemónicas: puede haber diferencias ideológicas. Tienen que coexistir radicales y moderados; los gobernadores no pueden pelearse con el gobierno federal; los legisladores tienen que negociar o van a perder todas las votaciones; el partido y el FAP tiene que ganar elecciones, y el papel de Andrés Manuel es no tener que sujetarse a todo eso, conservar la unidad y coherencia del movimiento, y mantener la presión social.

—Si AMLO hubiese sido echado del PRD no hubiese dejado de luchar: hubiese participado en “otra fuerza política”, o hubiese “formado otro partido”, y, dividida, se hubiera acabado la izquierda en México.

—Si AMLO fuera expulsado de la izquierda, o lanzado al ostracismo, sería el festín de la derecha: sin AMLO la izquierda no gana elecciones.

Andrés Manuel López Obrador y su movimiento, en voz de Manuel Camacho Solís.

Juan Pablo Becerra-Acosta M.

Entrevista • Roger Bartra. Analista de la izquierda
“AMLO se va a marchitar penosamente”

El sociólogo y académico de la UNAM desmenuza con severidad y contundencia las consecuencias que ha tenido en el PRD la presidencia legítima del tabasqueño.

Meticuloso, agudo, tranquilo y emotivo a la vez, Roger Bartra, analista y observador permanente de la izquierda mexicana, disecciona con filoso escalpelo a Andrés Manuel López Obrador y a su movimiento “insurgente” (así lo califica), a un año de que el perredista se proclamó presidente legítimo. El extenso análisis hecho durante la entrevista por Bartra —investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y uno de los primeros intelectuales y académicos de la izquierda que criticó profundamente al tabasqueño el año pasado— deriva en conceptos breves, contundentes. Así, el antropólogo y doctor en sociología por la Sorbona de París, de 65 años, dice sobre López Obrador:

—“No era un peligro para México —yo nunca coincidí con esa terrible y excesiva idea—, pero sí es un lastre para la izquierda”.

—“Es una fantasma que lanza estocadas al aire”.

—“Es una versión tragicómica del realismo mágico latinoamericano” .

—“Además de conservador, es reaccionario: busca la restauración del nacionalismo revolucionario populista”.

—“Quiere restaurar un subproducto, un desecho de la crisis de la dictadura perfecta (Mario Vargas Llosa dixit)”.

—“Encabeza políticas no sólo reaccionarias, sino primitivas de la izquierda”.

—“Es un fundamentalista sin fundamentos”.

—“La clase media ya no le teme… porque perdió; si vuelve se volverá a asustar”.

—“Lo ideal sería que rectificara y se reinventara”.

—“Si no cambia, le va a pasar lo mismo que a (Cuauhtémoc) Cárdenas, (quien en su segunda y tercera candidaturas presidenciales quedó en tercer lugar con porcentajes testimoniales)” .

—“Si no cambia, está liquidado políticamente: podrá ser candidato presidencial otra vez, pero volverá a perder”.

—“Terca y asombrosamente se mantiene en la misma línea que lo llevó al fracaso. No ha cambiado un ápice”.

—“Si inmolara su figura política y se marginara electoralmente, la izquierda podría salvarse y recuperarse”.

—“En el extremo y, paradójicamente, su arrogancia podría llevarlo a declinar en 2012 por Marcelo Ebrard (quien le haría todavía más daño a la izquierda: se confirmaría la priización de ésta, porque Ebrard representa las posiciones más atrasadas y priístas de la izquierda), o por Lázaro Cárdenas Batel (él representa una línea más socialdemócrata, con gente como Jesús Ortega)”.

* * *

Al hacer un balance de un año de presidencia legítima de López Obrador y de su movimiento opositor, el hijo del poeta y prosista catalán Agustí Bartra, exiliado en México a causa de la Guerra Civil española, dice:

—“Es como un chivo en la cristalería de la democracia. Y de la izquierda”.

—“Es un fracaso en todos los campos (el fracaso más evidente fue el electoral: el PRD perdió todo y el triunfo en Michoacán se debió, entre otras cosas, a la ausencia de López Obrador en la campaña)”.

—“Es una insurgencia estéril y paralizante”.

—“Es un fundamentalismo vacío, sin dogmas políticos o religiosos”.

—“Es como un circo sin poesía”.

—“López Obrador tenía dos opciones: la vía de la inteligencia y la vía del ridículo. Desgraciadamente abandonó la primera y optó por la última. Y esta vía ridícula lo llevó a un callejón sin salida. La vía inteligente era la construcción de una alternativa sensata de contraposició n”.

—“No gestó un movimiento social o popular, sino un cacicazgo que tiene bases de simpatía o apoyo, pero que se le va a deshacer porque es una masa desestructurada y desalentada”.

* * *

Sobre lo que le ha pasado a la izquierda en este año de presidencia legítima, el autor de diversos libros y textos sobre el poder y la cultura, dice:

—“La izquierda lleva un año restañando los destrozos y la herida que dejó López Obrador”.

—“La izquierda lleva un año barriendo la basura que dejó la campaña y la protesta poselectoral. Y van a seguir barriendo durante los próximos años, porque mientras persista esta presidencia legítima va a continuar el tiradero y los destrozos para la izquierda”.

—Para la izquierda ha sido un año de retroceso en cultura política, y de fracaso casi catastrófico en lo electoral”.

—“Si mantiene la línea de AMLO, el futuro de la izquierda será un tercer lugar testimonial (las elecciones federales del 2009 serán un terremoto)”.

—“Ha habido algunos intentos de cambiar la línea de López Obrador en la Cámara, en el Senado, en el último congreso perredista, y con la ayuda de algunos gobernadores como Lázaro Cárdenas y Amalia García, pero siempre están acechados, vigilados, y son hasta atacados, como le sucedió a Ruth Zavaleta”.

—“El PRD tiene un vocero —Gerardo Fernández Noroña— (aunque es más vocero de López Obrador), que cada vez que habla, la izquierda pierde 100 mil votos. Y habla mucho…”

* * *

¿Se perdió el futuro de la izquierda con Andrés Manuel?

Pues por lo menos le puso un largo paréntesis. De todas maneras, dentro de mi pesimismo veo algunas luces: la inmensa masa de izquierda democrática que hay en este país y que está por todos lados: en la prensa, en los barrios, en la intelectualidad, en los partidos, en grandes sectores de la clase media, en estudiantes, en profesionistas y, ni hablar, en las clases populares, a pesar de los sectores duros. Hay fuerzas de izquierda democrática muy importantes alojadas en el país. Y pueden emerger...

¿Ve un final desgraciado de López Obrador?

Bartra hace un largo silencio: “Desgraciado, trágico, no, en el sentido de que no está escrito, no está en su destino el desaparecer trágicamente. Yo creo que más bien va a ser un lento proceso de marchitamiento. Se va a marchitar lentamente, penosamente, difícilmente. Y exactamente parte de eso ha sido esta presidencia legítima…”

Juan Pablo Becerra-Acosta M.

Sunday, November 25, 2007

Imágenes en una linterna mágica



Sergio Pitol

Ilustración de Huidobro

Las primeras novelas de Sergio Galindo me evocan La linterna mágica, de José Tomás de Cuéllar, esa obra maestra de cuadros costumbristas del México decimonónico.

¿Qué es una linterna mágica?

El diccionario manual de la Real Academia la define de esta manera: “Aparato óptico con el cual, por medio de lentes, se hacen aparecer, amplificadas sobre un lienzo o pared, figuras pintadas en tiras de vidrio intensamente iluminadas”.

Ese aparato se empleaba como un medio de diversión infantil, pero también para juegos de salón de alta espiritualidad. Goethe disfrutaba en Weimar, para deleite de su selecto círculo, en proyectar, por medio de una linterna mágica fabricada para él por un famoso artesano de Karlsbaad, a los personajes de sus obras, mientras declamaba algunos de sus monólogos predilectos. El auditorio veía las sombras de Mefistófeles, de Margarita, del doctor Fausto, detenidos en la pantalla y oía al maestro recitar los parlamentos y monólogos que les correspondían. Las damas y caballeros elegantes invitados para la sesión se estremecían de emoción al oír los versos del soberbio anfitrión, emoción potenciada indudablemente por el deslizamiento de las coloridas figuras sobre un manto blanco. Es posible que en otra parte de aquella residencia palaciega los hijos del mayordomo jugaran con otra caja más pequeña y menos elaborada, fabricada por un modesto artesano de la ciudad, para el placer de los niños, quienes proyectaban las efigies de personajes más toscos y pintorescos, recortados y coloreados por ellos mismos, pertenecientes a fábulas y relatos populares que alguien relataría a grandes rasgos. Me imagino que la emoción de los niños, las sirvientas y los mancebos de servicio congregados alrededor fuera tan intensa y hasta quizás aún mayor que la cristalizad en el gran salón de palacio, desde luego menos estetizante, más ruda y espontánea, ya que para aquellos humildes espectadores las figuras proyectadas por el ojo luminoso de una caja de madera tenían un carácter eminentemente mágico y no intelectual, como ocurría en la tertulia del maestro.

Esa manera de entretenimiento constituye una de las grandes delicias en los siglos xviii y xix , durante los cuales se fue gradualmente refinando y ampliando sus posibilidades; pudo simular el movimiento y reflejar una amplia gama de colores hasta lograr, en 1896, dar el salto cualitativo que todos conocemos y que ha constituido uno de los atributos de nuestro siglo: el cine.

Aquel aparato, en su fase más elaborada, mostraba cuadros de costumbres, reflejaba los usos, las manías, los caprichos, las obsesiones de la sociedad. Pretendía retratar las diferentes modalidades que se registran en la comedia humana. Por esa razón, entre nosotros, José Tomás de Cuéllar eligió precisamente el nombre de Linterna mágica para designar al entero conjunto de su obra narrativa.

Y en nuestro siglo, Sergio Galindo, de una manera más compleja, y quizás no del todo consciente del parentesco con el escritor costumbrista del siglo xix , continúa, desarrolla y complementa con gran destreza literaria el universo que elaboró Cuéllar, sólo que lo hace con otras proposiciones técnicas, estéticas y psicológicas, desarrolladas por la narrativa internacional a partir del último cuarto del siglo pasado.

Uno de los primeros signos de originalidad que marca la novelística de Sergio Galindo es la elección del escenario en que se desplegarán sus tramas.

La novela moderna, a partir de Dickens y Balzac, se había consagrado a investigar los misterios de las grandes metrópolis (Zola designa a una obra suya con el título revelador de El vientre de París), a crear amplísimos frisos, donde todos los estratos de la sociedad debían jugar un papel estructural específico y donde también un complejísimo sistema de vasos comunicantes establecía la conexión entre las distintas clases sociales integrantes de esa ciudad activísima y del inhumano mecanismo que la mantenía en vida. No sólo todos los sectores sociales de la ciudad están conectados por los lazos, algunos tan sutiles que parecen casi invisibles, que el narrador va descubriendo, sino que también el mundo criminal y las altas cúpulas sociales logran establecer un punto de encuentro; en ese mundo las más sublimes virtudes y las circunstancias más abyectas parecen conformar las dos caras de una misma moneda.

A partir de la revolución industrial, la gran ciudad conoce un inmoderado auge a costa de la sociedad rural que hasta entonces había constituido el escenario narrativo. La aparición de la sociedad industrial se revela en un frenético desarrollo de la gran urbe que crea nuevas reglas y violenta los marcos del plácido escenario anterior constituido por grandes y antiguas mansiones, pequeñas viviendas rurales y, desde luego, osadas, el lugar propicio para que ocurran los encuentros novelísticos más importantes. Piénsese en Fielding, en Sterne, en Diderot.

La novela europea del siglo pasado elige, pues, como escenario ideal las capitales o las pujantes ciudades fabriles, desplaza a la aristocracia e introduce a los industriales, a los banqueros, a los grandes comerciantes como personajes importantes, así como revela el repentino proceso de deshumanización que sufre la población rural al convertirse en obrera. Los narradores transforman las ciudades elegidas en lugares míticos, contemplados y descritos con amor y odio al mismo tiempo, pero también con un halo de admiración. Aparece así el París de Balzac, el Londres de Dickens, el Madrid de Pérez Galdós, colmenas donde una masa pululante y casi siempre anónima circunda a unas cuantas figuras poderosamente individualizadas. Y nuestro siglo da un paso adelante en el proceso de mitificación de la gran urbe, al grado de llegar a convertirla en el personaje central de algunas novelas extraordinarias. La ciudad se erige ante el lector como una entidad poderosa, invencible e inabarcable. El novelista la invoca con rencor, con temor, pero igualmente con pasión desmedida. Así aparecen Dublín en Ulises, de James Joyce; Nueva York en Manhattan Transfer, de John Dos Passos; San Petersburgo en Petrogrado, de Andrei Bieli; y Berlín en Berlin Alexanderplatz, de Alfred Döblin, entre otras.



Sergio Galindo

En la primera mitad de este siglo las novelas mexicanas cuya acción sucedía en la capital fueron escasas. Éramos fundamentalmente un país agrícola, de población rural. La gran mayoría de los mexicanos vivía y trabajaba en el campo. Aun en una novela como La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán, cuya acción transcurre en la capital, Ciudad de México apenas aparece como tal, pues lo que en esa gran obra cuenta es sobre todo el país, los mecanismos políticos en la esfera nacional. A partir de los años cincuenta, se produce un cambio decisivo. En esa primera década del medio siglo aparece Pedro Páramo, de Juan Rulfo, uno de los auténticos clásicos de la literatura mexicana. Es el adiós a una época, como en su momento lo fue El Quijote a las novelas de caballería. Por los mismos años, en 1958, aparece La región más transparente, de Carlos Fuentes, que eleva a Ciudad de México a un nivel de personaje mítico. La novela se resuelve a través de un montaje de usos y costumbres diversos, de lenguajes distintos marcados por la profesión y la clase social de quienes los emiten, de personajes prototípicos de los distintos estratos sociales y de otros dotados de mágicos poderes ctónicos, más cargados éstos de vigor que aquéllos, que parecen reales. En un mundo enmascarado, la ciudad adquiere carácter de absoluto; sus criaturas existen como meros fragmentos, desgajados de la entidad que ella constituye.

Uno de los grandes retos de Sergio Galindo fue recrear, a contracorriente, la novela de la ciudad del interior, la capital provinciana y su ritmo de vida, su propio uso del tiempo, su pulsión, sus atributos. Parecería que se tratara de volver a la novela decimonónica, un retorno a Cuéllar y a Delgado. No lo es del todo, porque los procedimientos del escritor xalapeño son distintos. Galindo fue, desde sus inicios, un lector atento de la novela contemporánea. El mundo que recrea está observado por el ojo de un narrador moderno y para nada complaciente, de un testigo a menudo implacable.

En sus primeras novelas, Galindo describe fenomenológicamente la acción de vivir bajo pesadas lápidas. Si algo respira en su mundo, aparece como la mera expresión de una sobrevivencia, el cumplimiento de una condena y no el acto de vivir en plenitud. Tal vez sea en La comparsa donde se revele, con mayor intensidad que en sus otras novelas de la primera época, ese sentimiento de agobiante sobrevivencia. Encontramos allí un universo reducido donde las aspiraciones se estrellan ante un muro invisible, pero no por ello menos contundente, y una acción que “se desliza” por dos líneas centrales hábilmente tejidas y contrapuestas: la celebración de las fiestas del carnaval en la ciudad de Xalapa y la muerte escandalosa de uno de los notables de la ciudad. La carnavalización de la vida que significa la fiesta no puede darse pues, de antemano; se halla lacrada por una poderosa corriente mortuoria. Por lo mismo, el carnaval resulta una ficción, una mera parodia de sí mismo que no produce la catarsis que le ha dado validez a través de los siglos.

En Polvos de arroz, novela publicada por Sergio Galindo en 1958 (año en que apareció la que podría ser su antítesis, La región más transparente, de Carlos Fuentes), no existe ni la crispación ni la agresividad que se anidan en La justicia de enero (la primera novela escrita por Galindo, aparecida un año después de Polvos de arroz ) o en La comparsa. El autor expresa una mayor compasión ante el personaje central y sus circunstancias, aunque vuelva a crear un circuito cerrado que da la espalda al mundo real. Es un relato donde el tiempo deja de transcurrir de manera normal, donde el paisaje doméstico está regido por la aridez, la desolación, la mentira, y donde, sin embargo, la tragedia no se produce, entre otras razones por una carencia de grandeza, de pasión y de pathos. Es la historia de un combate doloroso, por grotesco, entre las dos fuerzas que marcan la vida: el Eros y el Thanatos. El resultado: una historia triste y ridícula, pero escrita, modulada y resuelta con intensa perfección.

Se trata de la vida de Camerina Rabasa, una niña vieja e inmensamente gorda, una mujer que apenas se ha dado cuenta, y eso muy superficialmente, de las vicisitudes de su existencia, del aire mortecino que durante setenta años ha respirado en su hogar y que, de pronto, en su provecta edad, es herida por la flecha de Cupido, el implacable; una flecha lanzada tal vez al azar, o por el mero hecho de divertirse a costa del sufrimiento ajeno.

El autor ha elegido a Camerina como el punto de mira del relato. Todo lo que en él sucede está visto por sus ojos, oído por sus oídos, recordado por su memoria. Es su historia. Sergio Galindo habla por cuenta de Camerina, se desprende de los poderes del autor omnipotente para reducirse al punto de vista de su criatura, no transgrede los límites del círculo en que Camerina se mueve, ni violenta sus capacidades cognoscitivas. En ese sentido, la criatura vence a su demiurgo, lo obliga a restringir sus atributos y a ponerlos al servicio de ella. Y esa historia comprende unos amores de juventud, nacidos sin saber bien a bien cómo, un noviazgo que duró larguísimos años, una terrible decepción al enterarse de que su hermana Augusta ha sido embarazada por Rodolfo Gris, su eterno prometido, quien a ella, a Camerina, nunca ha tocado, y pocas cosas más. El mundo se reduce, durante algo que parece una eternidad, a unos cuantos personajes: Camerina, su hermana mayor, Augusta, don Teodoro Rabasa, padre de ambas, Rodolfo Gris, el enamorado platónico de Camerina y padre de la hija de Augusta, y una sirvienta; y ya al final, en otra etapa, Julia, la hija de Augusta, y sus dos hijos. Los setenta años de Camerina han girado en torno a ese pequeño elenco de personajes; sus movimientos han sido también parcos: las visitas de mañana a la iglesia o, muy casualmente, a hacer alguna compra. La vida transcurre encerrada dentro de los muros de la casa paterna. Camerina, aun a los setenta años, no sabe bien a bien lo que ha ocurrido fuera del recinto familiar. Sabe que de niña murió su madre, que muchos años después murió su enamorado infiel, y finalmente su padre. Lo que entretanto sucedió en el país, en la ciudad donde vive, en los mismos alrededores de su casa, le es ajeno. La revolución arruinó a don Teodoro Rabasa e hizo que la familia se enclaustrara aún más, contribuyó también al desplome de la fortuna de su novio, cambió la vida del país, pero la única referencia que hace Camerina sobre aquel fenómeno social, que golpeó a los suyos y transformó al país, es la siguiente:

Por eso, sin duda, nunca hablaban de política y trataban de evitar cualquier comentario que les hiciera comprender que la vida llevaba otro curso, lleno de cambios decisivos. En las tardes en que toda la ciudad corrió de un lado para otro y sonaron los disparos de los rifles, ellos cuatro siguieron inalterables, tercos. Don Teodoro no quería vivir hacia delante.

Eso fue todo lo que logró percibir Camerina sobre esos años convulsos y violentos. No por nada, don Teodoro consideró siempre a sus dos hijas como “un par de niñas tontas”.

Los años pasaron sin sentido y sin provecho. Un día de mayo, en la vejez, Camerina leyó casualmente un mensaje en una “revista del corazón”, donde un joven que firmaba como “Indeciso del D. F.” solicitaba la amistad de una dama que pudiera comprenderlo para iniciar con ella una relación duradera. En el primer momento, la anciana pensó en responderle, para considerar un segundo después que ese había sido un mero arranque, una broma, algo que una mujer que se respetara no podría hacer nunca. Pero en ese momento de reflexión, un ruido en el patio de la casa vecina reclamó su atención.

Camerina observó que:

Abajo, como nacidos del infierno, surgieron dos carpinteros desnudos de la cintura para arriba: unos cuerpos hermosos, morenos. Algo que una señorita no debía ver. Pero ellos no sabían que los observaba. Avanzaban cargando una viga. Las gotas de sudor les brillaban en la piel como luceros. Camerina sintió rabia... Es obsceno, es asqueroso, es... Desaparecieron después dentro de una galera. Siguió oyendo sus voces, pero no los veía y eso resultaba peor que cualquier exceso o impudicia.

Fue la trampa ideada por Eros para hacerla caer. La flecha quedó clavada en el lugar más sensible de su voluminoso cuerpo. Regresó de prisa a su dormitorio, se encerró en él y allí escribió la primera de las muchas cartas que enviaría a “Indeciso del D. F.”



Sergio Galindo, foto: Juan Coria

Es evidente que se trata de una pulsión de erotismo senil. Fueron los dos cuerpos semidesnudos vislumbrados desde la azotea los que la despertaron a la vida, los que perturbaron su libido, lo que jamás había ocurrido, ni siquiera en su juventud, durante los tantos años en que fue la casta novia de Rodolfo Gris. A partir del día en que contempló, con repulsión y jadeo, a los dos cuerpos hermosos y morenos, comienza a descubrir el carácter de tumba que tiene la casa en que ha transcurrido encerrada toda su vida. Desde entonces, cada vez que ve a su hermana no puede dejar de musitar: “¡Dos muertas –se repetía a sí misma cuando Augusta dormitaba–; las dos hermanas muertas!”

Casi al final de la narración, cuando la correspondencia amorosa con “Indeciso del D. F.” es descubierta por su sobrina, las palabras de justificación de Camerina son: “Julia, no sabes lo que es vivir como he vivido, estaba como muerta.”

Camerina ha deseado resucitar, escapar de la condición a que esa muerte en vida la ha relegado; pero si no supo hacerlo en la juventud, en la vejez, desordenados sus instintos, no puede sino dar pasos conducentes a un desastre. Como a La niña boba, de Lope de Vega, el amor le presta alas y la provee de una astucia y una capacidad de decisión que nunca había poseído. Ha forzado la manera de hacerse invitar por su sobrina, la hija de Augusta y de su antiguo novio, para encontrarse en México al joven con quien mantiene correspondencia, el cual ha dejado de ser “Indeciso del D. F. ” para tener un nombre real: Juan Antonio, y una edad precisa: veinticuatro años. Durante varios meses han mantenido una correspondencia cada vez más íntima y apremiante. Camerina se ha erotizado de tal modo que sólo tenderse en la cama de un muchacho, su sobrino nieto, le hace pensar en su desconocido galán. Está dispuesta a todo para salir de la tumba, es decir, vivir los peligros y la inseguridad que jamás había conocido. Estar en el cuarto de un varón, tenderse en el lecho de su sobrino significa pensar en la juventud y en el vigor de Juan Antonio. Su cuerpo lo reclama. Lo terrible es que lo único que ella sabe de su cuerpo es la aborrecible obesidad que le devuelve el espejo del baño y la hinchazón de sus pies.

El tema de los pies y sus molestias es obsesivo desde el principio hasta el fin de la historia: “Iba a volver a suspirar, pero le salió un quejido porque los zapatos le apretaban.” “Tenía los pies hinchados, los bordes del ante se le enterraban como navajas.” “Volvió a sobarse el empeine.” “Mañana puedo verlo, se dijo ella sin dejar de sobarse los pies.” “Y lo hinchado de sus pies. Tenía ganas de quitarse las zapatillas, pero tenía la certeza de que no podría volver a ponérselas.” “Si me quito los zapatos no me oirán caminar, pero después no podré ponérmelos.”

Su cuerpo, pues, más que los cien kilogramos que contiene, está en sus pies. Cada vez que piensa en el primer encuentro con su futuro joven amante, los pies se rebelan contra ella, como si fueran una obstrucción colocada en su camino hacia la vida. Dejar libres los pies significa el temor de no poder volver a calzarse, tal vez una advertencia, una señal del peligro que correría en esa nueva fase de su vida.

Camerina no conocerá nunca a Juan Antonio. Su sobrina y los hijos de su sobrina descubrirán los borradores de sus cartas delirantes y las respuestas del joven. La vieja solterona tendrá que oír detrás de una puerta la conversación donde es ridiculizada y escarnecida por sus familiares.

Camerina, ya ha quedado dicho, no es un personaje trágico. Por no haber en ella una verdadera conciencia de sus circunstancias, la catarsis no logrará producirse. Su historia parecerá un temblor en una casa de muñecas, una borrasca en una taza de té. Es consciente de que ha perdido el último tren, también de que la espera sin remedio la tumba en que yace muriendo desde hace setenta años. No es una tragedia, pero tampoco es una situación risible. Es algo terriblemente triste. No sabemos a ciencia cierta cuál será el final, sólo lo suponemos. En el momento en que la protagonista sufre el escarnio se apaga la luz: la pantalla deja de reflejar las imágenes proyectadas por la linterna mágica.

La sujeción de tono y de ritmo, la perfecta estructura del relato, la elegante distancia con que el narrador cuenta esta historia simple contribuyen a la eficacia del relato. Polvos de arroz se convierte en una excepcional alegoría del sinsentido de vivir.

Cuentística del pordiosero amor



Alfredo Pavón

Juan Vicente Melo

¿Por qué, después de cuarenta y cinco años, una colección de cuentos como Los muros enemigos alimenta aún la fantasía y las inquietudes de los lectores? Sin duda, la permanencia tiene sustento en la inusual y en apariencia dislocada sintaxis, la mezcla sorprendente de voces narrativas, la autoconciencia del narrador sobre su papel demiúrgico, el uso de un discurso obsesivo donde palabras y frases reiteradas crean atmósferas opresivas; también en el aura de delirio, la invención de realidades, la búsqueda paranoica del ideal femenino, la pérdida de identidades, el sentimiento de orfandad, el gusto por lo demoníaco, el anclaje en la pesadilla que dan carne y savia a las cinco historias de Los muros enemigos ; y sobre todo en el fino bisturí que penetra las capas inesperadas del amor, esa leve sonrisa con la cual soñamos día a día. Melo crea, en este último aspecto, una cuentística del pordiosero amor, ése que se percibe, tenuemente, detrás de magra mueca, pronta a convertirse en infecta herida.

Aunque más tarde hecho trizas, el amor como centro donde conversan los sentimientos, la sexualidad, el erotismo y el diseño de un mañana exornado por el alborozo preside “Música de cámara”. Para concretar tal sentido, se trae a escena a una mujer decidida, desafiante, enamorada, incapaz de renunciar al llamado de los deseos, y a su joven esposo, abúlico, vacuo, rutinario, vencido. Este último ha decapitado a la pareja, hundiéndola en el acre sabor de la desgracia; no así la mujer, quien, atenta sólo a la fresca convocatoria de lo vital, jamás cejará en su empeño por realimentar las fuentes del erotismo y la esperanza, aunque ello implique dejar al margen a ese fantasma acomodaticio con el cual, alguna vez, fundó el paraíso. Juvenil, soberbia, despojada del hálito mortal que habita su hogar, saldrá a buscar otro diálogo con la sorpresa y la caricia, “caminará al encuentro de palabras no dichas, de otras calles, de sus dieciséis años interrumpidos un día de sol a la salida de la escuela, al encuentro de una nueva, rotunda, feroz batalla victoriosa”. Renuncia a la fidelidad conyugal, pero, a cambio, crea una sutil sinfonía a favor de la felicidad y la unión amorosa.



Juan García Ponce, Emmanuel Carballo
y Juan Vicente Melo


Otra vía por la cual el amor cae en el estercolero es la de las desviaciones derivadas de una pedagogía social y familiar - cercada y cercenada por concepciones católicas - que macula a la sexualidad como sórdida, sucia, pecaminosa, abyecta, negándole su sitio valioso en el ámbito de lo amoroso. Es el caso de “Estela”, cuento en el que el varón, un doctor atribulado, rechaza y ama, simultáneamente, las voces de la sexualidad, descubierta, a través del onanismo, en su ya lejana adolescencia. Debido a esta notoria contradicción, el médico se niega a gozar de las suavidades que le entrega la enfermera que le acompaña en su desasosegado deambular por los espacios sellados del consultorio, en el cual, un día maravilloso, pero odiado, disfrutó, por única vez, del cálido rumor de las pieles entrelazadas; se aferra a la práctica del onanismo, alimentado por la imagen manipulable y pasiva de Estela, dama intangible y evanescente creada por su fantasía perturbada, ansiosa de no quebrar jamás las órdenes sociales y familiares. Gracias al poder de la imaginación, Estela se convierte en la mujer ideal, sin carne, labios, senos, clítoris, vagina, perfecta compañera de juegos solitarios, diferente a la repudiada enfermera, a quien se convierte en depósito de lo pútrido y malsano, el pecado y la caída, destruyendo así su rol de donante, de redentora, de mujer capaz de lavar cualquier signo de fetidez. Al fugarse de la realidad, al tergiversarlo todo, el doctor sólo tiene un puerto de arribo: la locura. Ligado a ésta, se asume como el guardián del pórtico que conecta a la vida y a la muerte y como la víctima necesaria para salvaguardar la pureza y la inocencia, ámbitos donde, según su perturbada concepción de la existencia, el amor, unido a la sexualidad y el erotismo, no tiene cabida.

Otro leprosario del amor es la venganza, uno de los sostenes de “Los muros enemigos”. Aquí, el entorno bélico, la muerte prefigurada del estratega, las rememoraciones de éste sobre su encuentro con la mujer de cuya sonrisa habrían de emerger las ilusiones, las suavidades, las esperanzas, importan menos que el amasiato de la dama y las funestas consecuencias hacia el hijo engendrado por ambos. En efecto, este último aspecto resalta por sobre todos los demás, pues deja al mortificado varón con las pupilas vacías de horizontes, salvo por la presencia de un raquítico matorral donde una exigua humedad alimenta, terca, la orden irrecusable dictada por el padre al hijo: exterminar a la adúltera. No se respeta el futuro del muchacho, no se reflexiona sobre las propias culpas respecto de la disolución de la pareja, no se bebe en las aguas del amor a fin de ser solidario con las nuevas pasiones femeninas, aunque ello signifique el derrumbe existencial de quien ha perdido a la amada; sólo se dicta la orden inapelable, atroz - “Quémale el cabello, destrózale la boca, ampútale los senos, grita muy fuerte para que no oigas el silencio, aráñale el lunar que tiene en la ingle, clávale la navaja en el sexo” - , mediante la cual el hijo, ya huérfano, habrá de convertirse en matricida e incestuoso, pues castiga a la madre ocupando el sitio del padre, repitiendo las palabras de éste: “ Josefina amor .” Y con el acto homicida, no sólo cae el amor, también se daña al único inocente, al hijo, cuyo ingreso a lo siniestro se explicita en el grito final, a un tiempo palabra de dolor y confirmación de su pérdida de identidad: “Él, que lleva su nombre, la contempla sin lástima, sin lágrimas, sin rabia. Sabe que están juntos, exactamente igual que aquella mañana. La orden ha sido cumplida, grita en la noche, mientras camina bajo la lluvia.” Los engendradores no sólo exterminaron la ternura; han dejado como herencia el odio, el vacío, el caos, pues el matricida, gracias al juego de las duplicaciones humanas, será, a partir del acto vengador, el hijo, pero no; el padre, pero no; el esposo, pero no; el amante, pero no; él mismo, pero no; siempre no, no, no.



Ilustración de Huidobro

En “Los amigos”, las afinidades emotivas y estéticas posibilitan el nacimiento del amor en Andrés y Enrique, pero no bastan para fundar definitivamente la caricia y el diseño de los venturosos días por venir. Enrique, el seducido, acepta la tentación homosexual, pero jamás desafiará el orden heterosexual en el cual ha vivido. Esta dualidad lo obliga a vivir en el desasosiego, que se eternizará en su interior, intensificándose a partir de la muerte de Andrés. Desde este doloroso deceso, buscará reconstruir su vida anterior, si bien terminará por asumir que es ya el portador del mal y la vergüenza, como lo indican su continuo roer los instantes compartidos con Andrés; el obligado tránsito por calles, cafés, bares, salas de concierto; el retorno a los objetos, ruidos, olores y seres que constituían el microuniverso de su amigo. El amor culpable es su condena, el círculo nefando en cual habrá de revivir por siempre su incapacidad para entregarse al otro, para recorrer las otras veredas de la pasión.

Desde la perspectiva de Juan Vicente Melo, el amor sin imperfecciones no es posible. Por tanto, si desean aproximarse al ideal, los amorosos deberán aceptar la presencia de lo amorfo, de lo desequilibrado. “Cihuateotl” abreva en esta propuesta. Basado en el mito prehispánico de la mujer muerta durante el parto, divinizada por ello y elevada a la categoría de guerrero, digna e inmortal compañera de los dioses, el cuento nos enfrenta, primero, a la unidad de la pareja; después, al deseo de extender la propia identidad en la del cuerpo y el destino del hijo; más tarde, a la crisis de la amada, que rechaza las transformaciones corporales, la soledad que acompaña el proceso de gestación, el repudio hacia quien proporcionó el semen germinante; finalmente, al nacimiento del nuevo ser, un prematuro bebé macrocefálico que imprime a la conciencia materna el sentido de la culpa pues se asume como origen de lo burdo y atroz. El niño deseado por el padre, carne de la propia carne, algarabía del amor, convierte la ventura en odio, pues su deformidad obliga a la madre a suspender el contacto físico-sexual a fin de evitar el engendramiento de nuevos monstruos; obliga al padre a humillarse, a rogar que el amor regrese, sin obtenerlo. Y entonces sólo existe un camino para recuperar la perfecta unidad de los amantes: suprimir al niño. Tras el intento, fallido, únicamente queda el alejamiento del hogar, el cual se cumple durante tres años. Con el retorno del varón, se regenera la pareja, que, además, acepta un destino inevitable: todos podemos habitar el paraíso, el reino de los dioses, pero el ámbito sagrado, para serlo a plenitud, exige la amenaza, el peligro, el abismo. No hay perfección sin caos.

El amor es algo más que una inmensa estepa verde. Tiene cardos, venenos, miasmas, hombres y mujeres atados a rutinas insalvables, a traumas desgarradores, a odios infinitos, a credos inútiles, a ilusiones frágiles. Pero también posee guerreros imbatibles, fabuladores de la dicha, creadores de fantasías donde la caricia prima sobre cualquier vacío. Así lo creyó Juan Vicente Melo en Los muros enemigos (1962) y en La noche alucinada (1956), Fin de semana (1968), La obediencia nocturna (1969), El agua cae en otra fuente (1985) y Al aire libre (1997); así también algunos de sus compañeros de generación: Inés Arredondo, José de la Colina, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, Sergio Galindo. ¿Por qué no creerlo además nosotros, los lectores?

Thursday, November 22, 2007

La Casa de la Neta, un lugar donde la música llegó para rolarse

por las tardes-noches del viernes de 7 a 8 p.m.




por: www.somosunoradio.org

En la música: The Doors, Jimmy Hendrix,Kinky, Verbena Popular; Jaramar, Tijuana No, La Barranca, Real de Catorce & más.

En el rollo edificante y a veces vomitivo: La ingenuidad tiene limites, las campanas sin control y una iglesia priviligiada y arrogante.

testimoniales de tres días en México, el Defectuoso, mujeres en cueros en pleno Eje Central y hombres con el rubor a cuestas: una misma lucha & más.

Homenaje a Fernando Fernán Gómez

Q.E.P.D.

A 25 años de su publicación: Cartas a Clementina Otero, de Gilberto Owen



Gonzalo Valdés Medellín / Siempre !

El 24 de noviembre de 1982, fueron dadas a conocer en el Palacio de Bellas Artes, en primera edición del INBA, las Cartas a Clementina Otero escritas por el poeta Gilberto Owen (1905-1952), con motivo del Homenaje Nacional a Contemporáneos que aquel año realizó el INBA. Como una exclusiva, Clementina Otero me concedió una larga entrevista que fue publicada justamente ese mismo día en la sección Cultura del diario Unomásuno, sección que en ese tiempo dirigía Humberto Mussachio.
Al celebrarse ahora 25 años de este libro ya esencial dentro de la historia literaria mexicana, cuyas varias ediciones siempre han lanzado luz, no sólo sobre el poeta y su musa, sino sobre el mismo grupo Contemporáneos, rescato algunos fragmentos de dicha entrevista, por el valor testimonial —de primera mano, diríamos— en torno a los protagonistas del grupo Contemporáneos, que ofrece esta conversación con la señora Otero (quien, válgame decirlo aquí, en ese entonces era mi maestra de dicción, voz y dirección escénica).
Clementina Otero conoció a Gilberto Owen en 1928, cuando el grupo de entonces muy jóvenes artistas e intelectuales mexicanos fundan lo que será rememorado como el nacimiento de la vanguardia teatral en México: el Teatro de Ulises, prosiguiendo la aventura de lo que ya había sido la revista literaria Ulises, dirigida por Salvador Novo y Xavier Villaurrutia.
Muy joven, de 17 años, Clementina Otero fue pretendida por el poeta Owen que fungió como actor en el Teatro de Ulises, quizá más apasionado por la idea de estar cerca de su amada Clementina y apoyar la iniciativa transgresora de sus amigos, que por probarse como histrión. Ahí, en el Teatro de Ulises, surgió esta historia de amor que las Cartas a Clementina Otero rescatan y que fueron motivo de la presente conversación, en aquel noviembre de 1982.
—Maestra, ¿de dónde surge la idea de publicar las cartas que Gilberto Owen le dedicó?
—Fue por mediación de Sergio Pitol que accedí a dar estas cartas a Bellas Artes, institución a la que considero casi mi cuna. Pero la recopilación la hizo mi hija Marinela Barrios. Yo me resistí mucho a publicarlas por considerarlas algo muy personal, hasta que me convencí de que eran un testimonio sobre un gran poeta, Gilberto Owen.
—Y ahora, ¿qué representa para usted la publicación de esta obra?
—Una gran satisfacción. Todas las personas que intervinieron en la publicación de las cartas han obrado con entusiasmo. Y es que, verdaderamente, son extraordinarias. ¿Lo que me decidió a guardarlas? Yo siempre, a pesar de que las recibí siendo demasiado joven, presentí el gran valor literario que tenían, y las guardé con interés y cariño. Yo amaba las cartas.
—¿Qué significa Gilberto Owen para usted?
—Un gran poeta, un hombre extraordinario… De todos los Contemporáneos aprendí mucho, pero claro, Gilberto fue quien más se acercó a mí. Ahora, sus cartas no son precisamente de amor, su valor es más bien literario y, como te dije, si no las había dado a conocer antes es porque no era el tiempo oportuno. Esperé, y qué mejor que darlas a conocer en este momento en que, gracias a las peticiones de varias personas, de una universidad norteamericana y sobre todo, de la Universidad Veracruzana, comprendí que no podía seguir guardando algo perteneciente a un poeta universal como es Owen. El interés por Gilberto no solamente es local, de México, hay un fuerte interés por su obra en todas partes.
—Hábleme de su trato con Contemporáneos.
—Comencé en el Teatro de Ulises cuando el teatro en México se había estancado. Con los Contemporáneos el arte escénico mexicano se vio revolucionado. Fue el primer teatro vanguardista, con nuevas técnicas y sistemas; se tomó en cuenta la luminotecnia, la escenografía, los nuevos diseños, los volúmenes… Fuimos los pioneros de la memorización de los parlamentos, dejando de lado el apuntador que restaba veracidad a los actores… Lo fabuloso de los Contemporáneos en el Teatro de Ulises fue que siendo todos tan diferentes, había mucha comunicación. Cada uno poseía un valor propio, espiritual, que operaba en mi persona, en mi formación como actriz. Siempre tuve contacto con ellos y conservé su amistad.
—¿Qué era lo que más apreciaba usted en ellos?
—Sus consejos artísticos, su habilidad para sobreponerse ante cualquier situación. Recuerdo una anécdota de Celestino Gorostiza, cuando éste tuvo que llenar el hueco que Gilberto Owen dejara en la obra El tiempo es sueño de Lenormand, que el propio Celestino dirigía. Intervenían en la puesta, además de nosotros, Antonieta Rivas Mercado, Isabela Corona y Lupe Medina. El día del estreno, con el nerviosismo natural, a Gorostiza se le olvidó el diálogo en que yo hacía tres preguntas que él contestaba. Me quedé pasmada, pero Celestino salvó la situación con mucho ingenio.
—¿Y en cuanto a Xavier Villaurrutia?
—Influyó mucho en mi carrera por la gran fe que tenía en mí. Existía entre ambos una gran comunicación espiritual. Así pues, uno de mis mejores éxitos, aparte de los que tuve con Gorostiza, fue mi interpretación de Minnie, la cándida de Mássimo Botempelli que Xavier dirigió. Esta obra fue representada en el Teatro de Bellas Artes y es de las obras más avanzadas de aquel tiempo. Una obra que sostenía que “Todo es prefabricado, hasta los mismos hombres, nada es puro”. Esta comprensión entre Xavier y yo daría como resultado tres obras que escribiera él para mí: ¿En qué piensas?, Ha llegado el momento y El yerro candente, que interpreté con pasión y placer.
—Fue usted musa para Villaurrutia, también…
—Yo creía mucho en él y él en mí. Xavier me apasionaba con sus ideas del teatro y la literatura. Era como si llevara dentro de mí el espíritu de Xavier… Y bueno, a tanto llegamos en esta identificación espiritual y artística, que un día decidió traducir para mí La voz humana, el famoso monólogo de Jean Cocteau, que él mismo me dirigió. Interpretar La voz humana fue una de las experiencias más grandes de mi vida.
—¿Y Salvador Novo?
—Trabajamos juntos muchas veces, porque cuando él era director de la Escuela de Teatro del INBA, yo daba clases ahí mismo; luego, cuando tuve el puesto de directora, él era jefe del Departamento de Teatro. Estábamos en constante comunicación, aunque nunca me dirigió, ni pude interpretar ninguna de sus obras porque me retiré de la escena antes de que él se iniciara en la dramaturgia. Lo que sí, es que adaptó la primera obra de teatro para niños, Don Quijote, a solicitud mía. Y fui yo quien le insistió en que incursionara en ese maravilloso mundo de la dramaturgia, lo que después provocó que escribiera muchos artículos sobre mi labor en el teatro. Era además un gran gourmet, le encantaba la cocina yucateca. Tuve el placer de invitarlo varias veces a mi casa y éramos felices como buenos gourmets.
—Su método teatral, maestra, ¿lleva algún precepto teórico o ha logrado desarrollar alguno en especial?
—La teoría teatral que he seguido siempre es la de Stanislawsky, porque en ella nací con el Teatro de Ulises. Claro, ha habido variantes y cambios de todas las personas que usan el método, pero lo que a mí me interesa es la vivencia, lo que está más cerca del actor. Los grandes actores han llevado a cabo la teoría de la vivencia y han triunfado desde siempre.
—¿Cuál cree usted que debe ser la finalidad del actor?
—La finalidad es encontrarse a sí mismo, expresar todo lo que se pueda y quiera, a través del reflejo del pensamiento, de la palabra y demás elementos humanos.
Última sobreviviente del grupo Contemporáneos, Clementina Otero de Barrios falleció en septiembre de 1996. La publicación de las Cartas... escritas por Gilberto Owen constituyó todo un suceso en el mundo literario mexicano del los años ochenta, restituyéndole a su vez, a la maestra, su importancia y trascendencia en el panorama del teatro mexicano del siglo XX.