Saturday, July 29, 2017

Rescatar México Encuentro Político Social MX

viernes, 28 de julio de 2017

FORMATO DE INSCRIPCIÓN

FORMATO DE INSCRIPCIÓN AL ENCUENTRO-TALLER POLÍTICO SOCIAL
DEL 5 Y 6 DE AGOSTO DE 2017
Copia, abre tu correo, pega, llena, checa datos y envia al correo:
Solicito mi inscripción al ENCUENTRO-TALLER POLÍTICO SOCIAL del 5 y 6 de agosto de 2017, que se realizará en la Ciudad de México, comprometiéndome a leer al menos los materiales básicos.
Nombre completo:
Organizaciones a las que pertenezco:
Partido:
Vivo en el municipio de: Estado:
Correo: Celular y/o teléfono con lada:

Mi trabajo político social prioritario es con:
MÁS POBREZA-VIOLENCIA-CORRUPCIÓN 
Y COLONIZACIÓN GRINGA,
O
GOBIERNO Y RUMBO PATRIÓTICO-POPULAR
CONVOCATORIA

ENCUENTRO-TALLER POLÍTICO-SOCIAL


A.- Fecha, lugar y horarios: CDMX, 5 y 6 de agosto de 2017, el sábado de las 9:30 a las 19:30 horas y de las 10:00 a las 15:00 horas del domingo. El sitio específico y las formas de acceso se harán llegar con oportunidad.
B.- Asistencia, inscripción, y comunicaciones
Este encuentro-taller es para integrantes de los equipos convocantes y sus invitados(as), quienes compartimos planteamientos para la construcción de un actor político social con capacidad de ejercer la resistencia y la desobediencia civil pacífica, asumiendo la importancia de participar en la coyuntura de 2018, dispuestos a discutir los cómos.
Los equipos enviarán la lista confirmada de asistentes integrantes e invitados(as) a más tardar el 27 de julio al correo mosoel2@gmail.com utilizando de preferencia la ficha de inscripcion anexa.
C.- Objetivo general: definir lineamientos para encarar, junto a los movimientos y fuerzas en lucha, el qué hacer ante la grave y peligrosa situación política, social y económica actual; y también discutir el cómo hacerlo, para construir participación-fuerzas transformadoras, no corporativas verticales.
D.- Temas y subtemas:
1.- Disyuntiva y retos ante el desastre nacional, en el contexto latinoamericano y Estadounidense
a).- La política antimexicana del gobierno de Trupm, al perseguir y deportar a un mayor número de migrantes, al amenazar con continuar la construcción de un muro en la frontera norte del país; las implicaciones de la imposición de revisar el TLC; el descuartizamiento de Pemex-CFE; el rol del ejército nacional junto a los centro-americanos, como pieza de una “fuerza de tarea” bajo el mando del Comando Sur de E.U.; así como, el papel de ariete injerencista del gobierno de Peña Nieto en la OEA hacia Venezuela; todo esto será expresión de que: ¿a 35 años de capitalismo neoliberal, México es ya la colonia más grande de E.U. y, el Estado mexicano se ha convertido en un Estado satélite de los gringos?
Además de la narrativa y crítica a estas expresiones del proceso de colonización y envilecimiento de México… ¿Qué política general habremos de definir hacia Estados Unidos? ¿Qué políticas específicas habrá que asumir en esos temas? Por ejemplo: ¿Salir del TLC o buscar renegociar defendiendo intereses humanos y nacionales? ¿Cómo generalizar debate público participativo ante la inminencia de la renegociación del TLC?
b).- ¿Estamos frente al fin de los “gobiernos progresistas” en América Latina? Centro-Sur América y el Caribe: entre la ofensiva de restauración autoritaria y neocolonizadora de E.U. y las derechas criollas, versus la lucha de liberación de gobiernos pos-neoliberales, y fuerzas- movimientos patrióticos-populares.
c).- Después de las elecciones en E.U. ¿todo es disputa entre élites de los partidos republicano y demócrata? ¿Cómo luchan y se reorganizan movimientos y fuerzas que levantaron la emergente campaña socialista de Sanders?
d).- Las elecciones de 1988 al 2018… la histórica lucha del pueblo mexicano por el sufragio efectivo-democracia y la soberanía nacional-popular ¿cuáles son sus enseñanzas y retos, que habrá que asumir política y organizativamente?

2.- Métodos de Trabajo, desarrollo de la cultura y los instrumentos organizativos para la liberación nacional y social
a).- ¿A toda línea política-ideológica corresponden métodos de trabajo específicos para su concreción?
b).- ¿El Poder popular es viable sin lucha democrática y por la hegemonía nacional?
c).- ¿Las cooperativas y la economía solidaria son parte de la lucha por la democracia, por la hegemonía nacional y la transformación de México?
d).- Grupos políticos, organizaciones de masas representativas-formativas y desarrollo de poder popular.
e).- Relación de los movimientos sociales y los partidos políticos.
f).- Vía del cambio en el período de capitalismo neoliberal y formas de lucha y organización.
g).- Momento que vive el mundo de trabajo y su rol en la transformación de México.
h).- El peso de la lucha de las ideas, la cultura en general y la concepción gramciana de la guerra de posiciones y movimientos, en la época de los medios de comunicación de masas-redes sociales…

E.- Bibliografía básica y complementaria.-
Para el tema 1 leer al menos:
Consenso de Nuestra América, documento para el XXIII Encuentro del Foro de Sao Paulo, a celebrarse en Managua este mes julio. Descargar:http://www.alainet.org/es/articulo/186322
Mas una recopilación de textos que aportan elementos para el análisis de los temas ante los que hay que hacer propuestas específicas.

Para el tema 2 leer al menos:
Métodos de Trabajo y organización popular del MTS de Brasil http://colectivopaulofreire.cl/?p=481
La dictadura democrática de los poderosos, de Raúl Zibechihttp://www.jornada.unam.mx/2017/05/12/opinion/022a2pol
La bibliografía complementaria está publicada en el blog y puede enviarse por correo

F).- Metodología.-
Aspiramos a crear un espacio de encuentro propositivo, de debate y reflexión, que ejercite la comunicación asertiva. Un encuentro taller con una dinámica participativa guiada por el preguntas generadoras en torno al temario. Solicitamos a quienes elaboren ponencias para enriquecer el evento, las envíen lo antes posible para socializarlas como insumo, pues no habrá tiempo para realizar lecturas durante el evento.
La toma de decisiones de fondo se realizará por consenso, concibiéndolo como amplia mayoría, con respeto a posiciones minorías.

G).- Logística y comunicaciones
Los organizadores sólo garantizarán la comida durante los dos días de trabajo, por lo que los equipos deberán financiar a sus enviados(as). En el caso de que se consigan recursos, se aplicará a garantizar la asistencia de los integrantes de equipos que cuentan con menos recursos y vienen de territorios lejanos. Cada equipo debe tomar medidas para garantizar su presencia.
Se hará todo lo posible por transmitir algunsas sesiones del encuentro vía FB y abrir chat
La convocatoria definitiva, los materiales y las ponencias se publicarán en el Blog:
_______________
Desde diversos puntos del territorio mexicano, al 17 de julio de 2017
(con firmas autorizadas el 28 de julio)

Consejo Nacional del Pueblo Mexicano; Perspectiva de Izquierda Heberto Castillo; Coordinadora 1° de Diciembre; Red de Izquierda Revolucionaria- Movimiento de Liberación Nacional REDIR-MLN; Alianza de Trabajadores de la Salud y Empleados Públicos; Frente Progresista de Guerrero; Frente de Organizaciones Sociales de Veracruz FOSVER; Frente Amplio Progresista capítulo Jalisco; Cátedra Socialista Antonio Gramci, Central Unitaria de Trabajadores CUT- Michoacán, Partido de los Comunistas Mexicanos, Colectivo Sentimientos de la Nación (Tabasco), Fuerza Democrática Cooperativa Fuego Nuevo, Organización Campesina, Popular Independiente de la Huasteca Veracruzana; Central Unitaria de Trabajadores CUT (Michoacán); Centro de Asesoría Jurídica y Sindical “Valentín Campa”; Colectivo “Naollin” (Estado de México); Frente Nacional de Artesanos Solidarios A.C.; Hidrocultura Sustentable A.C. (Tlaxcala); ORDESCA A.C.(Quintana Roo); Grupo Emprendedor Tlaltelulco A.C. (Tlaxcala); Asociación Regional Liberación en Pro de los Derechos Humanos, Económicos, Sociales y Políticos A.C. (Tlaxcala); Frente de Organizaciones No Gubernamentales A.C. (Tlaxcala); Frente Nacional Petrolero (Nuevo León);Movimiento Urbano popular de Veracruz; Vendedores Independientes Veracruzanos VIVE; Federación Sindical Mundial-Coordinación Veracruz, Frente Popular Francisco Villa-Veracruz; Coalición de Organizaciones Sociales, Urbanas y Rurales CONASUR A.C de Puebla; Congreso Progresista de Puebla; Comité de Lucha Indígena Campesina (CLIC, con presencia en Puebla, Hidalgo y Veracruz)

lunes, 24 de julio de 2017

OJO, DEL LADO DERECHO HAY "ARCHIVOS DEL BLOG" DEN CLICK PARA VER TODAS LAS PUBLICACIONES


Bibliografía básica para el tema 2:


Métodos de Trabajo y organización popular del MTS de Brasil 

Para descargar:   http://colectivopaulofreire.cl/?p=481

Para lectura en línea:https://issuu.com/movimentosurda/docs/metodo_de_trabajo_y_organizacion_popular

EN TORNO A LA PREPARACIÓN PARA EL ENCUENTRO-TALLER
POLÍTICO SOCIAL
5 Y 6 DE AGOSTO DE 2017 

Camilo Valenzuela
23 de julio de 2017

1.- Sin teoría revolucionaria no hay lucha revolucionaria, o lo que es lo mismo: con pensamiento superficial no hay práctica transformadora del régimen político, ni del sistema económico-social, aunque se estén pudriendo.

Por eso tenemos que ver más allá de la superficie del río, a través del estudio-discusión sistemático, así como colectivo y participativo.

2.- El temario del Encuentro-Taller es ambicioso, y no vamos a tratarlo a profundidad en el día y medio que está planeado. Pero al abordar el análisis del escenario nacional y su contexto continental de conjunto, podemos avanzar en definir lineamientos y tareas que perfilen un plan político integral, para que a la vez que empujemos un bloque amplio antineoliberal mayoritario hacia el 2018, construyamos poder popular-ciudadano como garantía de transformación de mediano plazo.

3.- Teniendo claro que el análisis del temario debe tener continuidad para profundizarlo, así como que, al abordarlo de conjunto busca prevenir que caigamos en lineamientos parciales y tareas inconexas, del Encuentro-Taller tenemos que salir con resolutivos que tracen lineamientos y medidas de organización, para iniciar el qué hacer y el cómo, conjuntamente y con los movimientos-fuerzas en lucha.

4.- El estudio y discusión previa permitirá que todxs aportemos al análisis con fundamento. Por eso es importante que leamos los documentos y artículos propuestos. Lxs compañerxs que estamos coordinando la organización del evento, buscaremos presentar proyectos de resolutivos para asegurar que salgamos con definiciones para la acción y la organización coordinada.

NOTA.- TODA LA RELACIÓN DE TEXTOS ESTÁ AQUÍ ABAJO, PERO SE TE PUEDE ENVIAR A TU CORREO listos para imprimir: inscríbete dando un correo, y solícitala al celular 55 4135 4930 enviando tu correo.

5.- Para reflexionar el contexto mundial actual:
  1. Concentración económica y poder político” Alejandro Nadal, la Jornada, mayo 24

  1. Trump: contra la ciencia, el planeta y la humanidad”, Victor Toledo, La Jornada, junio 6

  1. La crisis global y marcha de Trump hacia la guerra”, W.I. Robinson, La Jornada, junio 1
  1. Trump y la geoingeniería: un muro en el cielo” Silvia Ribeiro, La Jornada abril 1.

  1. Megafusiones agrícolas: quíen decidirá lo que comemos” Silvia Ribeiro, Alainet 13 de junio

  1. La crisis de la Democracia en el neoliberalismo” Emir Sader, La Jornada, marzo 31

  1. La igualdad de género: deuda social” La Jornada, Editorial, marzo 9

  1. La izquierda global contra la derecha global: de 1945 a la fecha”, Wallerstein, La Jornada, junio 22

6.- Para el análisis latinoamericano:

a).- “Elecciones y poderes de abajo”, Raul Zibechi, Alternativa Latinoamericana, junio 9
http://alternativalatinoamericana.blogspot.mx/2017/06/elecciones-y-poderes-de-abajo.html

b).- “Movimientos sociales en la lucha antineoliberal” Emir Sader, La Jornada, febrero 16
http://www.jornada.unam.mx/2017/02/16/opinion/020a2pol

c).- “La dictadura democrática de los poderosos” Raul Zibechi, la Jornada, mayo 12.

d).- “Temer da via libre al ejército de EU” Juán Manuel Karg, La Jornada, Mayo 9

7.- Para análisis de la situación y lucha en E.U.:

a).- “Contrarrevolución venezolana, pretexto para recolonizar América Latina”, Ramón Alcides Ávila Peralta, Alinet, junio 13 (SI PUEDEN LEANLO EN LÍNEA, ESTA ILUSTRADO Y TRATA DE LA CRISIS DEL AGUA EN E.U.)
b).- “La marcha de la economía: otra para hoy” John Saxe Fernández, La Jornada, mayo 14

c).- “La muerte del centro comercial”, A Nadal, la Jornada, junio 14

d).- “Al borde” American Curios de David Brooks, La Jornada, junio 12
8.- ELEMENTOS PARA ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA, SOCIAL Y POLÍTICA DE MÉXICO

a).- “Desfonde estructural”, Luis Linares, la Jornada, febrero 22

b).- “Todo para los de siempre,...concentrar lo concentrado...” México S.A., Carlos Fernádez Vega, La Jornada, marzo 22

c).- “Alta fragilidad de México frente al exterior”, Arturo Huerta, La Jornada, mayo 3

d).- “Deuda: dolor de muelas (…), México S.A., Carlos Fernández Vega, la Jornada, julio 20.

e).- “Estdos Unidos/OEA: México, Estado Vasallo”, Carlos Fazio, La Jornada, mayo 22.

f).- “Trump y militares: México y Venezuela”, John Saxe Fernández, La Jornada, mayo 11.

g).- “El Derecho humano a vivir en paz”, Miguel Concha Malo, La Jornada, marzo 4
http://www.jornada.unam.mx/2017/03/04/opinion/014a1pol

h).- “TLCAN y migrantes, adeudos en disputa”, Jorge Durand, al Jornada, junio 11.

i).- “No es política migratoria, es insensibilidad”, Editorial, La Jornada, marzo 5

j).- “Revisión del TLC y participación social”, Miguel Concha, la Jornada, junio 3

k).- “Olvidado el mensaje de Francisco en Catedral”, Bernardo Barranco, al Jornada, febreo 22

l).- “La ola populista latinoamericana”, José Blanco, La Jornada, julio 18

m).- "La ola populista latinoamericana", José Blanco, La Jornada, julio 18

n).- “Un nuevo estado para una nueva sociedad” Miguel Concha, La Jornada, julio 1

o).- “Comicios y delincuencia”, Pedro Miguel, la Jornada, mayo 2


p).- “De alianzas y modestia”, Octavio Rodríguez Araujo, la Jornada, junio 15.

EN TORNO A LA PREPARACIÓN PARA EL ENCUENTRO-TALLER

POLÍTICO SOCIAL 

5 Y 6 DE AGOSTO DE 2017 

Camilo Valenzuela
23 de julio de 2017

1.- Sin teoría revolucionaria no hay lucha revolucionaria, o lo que es lo mismo: con pensamiento superficial no hay práctica transformadora del régimen político, ni del sistema económico-social, aunque se estén pudriendo.

Por eso tenemos que ver más allá de la superficie del río, a través del estudio-discusión sistemático, así como colectivo y participativo.

2.- El temario del Encuentro-Taller es ambicioso, y no vamos a tratarlo a profundidad en el día y medio que está planeado. Pero al abordar el análisis del escenario nacional y su contexto continental de conjunto, podemos avanzar en definir lineamientos y tareas que perfilen un plan político integral, para que a la vez que empujemos un bloque amplio antineoliberal mayoritario hacia el 2018, construyamos poder popular-ciudadano como garantía de transformación de mediano plazo.

3.- Teniendo claro que el análisis del temario debe tener continuidad para profundizarlo, así como que, al abordarlo de conjunto busca prevenir que caigamos en lineamientos parciales y tareas inconexas, del Encuentro-Taller tenemos que salir con resolutivos que tracen lineamientos y medidas de organización, para iniciar el qué hacer y el cómo, conjuntamente y con los movimientos-fuerzas en lucha.


4.- El estudio y discusión previa permitirá que todxs aportemos al análisis con fundamento. Por eso es importante que leamos los documentos y artículos propuestos. Lxs compañerxs que estamos coordinando la organización del evento, buscaremos presentar proyectos de resolutivos para asegurar que salgamos con definiciones para la acción y la organización coordinada.


NOTA.- La bibliografía básica, está en la convocatoria, esta es la complementaria.


5.- Para reflexionar el contexto mundial actual:
  1. “Concentración económica y poder político” Alejandro Nadal, la Jornada, mayo 24

Concentración económica y poder político
Alejandro Nadal
El discurso político en casi todo el mundo hace constante referencia a la competencia en el mercado y su contribución al crecimiento y la eficiencia. México y Europa no son casos aislados, pero en ningún país el mensaje es tan explotado como en Estados Unidos.
La idea de que la competencia entre empresas conduce a menores precios y mayor bienestar del consumidor es la espina dorsal de la ideología y política económica neoliberal. Su corolario es que entre menos regulación, las fuerzas del mercado enfrentan menores obstáculos para alcanzar eficiencia y prosperidad.
En la jerga de la teoría económica dominante, la que se inculca a los estudiantes de economía, este es el mundo de la competencia perfecta. Es un ámbito fantástico en el que coexisten millones de pequeñas empresas que carecen de poder económico y no tienen ningún control sobre los precios.
En las antípodas de esta quimera se encuentra el mundo real, en el que existe un altísimo grado de concentración en casi todos los rubros de la actividad económica. La lista de ramas de actividad en las que la concentración se ha incrementado significativamente en las últimas dos décadas incluye la farmacéutica y cosméticos, alimentos procesados y bebidas, insumos agrícolas, cerveza, óptica, hotelería, transporte aéreo, comercio al menudeo, bienes raíces y bancos. El problema no se limita a Estados Unidos, en donde sólo dos empresas producen toda la pasta de dientes que se consume en ese país. Por ejemplo, como resultado de la fusión de Bayer y Monsanto (anunciada en 2016) una sola empresa gigantesca controlará el 25 por ciento del mercado mundial de semillas y plaguicidas.
Los estudios que examinan el impacto de las nuevas fusiones registran en la mayoría de los casos aumentos de precios después de consumada la unión. Además, en todos los sectores en los que aumenta la concentración se registran menores entradas o creaciones de nuevas empresas desde hace mucho. Así que aquel cuento sobre el mercado como tierra de oportunidades debe quedar como fábula para los niños.
El debate sobre concentración, monopolios y competencia es viejo. En el último tercio del siglo XIX se incrementó la concentración económica en todo el mundo como resultado de la ola de fusiones y adquisiciones en las industrias más dinámicas del momento. Ferrovías, telégrafos, tabaco, acero y actividad bancaria son sólo algunos ejemplos. Para nadie era un secreto que las gigantescas empresas adquirían un poder desmedido y por ello surgieron iniciativas para regular el fenómeno de la concentración. Por eso en Estados Unidos se aprobó la Ley Sherman anti-monopolios en 1890. Al amparo de dicha legislación el departamento de justicia pudo ordenar en 1911 la división de la Standard Oil y de la American Tobacco Company. En 1914 el régimen anti-monopolios se fortaleció con la ley Clayton.
El dueto Sherman-Clayton se mantuvo como referente importante en la regulación económica en Estados Unidos hasta la década de los años 1970. Pero los síntomas de debilidad industrial y de pérdida de competitividad fueron los catalizadores para relajar la aplicación de la ley. La concentración en la industria y los servicios comenzó a ser vista más como sinónimo de éxito competitivo que como una amenaza para el bienestar del consumidor. La palabra monopolio dejó de figurar en el discurso político y el tema de la concentración económica y sus efectos dañinos fue desterrado de los círculos académicos.
Hoy el debate parece resurgir, aunque la tendencia no es clara. La crisis económica y financiera tiene mucho que ver con este renovado interés en la concentración porque el poder de los grandes bancos desempeñó un papel crucial en la hecatombe. En abril de 2016 el Consejo de asesores económicos de Obama publicó un estudio que por primera vez en años identificó a la concentración económica como una fuente de debilidad en lugar de un signo de fortaleza. Pero hoy el estudio ya no está disponible en el portal de la Casa Blanca que lo dio a conocer originalmente. Trump cree que con esa torpe censura desaparecerán las malas ideas: Usted puede encontrar el estudio en formato pdf si busca en su navegador Obama Benefits of Competition.
La concentración afecta negativamente a los consumidores, frena la competitividad y asfixia la capacidad de innovación de las empresas. Además, varias investigaciones revelan que la concentración está íntimamente ligada con la creciente desigualdad en la distribución del ingreso. El pasado enero se dio a conocer un estudio (nber.org/papers/w23108) en el que se muestra que a mayores niveles de concentración en la industria, corresponde una menor participación del trabajo en el producto.
Pero la concentración tiene otros efectos dañinos que van más allá de los enumerados. La concentración de poder económico conlleva dominio político. Los legisladores que han resentido la presión de una empresa como Walmart lo saben bien. Por eso este fenómeno es una amenaza para la democracia y las instituciones de la república.
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  1. “Trump: contra la ciencia, el planeta y la humanidad”, Victor Toledo, La Jornada, Junio 6

Trump: contra la ciencia, el planeta y la humanidad
Víctor M. Toledo
En su largo trayecto a través de la historia, unos 200 mil años, nunca la especie humana se había enfrentado a una situación como la que prevalece hoy día. Si la evidencia científica acumulada durante décadas nos indica que la humanidad para sobrevivir tuvo que civilizarse ante las restricciones y límites marcados por la naturaleza, entendida ésta como la envoltura de la que depende toda acción humana, sea individual o colectiva, hoy este principio se ha vuelto especialmente decisivo, porque los impactos que el ser humano ha generado han alcanzado al ecosistema planetario. La acción humana afecta, entorpece y modifica ya los grandes ciclos y procesos globales del planeta. Esta conclusión parte, a su vez, de otro apotegma: las relaciones que los seres humanos establecen con la naturaleza se encuentran inexorablemente ligadas a las relaciones que los seres humanos establecen entre ellos mismos. Dicho de otra forma, para superar la peligrosa amenaza que genera el calentamiento planetario a consecuencia de la contaminación y las transformaciones provocadas por la civilización moderna e industrial, no serán suficientes las modificaciones tecnológicas, económicas, institucionales, etcétera. Estamos ante una civilización en crisis y ello supone una transformación civilizatoria, una revisión profunda de los modos de vida dominantes.
El retiro ordenado por Donald Trump de los acuerdos sobre la crisis climática alcanzados en la Cumbre de París en 2016, conforma un exabrupto estelar porque justamente hace que el mayor causante histórico de la contaminación de la atmósfera se niegue a participar en una acción colectiva y concertada. Hoy civilizarse significa como primer paso tomar acuerdos de carácter internacional, es decir, decisiones de nivel de especie o humanidad que superen o sacrifiquen los intereses particulares o sectoriales de carácter nacional, económicos, religiosos, de clase, ideológicos o políticos, porque estamos ante un peligro global, esto es, universal, que no respeta fronteras de ningún tipo. La salvaje decisión de Trump resulta absurda, inexplicable e irracional en al menos tres dimensiones, y conforma en el fondo un acto supremo de estupidez promovido por la mitad de los ciudadanos del país más poderoso (que no ilustrado) del mundo.
Contra la ciencia. La emergencia provocada por la crisis ecológica, que fue documentada por un puñado de investigadores, básicamente biólogos y ecólogos, hace unas cinco décadas, hoy se ha convertido en el mayor reto para la ciencia contemporánea. Ello obligó a pasar de una ciencia fragmentada, neutra, especializada y dedicada a las necesidades de las corporaciones (lo que aún domina), a una ciencia interdisciplinaria e internacional, dirigida a comprender integradamente las relaciones entre la sociedad y la naturaleza y plantear soluciones. Para ello no sólo han contribuido miles de científicos de las ciencias naturales, que en colectivos internacionales se han dedicado a entender los procesos físicos, químicos, biológicos y geológicos del planeta, sino los investigadores de las ciencias sociales que atienden las dimensiones históricas, culturales, económicas, demográficas y políticas de la crisis. Para que el lector se dé una idea, hoy la llamada ciencia para la sustentabilidad dispone de unas 90 revistas científicas dedicadas al tema, y entre 1974 y 2010, 37 mil autores de 174 países publicaron más de 20 mil artículos (ver). Para el tema específico del clima del planeta existe desde 1988 el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su acrónimo en inglés), que ha producido los cinco reportes sobre los que los países y el mundo toman sus decisiones. Todo esto Trump lo ignora, o finge ignorarlo, pues se mantiene en la oscuridad de las creencias y los dogmas al negar como avestruz que mete la cabeza en la tierra, todo el cúmulo de datos, evidencias y análisis generados formidablemente por el pensamiento racional y crítico. Aún más, desde la ciencia se va decantando lo que parece ser una contradicción insalvable entre la lógica del sistema capitalista y los procesos que mantienen funcionando el ecosistema del planeta.
Contra el planeta. Han pasado 45 años desde la primera reunión internacional sobre el ambiente (Estocolmo, 1972) y 25 desde la primera Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992) y, aunque existen acuerdos para detener el cambio climático (como el Protocolo de Kyoto), lo cierto es que las medidas tomadas han sido prácticamente nulas. El único logro de la Cumbre de París, cuyos acuerdos no son vinculantes (no obligan a nada), es que se logra que los países reconozcan el fenómeno y cada uno plantee acciones dentro de sus fronteras. Por ello el calentamiento global y sus diversos impactos se ha ido empeorando. En 2016 volvió a batirse el récord de máxima temperatura y el siglo XXI registra 16 de los 17 años más calientes desde que comenzó a medirse en 1880. Por ello la reducción de los cascos polares (tanto en el Ártico como el Antártico), así como el deshielo de los principales glaciares del mundo se sigue acelerando. Lo mismo ocurre con el nivel del mar y con los episodios meteorológicos extremos: sequías, inundaciones, incendios forestales, huracanes y tifones. La decisión de Trump pone más fuego a la hoguera, es decir, acelera el paso hacia un colapso global que, como hemos planteado en otras colaboraciones, podría darse hacia 2050.
Contra la humanidad. La crisis ecológica global pone en duda todo el armazón de la civilización moderna, porque ignora y niega lo que justo permitió a la humanidad sobrevivir en el pasado: la cooperación. Esto pone a la especie en un peligro supremo, y ubica a Trump, y el oscurantismo que le acompaña y protege, en la cúspide de la irracionalidad. Trump es el campeón de la competencia, el individualismo, la mercantilización y el odio a los otros . Mientras, el mundo se concientiza y toma nota.
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  1. “La crisis global y marcha de Trump hacia la guerra”, W.I. Robinson, La Jornada, junio 1
Crisis global y marcha de Trump hacia la guerra
William I. Robinson *
La discreta escalada de la intervención de Estados Unidos en Medio Oriente ocurrida en las semanas recientes llega en un momento en que el régimen de Trump enfrenta un creciente escándalo sobre la presunta injerencia rusa en su campaña electoral de 2016, además de los índices históricamente más bajos de aprobación para un presidente entrante y una resistencia cada vez mayor entre la población. Los gobernantes estadunidenses a menudo han lanzado aventuras militares en el exterior para desviar la atención de las crisis políticas y los problemas de legitimidad en su ajuar.
Mas allá de la intervención en Irak y Afganistán, Trump ha propuesto un multimillonario incremento en el presupuesto del Pentágono. Ha amenazado con utilizar la fuerza militar en varios polvorines alrededor del mundo, incluyendo Siria, Irán, el sudeste de Asia, el flanco oriental de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con Rusia y en la península de Corea. Por muy importante que sea el análisis geopolítico en la explicación de las crecientes tensiones internacionales, hay profundas dinámicas estructurales en el sistema de capitalismo global que empujen a los grupos gobernantes hacia la guerra. En particular, el sistema enfrenta una insoluble crisis de sobreacumulación y legitimidad a raíz del colapso financiero de 2008.
La emergente clase capitalista trasnacional (CCT) emprendió desde finales del siglo pasado una vasta restructuración neoliberal, liberalización comercial e integración de la economía mundial. La globalización permitió a la CCT reanudar la generación de ganancias y la economía global experimentó un boom al viraje del siglo. No obstante, esta globalización ha dado lugar a una polarización social mundial sin precedente. La agencia de desarrollo británico Oxfam informa que apenas uno por ciento de la humanidad posee la mitad de la riqueza del mundo y 20 por ciento controla 95 por ciento de esa riqueza, mientras el restante 80 porciento tiene que conformarse con apenas 5 por ciento.
Dada esta extrema polarización de los ingresos, el mercado global no puede absorber la producción de la economía global. En los años recientes las ganancias corporativas han registrado niveles casi récord, al mismo tiempo que la inversión corporativa ha declinado. En la medida que se va acumulando este capital no invertido, crecen enormes presiones para encontrar salidas rentables al excedente. Los grupos capitalistas, especialmente el capital financiero trasnacional, presionan a los estados a crear nuevas oportunidades para la inversión rentable.
Los estados neoliberales han recurrido a varios mecanismos en años recientes para ayudar a la CCT a sostener la acumulación frente al estancamiento. El primero es el asalto y saqueo de los presupuestos públicos; segundo, la expansión del crédito a consumidores y gobiernos, sobre todo en los países ricos, y tercero, la frenética especulación financiera, que ensancha cada vez más la brecha entre la economía productiva y el capital ficticio. El producto interno bruto mundial alcanzó 75 mil millones de dólares en 2015, mientras el mercado global de derivados se estimó en la alucinante cifra de 1.2 billones de dólares. A la larga, estos mecanismos terminan agravando la crisis de sobreacumulación, ya que constriñen aún más la capacidad de absorción del mercado. El resultado es la cada vez mayor inestabilidad subyacente de la economía global.
Sin embargo, hay otro mecanismo que sostiene la economía global: la acumulación militarizada. Las desigualdades sin precedente sólo pueden ser sostenidas por los sistemas cada vez más expansivos y ubicuos de control social y represión. Pero más allá de las consideraciones políticas, la CCT ha adquirido un interés creado en la guerra, el conflicto y la represión como medio en sí de la acumulación. Mientras cada vez más se fusiona la acumulación privada con la militarización estatal, los intereses de un amplio despliegue de grupos capitalistas y élites giran alrededor de un cambio en el clima político, social e ideológico hacia la generación y el sostenimiento de los conflictos –como en Medio Oriente– y en la expansión de los sistemas de guerra y de control social, justificados por las así llamadas guerras contra las drogas, el terrorismo y los inmigrantes.
El gasto militar estadunidense subió en 91 por ciento en términos reales entre 1998 y 2011, mientras las ganancias de la industria militar casi se cuadruplicaron en este periodo. Un nuevo complejo militar-seguridad-industrial-financiero, a la vez integrado al sector de la alta tecnología, ha acumulado enorme influencia en los pasillos del poder en Washington y en otros centros políticos alrededor del mundo. Los militares activos y retirados que controlan la maquinaria estadunidense de guerra ocupan numerosos puestos en el régimen de Trump y cada vez gozan de mayor autonomía de acción. Sin embargo, detrás del régimen de Trump y del Pentágono, la CCT busca sostener la acumulación mediante la expansión de la militarización, el conflicto y la represión. Entre más llega a depender la economía global de la militarización y el conflicto, cada vez mayor es el impulso hacia la guerra y cada vez más altos los riesgos para la humanidad.
* Profesor de sociología de la Universidad de California en Santa Bárbara
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  1. “Trump y la geoingeniería: un muro en el cielo” Silvia Ribeiro, La Jornada abril 1.
Trump y la geoingeniería: un muro en el cielo
Silvia Ribeiro*
El 24 de marzo 2017 se realizó un foro en Washington DC, Estados Unidos, sobre geoingeniería solar –formas de alterar la intensidad de los rayos solares que llegan a la Tierra, supuestamente para contrarrestar el calentamiento global. Esto tendría una serie de fuertes impactos injustamente repartidos en el globo, como más sequías y desequilibrios climáticos en Asia, África y América Latina. Quienes promueven estas tecnologías afirman que eso sería un mal menor. Claro, no será en su territorio donde ocurrirán los peores impactos con la aplicación de estas tecnologías.
Se anunció allí la intención de realizar en 2018 el experimento de geoingeniería solar más grande hasta el momento, a cargo de un equipo de la Universidad de Harvard, a menos de 100 kilómetros de la frontera con México. Según David Keith, que lidera el proyecto, llamado Perturbación Estratosférica Controlada o SCoPEx (por sus siglas en inglés), se hará en colaboración con la empresa espacial privada World View, en su puerto espacial privado en Tucson, Arizona. Planean esparcir partículas de sulfato, calcio y otras sustancias en la estratósfera con un globo y usar drones equipados con sensores para estudiar las reacciones químicas y físicas. Keith está financiado entre otros por Bill Gates, pero buscan más fondos para este experimento. (http://tinyurl.com/mzpaodv).
Hay muchos impactos ambientales y de otros órdenes con los experimentos de geoingeniería (http://tinyurl.com/mj689pm). Este violará la moratoria de facto contra la geoingeniería establecida en el Convenio de Diversidad Biológica (CDB), que admite experimentos de pequeña escala, pero solamente en un entorno controlado y que no genere daños transfronterizos, lo cual este proyecto no puede asegurar. Estados Unidos no es parte del CDB, algo que aprovechan los geoingenieros.
El foro, organizado por los programas de geoingeniería de Harvard y la Universidad de California (UCLA), se enfocó en el estado técnico y de gobernancia de la geoingeniería para manejo de la radiación solar en Estados Unidos, otra paradoja, ya que la geoingeniería se propone modificar el clima global y no se puede regular en un solo país. Reunió a un centenar de académicos, funcionarios, periodistas y algunas ONG, entre ellas grandes conservacionistas ligadas a intereses de empresas trasnacionales, como Environmental Defense Fund y The Nature Conservancy, que se han sumado a la promoción de la geoingeniería. Que el foro se realizara en Washington DC, muestra la intención de captar apoyo gubernamental.
Pese al reciente decreto de Trump desmantelando el programa de cambio climático del anterior gobierno, seguramente no se opondrá, y podría apoyar activamente, este tipo de experimentos para construir un muro en el cielo –para tapar el sol, imitando el efecto de una erupción volcánica–, ya que varios de sus colaboradores más cercanos son ardientes defensores de la geoingeniería. La manipulación del clima es buen negocio, crea mercados cautivos, tiene potencial de uso bélico y no demanda reconocer qué o quién causa el cambio climático, ni hacer cambios en políticas y patrones energéticos. Por el contrario, permite seguir con las causas que calientan el planeta y hacer negocios con tecnología para enfriarlo.
Por ello, entre los conocidos promotores de la geoingeniería en la administración Trump está Rex Tillerson, actual secretario de Estado, ex director de Exxon. Esta megaempresa petrolera ha promovido activamente la geoingeniería desde hace décadas, por ejemplo a través de Haroon Keshgi, jefe del programa de cambio climático de Exxon. Este año, la trasnacional logró incluso introducir a Keshgi en el equipo del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) que está redactando el informe sobre cómo limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados, marco en el cual ya han propuesto que se considere la geoingeniería. Tillerson declaró en diciembre 2016, que el cambio climático no es más que un problema de ingeniería. (Ver ETC Group, http://tinyurl.com/m4dkhkf)
Otro prominente defensor de la geoingeniería del gobierno Trump es David Schnare, del equipo de transición de Trump y hasta marzo 2017 alto funcionario de la EPA. Ser un conocido negador del cambio climático no le impidió trabajar desde 2007 por la inclusión de un plan multianual de apoyo oficial a la geoingeniería y estuvo a punto de lograr que un comité del Senado le aprobara discretamente (titulado con otro nombre) 5 millones de dólares para ello, pero un periodista difundió la maniobra y fue cancelado. Schnare sigue pujando por un programa de apoyo público a la geoingeniería, particularmente para alterar la radiación solar. En 2009 explicaba en una lista sobre geoingeniería cómo enfrentar a los críticos, hay que desafiarlos a elegir entre la muerte por daño económico [por cambiar el modelo petrolero], la muerte por inacción política, la muerte por cambio climático o la vida gracias a la geoingeniería. Un discurso curiosamente convergente con el de David Keith.
Newt Gringich, ex congresista, vocero y notorio colaborador del equipo de Trump, es otro agresivo promotor de la geoingeniería. En el American Enterprise Institute, uno de los institutos financiados por la industria petrolera para producir informes que negaran el cambio climático, estableció un proyecto a favor de la geoingeniería.
Negar el cambio climático no se contrapone sino que va en la misma dirección que la geoingeniería: se trata de no cambiar las causas reales del problema y justificar que los grandes emisores puedan seguir sus negocios como siempre, o mejor dicho, aumentarlos con los negocios de comercio de carbono y tecnologías de geoingeniería.
*Investigadora del Grupo ETC
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  1. Megafusiones agrícolas: quíen decidirá lo que comemos” Silvia Ribeiro, Alainet 13 de junio

Definitivamente, el futuro de la alimentación no es lo que era. Al menos en lo que agricultura industrial se refiere. Monsanto, el villano más conocido de la agricultura transgénica, podría pronto desaparecer del escenario con ese nombre, si se autoriza su compra por parte de Bayer –aunque sus intenciones serán las mismas.  Las fusiones Syngenta-ChemChina y DuPont-Dow siguen también bajo escrutinio de las autoridades anti-monopolio en muchos países. Si se concretan, las tres empresas resultantes controlarán 60 por ciento del mercado mundial de semillas comerciales (incluyendo casi 100 por ciento de semillas transgénicas) y 71 por ciento de los agrotóxicos a nivel global, niveles de concentración que superan ampliamente las reglas antimonopolio de cualquier país.
Estas megafusiones tendrán muchas repercusiones negativas a corto plazo: aumento notable de precios de insumos agrícolas, más disminución de innovación y de variedades a disposición del mercado, mayores limitaciones al fitomejoramiento público y aumento de agrotóxicos en los campos –y por tanto en alimentos- para poder seguir vendiendo semillas transgénicas, aunque hayan provocado resistencia en decenas de plantas invasoras y haya que subir dosis y agregar mezclas con agroquímicos aún más tóxicos. Para esas empresas, su mayor negocio es vender veneno, o sea que si no se lo impiden, este será el curso de acción.
Las fusiones tendrán también fuertes impactos sobre las economías campesinas y de agricultores familiares, aunque estos en su mayoría usan sus propias semillas y pocos o ningún insumo químico, porque el poder de presión de estas megaempresas frente a gobiernos e instancias internacionales aumentará con su tamaño y por monopolizar los primeros eslabones de la cadena agroalimentaria.  Aumentarán la presión para obtener leyes de propiedad intelectual más restrictivas; para restringir o ilegalizar los intercambios de semillas entre campesinos –por ejemplo con normas “fitosanitarias” y obligación de usar semillas registradas–; para que los programas para el campo y los créditos agrícolas sean condicionados al uso de sus insumos y semillas patentadas; para que los gastos en infraestructura y otras políticas agrícolas beneficien a la agricultura industrial y desplacen a los campesinos.
Como si no fuera suficiente, hay otros factores muy preocupantes. La ronda de fusiones no finalizará con esos movimientos, sino que apenas empieza. Lo que está en juego a mediano plazo es quién controlará los 400,000 millones de dólares (mdd) de todoslos insumos agrícolas. Actualmente, el valor conjunto del mercado comercial global de semillas y agrotóxicos es de 97,000 mdd.  El resto, tres veces mayor, está controlado por empresas de maquinaria y fertilizantes, que también se están consolidando. Las cuatro empresas de maquinaria más grandes (John Deere, CNH, AGCO, Kubota) ya controlan el 54 por ciento de ese sector.
El sector maquinaria ya no son simples tractores: han adquirido un alto grado de automatización, integrando GPS y sensores agrícolas a sus máquinas, drones para riego y fumigación, tractores no tripulados, así como un acúmulo masivo de datos satelitales sobre suelos y clima. A su vez, Monsanto y compañía, las seis grandes “gigantes genéticas”, también se han digitalizado y controlan una enorme base de datos genómicos de cultivos, microorganismos y plantas de agro-ecosistemas, además de otras bases de datos relacionados.
Ya existen entre ambos sectores contratos de colaboración y hasta empresas compartidas para la venta de datos climáticos y seguros agrícolas. Monsanto, por ejemplo, adquirió en 2012 la empresa Precision Planting, de  instrumentos y sistemas de monitoreo para “agricultura de precisión”, desde siembra a riego y administración de agroquímicos. En 2013, compró The Climate Corporation, para registro y venta de datos climáticos.  John Deere acordó posteriormente comprar Precision Planting a Monsanto, pero las oficinas antimonopolio de Estados Unidos y luego Brasil, objetaron la compra, por considerar que John Deere pasaría a controlar un porcentaje monopólico del sector. Aunque finalmente la venta se canceló en 2017, es una muestra de la tendencia. Existen varias otras empresas de base digital-instrumental (Precision Hawk, Raven, Sentera, Agribotix) compartidas o en colaboración entre las transnacionales de maquinaria agrícola con las de semillas-agrotóxicos. Ver al respecto el documento “Software contra Hardware” del grupo ETC (http://tinyurl.com/y9dnpano).
Todo indica que las grandes empresas de maquinaria se moverán para comprar a los gigantes genéticos, luego de finalizada la primera ronda de fusiones. Esta segunda ronda tiene el objetivo de imponer una agricultura altamente automatizada, con muy pocos trabajadores, que ofrecerá a los agricultores un paquete que no podrán rechazar: desde qué semillas, insumos, maquinaria, datos genómicos y climáticos hasta qué seguros tendrá que comprar, además de que buscarán que se condicionen los créditos agrícolas a la adquisición de este nuevo paquete, así como ahora ya se hace con semillas y agroquímicos.
Es fundamental entender y denunciar los impactos de las megafusiones desde ya. Muchas organizaciones se han movilizado para protestar en Estados Unidos, Europa, China, y varios países de África y América Latina, incluso ante las oficinas anti-monopolio, lo que al menos ha retrasado su aprobación. De fondo se trata de impedir que los agronegocios se apropien de todo el campo y la alimentación, también una forma de proteger la producción campesina y agroecológica, la única forma para poder comer sano y para la soberanía alimentaria.
Silvia Ribeiro investigadora del Grupo ETC. www.etcgroup.org
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  1. “La crisis de la Democracia en el neoliberalismo” La jornada, marzo 31
La crisis de la democracia en el neoliberalismo
Emir Sader
Un elemento que se ha globalizado rápidamente ha sido el de la crisis de la democracia. En Europa, que se enorgullecía de sus sistemas políticos, las políticas de austeridad han promovido la generalizada deslegitimación de esos sistemas, centrados en dos grandes partidos. Cuando ambos asumieron esas políticas económicas antisociales, han entrado en crisis acelerada, perdiendo votos, intensificando el desinterés político por las elecciones, dado que esos dos partidos promueven políticas similares. Han empezado a surgir alternativas –en la extrema derecha y en la misma izquierda–, que ponen en crisis esos sistemas, por la derecha de forma autoritaria, por la izquierda buscando el ensanchamiento y la renovación de las democracias.
Hasta que la crisis de las democracias dio un salto con el Brexit y con la elección de Donald Trump en Estados Unidos. En Gran Bretaña, los dos partidos tradicionales fueron derrotados en una decisión crucial para el futuro del país y de la misma Europa, con la decisión mayoritaria de salida de la Unión Europea. Lo cual refleja cómo esos dos partidos no han sabido entender el malestar de gran parte de la población –incluso de amplios sectores de la misma clase trabajadora– respecto de los efectos negativos de la globalización neoliberal. Los trabajadores, electores tradicionales del Partido Laborista, concentraron su voto por el Brexit, en contra de la decisión de ese partido, y terminaron decidiendo la votación.
En Estados Unidos no es sólo la victoria de un candidato outsider, que enfrentó al Partido Demócrata, sino también a los grandes medios, a la dirección de su propio partido, a los formadores de opinión, para ser electo. El triunfo de Trump representó una derrota para los dos partidos como expresiones de la voluntad organizada de los estadunidenses.
Por todas partes la democracia tradicional hace agua. Los partidos tradicionales pierden aceleradamente apoyos, las personas se interesan cada vez menos por la política, votan cada vez menos, los sistemas políticos entran en crisis, ya no representan a la sociedad. Es la democracia liberal, que siempre se autodefinió como la democracia, la que entra en crisis, bajo el impacto de la pérdida de legitimidad de gobiernos que han asumido los proyectos antisociales del neoliberalismo y de la misma política, corrompida por el poder del dinero, que en el neoliberalismo invade a toda la sociedad, incluso a la misma política.
En América Latina, dos países que habían fortalecido sus sistemas políticos, mediante gobiernos y liderazgos con legitimidad popular, como Argentina y Brasil, han retrocedido hacia gobiernos que pierden –o nunca han tenido– apoyo popular. El mismo sistema político sufre con gobiernos que han hecho promesas o han sido elegidos con programas distintos a los que ponen en práctica. El programa neoliberal de ajustes fiscales profundiza la crisis de legitimidad de los gobiernos y de los mismos sistemas políticos.
La concepción que preside al neoliberalismo, que busca trasformar todo en mercancía, llegó con plena fuerza a la política, con sus financiamientos privados, con campañas adecuadas a servicios de marketing, con millonarias actividades que hacen de las campañas un despliegue de piezas publicitarias casi al estilo de cualquier otra mercancía. Por otra parte, gobiernos copados de ejecutivos privados los hacen cada vez más parecidos a empresas, por el personal y por la concepción que preside a gobiernos con mentalidad de mercado.
La era neoliberal es, así, la era del agotamiento del sistema de las democracias liberales. Los agentes que le daban legitimidad –parlamentos con representación popular, partidos con definiciones ideológicas, sindicatos y centrales sindicales fuertes, dirigentes políticos representantes de distintos proyectos políticos, medios de comunicación como espacio relativamente diversificado de debates– se han vaciado, dejando al sistema político y a los gobiernos suspendidos en el aire. El desprestigio de la política es la consecuencia inmediata del Estado mínimo y de la centralidad del mercado.
La crisis de las democracias se ha vuelto uno de los temas que se extiende de Estados Unidos a América Latina, pasando por Europa y por Asia. Ya no se trata de reivindicar un sistema que se ha agotado, sino de construir formas alternativas de Estado, de sistemas políticos y de representación política de todas las fuerzas sociales.
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  1. “La igualdad de género: deuda social” La Jornada, Editorial, marzo 9

Igualdad de género: deuda social

Con marchas, sentadas, plantones, mítines, bloqueos carreteros y un paro internacional impulsado por organizaciones feministas se conmemoró ayer el Día Internacional de la Mujer. La convocatoria a Un día sin mujeres” en el trabajo doméstico y asalariado, que tuvo eco hasta en 40 países, buscó visibilizar la importancia de las labores que ellas llevan a cabo sin remuneración, así como denunciar la disparidad de ingresos que padecen en todo el mundo. En las naciones latinoamericanas la jornada de protesta para exigir la plena igualdad de género tuvo un marcado énfasis en la emergencia de los feminicidios, un flagelo arraigado en la región y que durante los años recientes ha experimentado un grave repunte.
La sociedad parece todavía diseñada para castigar la integración de las mujeres al ámbito laboral. No sólo reciben menos ingresos que los hombres por realizar idénticas tareas, sino además su empleabilidad tanto en el sector público como en la iniciativa privada se ve afectada por la reticencia de los patrones a cubrir las ausencias por gravidez y maternidad. Su promoción y ascenso dentro de los espacios de trabajo se complica no sólo por la persistencia de concepciones retrógradas que las perciben menos aptas para el mando, sino también por el tiempo que deben destinar a labores domésticas y de cuidados de las que los varones se ven eximidos. Factores estructurales de desigualdad como los citados determinan que, en el mejor de los casos, las mujeres ocupen apenas una cuarta parte de los puestos directivos disponibles, e incluso quienes logran superar todos los obstáculos para ubicarse en posiciones de éxito y responsabilidad lo hacen con remuneraciones menores a las de sus pares masculinos.
El agravio de la flagrante inequidad económica está acompañado en muchas sociedades por una violencia ubicua y normalizada que va desde los abusos sexuales de todo grado hasta la creación o mantenimiento de leyes que las criminalizan por ejercer el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. En el caso de México, las agresiones contra las mujeres están lejos de remitir; por el contrario, presentan un claro recrudecimiento en los años recientes: al riesgo constante que supone vivir en un entorno machista, que justifica la violencia doméstica y el acoso callejero como si se tratase de rasgos culturales y no de conductas punibles, deben sumarse hoy los efectos del control de crimen organizado sobre vastas porciones del territorio nacional, con la consiguiente brutalidad de fenómenos como el tráfico sexual.
La lucha de las mujeres que desde el siglo antepasado reivindican el pleno reconocimiento de sus derechos sociales, económicos y políticos ha llevado a que hoy exista un consenso, al menos en el discurso público, acerca del carácter pernicioso e inaceptable de cualquier forma de discriminación hacia este sector. Aunque dicho consenso debe recibirse con beneplácito, es inaplazable transitar de las palabras a las leyes y, ante todo, al cumplimiento efectivo de éstas para terminar con una situación de injusticia perpetuada históricamente.
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  1. “La izquierda global contra la derecha global: de 1945 a la fecha, Wallerstein, La Jornada, 22 de junio.

La izquierda global contra la derecha global: de 1945 a la fecha
Immanuel Wallerstein
El periodo entre 1945 y 1970 fue uno de extrema alta concentración de capitales a escala mundial y también de hegemonía geopolítica de Estados Unidos. En la geocultura el liberalismo centrista llegó a su cumbre como ideología gobernante. Nunca antes el capitalismo pareció funcionar tan bien. Esto no habría de durar.
El alto nivel de acumulación de capital, que en particular favoreció a las instituciones y al pueblo de Estados Unidos, alcanzó los límites en su capacidad para garantizar el necesario cuasi-monopolio de las empresas productivas. La ausencia de un cuasi-monopolio significó que por todas partes la acumulación de capital comenzara a estancarse y los capitalistas comenzaron a buscar modos alternativos de sostener sus ingresos. Los principales modos fueron la relocalización de sus empresas productivas en zonas de costo menor y el involucramiento en la transferencia especulativa de capital existente, eso que le llamamos la financiarización.
En 1945, solamente el desafío del poder militar de la Unión Soviética pudo enfrentar el cuasi-monopolio geopolítico de Estados Unidos. Para garantizar su cuasi-monopolio, Estados Unidos tuvo que acceder a un arreglo tácito pero efectivo con la Unión Soviética, apodado Yalta. Este arreglo implicó una división del poder mundial, dos tercios para Estados Unidos y un tercio para la Unión Soviética. Acordaron mutuamente no transgredir estos límites y no interferir con las operaciones económicas del otro en su propia esfera. También entraron en una guerra fría, cuya función no era derrocar al otro (por lo menos en el futuro previsible), sino mantener la incuestionada lealtad de sus respectivos satélites. Este cuasi-monopolio también llegó a su fin debido al creciente desafío a su legitimidad por parte de quienes se perdieron debido al statu quo.
Además, este periodo fue también uno en que los movimientos anti-sistémicos tradicionales conocidos como la Vieja Izquierda –comunistas, social-demócratas y movimientos de liberación nacional– llegaron al poder estatal en varias regiones del sistema-mundo, algo que había parecido altamente improbable apenas en 1945. Un tercio del mundo estaba gobernado por los partidos comunistas. Un tercio estaba gobernado por partidos social-demócratas (o su equivalente) en la zona pan-europea (Norteamérica, Europa occidental y Australasia). En esta zona, el poder alternaba entre los partidos social-demócratas que profesaban el Estado de bienestar y los partidos conservadores que también aceptaban el Estado de bienestar, aunque con un alcance reducido.
Y en la última zona, el llamado Tercer Mundo, los movimientos de liberación nacional llegaron al poder al obtener su independencia en la mayor parte de Asia, África y el Caribe, promoviendo así regímenes populares en la ya independiente América Latina.
Dada la fortaleza de los poderes dominantes y en especial Estados Unidos, puede parecer anómalo que los movimientos anti-sistémicos llegaran al poder en este periodo. De hecho, fue lo opuesto. Al buscar resistir el impacto revolucionario de los movimientos anti-coloniales y anti-imperialistas, Estados Unidos favoreció concesiones con la esperanza y la expectativa de traer al poder fuerzas moderadas en estos países que estuvieran dispuestas a operar dentro de las normas aceptadas de comportamiento interestatal. Esta expectativa resultó ser correcta.
El punto de quiebre fue la revolución-mundo de 1968, cuyo dramático aunque breve punto álgido entre 1966-1970 tuvo dos resultados importantes. Uno fue el final de la muy larga dominación del liberalismo centrista (1848-1968) como la única ideología legítima en la geocultura. Por el contrario, tanto la izquierda radical izquierdista como la ideología derechista conservadora recuperaron su autonomía y el liberalismo centrista fue reducido a ser solamente una de las tres ideologías en competencia.
La segunda consecuencia fue el desafío a escala mundial para los movimientos de la Vieja Izquierda por todas partes, asegurando que la Vieja Izquierda no era anti-sistémica en lo absoluto. Su llegada al poder no había cambiado nada de ninguna importancia, decían los impugnadores. Estos movimientos fueron vistos ahora como parte del sistema que había que rechazar para que por fin tomaran su lugar los verdaderos movimientos anti-sistémicos.
¿Qué pasó entonces? Al principio, la derecha de nuevo afirmativa pareció ganar la partida. Tanto el presidente estadunidense, Reagan, como la primera ministra de Reino Unido, Thatcher, proclamaron el fin del desarrollismodominante y el advenimiento de la producción orientada a la venta en el mercado mundial. Proclamaron TINA, there is no alternative. Que no hay alternativa. Dada la decadencia del ingreso estatal en casi todo el mundo, la mayor parte de los gobiernos buscaron préstamos, que no podían recibir a menos que aceptaran los nuevos términos de TINA. Se les requirió reducir drásticamente el tamaño de los gobiernos y eliminar el proteccionismo, al tiempo de finiquitar los gastos del Estado de bienestar y aceptar la supremacía del mercado. Esto fue llamado el Consenso de Washington, y casi todos los gobiernos acataron este importante viraje de foco. Los gobiernos que no cumplieron fueron derrocados del cargo, lo que culminó en el colapso espectacular de la Unión Soviética. Después de algún tiempo en el cargo, los Estados que sí acataron descubrieron que la prometida alza en el ingreso real de gobiernos y trabajadores no ocurrió. Por el contrario, estos Estados sufrieron las políticas de austeridad impuestas sobre ellos. Hubo una reacción a TINA, marcada por el levantamiento zapatista en 1994, las exitosas manifestaciones de 1999 contra el intento en Seattle de promulgar garantías obligatorias para los llamados derechos de propiedad intelectual, y la fundación en 2001 del Foro Social Mundial en Porto Alegre, en oposición del Foro Económico Mundial, pilar de larga duración de TINA.
Conforme la Izquierda Global recuperó fuerza, las fuerzas conservadoras necesitaron reagruparse. Dieron un viraje del énfasis exclusivo en la economía de mercado, y lanzaron su rostro socio-cultural alternativo. De inicio invirtieron mucha energía en asuntos como luchar contra el aborto o promover la conducta exclusivamente heterosexual. Utilizaron tales temas para jalar a sus simpatizantes hacia la política activa. Y entonces ellos recurrieron a la anti-inmigración xenofóbica, abrazando el proteccionismo al que los conservadores económicos se habían opuesto específicamente.
Sin embargo, los simpatizantes de los derechos sociales expandidos para todos y el multiculturalismo copió la nueva táctica política de la derecha y exitosamente legitimaron a lo largo de la última década avances significativos en aspectos socio-culturales. Los derechos de las mujeres, los primeros derechos gay y luego el matrimonio gay, los derechos de los pueblos indígenas, todos fueron ampliamente aceptados.
Así que ¿dónde estamos? Los conservadores económicos ganaron primero y luego perdieron fortaleza. Los conservadores socio-culturales que les siguieron ganaron primero y luego perdieron fuerza. Y no obstante la Izquierda Global parece desconcertada. Esto ocurre porque todavía no está dispuesta a aceptar que la lucha entre Izquierda Global y Derecha Global es una lucha de clase y que eso debería hacerse explícito.
En la crisis estructural en curso en todo el sistema-mundo moderno, que comenzó en los 70 y que probablemente durará otros 20-40 años, el punto no es reformar el capitalismo, sino el sistema que sea su sucesor. Si la Izquierda Global va a ganar esa batalla, de manera sólida debe aliar las fuerzas contra la austeridad con las fuerzas multiculturales. Sólo reconociendo que ambos grupos representan el mismo fondo de 80 por ciento de la población mundial será probable que puedan ganar. Necesitan luchar contra el uno por ciento de hasta arriba y buscar atraer al otro 19 por ciento de su lado. Esto es exactamente lo que uno quiere decir cuando habla de lucha de clases.
Traducción: Ramón Vera Herrera © Immanuel Wallerstein
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6.- Para el análisis latinoamericano:

a).- “Elecciones y poderes de abajo”, Raul Zibechi, junio 9

Elecciones y poderes de abajo

Raúl Zibechi
En las recientes décadas la cultura política de izquierda convirtió las elecciones en el principal barómetro de su éxito o fracaso, de avances o retrocesos. En los hechos, la concurrencia electoral se convirtió en el eje de la acción política de las izquierdas, en casi todo el mundo.
Una realidad política nueva, ya que en tiempos no lejanos la cuestión electoral ocupaba una parte de las energías y se considerada un complemento de la tarea central, que giraba en torno a la organización de los sectores populares.
Lo cierto es que la participación electoral fue articulada como el primer paso en la integración en las instituciones (de clase) del sistema político (capitalista). Ese proceso destruyó la organización popular, debilitando hasta el extremo la capacidad de los de abajo para resistir directamente (no mediante sus representantes) la opresión sistémica.
Con los años la política de abajo empezó a girar en torno a lo que decidían y hacían los dirigentes. Un pequeño grupo de diputados y senadores, asistidos por decenas de funcionarios pagados con dineros públicos, fueron desplazando la participación de los militantes de base.
En mi país, Uruguay, el Frente Amplio llegó a tener antes del golpe de Estado de 1973 más de 500 comités de base sólo en Montevideo. Allí se agrupaban militantes de los diversos partidos que integran la coalición, pero también independientes y vecinos. En las primeras elecciones en las que participó (1971), uno de cada tres o cuatro votantes estaba organizado en aquellos comités.
Hoy la realidad muestra que casi no existen comités de base y todo se decide en las cúpulas, integradas por personas que han hecho carrera en instituciones estatales. Sólo un puñado de comités se reactivan durante la campaña electoral, para sumergirse luego en una larga siesta hasta las siguientes elecciones.
En paralelo, la institucionalización de las izquierdas y de los movimientos populares –sumada a la centralidad de la participación electoral– terminaron por dispersar los poderes populares que los de abajo habían erigido con tanto empeño y que fueron la clave de bóveda de las resistencias.
En el debate sobre las elecciones creo que es necesario distinguir tres actitudes, o estrategias, completamente diferentes.
La primera es la que defiende desde hace cierto tiempo Immanuel Wallerstein: los sectores populares deben protegerse durante la tormenta sistémica para lograr sobrevivir. En ese sentido, plantea que llegar al gobierno por la vía legal, así como las políticas sociales progresistas, pueden ayudar al campo popular tanto para acotar los daños producto de las ofensivas conservadoras como para evitar que fuerzas de ultraderecha se hagan con el poder estatal.
Este punto de vista parece razonable, aunque no acuerdo, ya que considero las políticas sociales vinculadas al combate a la pobreza como formas de contrainsurgencia, con base en la experiencia que vivimos en el Cono Sur del continente. En paralelo, llegar al gobierno casi siempre implica administrar las políticas del FMI y el Banco Mundial. ¿Quién recuerda hoy la experiencia de la griega Syriza? ¿Qué consecuencias sacamos de un gobierno que prometía lo contrario?
Es evidente que focalizarse en que tal o cual dirigente cometieron traición, lleva el debate a un callejón sin salida, salvo que se crea que con otros dirigentes las cosas hubieran ido por otro camino. No se trata sólo de errores; es el sistema.
La segunda actitud es la hegemónica entre las izquierdas globales. La estrategia sería más o menos así: no hay bases sociales organizadas, los movimientos son muy débiles y casi inexistentes, de modo que el único camino para modificar la llamada relación de fuerzas es intentar llegar al gobierno. Esta situación ha mostrado ser fatal, incluso en el caso de que las izquierdas consigan ganar, como sucedió en Grecia y en Italia (si es que a los restos del Partido Comunista se les puede llamar izquierda).
Diferente es el caso de países como Venezuela y Bolivia. Cuando Evo Morales y Hugo Chávez llegaron al gobierno por la vía electoral, existían movimientos potentes, organizados y movilizados, sobre todo en el primer caso. Sin embargo, una vez en el gobierno decidieron fortalecer el aparato estatal y, por tanto, emprendieron acciones para debilitar a los movimientos.
Siendo las experiencias estatales más avanzadas, hoy no existen en ninguno de ambos países movimientos antisistémicos autónomos que sostengan a esos gobiernos. Quienes los apoyan, salvo excepciones, son organizaciones sociales cooptadas o creadas desde arriba. En este punto propongo distinguir entre movimientos (anclados en la militancia de base) y organizaciones (burocracias financiadas por los estados).
Una variante de esta actitud son aquellos movimientos que, en cierto momento, deciden incursionar en el terreno electoral. Las más de las veces, y creo que México aporta una larga experiencia en esta dirección, al cabo de los años las bases de los movimientos se debilitan, mientras los dirigentes terminan incrustados en el aparato estatal.
La tercera orientación es la que impulsa el Concejo Indígena de Gobierno, que a mi modo de ver consiste en aprovechar la instancia electoral para conectar con los sectores populares, con el objetivo de impulsar su autoorganización. Lo han dicho: no se trata de votos, menos aún de cargos, sino de profundizar los trabajos para cambiar el mundo.
Me parece evidente que no se trata de un giro electoral, ni que el zapatismo haya hecho un viraje electoralista. Es una propuesta –así la entiendo y puedo estar equivocado– que pretende seguir construyendo en una situación de guerra interna, de genocidio contra los de abajo, como la que vive México desde hace casi una década.
Se trata de una táctica que recoge la experiencia revolucionaria del siglo XX para enfrentar la tormenta actual, no usando las armas que nos presta el sistema (las urnas y los votos), sino con armas propias, como la organización de los de abajo.

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b).- “Movimientos sociales en la lucha antineoliberal” Emir Sader, La Jornada, febrero 16

Movimientos sociales en la lucha antineoliberal
Emir Sader
En Bolivia y Ecuador los movimientos sociales se han cansado de tumbar a gobiernos neoliberales y han decidido, finalmente, fundar sus propios partidos y lanzar candidatos a la presidencia de la nacion. Mientras tanto, en el contexto del Foro Social Mundial, o al lado de él, ONG, algunos movimientos sociales e intelectuales de Europa y América Latina se oponían a esa vía y proponían la autonomía de los movimientos sociales. Esto es, no deberían meterse en política ni con el Estado.
En Argentina, frente a la peor crisis económica, política y social de su historia, movimientos han renunciado a lanzar candidaturas a la presidencia de la República, con el eslogan: Que se vayan todos. Resultado: Ménem ganó en la primera vuelta, prometiendo que dolarizaría definitivamente la economía argentina, con lo cual llevaría a la ruina sin retorno no sólo al país, sino a todos los procesos de integración latinoamericana.
La ilusión despolitizada y corporativa del Que se vayan todos dejaría el campo libre para esa monstruosa operación menemista, con los efectos negativos en toda la región. La ilusión era la de que ellos se irían, sin que se les hiciera irse, sin que fueran derrotados con un proyecto superador del neoliberalismo. Felizmente apareció Néstor Kirchner, quien asumió la presidencia de la nación para empezar el rescate más espectacular que Argentina había conocido de su economía, de los derechos sociales de los trabajadores, del prestigio del Estado.
En tanto, organizaciones que se habían adherido a la tesis de la autonomía de los movimientos sociales, como los piqueteros argentinos, simplemente han desaparecido. En México, después del enorme prestigio que habían tenido al asumir una posición semejante –Cambiar el mundo sin tomar el poder, de John Holloway y Toni Negri, quien condenaba a los estados como superados instrumentos conservadores–, los zapatistas han desaparecido de la escena política nacional, recluidos en Chiapas, el estado más pobre de la nación. Más de 20 años después, ni Chiapas ni México fueron transformados sin tomar el poder, hasta que los zapatistas han decidido lanzar una candidata indígena a la Presidencia. Aun sin decir que van a transformar el país con una victoria electoral, pero saliendo de su aislamiento en Chiapas para volver a participar de la vida política nacional, abandonando sus posiciones de simple denuncia de las elecciones y de abstención.
Mientras tanto, Bolivia y Ecuador, rompiendo con esa visión estrecha de restringir los movimientos sociales solamente a la resistencia al neoliberalismo, han fundado partidos –Mas en Bolivia, Alianza País en Ecuador–, presentaron candidatos a la presidencia de la república –Evo Morales y Rafael Correa–, han triunfado y pusieron en práctica los procesos de más grande éxito en la trasformación económica, social, política y cultural de América Latina en el siglo XXI. Han refundado sus estados nacionales, impuesto el desarrollo económico con distribución de renta, se han aliado a los procesos de integración regional, al mismo tiempo que han integrado las más amplias capas del pueblo a los procesos de democratización política.
Al contrario del fracaso de las tesis de la autonomía de los movimientos sociales, que han renunciado a la disputa por la hegemonía alternativa a nivel nacional y de lucha por la construcción concreta de alternativas al neoliberalismo, bajo la dirección de Evo Morales y de Rafael Correa, Bolivia y Ecuador han demostrado cómo solamente la articulación entre la lucha social y la lucha política, entre los movimientos sociales y los partidos políticos, es posible construir bloques de fuerza capaces de avanzar decisivamente en la superación del neoliberalismo.
Las tesis de Toni Negri sobre el fin del imperialismo y de los estados nacionales fueron rotundamente desmentidas ya desde la acción imperialista después de las acciones de 2001, mientras que gobiernos sudamericanos han demostrado que solamente con el rescate del Estado es posible implementar políticas antineoliberales, como el desarrollo económico con distribución de renta. La pobreza persistente en Chiapas puede ser comparada con los avances espectaculares realizados, por ejemplo, en todas las provincias de Bolivia, para demostrar, también por las vías de hecho, cómo la acción desde abajo tiene que ser combinada con la acción de los estados, si queremos efectivamente transformar el mundo.
Otras tesis, como las de varias ONG o de Boaventura de Sousa Santos, de optar por una sociedad civil en la lucha contra el Estado, no puede presentar ningún ejemplo concreto de resultados positivos, aun con las ambiguas alianzas con fuerzas neoliberales y de derecha, que también se oponen al Estado y hacen acuerdos con ONG y con intelectuales para oponerse a gobiernos como los de Evo Morales y de Rafael Correa, pero también en contra de otros gobiernos progresistas en América Latina, tienen en común visiones liberales del mundo.
Además del fracaso teórico de las tesis de la autonomía de los movimientos sociales, se les puede contraponer los extraordinarios avances económicos, sociales, políticos, en países como Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay, además de los ya mencionados, como pruebas de la verdad de las tesis de la lucha antineoliberal, como la lucha central de nuestro tiempo.
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c).- “La dictadura democrática de los poderosos” Raul Zibechi, la Jornada, Mayo 12.

La dictadura democrática de los poderosos
Raúl Zibechi
Nos hacen falta ideas. La mente no piensa con información sino con ideas, como destaca Fritjof Capra en La trama de la vida. En esta tremenda transición/tormenta que vivimos, necesitamos lucidez y organización para comprender lo que sucede y para construir las salidas. Cuando la realidad se hace más compleja y la percepción se enturbia, una característica de las tormentas sistémicas, aclarar la mirada es un paso ineludible y vital.
Por eso nos atiborran con información basura, porque contribuye a potenciar la confusión. Es en este sentido que los medios juegan un papel sistémico que consiste en desviar la atención, hacer que las cosas importantes y decisivas tengan un trato idéntico a las más superficiales (un accidente en carretera tiene más cobertura que el caos climático) y tratan los temas serios como si fueran un partido de futbol.
Como sabemos, hay quienes piensan que no hay cambios mayores, que la tormenta sistémica es una crisis pasajera, luego de la cual todo seguirá su curso normal. Pero los de abajo necesitamos aguzar los sentidos, detectar los sonidos y los movimientos imperceptibles, porque nuestras vidas están en riesgo y cualquier despiste puede tener consecuencias desastrosas. No tenemos seguros de vida ni guardias privados, como tienen los de arriba.
El historiador francés Emmanuel Todd reflexiona sobre las elecciones en su país, con análisis bien interesantes. El primero, es que desde hace varias décadas existen campos de fuerzas sociales estables, que le permiten asegurar que la sociedad está dividida en dos mitades y que esa división permanece casi inalterada (goo.gl/p1i6WN).
En segundo lugar, se pregunta porqué en el pasado cuarto de siglo el rechazo al modelo neoliberal no ha crecido (en Europa), pese al aumento de la desocupación y al fracaso del euro. Analiza la población, un dato estructural que tienden a minimizar los analistas. En Francia, la población envejeció hasta seis años desde 1992 y, de hecho, los ancianos han perdido el derecho de voto, porque una salida del euro derrumbaría sus pensiones.
La segunda cuestión que contempla es la estratificación educativa. Concluye que la gente con estudios superiores produjo una oligarquía de masas y que esa élite pasó de 12 por ciento de la población en 1992 a 25 por ciento, en sólo 25 años. La conclusión estremece: una población envejecida sumada a una mayor masa oligárquica desemboca en un creciente conformismo de la mitad de la población, mientras la otra mitad de abajo se ha deteriorado notablemente desde el tratado de Maastricht de 1992.
Cuando Marx escribe el Manifiesto Comunista, la relación entre los de abajo y los de arriba era de nueve a uno. No había pensiones para los mayores y la universidad estaba reservada para las élites. Era un sistema inestable, donde 90 por ciento tenía interés en derribarlo.
Los dos cambios mencionados por Todd (demografía y educación superior) representan mutaciones profundas para quienes aspiramos a transformar el mundo. Todavía en 1960 abundaban los universitarios como el Che, dispuestos a utilizar sus conocimientos junto a los oprimidos. El sistema supo comprender que tenía un punto débil entre los jóvenes universitarios y tomó medidas.
Ahora los docentes de ese nivel ganan fortunas, hasta 30 veces el salario mínimo en varios países. Los estudiantes cuentan con becas que les permiten estirar los estudios de posgrado hasta bordear los 40 años y luego aspiran a ingresar en la élite universitaria. En el imaginario colectivo el ascenso social pasa por los estudios superiores a los que se entrega buena parte de la vida.
Immanuel Wallerstein sostenía hace tres décadas (en Marx y el subdesarrollo) que bajo el capitalismo la clase alta pasó de 1 a 20 por ciento de la población mundial. La cifra puede acercarse ahora a 25 por ciento que presume Todd para la oligarquía de masas. En América Latina las cifras deben matizarse, pero vamos hacia allá.
Es posible que estemos bordeando la dominación perfecta: sociedades divididas en partes casi iguales, entre los que necesitan patear el tablero y los que temen cualquier cambio. Una mitad conformista y la otra mitad apabullada por la cuarta guerra mundial. Por encima de ambas, 1 por ciento controla el poder estatal, el material y las democracias electorales.
A medida que se expanden las dimensiones del grupo en la cima, a medida que vamos haciendo a los miembros del grupo de la cima cada vez más iguales entre sí en sus derechos políticos, se hace posible extraer más de los de abajo, escribe Wallerstein en Después del liberalismo (página 168). Y agrega que un país mitad libre y mitad esclavo sí puede durar mucho tiempo.
Las consecuencias de estos cambios deberían llevarnos a sacar algunas conclusiones estratégicas.
Primero, la democracia se asienta en ese sector que no quiere desestabilizar el sistema, mientras la otra mitad no se siente representada. La democracia electoral tiene sentido para la mitad de arriba, pero es una cárcel para los de abajo.
Dos, para la mitad desheredada de la población, el diseño actual del capitalismo es una realidad opresiva, ya que las políticas sociales focalizadas tienden a neutralizar y dividir a quienes necesitan levantarse contra el sistema.
Los partidos de centro-izquierda recogen las aspiraciones, y los miedos, de esa mitad de la población que sólo quiere cambios cosméticos y cuyo ejercicio político excluyente es votar cada cinco o seis años y asistir a mítines para aplaudir a sus caudillos.
La mitad de abajo no puede confiar en un sistema político que funciona como una dictadura democráticaUna estructura política con total libertad para la mitad de arriba puede ser la forma más opresiva que se pueda imaginar para la mitad de abajo, sigue Wallerstein.
Los que viven en la zona del no-ser, en palabras de Fanon, son los que resisten y construyen otros mundos, por mera necesidad de sobrevivir. Pero son bombardeados por la fantasía de que pueden cambiar su destino sin quebrar el sistema.
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c).- Temer da via libre al ejercito de EU” J Maanuel Karg, La Jornada, Mayo 9

Temer da vía libre al ejército de EU
Juan Manuel Karg*
El ejército de Estados Unidos (EU) participará en noviembre próximo de un ejercicio militar inédito en la Amazonia brasileña, tras la invitación de Michel Temer. La actividad, denominada América Unida, consistirá en al menos 10 días de simulaciones militares con tropas de Brasil, Perú y Colombia, de acuerdo con información brindada por el propio Ministerio de Defensa brasileño, principal impulsor sudamericano de la iniciativa.
La base de la actividad será la ciudad brasileña de Tabatinga, lindante con el municipio colombiano de Leticia y cercano a la isla peruana Santa Rosa. Con sólo mirar el mapa del estado Amazonas se advierte la gravedad regional del anuncio: al norte Venezuela; al sur, tras un ínfimo paso por el estado Acre, Bolivia. Países que confrontan geopolíticamente con Washington, tal como lo hacía –aunque en distinta intensidad, claro está– Brasil antes del impeachment a Dilma Rousseff. Del otro lado de la frontera colombo-peruana, Ecuador, que acaba de optar por continuar la experiencia de la Revolución Ciudadana, que durante una década encabezó Rafael Correa Delgado, quien llegó a desmantelar la base que EU tenía en Manta, allá por 2009.
Si bien el propio Ministerio de Defensa brasileño ha descartado que los ejercicios sean un posible embrión a una base multinacional, los cuantiosos recursos naturales en la zona y la cercanía ideológica de Washington a los mandatarios de los tres países dejan lugar a incertidumbres crecientes en ese plano. De hecho, en el gobierno regional de Amazonas, Perú, ya hay una base camuflada en construcción, impulsada por el Comando Sur de EU bajo la modalidad de Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER), tal como también sucede en otras provincias de ese país. Es a este tipo de diseños que el destacado investigador brasileño Moniz Bandeira cataloga como cuasi bases, al ser bases informales y legalmente ambiguas.
El Consejo de Defensa Suramericano (CDS), creado por Unión de Naciones Sudamericanas, tuvo un fuerte impulso del entonces presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, bajo tres objetivos principales: consolidar a Sudamérica como zona de paz, construir una identidad sudamericana en materia de defensa y generar consensos para fortalecer la cooperación regional en esta materia. Es –tristemente– sintomático que ahora el CDS no pueda poner freno alguno a esta iniciativa de un presidente al cual rechaza, según la consultora Datafolha, 87 por ciento de la población.
La ecuación regional se modificó sustancialmente tras el impeachment a Rousseff. Por ello la bancada del Partido de los Trabajadores en el Senado ha sido muy crítica del anuncio, denunciando mediante un comunicado que estas iniciativas pueden colocar a la Defensa de Brasil bajo la órbita estratégica de Estados Unidos, con perjuicios sensibles a la soberanía nacional. Para los senadores petistas esta decisión interfiere la gestión soberana que hasta el momento desarrollaban un conjunto de países en el marco de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y la propia Unasur.
Temer impulsó un conjunto de medidas regresivas en lo endógeno: la PEC 55, que congela la inversión social por 20 años en salud y educación; las reformas laborales y jubilatorias, que votó de forma exprés en el Parlamento aun siendo rechazadas por amplios sectores de la sociedad, y la privatización de sectores estratégicos. Ahora hace lo propio en el plano externo: pone a Brasil a pivotear la nueva estrategia de EU en la América Latina, relegando el enorme trabajo de cara a los emergentes que Brasil había cristalizado en instancias como el BRICS.
A la distancia, se entiende con más claridad por qué el golpe fue avalado desde Washington. Era precisamente para que se realizaran estas transformaciones estructurales tanto en el plano interno como externo. Juracy Magalhães, quien fue embajador de Brasil en Washington tras el golpe de 1964, repetía una consigna que quedó marcada en la historia de su país: Lo que es bueno para EU es bueno para Brasil.
Aquella máxima –suerte de relaciones carnales a la brasileña– parece tener vigencia en la actual política exterior del país, aun cuando ya se haya verificado tiempo atrás, durante las presidencias del PT que ampliaron los vínculos a un naciente pluricentrismo, que había sido errónea. Poco le importa ese balance al ejército estadunidense, que desembarcará en el Amazonas brasileño en pocos meses más. Para América del Sur, la noticia es un retroceso de 180 grados en materia de soberanía, lo cual debería ser puesto en consideración en las instancias regionales pertinentes.
*Politólogo de la UBS. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires Twitter: @jmkarg
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7.- Para análisis de la situación y lucha en E.U.:

a).- Contrarrevolución venezolana, pretexto para recolonizar América Latina
por Ramón Alcides Ávila Peralta, en ALINET, Junio 13, (se sugiere leerlo en línea por las ilustraciones. Ojo el tema es laa crisis del agua en E.U. aunque el título sea otro)

Contrarrevolución venezolana, pretexto para recolonizar América Latina
por Ramón Alcides Ávila Peralta
Latinoamérica, privilegiada de abundantes recursos naturales, especialmente su enorme reserva de agua potable, desde hace siglos ha sido codiciada y saqueada.
La política expansionista del imperio estadounidense, aliada de algunos gobiernos latinoamericanos, incita la contrarrevolución bolivariana para derrocar al presidente Nicolás Maduro; acabar el proyecto bolivariano; detener el avance de gobiernos democráticos y progresistas; impedir la unidad de los pueblos latino y recolonizar Suramérica.
La obsesión contrarrevolucionaria está vinculada a la conservación de la sociedad estadounidense, y es necesario señalar al presidente Nicolás Maduro como polígono de la confrontación, alegando violación de los derechos humanos como excusa para entrometerse en los asuntos internos de otros países, consolidar su plan de dominio sobre las naciones latinas, poseedoras de inmensos recursos naturales y estratégicos - , petróleo, gas, aluminio, minas metálicas, y otros -.
Hay muchas razones para la obsesión contrarrevolucionaria de Estados Unidos, entre ellas, la caída del presidente de Venezuela. El imperio está seguro que un golpe de Estado pondría fin a la Revolución Bolivariana. Y después vendría la recolonización de Suramérica.
No siempre el blanco de la agresión es el verdadero motivo de la confrontación. Esta invasión que se avizora se debe a las reservas de agua potable que posee Suramérica. Hay otras razones, entre ellas: el petróleo, el aluminio y el coltán – Venezuela posee las mayores reservas de petróleo y coltán a escala mundial -. Pero el agua es la dinámica obsesiva de Estados Unidos.
Surge la pregunta premonitoria sobre la crisis capitalista de los Estados Unidos, que busca superar, a través de invasiones y recolonización, su decadencia hegemónica reflejada en el proceso acelerado del agotamiento de su reserva hídrica y forestal.
Según la Dirección del Departamento de Agricultura, al finalizar la primera mitad de la presente centuria, sólo el 50% de la superficie actual de sus bosques sobrevivirá, y al mismo tiempo, el 50% de su ecosistema desaparecerá.
Al arribar el año 2.037, desaparecerá físicamente más del 28% de sus bosques. Y para 2080, se habrá acabado su última reserva selvática. Y con ella, las fuentes de agua.
Sus plantas industriales, expulsan anualmente a la atmósfera más de 100 millones de toneladas métricas de gases de sulfuro, equivalente a un volumen superior de 200 millones de toneladas métricas de CO2 de emisiones, causante de la lluvia ácida. Más del 80% del azufre presente en la atmósfera es producido por las plantas industriales de los Estados Unidos, que al mismo tiempo contaminan ríos y lagos al vaciar más de 120.000 etiquetas diferentes de síntesis químicas al ambiente.
Según informes del Departamento de Agricultura – United States Department of Agriculture -, una extensión de 769.000 km2, equivalente al 8.5% del total de la superficie de Estados Unidos, produce el 80% del agua potable, pero sus bosques no resisten la ofensiva sin tregua “anti-forestal”1.
La región biogeográfica situada sobre la cadena montañosa de los Apalaches, que recorre desde Alabama hasta Nueva Inglaterra, el 90% de la superficie ha disminuido su masa forestal, las áreas desérticas se observan como si los árboles fueron bombardeados con napalm o gasolina gelatinosa.
En Monte Mitchell - Carolina del Norte -, toda la cumbre de la montaña despliega una extensa zona de árboles secos, en otras áreas la vegetación y ecosistemas parecen haber sido rociadas con productos químicos defoliantes, o fumigados con herbicida de alta concentración, a base de glifosato.
En la Región de los Grandes Lagos; los de la zona este; los que cubren tierras boscosas de las montañas de Andirondack y 420 lagos ubicados en Washington, Montana, Dakota del Norte, y Minnesota, tienen un pH inferior a 5 – nivel al que muere toda vida acuática y sub-acuática. Otros 19 mil reciben contaminación. Pero no sólo están contaminados, se están secando pavorosamente.
En 1960, el congreso de los Estados Unidos aprobó el acta “Clean Water Act”, cuando descubrió la elevada concentración de fósforo presente en los lagos Erie, Ontario y Míchigan. Pero los reportes científicos son menos halagadores, prevén que sus glaciares se descongelarán entre 2035 a 2039. Y antes de finalizar la primera mitad del presente siglo, el 80 % de los glaciares desaparecerán a ritmo de 41cm anual, y con ellos, las vertientes hidrográficas. Ejemplo clásico; Los glaciares de Alaska desde 2000 a 2017, han retrocedido más de nueve metros.
Sus industrias liberan anualmente a la atmósfera más de 160 millones de toneladas métricas de gases de sulfuro, equivalente a un volumen superior de 250 millones de toneladas métricas de CO2 de emisiones, responsable de la lluvia ácida. Más del 85 por ciento del azufre depositado en la atmósfera es producido por los Estados Unidos, que al mismo tiempo contamina ríos y lagos a través de más de 140.000 etiquetas diferentes vertidas al entorno ambiental.
Las zonas de mayor concentración industrial, son las más productoras de lluvias ácidas, y registran máximos niveles de dióxido de azufre a escala mundial. Cada año originan lluvias ácidas. Ejemplo clásico: En Kone, zona industrial de Pittsburgh - Pensilvania -, han caído lluvias ácidas como el ácido acético. En Wheeling - Virginia Occidental -, se precipitó una lluvia con pH casi equivalente al ácido de batería de arranque.
Ante esta dramática realidad, Estados Unidos tendrá que perforar sus espacios de aguas subterráneas para garantizar a corto plazo, la vida de cien millones de estadounidenses, habituados al derroche diario de 90 galones de agua por habitante. El imperio desperdicia 160 billones de galones de agua al año, pero no podrá hacer nada para evitar la sequía que se abate como ave agorera sobre su población, que podría verse obligada a abandonar su país natal, rumbo hacia un lamentable, trágico y amargo exilio.
Un estudio realizado por el gobierno estadounidense durante la era Clinton, concluyó que gran parte de las regiones de los Estados Unidos se están quedando sin agua potable. El informe presagia un desastroso apocalipsis de su población amenazada de sed. Según la predicción oficial, 39 estados de los 50 entidades sub-nacionales, padecerá a partir de 2022, las consecuencias de escasez de agua potable. En Georgia, millones de personas sufrirán una sequía sin precedentes.
En el estado de Florida, su abastecimiento ya es insuficiente para satisfacer una población que crece anualmente. Los niveles de reserva de agua del Estado de New York, disminuyeron a indicadores preocupantes jamás alcanzados.
El suministro de agua es alarmante en el estado de California, en la cordillera The high – Sierra Nevada –, su principal aprovisionamiento, la nieve está desapareciendo mágicamente, hasta tal extremo, que Jack Hoffbuhr, director de la Asociación Americana de Agua – AWWA –, declaró a la revista Time que Los Estados Unidos debe prevenirse para enfrentar la alarmante e inminente crisis de agua potable. Mientras la Asociación Mundial del Agua – GWP -, organismo patrocinado por el Banco Mundial, alertó al gobierno de los Estados Unidos diciendo que en 2025, todos sus ríos, lagos y fuentes de agua potable colapsarán. Pero el reportaje publicado por NRDC en marzo del 2004, titulado Swimming in Sewage – “Nadando en Aguas Negras” -, alerta un futuro sombrío, nefasto y dramáticamente incierto: “las aguas usadas de Estados Unidos, está creando una crisis ambiental donde ningún ciudadano podrá sobrevivir”.
Us Pirg’s Clean Water – Agua Limpia de Piratas-, informó que el 62 por cien del complejo industrial, descargó 5.6 trillones de metros cúbicos de agua ácida y sedimento tóxico al mar, lagos y ríos, durante el período 2003 – 2004. A ese ritmo, al arribar 2025, 100 millones de estadounidenses no tendrán agua potable.
El Ogallala - del Siux: agua abundante -, cubre una superficie de 392 Km2 que lo convierte en el mayor acuífero de Estados Unidos, cuyo volumen es equivalente a la masa o cuerpo de agua del lago Hurón, suministra la irrigación de 6.5 millones de hectáreas dedicadas al maíz, sorgo, soya y trigo, consumen 160% la tasa de recarga del acuífero que disminuye su nivel de forma impresionante. De continuar esta tendencia en estos 36 estados, cuya población doblará en los próximos 15 años, según las proyecciones, las reservas de agua subterránea se agotarán y dejará en riesgo la actividad agrícola.
Según informó la FAO en 2003, entre los veinte principales productos agrícolas producidos en los Estados Unidos, figuran: Maíz, 256.904.993; Soya, 65.795.300, Trigo, 63.589.820 toneladas métricas.
Ejemplo clásico: dice la FAO, que el comercio de maíz en 2017-2018, presagia una disminución anual del 2,2%, mientras la producción de trigo decrecerá un 2,2 en 2017/ a partir de julio. Se prevé que el comercio de cereales secundarios caerá a 173 millones de toneladas en 2017/18, aproximada-mente un 3 % menos que en 2016/17. El indicador más expresivo de la escasez de agua por pérdida de su cobertura boscosa, se refleja en la producción de tabaco disminuida en un 60% en 2003, y el menor ritmo dinámico de las tierras y praderas agrícolas, especialmente las de Nebraska, California y Texas. En consecuencia, la producción agrícola caerá 33,33% en los próximos siete años;
disminuirá sensiblemente la ganadería en la región Media Oeste del país; los granjeros, debido a la reducción de subsidios agrícolas desviados hacia la guerra, duplicaran los precios de los cereales, cuyas consecuencias, causará enfermedades relacionadas con la nutrición de los niños.
Finalmente, éxodos masivos de millones de campesinos, migrarán hacia arrabales urbanos. El lago Mead, embalse construido en el río Colorado, es una de las mayores reservas de agua, su nivel se ha reducido 40 metros por debajo del mínimo registrado históricamente. Estudios científicos estiman que el Mead en los próximos 18 años, será un árido desierto.
La cordillera de los Apalaches; la cadena montañosa de las Rocosas; las llanuras centrales y del este; la red hidrográfica que drena en la Bahía de Hudson. La cuenca de los ríos más grandes de Estados Unidos: Misisipi- Misuri- Ohio, y la región de los Grandes Lagos, han disminuido su caudal, proporcional a la retirada de los glaciares y la tala de bosques.
El futuro Armagedón2 de los Estados Unidos incita el ánimo de invadir Suramérica, usando Venezuela como pretexto.
Por su abundante y variada reserva natural, América Latina ha sido una región atrayente, codiciada y saqueada por el imperio, que desde la era Monroe en 1825 incluyó en su agenda el dominio del agua - “América para los americanos-“3, y control hegemónico de la vida terrestre.
Estados Unidos, para apropiarse de las reservas de agua de América Latina, necesita derrocar la Revolución Bolivariana, utilizando como polígono de confrontación al presidente Nicolás Maduro. Pero el objetivo es el agua. Es el agua, no el presidente Nicolás Maduro, eso es lo que estoy diciendo.
La Amazonía es un complejo territorio. La región biológica más diversa, el sistema hidrológico más vasto del planeta.
El acuífero Guaraní, es el mayor curso de agua dulce bajo tierra. Con un área total de 1,2 millones de km², se extiende bajo el subsuelo de los Estados de Goiás, Mato Grosso do Sul, Minas Gerais, São Paulo, Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul.
Reserva 1.175.000 km3. Es tal su capacidad que podrá abastecer 6.000 millones de personas durante 200 años.
El acuífero de Puelche – Argentina -, alberga 300 billones de litros de agua, divididos entre 6 mil millones de humanos que poblamos la tierra, obtenemos 200.000 litros por persona, lo equivale al 33% más del agua que una persona consume en toda su vida. Con esta cifra en mente, el lenguaje lacónico de los números es infalible. La anterior ecuación matemática calcula que los dos acuíferos pueden abastecer la actual humanidad durante 350 años.
El control del acuífero, es objeto de desesperada preocupación de EE.UU, un reto a su propio dilema: hacer frente en el futuro a la airada espiral de violentas protestas sangrientas y/ o conquistar
militarmente las fuentes hídricas. Según el informe secreto del consejero del pentágono, Andrew Marshall: “EE.UU. debe prepararse para estar en condiciones de apropiarse de este recurso estratégico allí donde esté y, cuando sea necesario”.
Tierra de Derechos - Organización de Derechos Humanos – advirtió: una sociedad organizada debe estar alerta ante las posibles estrategias diseñadas por EE.UU.”
La demanda de agua se duplica cada 20 años y, son muchas las variables para saber que Estados Unidos no alcanzará calmar la sed de sus habitantes. Partiendo de estas reflexiones, considera el agua como energía y es parte de su doctrina de seguridad. Lo cierto es que está buscando nuevos recursos hídricos, pero el gobierno de Washington lo niega.
El documento Santa Fe IV, preparado por el partido republicano en 2.000, a fines del gobierno de Bill Clinton, plantea la doctrina geo- estratégica, vigente para la seguridad nacional de los Estados Unidos en el siglo XXI, “garantizar que los países del hemisferio provean los recursos naturales, especialmente el agua”.
En estrecho vínculo, hay otro punto en el documento de los ex asesores de Rehagan, Clinton y Bush, que explica por qué es prioritario que los países latino americanos promulguen legislaciones favorables a los intereses del imperio. Dice el documento: “los EE.UU. debe asegurar que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales…esta prioridad requiere de aliados confiables de EE.UU.”
En febrero de 2.004, se filtró al diario británico The Guardian un informe secreto del consejero del pentágono, Andrew Marshall, que advertía al presidente Bush de los desastrosos efectos del calentamiento global en el planeta a corto plazo, entre ellos, la falta de agua potable. Allí se sugiere que “EE.UU. debe prepararse para estar en condiciones de garantizar este recurso estratégico allí donde esté y, cuando sea necesario”.
En este fenómeno climático de sed global, el imperio considera el agua de sur América, un botín que debe obtener por fuerza utilizando el mismo pretexto que usó contra Sadam Husein para invadir Irak y apropiarse del petróleo. El mismo libreto pretende ahora aplicarlo contra el presidente Nicolás Maduro para apropiarse de los recursos de Venezuela, y del agua de sur América. La 7 bases militares de la OTAN emplazadas en Colombia, bajo la “justificación” de la lucha contra el movimiento armado de las FARC_EP, el narcotráfico y el fantástico informe de la CIA que contempla células terroristas de Al Qaeda, de Hamas y de Hezbollah en las fronteras del acuífero Guaraní y en la República Bolivariana de Venezuela, es el libreto más adecuado para recolonizar América latina e impedir la unidad Bolivariana.
Desde 2001 hasta 2006, la CIA ha hecho caso omiso a las reiteradas declaraciones del Departamento de Estado de EE.UU, al declarar públicamente que no hay presencia de células terroristas en la región.
El imperio prevé que en 2025, dos tercios de la humanidad no tendrán acceso al agua potable, por lo que plantea una lucha en torno a quien va a controlarla. Ante la intentona golpista contra el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se contrapone la visión de largo alcance del presidente Maduro que, al vislumbrar el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI, defenderá el razonamiento de Hugo Chávez: “…El imperio viene por gas, petróleo, vegetación y agua”.
Un informe del pentágono de fines de febrero de 2004, coincide con el pronóstico de Naciones Unidas y el análisis del presidente Venezolano. Dice el informe del pentágono: “el gobierno de Estados Unidos debe desplegar sus Fuerzas Armadas por todo el planeta, para tomar el control de sus recursos naturales, especialmente el agua, donde quiera que se encuentre, por ser vital para la supervivencia de Estados Unidos como potencia rectora del mundo…su hegemonía tendrá continuidad, en la medida que controle el abastecimiento de agua dulce”. Léase documentos de Santa Fe IV, - traducido al español.
En enero 10 de 2017, Rusia Today publicó un artículo de Ariel Noyola Rodríguez titulado Sudamérica bajo amenaza: EE.UU. instalará una nueva base militar en Perú.
Dice el periodista que, el Comando Sur de Estados Unidos – U.S. Southern Command - instaló “una nueva base militar en Perú, camuflada bajo el nombre de Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de Amazonas. Un intervencionismo disfrazado de ayuda humanitaria”, desembarca de un portaviones, 3200 soldados.
La política militarista de EE.UU. está preparando otro escenario de guerra que amenaza la soberanía de Sudamérica.
Continúa diciendo el articulista: “antes de establecer esta nueva base militar en el Departamento de Amazonas, el Comando Sur de Estados Unidos ya se había establecido en las regiones de Lambayeque, Trujillo, Tumbes, Piura, San Martín y Loreto”.
Las progresivas invasiones militares de Estados Unidos en la región tras la llegada de Mauricio Macri a la presidencia de Argentina, y de Michel Temer de Brasil, están acompañadas por los negoció celebrados con las transnacionales, entre ellas Nestlé y The Coca-Cola Company.
Los manantiales del acuífero Guaraní. Para realizar la venta de los manantiales, el futuro gobierno de Temer recibió financiación de estas empresas para adelantar la conspiración parlamentaria que destituyó a Dilma Rousseff en un proceso iniciado el 2 de diciembre de 2015, que coincidió con el día que el equipo de Temer y las transnacionales celebraron la negociación de los manantiales.
Impedir la expansión del mercado geográfico y la influencia estratégica de China, Rusia e Irán, ha sido la justificación de EE.UU, que pretende emplazar otra base militar en Argentina, próxima de la frontera con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, área donde exactamente está el acuífero Guaraní.
La aventura golpista y el apoyo a la contrarrevolución venezolana de extrema derecha terrorista y fascista, convoca la solidaridad incondicional para defender, rodilla en tierra, la Revolución Bolivariana, revolución de América latina.
El Proyecto de Protección Ambiental del Sistema Acuífero Guaraní –SAG-, de la ANA, fue creado para garantizar el agua de las generaciones presentes y futuras. Después que los gobernantes neoliberales llegaron a Brasil y Argentina, desconocieron los derechos que asiste a sus pueblos a acceder soberanamente al consumo de agua, defendidos por Dilma Rousseff y Cristina Fernández.
En 2003, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Mundial, con su Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), implementaron el proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo
Sustentable del Acuífero Guaraní, sin embargo en cada uno de los países la sociedad civil organizada debe comenzar a luchar por la protección de esta reserva.

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b).- “La marcha de la economía: otra para hoy”, John Saxe Fernández, La Jornada, mayo 14


La marcha de la economía en Estados Unidos: otra para hoy
José Antonio Rojas Nieto
Reiterémoslo. El comportamiento reciente de la economía vecina no provoca entusiasmo. Su crecimiento con dificultades estructurales consistentes es incuestionable: 1) tasa de desempleo que tiene topes para descender luego de una crisis; 2) tiempo medio de duración del desempleo de más difícil descenso –de 16 semanas en promedio a mediados de 2007 (corrijo y me disculpo por 2011 que puse hace unos días) a 41 semanas a mediados de 2011; 3) participación del salario y las remuneraciones en el producto sin expectativa favorable para los asalariados; 4) evolución real del salario y la productividad en contra de los trabajadores.
Y –para no ir más allá– una capacidad industrial instalada que crece desorbitadamente en relación con la que se utiliza y lo que se produce. Si, primordialmente el dramático alargamiento del periodo de angustia laboral de los desocupados y un salario real que no da ninguna esperanza son indicadores terribles.
¿Explicaciones fáciles? ¡Los migrantes nos sustituyen! ¡El Libre comercio actúa en nuestra contra! ¿Más todavía? ¡México es tremendamente asimétrico con nosotros! Re-industrialicemos nuestro país, parecen decir las voces más conservadoras del vecino país.
El deterioro de la vida económica de los trabajadores estadunidenses parece inevitable. Entre ellos los trabajadores migratorios. ¡Viven momentos de angustia! En un momento de distanciamiento mayor entre el crecimiento de la productivida y el del salario. Sigamos, entonces hoy, con los datos actualizados de la evolución de la capacidad instalada, de la capacidad utilizada y de la producción. Notemos una vez más que de ordinario el ritmo de crecimiento de esta capacidad industrial tiende a sobrepasar al de crecimiento de la producción.
Recordemos que entre 1990 y 2002 –para sólo tomar un periodo reciente– esta capacidad industrial instalada creció como nunca. Incluso desde los años 70 en que se empezó a documentar este importante indicador, los crecimientos anuales son prácticamente positivos. Pero menores antes de 1994. Y muy menores hoy, después de 2001. Sólo hasta enero de 2010 se registró el primer crecimiento negativo anual.
Así, el índice de la capacidad industrial instalada de enero de 2010 disminuyó respecto del índice de la capacidad industrial instalada de enero de 2009. Muy poco frecuente este comportamiento. De ordinario no se detiene el crecimiento de la capacidad industrial instalada. Menos se cae. Formación neta positiva de ordinario. Incluso –como aconteció entre inicios de 1994 y finales de 2001– los crecimientos fueron muy elevados. No sólo en términos absolutos sino –primordialmente– en relación con la dinámica de la capacidad industrial registrada de 1970 a 1994. En este periodo la tasa media anual de crecimiento de la capacidad industrial instalada fue de 2.5 por ciento. En cambio de 1994 a mediados de 2008 –año en que comenzó la crisis– alcanzó crecimientos anuales medios de 5 por ciento. ¡Brutal crecimiento! Equivalente a duplicarse en 15 años, con una población que en los mismos años apenas crece 10 a 12 por ciento.
¿Se imagina usted la velocidad que alcanzó en este periodo la puesta en marcha de instalaciones, equipos y maquinaria industrial? ¿Y sus implicaciones? Hoy, después de la severa recesión de finales de 2008 a 2011, nuevamente es positivo el ritmo de evolución de este índice tan importante para comprender la dinámica industrial de nuestros vecinos. Pero a tasas medias de sólo 1.5 por ciento. Y siempre con intentos permanentes aunque fugaces de alcanzar un mayor dianamismo.
Lo cierto es que esta evolución no se acompaña de un ritmo similar en la producción industrial, cuyo dinamismo evoluciona a tasas inferiores a las de la capacidad. Esto se muestra en el ascenso práctimante secular de la capacidad industrial ociosa, que sin reposo –y al margen de los ciclos industriales, es decir, alzas y bajas– tiende a ser cada vez mayor. ¿Cuál ha sido, por ejemplo, la capacidad industrial ociosa de los pasados tres años? De un terrible 23 por ciento. (¿Se imagina usted con cuatro vehículos en su casa y nunca usar uno?)
¿Cuál fue, a manera de ejemplo, la capacidad ociosa entre 1994 y también el inicio de la crisis a mediados de 2008? De 19.3 por ciento. Sí, cuatro puntos porcentuales menos. Y para sólo dar otro ejemplo más, ¿cuál fue la capacidad ociosa en los años 70? Apenas del orden de 16 por ciento. Sí, siete puntos porcentuales menos que los registros actuales. Antes de concluir menciono los niveles de capacidad ociosa alcanzados entre finales de 2008 e inicios de 2010, en plena crisis? Prácticamente del orden de 30 por ciento. ¿Dónde se refleja con nitidez esta dinámica secular regresiva de la industria estadunidense? Evidentemente en el empleo y en el salario, cuyo comportamiento he tratado de describir en anteriores ocasiones. Pero también en la evolución de la rentabilidad.
Si estudiamos –como lo haremos pronto– el dinamismo de las ganancias corporativas –tanto de empresas no financieras como de empresas financieras y, sin duda de los impuestos que pagan– notaremos algo muy interesante, diría Perogrullo. Pues sí, la dinámica de esa rentabilidad se asocia a los ritmos de evolución de la capacidad ociosa o, su correlato, la capacidad productiva instalada y utilizada. ¡Y atrás la inversión! Y en esa dinámica, descubriremos el nuevo y alto nivel de las ganancias de las empresas financieras. En detrimento de las empresas no financieras. Pero esto, sin duda, lo veremos con detenimiento muy pronto. Y notaremos otra de las tendencias regresivas de la economía vecina. De veras.
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c).- “American Curios” de David Brooks, La Jornada, junio 12

American Curios
¿Al borde?
David Brooks
Con toda la atención en el espectáculo Trump, a veces no se logra ver que toda esta amenaza derechista histérica y patética es el último grito de las fuerzas más retrogradas de Estados Unidos ante un amanecer de otro país y, potencialmente, de una gran era progresista.
Vale recordar que para mediados de siglo los blancos dejarán de ser mayoría por primera vez desde la fundación del este país; la generación millennial es la más diversa por raza, etnia y origen geográfico en la historia del país: son el futuro. Las bases de Trump son el pasado.
Al mismo tiempo, la desigualdad económica ha llegado a su punto más alto desde poco antes de la Gran Depresión, y las políticas actuales de Trump están dedicadas a agudizar aún más esa disparidad. La consecuencia política de esto es la percepción popular de un sistema rehén de intereses de los más ricos y poderosos, y eso fue en gran parte lo que alimentó las insurgencias de la derecha con Trump, al igual que la progresista de Bernie Sanders en el ciclo electoral de 2016.
Ahora, el temor que está al centro de la vida política de este país a lo largo de su historia, la realidad de que el sueño americano ha quedado anulado y los cambios demográficos y sociales han generado tormentas perfectas para las fuerzas más reaccionarias, pero también para las progresistas. El duopolio partidista actual ya no representa a las mayorías del país. Mientras Trump es el presidente novato más reprobado de la historia (tiene sólo 39 por ciento de aprobación), eso no se ha traducido en un gran apoyo para los demócratas (sólo tienen 38 por ciento de aprobación).
Aunque la derecha ganó, su rechazo popular manifestado en movilizaciones masivas en los primeros meses de este año –algunas sin precedente– muestra una sociedad que no puede ser, más bien que rehúsa ser, definida por Trump.
Las acciones masivas ya no son tan frecuentes, pero eso no necesariamente significa una reducción de esfuerzos de resistencia y en favor de un cambio progresista en medio de una de las épocas más oscuras de este país.
A la vez, se tiene que subrayar que ésta sigue como una sociedad generalmente desmovilizada, fragmentada, con una amnesia histórica deslumbrante, y con sus grandes organizaciones sociales en su momento más débil, sobre todo los sindicatos y las que nacieron de movimientos por los derechos civiles. Pero a pesar de ello, hay señales de vida de una nueva (y vieja) ola progresista por todas partes, hasta en lugares que no se pensaba que podría existir tal cosa.
Por un lado, ni Sanders ni los sanderistas han desaparecido. Este fin de semana más de 4 mil activistas ambientalistas, laborales, indígenas, de Black Lives Matter, junto con estrategas, intelectuales, artistas y sindicalistas se reunieron en Chicago en la Cumbre del Pueblo para nutrir e impulsar una ola de candidatos progresistas que están ingresando a elecciones locales, estatales y federales para continuar promoviendo la revolución política bautizada por Sanders. Esa cumbre, entre otras iniciativas, fue convocada por organizaciones que nacieron de la campaña del socialista democrático el año pasado, incluyendo Our RevolutionPeople for Bernie , con aliados clave, como el sindicato de enfermeras National Nurses United.
El sábado, Sanders declaró ante esa cumbre que la dirección actual del Partido Demócrata es un fracaso absoluto y afirmó que ese partido requiere de un cambio fundamental, lo que necesita es abrir sus puertas a gente trabajadora, a los jóvenes, a personas de la tercera edad y a los que están preparados para luchar por la justicia social y económica.
Lo que ocurrió en Gran Bretaña, con el sorprendente resultado para las fuerzas de Jeremy Corbyn, por supuesto alimentó el optimismo entre estas filas, ya que comparten el mismo prisma político.
La semana pasada se anunció la formación del Sanders Institute, como una especie de think tank, integrado, entre otros por los profesores Jeffrey Sachs, Robert Reich y Cornel West, figuras culturales como Harry Belafonte y Danny Glover.
Por otro lado, desde cada esquina del país, casi todos los días, se reportan expresiones de rebelión y desafío encabezadas por un mosaico extraordinario: inmigrantes (sobre todo los jóvenes dreamers), indígenas, ambientalistas, pacifistas, religiosos, estudiantes, artistas y defensores de derechos y libertades civiles, todos confrontando la ofensiva derechista de Trump mediante multitud de iniciativas locales, estatales y regionales.
También hay respuestas más institucionales, respaldadas por ciudadanos y la opinión publica. Cientos de ciudades, universidades y organizaciones ambientalistas no sólo denunciaron el retiro de Washington del Acuerdo de París sobre cambio climático, sino que están impulsando pactos autónomos con la Organización de las Naciones Unidas para cumplir el acuerdo. Los alcaldes de Pittsburgh y París escribieron un artículo conjunto en el New York Times en el cual se comprometieron a la cooperación ambiental después de que Trump comentó en un discurso que él había sido electo para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París.
Vale reiterar que tal vez la respuesta más potente es la que se expresa en el ámbito cultural, tanto en el sector comercial como en el independiente. En cines, teatros, música, televisión y más se ofrece un mosaico de denuncia, crítica, sátira e invitaciones a algo más noble. Esto se puede ver en cosas curiosas como que la película más exitosa del momento La Mujer Maravilla, amazona cuya misión es poner fin a las guerras al combatir los hombres macabros que las promueven, o que la canción más exitosa del momento, Despacito, es en español. Ese no es el Estados Unidos de Trump.
En la disputa entre el oscurecer y el amanecer de este país, también está en juego el futuro de este mundo. Por tanto, el futuro de este país no puede quedar sólo en manos de los estadunidenses.
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d).- “La muerte del centro comercial”, Alejandro Nadal, la Jornada, junio 14

La muerte del centro comercial
Alejandro Nadal
En las economías capitalistas desarrolladas la crisis financiera de 2007 tuvo como epicentro el sector inmobiliario y las hipotecas de mala calidad. Los bancos centrales rescataron al sistema bancario privatizando las ganancias y haciendo público el costo de la crisis. Y ahora que lo peor del frente de tormenta pasó, se consolida la percepción de que la borrasca ha sido controlada. Esa es una idea equivocada y peligrosa.
La verdad es que el problema en Estados Unidos se ha desplazado del ámbito residencial a los centros comerciales, los famosos y feos shopping malls. Esas enormes construcciones están hoy en el corazón del próximo huracán financiero. Al igual que en 2007, los efectos del mal tiempo se dejarán sentir en la economía global.
Los centros comerciales en Estados Unidos se están muriendo lentamente. Los locales vacíos se multiplican porque las ventas no cubren las altas rentas y los comercios en bancarrota aumentan todos los días. Casi no se habla de este tema, pero lo cierto es que en Estados Unidos crece cada día el número de centros comerciales fantasma, abandonados o con grandes espacios vacantes. Hasta se habla del modelo chino en el que el crédito barato y la especulación inmobiliaria han llevado a construcciones de millones de metros cuadrados que hoy son cascarones vacíos sostenidos por millones de toneladas de concreto, miles de kilómetros de cables eléctricos y tuberías, amén de una colosal huella ecológica.
Si la imagen exitosa del centro comercial se mantiene es sólo porque algunos malls subsisten en buenas condiciones. Pero esos centros son la minoría: en Estados Unidos sólo 20 por ciento de los centros comerciales genera más de dos terceras partes de las ganancias de este sector. Esos centros comerciales están localizados en puntos que mantienen alta densidad de población con poder de compra o en centros de concentración turística y económica. Lo cierto es que la crisis en el resto de los centros comerciales es una triste realidad que no va a desaparecer. Se calcula que en los próximos dos o tres años desaparecerán cerca de 800 shopping malls (más de la mitad del total) en todo el territorio estadunidense.
Muchos podrían pensar que el principal responsable de la debacle del centro comercial se debe al auge del comercio en línea. Pero lo cierto es que a pesar de su crecimiento, el comercio vía Internet apenas representa 12 por ciento de las ventas totales de las tiendas departamentales que sirven como ancla de los malls.
La razón de fondo de la nueva crisis es que la construcción de centros comerciales en las últimas dos décadas ha procedido a un ritmo muy superior al crecimiento del poder de compra en la mayoría de las ciudades estadunidenses. Mientras la demanda se estancaba se construyeron más de siete millones de metros cuadrados para centros comerciales en los últimos cinco años.
¿Por qué se ha mantenido la inversión en los centros comerciales? La respuesta es inmediata: cálculos de riesgo equivocados y mucha especulación. Éste es un sector en el que los inmuebles sirven de garantía, facilitan la obtención de financiamiento y permiten un mayor apalancamiento. La inversión en centros comerciales estuvo ofreciendo rendimientos estables que prometían superar 6 o 7 por ciento y con una garantía aparentemente tan sólida como el concreto y acero utilizados en su construcción. Eso explica el rápido crecimiento de capacidad instalada que hoy rebasa todas las proyecciones sobre la evolución de la demanda. Por eso las tiendas en los malls ofrecen constantes ofertas y descuentos sobre toda la gama de artículos en venta, lo cual comprime los márgenes de ganancia y lleva a la apertura de concursos de quiebra. En consecuencia, los operadores de los centros comerciales enfrentan serias dificultades para enfrentar sus compromisos de deuda. Para los próximos 18 meses se necesita refinanciar unos 130 mil millones de dólares en créditos para el sector de centros comerciales, una operación que no se anuncia fácil.
La gran diferencia de la crisis que se avecina es que los principales acreedores no son los grandes bancos, sino los llamados inversionistas institucionales como los fondos de pensión y las compañías aseguradoras, así como otros agentes financieros –en especial, los fondos de cobertura hedge funds– y uniones de crédito. Las implicaciones para el sistema financiero son más graves que las de la crisis de 2007 porque el rescate de las compañías aseguradoras y los fondos de pensión se anuncia casi imposible. Los efectos en cascada sobre los ingresos de jubilados y el desplome de recaudación fiscal (por impuestos prediales) son múltiples y serán difíciles de revertir: vender uno de esos centros es mucho más complicado que el deshacerse de mil casas. A diferencia del cierre de una fábrica y de la pérdida de empleos, el cierre de un centro comercial no puede explicarse con una retórica fácil sobre la globalización o un mal tratado comercial. El crepúsculo de los shopping malls se debe a problemas estructurales del capitalismo avanzado.
Twitter: @anadaloficial
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8.- ELEMENTOS PARA EL ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA, SOCIAL Y POLÍTICA DE MÉXICO

a).- “Desfonde estructural”, Luis Linares, la Jornada, febrero 22

Desfonde estructural
Luis Linares Zapata
Las acciones del nuevo presidente estadunidense obligan a revisar, con urgencia y a fondo, el sistema de convivencia propio. El acento puesto por el republicano en la inmigración y el TLCAN conlleva extender una mirada crítica a las modalidades adoptadas e impuestas por el modelo vigente. Poco va quedando intocado en el curso de la violenta confrontación desplegada en este corto tiempo por las agresivas decisiones que provienen de un norte imperativo. Cierto es que también irá en aumento la prudencia, es decir, un sesgado conjunto de temores, bastante conocidos para no tocar los sustratos que condicionan el mismo orden básico. Se trasmina entonces la urgencia de visualizar un sistema más o menos funcional aunque tal imagen deseada sea poco resistente y se deshilache ante los sucesivos embates de actitudes y decretos del republicano. La realidad interna que lucha por emerger no es, para nada, halagadora. Por el contrario, con el paso de los días, se muestra una estructura llena de agujeros de variados tamaños e importancia y, junto a ellos, hartos desprecios entre personas.
Marcadas y hasta meditadas ausencias de los grupos decisorios y privilegiados afectaron, de lleno, a la población del país. Los conjuntos más vulnerables han sido y siguen siendo los que resintieron, en sus propias humanidades, las consecuencias del despapaye habido durante los pasados 30 o 40 años. En ese periodo se revirtió, con violencia, la previa tendencia hacia la igualdad. Un radical conjunto de normas y programas acentuaron, hasta con fiereza, las diferencias de clase hasta convertirse en cerradas barreras que, por un lado, protegen a los beneficiados y, por el otro, aumentan la exclusión de las mayorías. Este despiadado proceso las deja, sin miramientos, fuera del reparto de beneficios y oportunidades. Se dio así acabada forma a lo que ahora se llama modelo neoliberal. Un efectivo entorno productor de desigualdades que bien puede afirmarse ha funcionado a las mil maravillas para los intereses de sus diseñadores y usufructuarios. El desfonde actual del entramado es ya observable a simple vista. No tiene, por lo que se aprecia, asidero alguno para reponer sus perdidas capacidades. El panorama derivado contempla un reguero de organizaciones sociales dispersas; partidos políticos sin apoyo popular; una clase política ensimismada y corrupta hasta la exageración; empresas productivas de escaso alcance y divorciadas de la creación científica y tecnológica; universidades como botín de simuladores, o sindicatos, pervertidos al extremo por sus liderazgos, que se disputan lo que resta del gran festín de aquellos situados en la cúpula.
El poder central, después de la crisis del nacionalismo revolucionario y el desarrollo estabilizador, se concentró, de manera acelerada, en pocas manos. Muy arriba se apoltronaron dos o tres manojos de dueños del capital, celosos protectores de sus privilegios. Se apoyan en obsecuentes gerentes auxiliados por incipientes centros de estudio y una rala corte de difusores bien escogidos. Se ha consolidado también un grupo de llamados tecnócratas, incrustados en instituciones financieras, moldeados en universidades privadas y ciertas extranjeras de renombre. Estos personajes han fungido de adaptadores de normas y programas diseñados en los centros mundiales de poder. Una tupida red de operadores políticos de variadas categorías tratan, desde la cintura del cuerpo colectivo, de llevar a cabo la socialización de los dictados emanados desde arriba por las anteriores formaciones descritas. Este denso tejido de individuos, instrumentos y recursos ha sido el responsable de instalar lo que bien se puede ahora llamar el sistema establecido. En realidad una terminal subsidiaria del modelo neoliberal hegemónico cuya valoración y característica actual puede definirse con las palabras ineficiente e inhumano. En tal conglomerado se incluyen las instituciones sociales, productivas, culturales y políticas con las que hoy día cuenta el Estado nacional.
La confrontación entre los esfuerzos de la comunidad mexicana en EU por adaptarse y fincar su nueva vida en ese país, contrasta con el desfondado sistema nacional todavía imperante. Durante años, la emigración se vio como un fenómeno, casi obligado y necesario, al que se cubría con cínico manto de aparente conmiseración. En el fondo, era y sigue siendo, un racista desprecio derramado a borbotones por los de arriba. Los pasados errores, tapizados con impunes negocios de la élite, hoy se padecen con deficientes servicios e inocultable ilegitimidad institucional. A muy pocos les importó la tragedia que implicaba la desesperada emigración de la juventud mexicana. Menos aún les interesa atender la centroamericana o caribeña que pasa por aquí. Mucho de la urgencia actual del gobierno, empresarios y sociedad radica en mantener, como salvavidas, el enorme cúmulo de dólares que envían los trabajadores migrantes. Vital subsidio que engrasa la ineficiente maquinaria social y productiva, a la vez que prolonga la agónica fase terminal de un modelo injusto y por demás exhausto.
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b).- “Todo para los de siempre,...concentrar lo conccentrdo...” México S.A., Carlos fernádez Vega, a Jornada, Marzo 22

1 comment:

Jus Post Bellum said...

Thiss is a great post thanks