El defensor de Enrique Peña Nieto
El iracundo sujeto...proclive a la violencia
Eco del debate entre candidatos presidenciales, episodio ejemplar del papel desempeñado por los intelectuales mediáticos en la actual campaña electoral, este jueves se suscitó una enconada confrontación verbal entre Héctor Aguilar Camín y Jenaro Villamil, en el programa de MVS Noticias, conducido por Carmen Aristegui.
El autor de La guerra de Galio irrumpió en la escena radiofónica, de manera abrupta y agresiva, para descalificar a quienes escriben sobre el matrimonio por conveniencia del abanderado del PRI con el Canal de las Estrellas y presentan a Enrique Peña Nieto como producto de la maquinaria televisiva.
El historiador exigió ser entrevistado en el noticiero para aclarar el origen de la información sobre el pago a Televisa, de casi 700 millones de pesos en un solo año, por gastos de publicidad en favor del ex gobernador del estado de México, publicados hace más de cinco años por el periodista de la revista Proceso.
A pesar de ello, durante su intervención Aguilar Camín no se limitó a aclarar los señalamientos que indirectamente se le hicieron. Por el contrario, asumió, indistinta y alternadamente, el papel de agraviado, defensor de Enrique Peña Nieto, periodista, abogado de Televisa, crítico del gobierno de la ciudad de México y profesor en ciencias de la comunicación. Justificó su participación en el programa Zona Abierta de Televisa, señalado en los trabajos de Jenaro Villamil como parte del convenio entre el gobernador del estado de México y la televisora. El historiador arguyó que él no fue responsable del manejó de las finanzas, porque la comercialización la realizaba otra empresa.
Pero la autodefensa del novelista duró realmente muy poco tiempo. Breves instantes después de iniciarla, abandonó su papel de víctima para atacar a Villamil, defender al ex gobernador mexiquense y a Televisa, y presentarse como el juez supremo del periodismo que dice quién es periodista y cuándo es legítimo proteger la identidad de una fuente.
Visiblemente alterado, levantando la voz y arrebatando la palabra, el autor de Morir en el Golfo quiso desacreditar a Villamil. Se refirió a la documentación ofrecida por el periodista como
“ un papelito ”. Y, de paso, trató de desacreditarlo diciendo que su “credencialita de Proceso” no valía nada. Jenaro Villamil se negó a dar a conocer la fuente que le proporcionó los datos sobre los gastos de Peña Nieto en Televisa, argumentando la necesidad de proteger a los informantes cuando están en peligro. Su fuente, dijo a Aguilar Camín,
“ está dentro de la empresa en la que trabajas, Héctor ”.
El periodista de Proceso publicó hace más de cinco años la información que explica cómo se construyó un plan de acción que, desde 2005 a 2011, impulsó la figura del mexiquense como un político en busca de la Presidencia de la República.
En este plan desempeñó un papel central la empresa TV Promo, Radar Servicios Especializados –brazo político y financiero de Televisa–, que se le otorgó al futuro candidato asesoría y promoción en medios de comunicación. Así, por ejemplo, Alejandro Quintero Íñiguez es, simultáneamente, miembro de la junta directiva y del comité ejecutivo de Televisa, y accionista e integrante del consejo de Grupo TV Promo.
Curiosamente, Quintero y Aguilar Camín son amigos muy cercanos, de muchos años, y socios desde la época en que crearon la empresa Quan (por los apellidos de Quintero, Aguilar y Bruno Newman).
Sospechosamente es hasta ahora, más de cinco años después de aparecida la información, que, en plena campaña electoral, justo después de que Andrés Manuel López Obrador la utiliza en el debate del pasado domingo como parte de sus argumentos contra Enrique Peña Nieto, que Aguilar Camín responde. No lo hizo antes, dijo a Aristegui, porque le parecía
“ una sandez ”.
Intelectual mutante llamó el ex presidente Carlos Salinas de Gortari a Héctor Aguilar Camín. Pudo haberlo calificado, también, de manera más directa, como un profesional del acomodo.
El ex mandatario sabe de lo que habla. Durante muchos años fue su publicista de cabecera hasta que saltó al barco del zedillismo, cuando su amigo cayó en desgracia y se convirtió en un personaje incómodo. Julio Scherer documentó este viraje del escritor en La terca memoria.
Para refrescarle la memoria a su antiguo consejero, Salinas escribió en abril de 2011: “Tal vez por sus mutantes afinidades, Aguilar no recuerda ahora la reunión que tuvimos en la tarde del 21 de agosto de 1994, el día de la elección presidencial, mientras se cerraban las casillas electorales en el país, sentados en el jardín de la residencia oficial de Los Pinos (...) el intelectual me dijo que esa elección era ‘un avance sin precedente en la vida democrática de México’”.
El actual salto al ruedo de Aguilar Camín es el anuncio de una acción más decidida de los intelectuales mediáticos en la defensa de Peña Nieto en la fase final de la campaña. En la hora en la que propaganda, entretenimiento e información se mezclan para dar cuenta de lo que Jacobo Zabludovsky llama el
“ Gran Circo Primero Julio, único circo de cuatro pistas en el mundo ”, las voces y plumas de los concesionarios de la radiotelevisión se aprestan, como modernos espadachines, a batirse a fondo contra aquellos que denuncian que la candidatura del mexiquense es una creación del Canal de Las Estrellas, socios, derivados y conexos de la República Mexicana.
No hay en ello novedad. La historia de este maridaje viene de atrás. Después de las elecciones federales de 2009, un número importante de analistas políticos concluyeron que el regreso deltricolor a Los Pinos en 2012, y la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto eran un hecho consumado.
Desde la barra
“ analítica ”de Televisa, diversos comunicadores orgánicos vaticinaron la imagen de un candidato invencible y el inevitable retorno de Atlacomulco reloaded. ¡Eso, tres años antes de la realización de los comicios!
Ahora, las cartas están sobre la mesa. La pretensión de descalificar con estridencia y patanería a los críticos de Peña Nieto, y fijar el canon periodístico, anuncia la forma en la que se pretende tratar a la prensa independiente y las voces críticas si el candidato tricolor triunfa en los comicios.
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