Friday, August 02, 2013

El trabajo le da sentido a la vida humana



    Don Raúl Vera entrevistado por René Zúñiga en el 2010



El trabajo le da sentido a la vida humana

Homilía de Fray Raúl Vera López, O. P.
Quinto día del Novenario del Santo Cristo de la Capilla
Catedral de Santiago Apóstol,
Saltillo, Coahuila
31 de julio del 2013

Cuando el Señor Jesús dice al final de la parábola (Mt. 20, 1-16) los últimos serán primeros y los primeros últimos, sin duda se refiere a la llegada de los paganos a la fe; dice que las prostitutas y los publicanos se adelantarán en el reino de los cielos; los que ostentaban en aquel tiempo los primeros lugares entre los judíos eran los sacerdotes y los fariseos, estos últimos cultivaban la ley; es decir, primero llegarán al reino las personas que tienen sentido común, las personas que se han formado un concepto humano de la existencia según el proyecto de Dios.

El joven que desea cambiar
Esta parábola también tiene que ver con la parte anterior a esta cita del evangelio y que trata sobre el joven rico (Mt. 19, 16-30); el joven tenía muchos bienes y le preguntó al Señor ¿qué tengo que hacer para entrar a la vida eterna?, el Señor le dijo: anda ve, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y vente a predicar el Reino de Dios; no siempre son así las cosas de que quienes quieran entrar al Reino de Dios deben vender y/o regalar todo y después se acerquen, no; Jesús está con un joven donde su riqueza era fruto de la mentalidad de “el que tiene más saliva, come mas pinole”; era un sistema económico como el establecido hoy donde unos cuantos ganan a costa de los miles. Es el caso de los trabajadores que no les favorece la Ley Federal del Trabajo porque se les niegan prestaciones a las que tienen derecho, se les niega un contrato donde la jornada laboral ya no son las ocho horas establecidas, sino horas que el patrón decida, a veces hasta 14 ó 16 sin recibir pago por las extras. Esto obstaculiza la presencia de la persona en su familia, merma la educación de los hijos y se ausenta el descanso debido; un trabajador después de 14 horas de trabajo corre mas riesgo de tener accidentes, cometer imprudencias y desgastarse; hoy existe esta mentalidad contraria al plan de Dios; esa era la mentalidad del joven rico, por eso Jesús le dijo que se deshiciera de sus bienes y regresara a predicar el Reino desde otra modalidad, desde otro sistema en el que se tuviera un acceso debido a una vida con dignidad, donde existiera un equilibro, una estructura justa porque sus papás habían vivido en un sistema inhumano ante Dios, y le pregunta ¿quieres entrar en la vida eterna? deja eso que es producto de muchas injusticias estructurales y ven anuncia el Reino en donde verdaderamente todos tengan derechos. Esta parábola muestra la generosidad de Dios.

Ganar más, ganar todo

Otro punto importante en esta parábola es sobre los que llegan a última hora porque no tienen trabajo, nadie los contrata y ese es un problema hoy, la desocupación de los trabajadores o el “paro” como le llaman en España, cuando la gente está sin trabajo. ¿A qué se debe esto? Se debe a que hoy se hace el dinero del dinero, se ha perdido el verdadero sentido del significado del dinero que representa los bienes necesarios a la vida que se puede adquirir, producto de un trabajo, este equilibrio entre el trabajo y la adquisición, mediante el dé los bienes necesarios al sustento de la vida de todo ciudadano y quienes depende de él, es lo que regula la economía dentro de un sistema social.
El dinero que se gana mediante el trabajo para elaborar los recursos que la tierra nos ofrece, y transformarlos en bienes de servicio, es un proceso necesario para sustentar la vida humana sobre el planeta. El trabajador debe tener un salario digno para cubrir necesidades elementales de él y su familia como una casa, todos los servicios que una vivienda requiere, manutención de los alimentos, la educación, la salud de toda la familia, el vestido, etcétera, porque según la ley en nuestro país los trabajadores deben recibir un salario suficiente para mantener cuatro familiares con todo lo que necesitan como seres humanos, para que se tenga tranquilidad, tiempo de descanso y poder vivir como Dios ha dispuesto que vivamos los seres humanos.
Desgraciadamente este sentido del trabajo se ha perdido; ese afán de darle un valor al dinero en orden a la ganancia del que produce y del que vende las cosas y no para proporcionar todos los enseres que le sean necesarios para una vida digna, ha hecho perder el sentido que tiene el trabajo; a este afán de ganancia se le llama tener competitividad. Consiste en que el empresario gane mucho para derrotar y destruir al productor y vendedor que tiene enfrente. El empresario se tiene que hacer rico, y para lograr eso no importa que exprima al trabajador y lo arruine al disminuir las prestaciones laborales, exigirle horas extras por encima de las 8 establecidas, y que esas ya no se les paguen al doble del salario; el patrón tiene que acumular dinero; la ley del libre comercio es ganar para que sea productiva la empresa; todo esto lo fomenta la codicia, el poder que se adquiere sobre el desprecio de la vida humana.

Sistema injusto
Esta Parábola de los Trabajadores de la Viña de Mateo (Mt 20,1-16) está contextualizada en la invitación que Jesús hace al joven rico para que lo siga y se venga a predicar el Reino, pero le pide que venda todos sus bienes y el producto de la venta lo entregue a los pobres (Cf. Mt 19,16-22); le pide que se salga del  sistema de estructura de injusticia que ha permitido a su familia acumular lo que él recibió de ella en herencia. Es el sistema estructural que le ha permitido tener una fortuna. Esta articulación de la sociedad que favorece a unos cuantos no es lo que Dios quiere; Jesús le invita a salirse de ahí deshaciéndose de un dinero tan contaminado de injusticias y que empiece a anunciar  el Reino de la justicia.
Actualmente tenemos un sistema económico donde lo que debe de ganar el que produce verdaderamente sea de acuerdo al que le produce, no piensa en satisfacer una necesidad real que sirva al sustento de la vida de quien va a comprar lo que produce. Las necesidades del que necesita el bien que le va a comprar a quien lo fabricó, no son el principal objetivo de quien fabrica los bienes, su principal objeto es ganar mucho de sus productos, por eso les pone un precio alto, no le interesa si ese bien es indispensable a la vida del prójimo, no le importa, incluso tirarlo, con tal de que el precio sea muy alto, porque su interés principal no es servir a la vida de las y los demás, sino ganar. El precio debe tener un equilibrio entre lo justo que debe ganar quien lo produjo, y la necesidad a satisfacer en quien lo necesita comprar. No, hoy el interés de la persona que necesita un determinado bien para satisfacer su salud, su alimentación, su educación, etc., no es lo principal para el fabricante, sino la ganancia. Esto también afecta al salario, porque el fabricante ansioso de ganar, hace que el Estado asigne salarios miserables que nada tienen que ver con el costo de la vida. De modo que la codicia es lo que impera en el sistema de mercado actual, no importa el ser humano y la satisfacción de un nivel de vida digna para las personas.
Tampoco interesa crear fuentes de trabajo con salario digno, de manera que la competencia del mercado laboral obligue al empresario a pagar bien para sostener en buen nivel de producción su empresa. No, él invierte su dinero en la bolsa que le produce muchas ganancias. Ese dinero, ganado en la especulación, que es un dinero hecho del dinero, no tiene nada que ver con los obreros y su trabajo, ni el respeto a las leyes laborales, ni con la obligación de mantener unas justas relaciones con el trabajador por medio de un sindicato fuerte, pues ahora el empleo se contrata por empresas subrogadas que le permiten al dueño de la fábrica no preocuparse de pensiones, ni de derechos sindicales, etcétera. Eso ya no interesa, los empresarios y financieros tienen a su servicio a la clase política y tienen asegurada a la mano de obra cautiva en un sistema moderno de esclavitud para que el empresario gane mucho. Por eso México es un país donde poco menos de la mitad de los mexicanos, 53 millones viven en pobreza, lo que quiere decir que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas, y de esos 53 millones un 80% viven en pobreza extrema es decir, en condiciones infrahumanas ¿Qué es esto?  ¿Qué está pasando?

La tierra es de todos
Cristo nos muestra la magnanimidad de Dios en la parábola de los trabajadores de la viña (cita arriba mencionada). Para Dios, en esta tierra todos tienen derecho a una vida digna. En la Parábola aludida la viña es el mundo y el dueño es Dios. La tierra es para que se viva dignamente y así lo hace ver a través del dueño de la viña que  sale a contratar personal a diferentes horas del día: a las 6:00 de la mañana y a las 9:00 de la mañana; a las 12:00 del mediodía y a las 3:00 de la tarde; finalmente, a las 5:00 de la tarde; el horario es de seis a seis y a quienes invita, al final del día les paga la misma cantidad que ganan los que estuvieron todo o casi todo el día, les paga a todos por igual sin importar la hora en que se contrató. Esto significa que Dios quiere la vida plena para todos sus hijos. Igual podemos ver en la parábola del hijo pródigo; al hijo pródigo, su Padre, que es el dueño de la hacienda, no le reclama todo lo que se gastó de mala manera, lo que le interesa es que regrese a casa; lo que representa la casa es el Reino, ahí hay vida digna para todos, los empleados son servidores del Señor de la hacienda y colaboran con él participando con su trabajo a la vida digna que todos disfrutan ahí; mientras que el hijo mayor no disfrutaba esa vida pues era codicioso y estaba esperando que se muriera el papá para heredar todo y darse una vida de lujo; en cambio, el hijo pródigo viene con otro espíritu a participar de la vida que su padre proporciona a todos los que viven ahí, incluso ya no quiere heredar, le basta ser un empleado más pues los servidores de la casa son los que están en la dinámica del Reino y entienden al Padre, Señor de la casa, son los que entienden que se debe compartir todo de manera digna, esos son los otros obreros del Reino. En ellos y la vida digna que viven junto al Padre piensa el hijo pródigo para regresar a la casa paterna. Él ya sabe distinguir entre un sistema injusto y el espacio digno que encuentra en la casa de su Padre, aún cuando sea sólo un obrero más de la hacienda. En esa parábola Cristo enseña que Dios quiere la vida plena para todos los hombres y las mujeres que viven en la tierra.

A trabajar por un mundo justo
Por eso los cristianos tenemos que trabajar para la construcción de un mundo justo y lograr una vida plena para todas y todos; nuestro criterios deben cambiar, nuestra perspectiva debe cambiar si queremos construir un mundo donde Dios reine y los resultados de ese reinado de Dios en la historia nos lleven a vivir el amor y la paz; tenemos que recuperar el equilibro de la sociedad; reconstruir el mundo justo que Dios nos pide. Tenemos que anunciar y provocar con nuestra presencia activa en la sociedad las estructuras justas que las instituciones  políticas deben construir. Lo mismo debemos promover en cuanto a las estructuras económicas que deben formar los sistemas financieros, los sistemas empresariales, los sistemas bancarios y todo lo que se maneja en cuanto a los recursos materiales de la tierra, representados por el dinero. Tenemos que luchar porque todas y todos tengan un trabajo digno; que desparezcan estos desajustes y las estructuras que producen inequidad. Debemos impulsar el cambio del sistema económico que produce desigualdad, que produce las ganancias jugosas para unos cuantos y el salario miserable que no sirve a nadie para vivir.
Nosotros como cristianos no sólo nos toca venir al templo, sino también darle importancia a la misericordia; ayer veíamos el caso de los migrantes, antier el de los presos y hoy vemos el caso de las trabajadoras y los trabajadores, el de los desocupados; las estructuras laborales injustas donde se explota a la gente, sistema que ha sido creado a propósito, no es una casualidad; el sistema está creado para que se multiplique la ganancia para unos cuantos, para que seamos esclavos; vemos la desocupación enorme que hay cuando la mitad de todos los mexicanos y las mexicanas que está en edad productiva están en el trabajo informal, es decir, inventan sus empleos. ¿Con qué cara nos presumen los políticos que son los sacrificados y nuestros servidores si vemos los signos que sus gobiernos producen? No podemos quedarnos en la propaganda del cambio, nuestros criterios cristianos tienen que ajustarse al Evangelio de Jesús, como hoy lo estamos escuchando.
Hoy lo dice San Pablo, una persona que tiene trabajo es una persona digna, una persona que no tiene trabajo es una persona que se enferma, que vive todos los días angustiada, que se siente mal. El trabajo le da sentido a la vida humana. Cristo nos dice en el evangelio de San Juan: Mi Padre y yo siempre trabajamos, y yo no hago sino lo que veo que hace mi Padre; por eso siempre hay que estar al pendiente de los y las demás, de nuestros semejantes, no podemos ser egoístas; necesitamos ser menos codiciosos y menos encerrados en un mundo materializado.


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