Wednesday, August 13, 2014

Atenco, lucha permanente en defensa de la tierra

Entrevista con Ignacio del Valle



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Lourdes Rudiño



“Sólo unidos, basados en la razón del derecho legítimo a nuestras tierras, logramos tirar los decretos” que el gobierno federal había expedido en 2001 para expropiar una superficie de más de cinco mil hectáreas en la región aledaña al Lago de Texcoco, y particularmente en el municipio de San Salvador Atenco, con el fin de construir un nuevo aeropuerto internacional.
“Con ello vino una confianza de que sí se puede, y que organizados el peso de la razón gana”. Es así como Ignacio del Valle se refiere a los hechos sucedidos en 2001 cuando 13 comunidades de Atenco, Chimalhuacán y Texcoco, conformaron el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FDPT) casi de manera inmediata luego de que el 22 de octubre el gobierno de Vicente Fox emitió los decretos expropiatorios.
Integrados en el Frente, recuerda, la población decidió no dejar la tierra. “Eso tuvo que ver con reuniones en la plaza, deliberaciones sobre lo que iba a pasar con el agua –pues somos pueblos de agua-; sobre las reubicaciones que nos ofrecían en unas ‘palomeras’ a las faldas de un cerro de Ecatepec; la preocupación porque nuestra vida siempre había sido y sigue siendo al aire libre, con los espacios que tiene un pueblo, esos espacios que nos dan un ambiente de libertad y de campo, que representan una forma de vida. El proyecto del aeropuerto cambiaba radicalmente esa forma de vida, prácticamente nos extinguían”.
Y en Atenco más de 80 por ciento de las tierras que pretendían ser afectadas por la expropiación son de labranza. “Por eso en Atenco surgió con más ímpetu la inconformidad, y luego los demás pueblos se adhirieron a esa razón de defender la tierra”, comenta Del Valle y explica: “esta zona, como muchas de nuestro país, es consecuencia de  lo que fue la lucha de la Revolución Mexicana; nuestros abuelos nos platicaron cómo fue su vida de niños, cuando sus padres trabajaron en la hacienda y cómo se recuperaron esas tierras para formar el ejido. Ese conocimiento nos llevó a reflexionar y a que el pueblo todo se movilizara. Todos nos sentíamos afectados por este despojo y desplazamiento automático de comunidades. Nos estaban quitando prácticamente el suelo donde nacimos”.
Atenco se mira hoy como un lugar emblemático de la defensa de la tierra. Pero no sólo por lo vivido en 2001 y por el éxito de los pueblos al lograr la derogación de los decretos expropiatorios nueve meses después de su expedición. Lo es también porque la defensa de la tierra continúa vigente, pues el interés por quitársela a los pueblos sigue vivo.
Ignacio del Valle, quien ha sufrido encarcelamiento y persecución, igual que algunos miembros de su familia a lo largo de esta lucha, comenta cómo desde el sexenio pasado la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se ha pervertido y corrompido institucionalmente para convertirse en intermediaria y trabaja con denuedo ya no para lograr la expropiación sino para convencer a los pobladores de las 13 comunidades, y otras más vecinas, a fin de que vendan sus tierras. Asimismo, el actual comisariado ejidal de Atenco, Andrés Ruiz Méndez, ha convocado asambleas de manera amañada con el propósito de dividir al pueblo, dividir a los campesinos, y modificar el carácter de la tierra de ejidal a privada. Para ello, por ejemplo ha dado ilegalmente voz y voto a 700 posesionarios, cuando los únicos que pueden tener voz y voz son los 530 ejidatarios.
Comenta Del Valle que los intentos de despojo se realizan de manera disfrazada, primero la Conagua dijo que la tierra la querían para un parque ecológica, ahora lo que se informa es que se busca establecer una “ciudad futura”. En realidad, señala, lo que hay aquí es una voracidad del gran capital, encabezada por el Grupo Atlacomulco, y con participación de empresas que actúan de forma corrupta como la constructora española OHL, y lo que quieren es revivir el proyecto del aeropuerto y todo alrededor la llamada ciudad futura, con servicios e instalaciones que nada tiene que ver con el interés campesino. “Y ¿qué va a pasar? Yo sé lo que va a pasar. Los que estamos decididos a no dejar la tierra vamos a dar todo porque no suceda esto, tenemos que agotar todas las formas que existen en ese derecho, pues tenemos la razón y vamos a defender la herencia de nuestros abuelos”.


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