Entrevista con
Ignacio del Valle
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Lourdes Rudiño
“Sólo unidos, basados en la razón del derecho legítimo a nuestras tierras,
logramos tirar los decretos” que el gobierno federal había expedido en 2001
para expropiar una superficie de más de cinco mil hectáreas en la región
aledaña al Lago de Texcoco, y particularmente en el municipio de San Salvador
Atenco, con el fin de construir un nuevo aeropuerto internacional.
“Con ello vino una confianza de que sí se puede, y que organizados el
peso de la razón gana”. Es así como Ignacio del Valle se refiere a los hechos
sucedidos en 2001 cuando 13 comunidades de Atenco, Chimalhuacán y Texcoco,
conformaron el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FDPT) casi de manera inmediata
luego de que el 22 de octubre el gobierno de Vicente Fox emitió los decretos
expropiatorios.
Integrados en el Frente, recuerda, la población decidió no dejar la
tierra. “Eso tuvo que ver con reuniones en la plaza, deliberaciones sobre lo
que iba a pasar con el agua –pues somos pueblos de agua-; sobre las
reubicaciones que nos ofrecían en unas ‘palomeras’ a las faldas de un cerro de
Ecatepec; la preocupación porque nuestra vida siempre había sido y sigue siendo
al aire libre, con los espacios que tiene un pueblo, esos espacios que nos dan
un ambiente de libertad y de campo, que representan una forma de vida. El
proyecto del aeropuerto cambiaba radicalmente esa forma de vida, prácticamente
nos extinguían”.
Y en Atenco más de 80 por ciento de las tierras que pretendían ser
afectadas por la expropiación son de labranza. “Por eso en Atenco surgió con
más ímpetu la inconformidad, y luego los demás pueblos se adhirieron a esa
razón de defender la tierra”, comenta Del Valle y explica: “esta zona, como
muchas de nuestro país, es consecuencia de lo que fue la lucha de la
Revolución Mexicana; nuestros abuelos nos platicaron cómo fue su vida de niños,
cuando sus padres trabajaron en la hacienda y cómo se recuperaron esas tierras
para formar el ejido. Ese conocimiento nos llevó a reflexionar y a que el
pueblo todo se movilizara. Todos nos sentíamos afectados por este despojo y
desplazamiento automático de comunidades. Nos estaban quitando prácticamente el
suelo donde nacimos”.
Atenco se mira hoy como un lugar emblemático de la defensa de la
tierra. Pero no sólo por lo vivido en 2001 y por el éxito de los pueblos al
lograr la derogación de los decretos expropiatorios nueve meses después de su
expedición. Lo es también porque la defensa de la tierra continúa vigente, pues
el interés por quitársela a los pueblos sigue vivo.
Ignacio del Valle, quien ha sufrido encarcelamiento y persecución, igual
que algunos miembros de su familia a lo largo de esta lucha, comenta cómo desde
el sexenio pasado la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se ha pervertido y
corrompido institucionalmente para convertirse en intermediaria y trabaja con
denuedo ya no para lograr la expropiación sino para convencer a los pobladores
de las 13 comunidades, y otras más vecinas, a fin de que vendan sus tierras.
Asimismo, el actual comisariado ejidal de Atenco, Andrés Ruiz Méndez, ha
convocado asambleas de manera amañada con el propósito de dividir al pueblo,
dividir a los campesinos, y modificar el carácter de la tierra de ejidal a
privada. Para ello, por ejemplo ha dado ilegalmente voz y voto a 700
posesionarios, cuando los únicos que pueden tener voz y voz son los 530
ejidatarios.
Comenta Del Valle que los intentos de despojo se realizan de manera
disfrazada, primero la Conagua dijo que la tierra la querían para un parque
ecológica, ahora lo que se informa es que se busca establecer una “ciudad
futura”. En realidad, señala, lo que hay aquí es una voracidad del gran
capital, encabezada por el Grupo Atlacomulco, y con participación de empresas
que actúan de forma corrupta como la constructora española OHL, y lo que
quieren es revivir el proyecto del aeropuerto y todo alrededor la llamada
ciudad futura, con servicios e instalaciones que nada tiene que ver con el interés
campesino. “Y ¿qué va a pasar? Yo sé lo que va a pasar. Los que estamos
decididos a no dejar la tierra vamos a dar todo porque no suceda esto, tenemos
que agotar todas las formas que existen en ese derecho, pues tenemos la razón y
vamos a defender la herencia de nuestros abuelos”.
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