Escrito por Jenaro Villamil el 19 diciembre 2011 a las 11:48 am en Arte y Cultura
El domingo se reunieron en el Palacio de Bellas Artes amigos, ex colaboradores y artistas plásticos para recordar el centenario del natalicio de Fernando Benítez, periodista, investigador y fundador de suplementos culturales que arroparon a toda una generación de escritores como Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, entre muchos otros.
A riesgo de frustrar “mi ambición política de ser diputado suplente por Atlacomulco”, José Emilio Pacheco, el poeta y recién galardonado Premio Cervantes de las Letras, expresó con tino y humor una reflexión que parece sintetizar el fondo de la polémica reciente por la incapacidad de Enrique Peña Nieto y de otros políticos por citar correctamente lecturas y autores:
“En general, la cultura ha vuelto a ser lo que era antes de Benítez: el patito feo, la paginita escondida entre las secciones de espectáculos. el resultado de esto no es sobre la literatura, es sobre la cultura y el pensamiento”, sentenció para abrir boca.
“Nuca pensamos que se pudiera dar un Peña Nieto y es consecuencia de ese deterioro. Dicen sus defensores que qué importancia tiene que un candidato no lea, si él quiere ser presidente y no integrante de la Academia de la Lengua. Si no lee, no puede tener lenguaje, y si no tiene lenguaje, no puede pensar en los problemas del país”, abundó el autor de Inventario, su columna imprescindible en la revista Proceso.
“No quiero ensañarme con ningún caído, pero me parece una absoluta y auténtica tragedia, no de este señor, sino de México. Este señor debe enfrentar este país tan difícil en los próximos seis años. Los límites del lenguaje son los del pensamiento. ¿Cuál puede ser el pensamiento de una persona así? Lo veo, no como un fracaso de él, sino de todos los que hemos trabajado en la cultura mexicana”, abundó Pacheco, famoso entre sus amigos por este lúcido pesimismo que tanta falta nos hace.
El problema es que Peña Nieto y muchos candidatos sí tienen un lenguaje o un antilenguaje: es el delspot, el de las frases huecas que inventa la mercadotecnia para decirnos nada y llegar a las emociones, no a la razón.
Como prueba de esta misma pobreza de lenguaje, Peña Nieto ahora reviró en su discurso de inscripción formal a la candidatura presidencial del PRI que se puede olvidar de autores, pero no de la pobreza ni de la violencia del país. ¿Existe, acaso, una diferencia entre olvidar lecturas y olvidar realidades? ¿Cómo conocer la realidad si no se lee? Incluso, es un hecho que el libro de Peña Nieto no fue ni siquiera escrito por él mismo, sino por un grupo de “escritores fantasmas” para que dijera lo que los sectores de interés quieren.
Lo peor en este episodio es la impostura. Y con la impostura viene el humor involuntario. Ahí está el caso del ex secretario de Salud y aspirante a gobernador de Guanajuato, José Angel Córdoba Villalobos, quien quiso lucirse y realizó el mejor spot de la temporada: “Yo leí El Principito, de Nicolás Maquiavelo”.
No comments:
Post a Comment