Taxco, 28 de abril. “La literatura guerrerense existe y es fantástica, compleja pero a la vez descarnada y más si proviene desde las mujeres que por necesidad sentimos acercarnos a las letras”, expresó la promotora cultural y escritora, Oralia Ramírez, quien relató que el rock fue una fuente de riqueza para entrar de lleno a la literatura, por las vivencias que tuvo en Chilpancingo y entender que ambos están ligados intrínsecamente en un proceso social que permite elevar el espíritu y el intelecto no desde el rol de género, sino de la perspectiva humana.
La escritora guerrerense recordó su incursión a la literatura desde la preparatoria, cuando su maestra por azares del destino le prestó libros de Juan Sánchez Andraca, a partir de ahí reconoció que la vocación por servir a literatura, no sólo como un sentimiento más o parte de una pasión por las letras, sino su nuevo mundo, su nueva forma de vida que la alimentará por la eternidad.
Con cierta nostalgia y sin remordimiento alguno, Oralia Ramírez reprochó el papel que juega la mujer en el terreno de la literatura en la entidad, aunque en los últimos tres años las escritoras han ido en aumento.
Enarboló los trabajos de la docente Blanca Estela Vázquez, Judith Solís o bien a las noveles Xóchitl Juárez, Roxana Cortés Molina, Yelitza Ruiz, entre otras, y aceptó la complicación que hay en el mundo de las letras por tener la condición de mujer.
“Sabemos que es difícil ser promotora cultural y más cuando hay un jaloneo en esto de que soy hombre y tú eres mujer, en el que se escribe, se intenta y eso es complicado; sin embargo, vamos a seguir luchando por un lugar”, manifestó.
Rechazó que las diferencias que hay dentro de la literatura guerrerense sean parte de una lucha, “pero como mujeres tenemos que pelear los espacios y sin que esto suene dramático”.
Pidió que se deje de ver como una lucha o como si fuera un trofeo obtener “un espacio en la literatura, para ver quién es el mejor entre el hombre y la mujer, porque es mejor que aprendiéramos a escucharnos; que dejáramos de tender esas redes intrincadas y que nos veamos como seres humanos”.
–¿Es difícil llegar hasta esa parte?
–Sí, es complicando.
–¿Es difícil o complicado?
–Sí, es difícil (risas), es complicado, complejo, porque entre nosotras mismas hay cosas tristes, pero nuestra postura va más allá y no es un rollo de querer protagonizar o captar reflectores o ser mejores que los hombres; es otra cosa, estamos inmersos en una sombra sin horizonte, que no va por ahí lo nuestro y sí es aterrador, porque por un lado manejan una cosa y en la praxis hay contradicciones.
La escritora oriunda de Copala aseguró de manera cabal y firme que hay y existe una literatura guerrerense “y si creo en la propuesta de los que están en las letras”.
–Entonces, la literatura guerrerense ¿cómo es, cómo se da, cómo se genera, en qué momento surge y por qué?
–La literatura que se hace en Guerrero no es uniforme, sino compleja y se genera no en un plan de pose, sino en el momento de una necesidad y cada creador tiene su propia seducción, por eso no podemos encasillarla.
Hizo un recuento de su vida y aseguró que las letras llegaron en un momento importante de su vida y más cuando tuvo un acercamiento con el rock, con los chavos de portales en Chilpancingo a finales de la década de 1990, donde se fortaleció su vida por las letras y aceptó que este género musical es inherente y a la literatura.
Dijo que ha participado en algunos talleres y ha tenido la oportunidad de estar dentro del proyecto de Rojo Siena, además de tener obra sin haber logrado una publicación, porque es difícil en Guerrero hacer publicaciones y más si se es mujer.
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