Está en forma, vivaz, lúcido. Quien lo viera, tranquilamente sentado en la sala de su casa, no advertiría en él los rasgos de la enfermedad. Sin embargo, José Cruz, poeta, escultor de canciones y líder de Real de Catorce, desde 2005 se ve aquejado por la esclerosis múltiple y la hiperhomocisteinemia, dos enfermedades que, no obstante su gravedad, no han logrado amilanarlo.
Hace un par de meses, el cantante presentó Yo creador me confieso, una antología de textos que recoge De los textos del alcohol, su primer poemario, así como “narrativa más reciente, ensayo político, poesía y la génesis de las canciones más emblemáticas de Real de Catorce”. Con ese pretexto, charlamos con él.
David Cortés: Quienes se acerquen a estas páginas, ¿tendrán un retrato más cercano al José Cruz persona que no necesariamente es el mismo que sube al escenario?
José Cruz: Los textos están escritos con mucha desnudez, con mucha honestidad, digo las cosas como las vivo y a veces estas vivencias son muy fuertes. Los lectores van a encontrar esta experiencia muy vívida, desde que andaba en el alcohol, hasta mi enfermedad. La banda quería escuchar de mis experiencias con los huicholes y pedí permiso para revelar ciertas cosas, ciertas enseñanzas que son muy profundas.
DC: Voy a morir, la biografía que escribió Juan Pablo Proal, hay pasajes muy reveladores. ¿En algún momento te acometió el pudor?
JC: Claro que sí, pero contaba las cosas como fueron o mejor me quedaba callado.
DC:Sobre todo cuando uno lee que te dedicaste a la prostitución. ¿Ser varón te permitió contarlo sin temor a alguna condena?
JC: No hay condena de ningún tipo, aquí el asunto es relatar una experiencia, se dio la situación y la viví como tal. Era muy joven, conocí a este amigo que me dio una tarjeta y me dijo que se trataba de tener citas con las mujeres. Empecé a darme cuenta de que se trataba de ser cariñosito con señoras ricas, algunas muy hermosas, otras no tanto, pero todas con mucha necesidad de afecto y eso es tremendo, porque aparentemente es un mundo en donde esa clase social lo tiene todo y no, no…
DC: Cuando nació tu hija cambiaste mucho. ¿Cuántas veces has metido el freno en tu vida?
JC: Yo les llamo transformaciones. Antes de que ella naciera, me retiré de las drogas y el alcohol; lo hice por mí, quería dejar de sufrir. Estaba hecho una mierda y si iba a tener una hija –aún no sabía si era niño o niña–, quería sostenerla sin aliento a alcohol. Esa parte me llevó a transformarme, me metí a un grupo de 24 horas y viví un cambio radical.
DC: Ahora grabas el primer disco de Lucy Blues, ¿qué significa eso, cierras el capítulo Real de Catorce y abres uno nuevo?
JC: Con Lucy Blues tomamos las canciones emblemáticas de Real de Catorce para darles un contexto más acústico hacia el blues del delta y también hay composiciones nuevas, entre ellas una que se llama “Robert Johnson aún está aquí” que es un homenaje al bluesista; pero Lucy Blues es un proyecto paralelo, porque las tocadas con Real de Catorce siguen y este año también saldrá un nuevo disco.
DC: ¿Nunca te dieron ganas de hacer un pacto como el de Johnson? (la leyenda cuenta que el guitarrista obtuvo su talento mediante un pacto con el demonio)?
JC: Tenía un pacto con el diablo, mi finalidad era destruirme; había inconciencia, la parte oscura, la sombra. Ahora llegó la otra parte; me dicen que soy un guerrero, pero lo que estoy haciendo es vivir. Sí, vivir en una situación difícil, pero con la fuerza interior que todos tenemos.
DC: ¿Qué tan importante ha sido el amor en este proceso?
JC: Fundamental, no sólo el de pareja, también el amor de los amigos, el amor a mí mismo.
DC: El impulso al blues que ha hecho Real de Catorce ha sido muy importante. Luego de casi treinta años, ¿qué se ha conquistado?
JC: Mucho. He visto ejemplos de grupos en otros estados que están tocando blues en español. Lo fundamental es que el idioma no sea un muro, por eso Real de Catorce tiene el apoyo de lo poético, pero también de lo mundano; ya no estoy high, ya aterricé un poquito, es la oportunidad de jugar con el lenguaje y el grupo ha mostrado que sí se puede hacer un blues de calidad en español. El blues tiene la ventaja de ser un sincretismo y puedo incorporar el tango, el rock duro, la milonga y otras músicas, ese es el legado que nos dejaron los negros, la idea purista quedó desgastada, incluso rebasada.
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