Monday, January 20, 2014

Neoliberalismo, deuda y crisis en la Unión Europea*


Aldo Ferrer**

l viejo continente y al mundo les conviene que la Unión Europea (UE) se consolide y juegue el papel que le corresponde –entre otras cosas, con el formidable aporte de su cultura– en la construcción de un orden mundial pacífico, seguro, con oportunidades para todos. Para tales fines, la UE confronta tres desafíos principales y concurrentes. Primero, subordinar el sector financiero a la economía real y recuperar la autonomía necesaria de las políticas públicas frente a los criterios de los mercados especulativos. Este es también un requisito de la recuperación de la economía mundial. Segundo, profundizar las normas comunitarias abarcando los lineamientos básicos de las políticas fiscales de los países miembros. Tercero, ahondar la solidaridad aceptando que, como en un Estado nacional, los problemas de sus partes componentes son problemas de todos y, en particular, que las coberturas sociales deben tener respaldo comunitario.
Este ensayo aborda varias cuestiones que se encuentran presentes en el actual escenario europeo, comenzando por las razones que explican la insistencia en las políticas neoliberales que originaron la crisis y que, en la actualidad, impiden resolverla. Y concluye con algunas reflexiones comparativas entre la UE y el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Fracaso y sobrevivencia del relato neoliberal
Los interminables problemas en que se debate actualmente la UE y sus repercusiones sobre el sistema global confirman la incapacidad del paradigma neoliberal de interpretar la realidad y promover el crecimiento de los países y la economía mundial. Todo el cuerpo teórico elaborado para exaltar las virtudes de la desregulación de la economía y la subordinación del Estado a las decisiones del mercado se ha desplomado ante las evidencias de la realidad.
Sin embargo, el relato neoliberal y el Estado neoliberal continúan imperando en el antiguo núcleo hegemónico de la economía mundial.
La crisis actual es reconocida como la más profunda desde la debacle de la década de los 30 del siglo XX. En aquel entonces, se derrumbó la organización de la economía mundial y colapsó el paradigma ortodoxo. En la actualidad, no sucede una cosa ni la otra. ¿Por qué? Por un conjunto de razones, que incluyen los diferentes alcances de la crisis en ambas épocas y la mayor gravitación de los intereses trasnacionales dentro de la economía contemporánea.
Alcances de la crisis
En la década de los 30, los gobiernos de las mayores economías siguieron políticas de “sálvese quien pueda”, abandonaron el patrón oro y el régimen multilateral de comercio y pagos, cerraron sus mercados y entraron en cesación de pagos o restructuraron sus deudas. Simultáneamente, el paradigma ortodoxo fue sustituido por el planteamiento de Keynes y la responsabilidad de las políticas públicas para administrar los mercados y sostener la producción y el empleo.
La Segunda Guerra Mundial amplió la intervención del Estado. A su término y hasta principios de la década de los 70, bajo la hegemonía estadunidense se estableció el nuevo régimen económico mundial, en torno de las instituciones de Bretton Woods y el Acuerdo General sobre Aranceles, Aduanas y Comercio. En ese escenario tuvo lugar el “periodo dorado de la posguerra”, en el cual el Estado y las políticas públicas conservaron una presencia decisiva en la evolución de la demanda agregada, la producción, el empleo y la distribución del ingreso.
En la actualidad, el orden mundial no se ha derrumbado ni, presumiblemente, lo hará, pese a la magnitud y prolongación de los desequilibrios y el deterioro económico y social, por tres razones principales. La primera, porque el Estado en las economías avanzadas del Atlántico Norte, aun bajo la hegemonía de un régimen neoliberal, conserva una participación elevada en la formación de la demanda agregada y está dispuesto a rescatar a las entidades financieras “muy grandes para quebrar”. Es la paradoja de que el neoliberalismo sobrevive precisamente por la presencia de su enemigo público número uno, el Estado.
La segunda razón radica en la profundidad de la interdependencia de las mayores economías del mundo, incluyendo las grandes naciones emergentes de Asia, inexistente en la década del los 30. Hoy son inconcebibles las políticas de “sálvese quien pueda”. Todos los principales protagonistas del orden mundial quieren evitar su derrumbe.
La tercera se halla en la dispersión del poder. En los años 30, las antiguas economías industriales del Atlántico Norte representaban dos tercios de la economía mundial y eran el centro organizador del sistema. En la actualidad, China y otras naciones emergentes deAsia y del resto del mundo han ganado peso relativo en el sistema global. Representan alrededor de 50 por ciento del producto interno bruto (PBI) mundial y son las economías de más rápido crecimiento y ritmo de transformación. En consecuencia, los problemas del viejo centro no arrastran al conjunto del sistema, y su impotencia para organizar el orden global es remplazada por la autonomía de los estados nacionales de las naciones emergentes.
En resumen, en la actualidad, la crisis tiene un piso, determinado por la presencia del Estado, la interdependencia y la dispersión del poder, que evitan el derrumbe y la desorganización del sistema, y contribuyen a la sobrevivencia del neoliberalismo y el Estado neoliberal en el Atlántico Norte y en países periféricos del resto del mundo.
Intereses trasnacionales
Actualmente, la globalización es mucho más profunda que en la década de los 30. Dentro de las antiguas economías industriales, el comercio exterior, la actividad financiera y las inversiones en el exterior de sus mayores corporaciones poseen una importancia relativa mucho mayor que en el pasado. El proceso de acumulación y distribución de la riqueza y el ingreso está estrechamente asociado a las cadenas trasnacionales de valor y a la especulación financiera. Este proceso tiene lugar en el contexto de la revolución de las técnicas de la información y la comunicación, que conforman un sistema de alcance planetario. En este escenario, en el interior de las sociedades y la política de las antiguas economías industriales, los intereses trasnacionales han ganado una influencia decisiva, sostienen el paradigma neoliberal y configuran el Estado neoliberal.
En consecuencia, en el plano de las ideas, prevalece la visión fundamentalista de la globalización, según la cual, lo primordial sucede en la esfera trasnacional y los estados nacionales han quedado reducidos a la impotencia para administrar los mercados. Por tanto, como sólo podrían ser efectivas las medidas globales supranacionales y, de hecho, como lo revela, por ejemplo, la actuación del Grupo de los veinte (G-20), no existe una gobernanza global y se debe aceptar que los estados nacionales son impotentes y que el poder decisorio radica en los mercados.
De este modo, desde finales de la década de los 70, la desregulación y la reducción de las políticas públicas destinadas a transmitir “señales amistosas” a los operadores privados delegaron en los mercados la administración del sistema. Cuando estalló la crisis, a finales de la década pasada, el Estado concurrió masivamente a rescatar al sistema financiero. Actualmente, la respuesta a las consecuencias de la crisis es el ajuste y la austeridad. Este es el comportamiento del Estado neoliberal.
El conjunto de circunstancias mencionadas, vale decir, los distintos alcances de la crisis en la década de los 30 y en la actualidad, y la mayor influencia relativa de los intereses trasnacionales respecto de la de aquel entonces explican esta extraordinaria sobrevivencia del neoliberalismo.
La crisis de deuda
En la UE, el sometimiento al paradigma neoliberal impide resolver el problema de deuda, en el cual se debaten varios de sus países miembros.
Las crisis de deuda revelan que los países han contraído préstamos más allá de su capacidad de generar excedentes de ahorro interno y divisas para su cumplimiento. Una vez que los mercados perciben el riesgo, suspenden el crédito y se desencadena la crisis. El problema puede surgir de un cambio drástico de las condiciones internacionales, como sucedió, por ejemplo, en la década de los 30. En ese entonces, la contundente caída del comercio internacional y la baja de los precios de los productos primarios provocaron la crisis y el impago de varios países latinoamericanos. Pero aun cuando el detonante sea de origen externo, siempre prexiste una situación subyacente de exceso de deuda.
En las condiciones contemporáneas, el problema se plantea cuando se configuran tres situaciones. A saber: imprudencia de las políticas del deudor, especulación del acreedor y ausencia de marcos regulatorios globales. En el primer caso, por malas políticas que generan desequilibrios en las finanzas públicas y en los pagos internacionales.
En el segundo, por la búsqueda de altos rendimientos desatendiendo el riesgo. En el tercero, por la subordinación de las políticas de los países centrales, que regulan el sistema global, a la especulación financiera.
En la resolución de la crisis financiera internacional iniciada en 2007 con el problema de las hipotecas subprime estadunidenses, predominó el interés de los acreedores. Lo mismo sucede en el tratamiento de la actual crisis de deuda soberana de varios países de la UE. Para recuperar la confianza de los mercados y cumplir las obligaciones en sus términos originales, los deudores están embarcados en un severo programa de ajuste y de “reformas estructurales” de inspiración neoliberal, con apoyo externo. Los acreedores están, hasta ahora, preservando el valor de sus activos y advirtiendo las calamidades que se producirían por una quita de la deuda. La UE está en el dilema de seguir sosteniendo el salvamento de los acreedores con fondos públicos e impulsar el ajuste de los deudores a un alto costo económico y social, por una parte, o restructurar la deuda y repartir sus costos para aliviar el ajuste y reducir el aporte externo, por la otra.
Una vez resuelta la crisis financiera global, con el apoyo masivo de los contribuyentes de las mayores economías industriales, la expansión de la liquidez de los bancos centrales y el retorno a la “normalidad” de las extraordinarias retribuciones de los gerentes de las entidades “muy grandes para quebrar”, los problemas de la UE replantean nuevamente la urgencia de la reforma de los marcos regulatorios del sistema financiero.
[…]
La unión europea y el Mercosur
La comparación del Mercosur con la UE frecuentemente ha llevado a la conclusión de que aquel es un fracaso, vista la pobreza de sus logros respecto de los de la integración europea. En tal sentido, se destaca, entre otras diferencias, el menor peso relativo del intercambio intrarregional respecto del comercio exterior de los países, la ausencia de órganos supranacionales (entre ellos, la Comisión de la UE) en los cuales los miembros delegan buena parte de la soberanía y la falta de una moneda común (el euro).
En realidad, la UE nunca fue un referente adecuado para el Mercosur por múltiples razones. Entre ellas, que el núcleo de la UE abarca economías industriales avanzadas, y el organismo del Cono Sur está integrado por economías en desarrollo. Aun antes del Tratado de Roma, el intercambio intrarregional era ya parte principal del comercio exterior de los países europeos. Además, el peso relativo de Argentina y Brasil dentro del Mercosur es mucho mayor que el de Alemania y Francia en el esquema europeo, y, por tanto, más difícil delegar en la esfera trasnacional la resolución de los problemas fundamentales.
Estas y otras diferencias de origen de los dos sistemas alcanzaban para inhabilitar la comparación de resultados y la conclusión pesimista sobre los logros y posibilidades del Mercosur. Ahora, los problemas de la UE agregan elementos adicionales para demostrar que la Unión no es un buen ejemplo.
En efecto, la experiencia del euro indica que es muy difícil delegar la política monetaria y cambiaria en una moneda común, en ausencia de un Estado nacional y de la coherencia de la totalidad de la política económica, en particular, la fiscal. Revela también que no pueden jugar con las mismas reglas economías tan distintas, como, por ejemplo, las de Alemania y Grecia. Al incorporar en el mismo espacio a países de distinto nivel de desarrollo y capacidad de gestionar la ciencia y la tecnología, es necesario contar con la solidaridad de los más avanzados con los rezagados, tal cual ocurre en un Estado nacional respecto de sus distintas regiones.
Asimismo, la integración es muy difícil cuando prevalecen los intereses especulativos de la financiarización. Los estados de los países miembros de la UE y las mismas normas del Estado supranacional de la Unión se comportan como regímenes neoliberales, subordinados a las expectativas de los mercados. Es decir, regímenes que han postergado las responsabilidades de protección social, solidaridad, desarrollo y equidad, propias del Estado nacional, y necesarias, también, en el plano trasnacional, dentro de un orden comunitario como el de la UE.
En consecuencia, la UE confronta el desafío de avanzar hacia la formación de un Estado federal europeo, en el comando de los instrumentos fundamentales de la política económica, incluyendo la moneda y el presupuesto, o aceptar la fractura del sistema dentro de alguna de las múltiples posibilidades existentes.
En resumen, el Mercosur resultó, en las condiciones de nuestra región, mucho más realista y viable que la UE dentro de las existentes en Europa. Es necesario ir paso a paso en la integración, administrando la regionalización, atendiendo a las necesidades y posibilidades de cada país. La integración implica ampliar las fronteras del desarrollo, la transformación productiva y la inclusión social de los países miembros, en una estrategia solidaria hacia dentro de la región, y de fortalecimiento de la capacidad negociadora con el resto del mundo. El Mercosur conserva así la plenitud de sus posibilidades como instrumento de los desarrollos nacionales y de la solidaridad regional.
Cuando se evalúa la experiencia en el contexto de las realidades específicas de la región, se advierte que el Mercosur ha conseguido logros importantes. Ha sido y es un proyecto positivo para fortalecer la seguridad interna y externa, la paz y la democracia. Es el ámbito donde se despliega la voluntad política de los estados miembros en la búsqueda de la convergencia y las respuestas solidarias a los problemas comunes. Se verifica, asimismo, el crecimiento de la participación de los intercambios intrarregionales dentro del comercio exterior de los integrantes del sistema, el estrechamiento de las relaciones en todos los planos, incluyendo la adopción de posiciones conjuntas frente al resto del mundo (como en el caso del Área de Libre Comercio de las Américas y la Organización Mundial de Comercio), la resolución definitiva de antiguas divergencias entre Argentina y Brasil (como, por ejemplo, los objetivos del desarrollo nuclear) y la construcción de una infraestructura de transportes y energética compartida. Los avances son considerables y marcan una diferencia notable con la situación existente en el momento de la firma, a finales de 1985, del Acta de Foz de Iguazú, por los presidentes de Argentina y Brasil, acontecimiento que constituye la auténtica partida de nacimiento del Mercosur.
La historia contemporánea y el extraordinario éxito alcanzado por las potencias industriales emergentes en Asia demuestran que es posible evitar la subordinación y el atraso en plazos históricos relativamente breves. Las circunstancias del orden global nunca han sido más favorables que en la actualidad para el desarrollo de nuestros países y su integración.
En conclusión, en un espacio solidario como el Mercosur, conservan plena vigencia la multiplicidad de acciones convergentes y posibles, y la formulación de políticas públicas de alcance comunitario que sean funcionales a los respectivos desarrollos nacionales de nuestros países, atendiendo a las circunstancias reales prevalecientes en cada uno de ellos.

* El texto publicado en este Cuaderno es un fragmento del publicado en el octavo número de la revista Crítica y Emancipación. Buenos Aires, CLACSO, 2012 y está disponible en www.biblioteca.clacso.edu.ar.

** Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Economista. PhD en Ciencias Económicas por la UBA. Embajador en Francia. Coordinador de la Comisión Organizadora del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (1965-1967). Secretario Ejecutivo de CLACSO (1967-1970).

" Para mí, leer a Juan Gelman tiene otros matices"



El pasado sábado se realizó la despedida al escritor
Para los niños robados en Argentina y luego recuperados es reconfortante platicar nuestras historias. Es justo ahí, en ese recuperarnos, donde empieza a ponerse en evidencia el fracaso de lo que fue ese plan de exterminio de las dictaduras militares
Blanche Petrich
Periódico La Jornada
Lunes 20 de enero de 2014, p. 13
En una carta fechada en 1995, Juan Gelman se preguntaba si su nieta o nieto tendría los ojos marrón claro de su nuera Claudia, o verde-grises de su hijo Marcelo. Al final resulta que Macarena, su nieta, robada al nacer, los tiene verde-gris. Y que se parece al abuelo. Es lindo saberlo. Una de las primeras cosas que uno busca cuando descubre, como yo lo hice, su verdadera identidad, son los parecidos con la familia biológica.
Entre Juan Gelman y su nieta recuperada abundan los parecidos, no sólo físicos: timidez, una cierta gravedad que se despeja cuando fluyen las palabras, celo por la vida privada. Y otras cosas que Macarena Gelman García Iruretagoyena cuenta en entrevista: Mi abuelo y yo bromeábamos. Él llegó a estudiar química antes de decidir que lo suyo era la poesía. Yo escribí cosas antes de ingresar a la Facultad de Química, pero nunca se las enseñé. Imagina lo que es enseñarle a tu abuelo un texto y tener que esperar la crítica de Gelman. No, gracias.
Macarena, que hoy tiene 37 años, pudo despedirse del abuelo. Sentada en el estudio de Gelman, en el departamento de la calle Atlixco, cuenta que en diciembre estuvo en la ciudad de México, un grato encuentro con la familia Gelman en pleno. Hace unos días regresó, apenas recibió la noticia de su muerte, para asistir a su velorio. Un viaje difícil, ya que en un hospital de Montevideo convalece su madre adoptiva, Esmeralda, una mujer mayor y muy enferma.
Actualmente Macarena trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos de Argentina y colabora con Abuelas de la Plaza de Mayo. Es responsable, precisamente, de la búsqueda e identificación de otros niños apropiados en Uruguay o de uruguayos trasladados a Argentina. Estos encuentros son algo más que una gran alegría. No sólo es reconfortante reconocernos, sino platicar nuestras historias. Es justo ahí, en ese recuperarnos, donde empieza a ponerse en evidencia el fracaso de lo que fue ese plan de exterminio de las dictaduras militares.
Se presume que la dictadura argentina robó entre 400 y 500 niños de víctimas de la represión, que fueron entregados a familias de represores. Hay hasta la fecha 109 hijos recuperados. Un solo caso en Uruguay, el de Macarena. Hay otros 14 de hijos de uruguayos localizados en Argentina.
Sus padres fueron capturados por militares argentinos en Buenos Aires, en agosto de 1976. Marcelo Gelman Schuberoff, de 20 años, fue ejecutado días después. Su madre, Claudia, entonces de 19 años y embarazada, fue llevada en secreto, ilegalmente, en un avión militar a Montevideo. La niña nació en un hospital castrense y fue entregada a un comisario que la registró como hija propia.
Bajo la mirada amorosa de Galeano
Cuando se produjo el encuentro con Juan Gelman, en 2000, Macarena tenía 23 años.
“Su búsqueda duró tres años. La mujer de Gelman, Mara Lamadrid, fue imprescindible en la investigación. Un día me citaron en la oficina de una congregación religiosa en Montevideo. Ahí estaba Gelman con mucha curiosidad. Todos estábamos muy nerviosos, pero la conversación fluyó. Los días siguientes tuvimos otros encuentros en casa de Eduardo Galeano y su esposa Elena, todo muy reservado, porque alrededor, en los medios, había mucho ruido, mucha expectación.
“Mis abuelos fueron sumamente cuidadosos. Y esa fue la diferencia para que todo se diera lo más naturalmente posible, dentro de lo antinatural de la situación. De a poco nos fuimos conociendo y nuestra relación de ese primer tiempo estuvo signada más que nada por las cosas que había que hacer, presentaciones judiciales, los análisis de ADN…”
–¿Cómo vivió el momento de reconocer la verdad que revelaba el ADN?
–En realidad, contrario a lo cautelosa que soy yo siempre; había algo que me decía que sí, que eso era así, antes de tener la certeza.
–¿Para usted se trató de construir una nueva identidad?
–Más que encontrar una nueva identidad, era como recomponer esa identidad robada y conciliarla con la que me fue dada y que viví en 23 años de vida. Es un trabajo de reconocer, de reintegrar, de conciliar, de deshacerse de cosas que a uno no le hacen bien.
Foto
María Macarena Gelman García Iruretagoyena, en el domicilio de su abuelo en la colonia Condesa de la ciudad de MéxicoFoto María Luisa Severiano
–¿Cómo se fue revelando el abuelo, Juan Gelman?
–A quien tenía que conocer yo era a mi abuelo, y resulta que era el poeta, el hombre con trayectoria pública. Lo que nos tocó hacer a los dos es recuperar nuestra historia en común y agregarle más vivencias. Ese es el abuelo que quedará en mi corazón.
–¿Se ha acercado a su poesía?
–No tanto como hubiera querido. Para mí, leerlo tiene otros matices. Muchas cosas tienen que ver con mi padre y lo he leído más desde ese lugar. Es algo que me ha llevado tiempo.
–En los medios la definen muchas veces como la niña nacida en cautiverio.
–Todo empezó con el relato de mi historia personal. Empecé a informarme, a leer, a vincularme con personas que estaban en ese tiempo, sobrevivientes, con gran avidez de allegarme la mayor información posible. Es una mezcla de reconstrucción individual, personal y a la vez colectiva, porque nuestra historia es la misma de muchas familias argentinas que pasaron por situaciones similares, y con muchos otros hijos y nietos.
Claudia y Marcelo a través de los ojos de sus amigos
–Además de descubrir la historia de la represión y dictadura, hubo otras cosas que ir descubriendo. Por ejemplo, Claudia, Marcelo, ¿cómo eran?
–Tanto de mi mamá como de mi papá, la fuente fundamental de información han sido sus amigos. Fue muy lindo cómo se acercaron muchos de ellos en distintos momentos. Mis padres estaban en esa edad en la que pasaban mucho más tiempo con los amigos que con la familia, entonces había cosas que mis abuelos apenas sabían.
¿Cómo era mi mamá? Me dicen que divertida, muy solidaria. Es difícil verbalizarlo. De mi papá me dicen que era muy inteligente, muy introvertido también. Vivían con mucha intensidad. Los dos, muy inquietos, con una conciencia social que en mi generación fue quizá menos frecuente.
–¿Cómo tomó la decisión de cambiar sus apellidos, los de su familia adoptiva, por los de su familia biológica, Gelman García Iruretagoyena?
–Decidí conservar los nombres que me dieron, María Macarena. Pero el cambio de filiación fue todo un proceso. Quizá la decisión la tomé bastante antes de concretarla, pero bueno, era como tenía que ser. Las cosas estaban lo suficientemente cambiadas, de por sí. Después del análisis del ADN, era una historia totalmente asumida.
Macarena insiste: “No es lo mismo conocer al poeta, al escritor que hizo tantas cosas en su vida y merecedor de reconocimientos inmensos, que al abuelo Juan. Me resulta difícil hablar de él, porque se espera que hable del hombre público. Y para mí, es parte de mi intimidad.
“Por la distancia, aprovechábamos todas las oportunidades para vernos. A México habré venido unas cinco veces. Y nos veíamos en Buenos Aires; lo acompañé cuando el premio Cervantes en España.
–Le dio una gran felicidad a su abuelo.
–Nos la dimos. Hicimos lo mejor que pudimos. Por eso vine, aquí quería estar yo, con él, rodeado de sus afectos que también resultaron ser los míos. Y sí, además, tengo otra abuela, Mara. Es lo que me queda de mi abuelo.
El sábado fue la despedida final. Una comitiva emprendió camino hacia Amecameca, en caravana. En Nepantla, en tierras de la poeta Sor Juana Inés de la Cruz, desde un puente sobre un riachuelo, Macarena, los familiares y amigos más cercanos de Juan Gelman tomaron puños de su ceniza y la lanzaron a los brazos del aire. Ahí yace (o vuela) ahora quien fue un pájaro. O flor. O violín.

Thursday, January 16, 2014

Al morir, Juan Gelman dejó listos dos libros para ser publicados

Asisten a su funeral familiares y amigos que lo recuerdan como un hombre íntegro
Al morir, Juan Gelman dejó listos dos libros para ser publicados
Frente a su muerte, las palabras guardaron un minuto de silencio: Cristina Pacheco
Escribió hasta los últimos días; tuvo una trayectoria absolutamente coherente: Paco Ignacio Taibo II
Ericka Montaño y Merry McMasters
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de enero de 2014, p. 3
Juan Gelman escribió hasta los últimos días de su vida. Antes de morir dejó dos libros listos para ser publicados: la edición mexicana del poemario Hoy, que presentó en Argentina hace unos meses, y que aquí aparecerá bajo el sello Era, y un inéditoamaramara, un homenaje a su esposa Mara la Madrid, que publicará la editorial La Otra.
Y mientras en Argentina se decretaron tres días de duelo nacional, en México la familia pidió a las autoridades esperar un poco para la realización de algún homenaje. Sus restos serán cremados este jueves y aún no se sabe dónde quedarán sus cenizas. Por la tarde llegó, desde Uruguay, Macarena, la nieta del poeta. Sus padres, hijo y nuera de Gelman, fueron asesinados por la dictadura.
El libro amaramara está conformado por 29 poemas y 30 pinturas del artista Arturo Rivera. Los poemas están listos, esperamos a que se terminen las imágenes. Son 29 poemas y 30 pinturas. Lo que queremos es que sea un diálogo entre los poemas y la pintura, dijo Leyva, director de La Otra. Este volumen estaría ya en librerías a fines de febrero o las primeras semanas de marzo, dijo a La Jornada vía telefónica.
Ediciones Era, en tanto, prevé la publicación de la edición mexicana de Hoy en el primer semestre de este año, que incluirá poemas inéditos que no se encuentran en la edición que se presentó en Argentina en noviembre pasado, en la Biblioteca Nacional. Ahí Gelman leyó alguno de los 300 poemas del volumen. Recién en 2012, en la antología Poesía reunida, son treinta de sus libros y mil 328 páginas.
El funeral del poeta, periodista y traductor argentino, quien este domingo celebraría 25 años de vivir en México, se realizó este miércoles por la mañana en la casa funeraria de Versalles y General Prim. A petición de la familia fue una ceremonia privada.
Poco a poco llegó la familia del poeta: su viuda Mara Lamadrid, Paola Estefani, hija de Mara, y por la tarde, a las 15:38, llegó su nieta Macarena Gelman García, a quien encontró después de 23 años de búsqueda. Macarena es hija de Marcelo, hijo del poeta, y su esposa Claudia, desaparecidos durante la dictadura.
También llegaron amigos del poeta. Escritores como Hugo Gutiérrez Vega, Margo Glantz, Cristina Pacheco, Paco Ignacio Taibo II, José Ángel Leyva, Eduardo Lizalde, Eduardo Langagne, Myriam Moscona, José María Espinasa, Elena Enriquez, la cineasta María Inés Roqué, el pintor Arturo Rivera, y María Cristina García Cepeda, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, en representación del titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Guillermo Tovar y de Teresa.
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Fue uno de esos poetas que nacen una vez cada muchísimos añosFoto Jesús Villaseca
Juan Gelman falleció a las 4:30 de la tarde (del martes) en su casa. Estábamos mi mamá, mi sobrina y yo con él. Se fue en calma y en paz (...) Estuvo escribiendo hasta el último día. No conocemos lo que estaba escribiendo, está en sus archivos, ya veremos. Mi mamá está fuerte. Amurallada, así dice ella, expresó Paola Stefani, y añadió que el poeta leía, escribía, seguía haciendo sus investigaciones. Sus restos, precisó, serán cremados este jueves a las 12, y todavía no sabemos qué haremos.
Los amigos recordaron al poeta, nacido en Buenos Aires en 1930, como un hombre íntegro, luchador contra la dictadura y en favor de los derechos humanos, con una obra de absoluta originalidad.
Dijo el poeta Hugo Gutiérrez Vega: Se trata de un poeta de absoluta originalidad, el inventor de un lenguaje poético nuevo, y una de las voces fundamentales en la poesía contemporánea, además un hombre comprometido que siempre defendió las causas de los humildes y los ofendidos. Son los dos aspectos principales de su personalidad, fue un amigo entrañable, un hombre alegre, bondadoso, con voluntad de vivir.
En pocas palabras, dos escritoras, Margo Glantz y Cristina Pachecho, colaboradoras de La Jornada, hablaron de la pérdida del poeta argentino. Frente a la muerte de Juan, las palabras guardaron un minuto de silencio, dijo Cristina.
Margo Glantz declaró: Me da mucha pena y aquí estoy. Ya me toca pronto a mí. Somos del mismo año, mientras Taibo II señaló: “Era uno de los grandes y no hay muchos. Se nos están muriendo, sin embargo, se quedan vivos unos cuates que no valen para nada. Queda siempre la sensación de vacío en torno a ello. Juan tenía, además, una trayectoria absolutamente coherente como ciudadano, como persona, como poeta. La gran batalla de su vida, en su contexto de la lucha contra la dictadura militar argentina, la pérdida de su nieta y lo que eso significó y junto con ello todo su trabajo como poeta.
Contaba una anécdota terrible. La primera vez que Juan regresó del exilio mexicano a Argentina, caminando por la calle encontró a un general que había sido responsable de su hija y dijo ‘no vuelvo’. Lo bueno es que los viejos rojos, los viejos poetas y los buenos rockeros nunca mueren, se quedan”.
Myriam Moscona apuntó: es un poeta de esos que nacen una vez cada muchísimos años. Deja una obra impresionante.

Wednesday, January 08, 2014

En una nación de migrantes así es por aquí pues


(los que llegamos antes de que llegar hasta aquí fuera lo que es hoy día, casi imposible)

Lamberto Roque Hernández

Estados Unidos es una nación de migrantes. Los del sur del continente, los mexicanos que aquí estamos, hemos revertido la ruta que siguieron nuestros antepasados. No hemos llegado al estrecho de Bering, ni lo haremos, porque ahí no hay trabajo, hace un frío de la chingada y no hay dólares. Por lo tanto, nos hemos asentado en el norte, dentro de los cincuenta estados que componen Estados Unidos. Aquí convergemos. Coincidimos con los que como nosotros han abandonado su tierra natal para buscar una mejor vida. Aquí estamos, metidos dentro de esta caja de crayolas. Cada uno tiene su propia historia de cómo llego hasta aquí. Tragedias. Accidentes. Aventuras. Miedo. Pobreza. Pero aquí estamos luchando para dar lo mejor de cada uno y salir adelante. Todos queremos tener éxito en un país copado de oportunidades. Y claro, con sus desigualdades como cualquier otro en el mundo. La mayoría de los migrantes en este país, sean de donde sean, viven con la esperanza de volver algún día a la patria, al pueblo, a la ciudad, al rancho, a la aldea, como se le llame, sin exactitud en sus calendarios, pero saben que por lo menos quieren llegar a morirse allá.
Aunque aquí hemos recreado parte de lo que dejamos allá, jamás será semejante. “Es que la comida no sabe igual”, decimos. “Es que la cocacola mexicana en botella sí sabe chingona”, nos quejamos. Pues ya nos la embotellaron y trajeron hasta acá, también emigró al mismísimo país que la inventó. En el caso de los oaxaqueños, ya tienen una sofisticada red para traer provisiones desde sus pueblos. (Los tlacualeros, les llama mi papá, usando una derivación de la lengua zapoteca). Así llegan al norte las tortillas tlayudas. Pan. Chocolate. Tasajo. Chapulines. “Porque el tejate que hacen las oaxaqueñas en Los Ángeles, es lo que se llama, nunca sabrá al que venden en el mercado de Tlacolula”.
Hasta aquí llegan los Santos y las Vírgenes de nuestra devoción. Tratamos lo más que podemos de estar contentos. Los grandes consorcios nos conocen. Somos nostálgicos. Por eso nos traen a Bronco, a Los Terrícolas, a los Temerarios, a Juanga, a los Caifanes, a cantantitos chafas de la televisión, al decadente Alex Lora, a los hijos del Santo y Blue Demon, las telenovelas, las bandas tamboreras de moda, a Don Chente, al hijo de quien sabe quién, y claro, a la selección mexicana. Porque nos guste o no, somos futboleros y nos encanta el desmadre en los estadios. Retacarlos y sentirnos cabrones porque ahí al hacer presencia nos damos cuenta que somos un chingo. Nos sentimos poderosos.

Mujeres rarámuri bailan solas en un batari al término de la semana santa. Foto: José Carlo González/ LA JORNADA
Aquí tenemos a los Tigres del Norte juglareando nuestras historias, amores y desamores.  Pinches batos chingones. Y aunque nos creamos muy sofisticados, se nos enchina la piel al escuchar sus canciones en un instante de esos, cuando nos damos por enterados que somos mortales comunes y corrientes.
Pero mientras, contribuimos a que este país sea lo que es. Y con la mentalidad de que venimos hasta acá a tener éxito, luchamos. ¿De que si nos discriminan o no? Claro que sí. Pero no podemos sentarnos a pensar sólo en eso. Muchos ya tenemos callo hecho allá en nuestro propio país y nos ha hecho fuertes. No nos damos por vencidos. El discriminador sólo cambia de lugar. Y aquí nos tiene que aguantar porque así es, ya se acostumbraron a nuestra presencia. Nos sobreponemos y a darle pa’lante. Cada uno lo hace a su manera.

FENAPE PIDE A PRESIDENTE CORREA VETAR CÓDIGO PENAL INTEGRAL



La Federación Nacional de Periodistas del Ecuador FENAPE, en el día del periodista, pidió al presidente Rafael Correa vetar el Código Orgánico Integral Penal COIP, por violar la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los artículos 18 y 20 de la Constitución de la República del Ecuador.

En carta suscrita por el presidente de la FENAPE, Marcelo Larrea, se solicita el veto total a los artículos 383, 384, 385, 386 y 387 del viejo Código de Procedimiento Penal, reeditados en una versión que califica como “aun más draconiana”, en los artículos 512, 513, 514, 515, 516, 517 y 518 que penalizan el periodismo en el Proyecto de COIP, aprobado por la Asamblea Nacional.

Las Naciones Unidas después de la segunda guerra mundial al considerar “que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad”, y que es “esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”, estableció en la Declaración Universal de los Derechos Humanos el artículo 19 que dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, señala la carta.

Además precisa que la Constitución, en su artículo 20 obliga al Estado a garantizar “la cláusula de conciencia a toda persona, y el secreto profesional y la reserva de la fuente a quienes informen, emitan sus opiniones a través de los medios u otras formas de comunicación, o laboren en cualquier actividad de comunicación”.

“La despenalización del periodismo, que demanda toda sociedad que se respete en el mundo, es consustancial e indivisa con cualquier iniciativa verdadera de democratización de la comunicación”, expresa la misiva.

Los artículos impugnados del proyecto de COIP, carecerán de toda eficacia jurídica, al ser violatorios del numeral 1 del artículo 18 y del artículo 20 de la Constitución, por lo cual independientemente de su expedición serán jurídicamente inaplicables, en virtud de que el artículo 424 de la Constitución, establece que “es la norma suprema y prevalece sobre cualquier otra del ordenamiento jurídico”.

Sunday, January 05, 2014

Rafael Alberti


entre el clavel y la espada

Ilustración de Juan Gabriel Puga

Rodolfo Alonso

Casi con el siglo, Rafael Alberti se apagó el 28 de octubre de 1999, en el mismo Puerto de Santa María de Cádiz donde vio la luz (1902). Los grandes medios eligieron entonces el panegírico y casi todos reprodujeron lo mismo. La única sorpresa fue la coincidencia, sobre todo por provenir de intereses con los cuales nunca había concordado. Es que, como a todo hombre, le había tocado vivir en un contexto: su circunstancia histórica. Y si podía entonces repetirse lo evidente, que era “el último de la generación del ’27”, no tenía ya el mismo sentido. Aquella brillante camada de grandes poetas se abre como una flor espléndida en uno de los pocos momentos promisorios de la historia de España en la primera mitad del siglo XX. Y fue segada junto con el pueblo al que estuvo siempre hondamente ligada, y cuyo renacer también implicaba.
La Segunda República parecía presagiar un porvenir más luminoso para la sociedad española. Pero no pudo ser. Y el injusto triunfo fascista en la Guerra civil se llevó sin duda a los mejores (Lorca asesinado, Miguel Hernández fallecido en prisión, Machado muerto de dolor en Collioure a poco de cruzar la frontera francesa con los últimos refugiados republicanos), para convertirlos en leyenda viviente. Como Salinas, Jorge Guillén, León Felipe, Juan Larrea, Cernuda y tantos otros, a Alberti le correspondió el exilio. A él, a quien ya le había tocado ser un poeta andaluz contemporáneo nada menos que de Federico, ahora le tocaba sobrevivir sin el halo oscuro de su trágica muerte.
No es seguro que eligió Buenos Aires, adonde llegó de Francia en 1940. Gonzalo Losada (hijo) recordaba a su progenitor, homónimo, un gran editor republicano: “Al llegar aquí, Rafael Alberti pensaba seguir a Chile, pero mi padre le dijo que se quedara, que la editorial lo iba a ayudar.” Junto con su esposa, María Teresa León, permaneció junto al Plata veinticuatro años. No fueron del todo perdidos. Buenos Aires era todavía un espléndido centro cultural, y aquí vivía una vasta colonia de inmigrantes y exiliados españoles, en su gran mayoría gallegos y también lealmente republicanos. (Recuerdo todavía, desde niño, de la mano de mi padre, aquel magnífico acto en la Federación de Sociedades Gallegas donde se presentaron, ante un público silenciosamente emotivo, poetas de la talla de León Felipe, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Raúl González Tuñón y también Alberti.) Allí, en Buenos Aires, tradujo y publicó, hizo teatro y pintura: sus liricografías. Allí produjo libros que no hubiera creado en otra parte, como sus Baladas y canciones del Paraná (1954). Y grandes poetas argentinos fueron sus amigos, como Oliverio Girondo y Ricardo Molinari. Allí nació su hija Aitana, cuyo bello nombre es sin duda la no menos bella fonetización popular de sus paisanos para el entrañable vocablo “gaditana”, con lo cual seguía mostrándose fiel a sus raíces y a su pueblo.
Quizá por eso a los sesenta y un años se instala en Roma, donde recupera su entorno europeo y se relaciona con Ungaretti, Pasolini, Vittorio Gassman. Y el 27 de abril de 1977 retorna finalmente a España. La España que ya es otra. Fallecido el dictador, se recupera la democracia pero con la monarquía constitucional: “Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta como símbolo de paz y fraternidad entre todos los españoles.” En junio es elegido diputado por el Partido Comunista, pero renuncia en octubre. Y después de tanto exilio, se deja mimar. Llueven las condecoraciones y él las acepta todas, porque son signo de los buenos tiempos. Pero no aceptará el Premio Príncipe de Asturias, porque se sigue considerando republicano.
Pero sobre todo es un poeta. Y su obra también fue marcada por el contexto. Originalmente sensorial, juguetona, entre culterana y barroca, pero por lo general con un sonoro y límpido lenguaje (“Duro, pulido seno de Amaranta,/ por una lengua de lebrel limado”), hay quien la descubre surrealista y hasta metafísica. La gran herida del ’36 le provoca otra clase de libros. (Aún hoy, prefiero su poema Los campesinos, bellamente humano y nada partidario.) Pero ninguno de los grandes poetas españoles de su tiempo fue capaz de generar un libro tan indeleble como España aparta de mí este cáliz, del mestizo peruano César Vallejo, probablemente lo más hondo que se haya escrito sobre la Guerra civil española.
En cambio, Alberti será siempre el artista que supo percibir la grandeza de La lozana andaluza, ese delicioso texto del Padre Francisco Delicado, joya de la lengua y de la picaresca tradicional, del cual hizo una versión escénica. Y también el hombre que, en medio de la contienda, supo tomarse el tiempo para salvar de los bombardeos franquistas los tesoros del patrimonio artístico, en el heroico Madrid asediado. En su pieza Noche de guerra en el Museo del Prado, el diálogo de las grandes obras resulta tan revelador como su gesto.