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Rosario Ventura, migrante triqui y huelguista en Sakuma Farms, viste huipil al igual que su hija Hilda; la rodean sus hijos Ubaldo y Rigoberto, y su sobrina Joana. Madera, California. Foto: David Bacon
Ray Cook
OLVIDEMOS A SERRA Y HABLEMOS
DE LAS BULAS PAPALES SOBRE EL
“DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA”
DE LAS BULAS PAPALES SOBRE EL
“DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA”
En septiembre, de visita en Washington, el papa Francisco canonizó a un fraile y misionero español. Creo que más que llamarlo Santo, habría que considerarlo el Carnicero Administrativo de California. Algunos le atribuyen una “Carta de Derechos” para los indios, aunque tal cosa nunca haya existido. El papa puede bendecir a Serra tanto como brille el sol y el pasto crezca. No tiene ningún impacto para mi pueblo, la Nación mohawk, a excepción de quienes que se hayan convertido al catolicismo. Tal vez para el Consejo Tribal Mohawk de San Regis o las escasas organizaciones o clubs católicos, o entre los metodistas, mormones y presbiterianos, la canonización resulta importante. No me queda sino suponerlo. El evento significa nada para mi pueblo y sus aliados. Serra representaba un dios que no entendemos. Un dios que exige el sometimiento de los Pueblos. ¿Es eso un dios? ¿O un señor de la guerra que busca la gloria en forma de tierras y oro? Jesús, hasta donde entiendo, representaba lo opuesto a la acumulación de riqueza y las prácticas de los agiotistas, en particular al costa de los sometidos.
No me importa lo que el papa decida. Él mismo es una fabricación para implementar el control. Carece de relevancia para mi gente que practica una forma de vida que no deja a nadie fuera. La espiritualidad es libertad, la religión organizada es control de masas. Me sorprende la aceptación casi ciega de la religión organizada entre los miembros de mi comunidad y mi Nación. Mientras algunos nativos trabajaron muy duro por la canonización de la Lila de los Mohawks nunca les preocupó el registro histórico de la Iglesia y su impacto en la realidad que actualmente estamos obligados a vivir. Mientras Jesús fue un gran visionario y curandero, ningún anciano de la Iglesia ha cuestionado las bulas papales ni la Doctrina del descubrimiento que la Iglesia inventó para someter a nuestra gente. Eso me entristece. Como muchos otros cultos, la Iglesia demanda hasta la fecha una lealtad ciega. Yo fui educado sin mayor preocupación por la forma en que los yanquis eligen a sus jefes. Después de todo, ellos no son los hombres ni las mujeres sabias de mi pueblo. A nosotros sólo nos preocupa cómo vamos a lidiar con sus nuevos líderes y representantes diplomáticos. No nos involucramos en sus proceso electorales y ellos no se involucran en los nuestros.
No me interesa cómo o por qué la Iglesia crea sus santos. En nuestra casa comunal no hay un líder. En nuestras ceremonia nadie es autoridad. Así que pregunto ¿por qué habría de importarnos lo que piensan los cristianos? Del mismo modo que cuestiono por qué debe importarnos cómo eligen los estadunidenses a su representante ante el mundo (presidente). Mi nación tiene sus propios representantes. Tenemos nuestras propias personas sagradas y nuestra manera de interpretar la voluntad del Creador. Y nos sentimos bien al respecto. Somos gente de esperanza, gratitud y acción. Consideramos que la Tierra es nuestra Madre. Somos un pueblo profético, ceremonial y de cuidadosa deliberación. Nosotros, como la gente de todas las naciones, buscamos una mejor realidad.
El debate estos días me parece una pérdida de tiempo. Nosotros hacemos lo que hacemos; ellos harán lo que puedan para promover su control en nombre de la Doctrina del Descubrimiento. La imposición de su voluntad. Dejemos que encuentren sus santos. Yo dedicaría mi tiempo a convencer al papa del error de sus antecesores, que determinó principios, leyes y actitudes hacia mis gentes, que siguen siendo por definición paganos, animales sin dios a los que hay que resguardar. Al final, como los vientos, el sol y la luna, me conformo con saber que mi dios/gran espíritu y mis ancestros están conmigo y con los míos.
Malhaya de aquellos que pretenden imponer una creencia sobre mi pueblo tradicional y sobre mí. Nuestra publicación esta consagrada a difundir el sistema ancestral, que remite a los tratados originales entre nuestras naciones y a los que han luchado en el espíritu de nuestros antepasados. Si no fuera así, esta publicación no tendría sentido. El debate diplomático que deberíamos tener con el Vaticano sería para rescindir las bulas papales del siglo XV que siguen afectando nuestra realidad a través de su Doctrina del Descubrimiento. Discutir sobre Serra es una distracción que nos aleja de lo que de verdad importa.
Traducción y nota: Ojarasca
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