Antonio Gershenson
En esta semana vimos en estas páginas de La Jornada dos
desplegados, el martes 3 y el miércoles 4, dirigidos a los mismos en lo
fundamental, y con las mismas firmas, planteando formas de unidad de la
izquierda y de los movimientos sociales, incluyendo implícitamente la
elecciones presidenciales en el primer caso, y explícitamente las elecciones de
gobernador en Puebla el año próximo, en el segundo desplegado.
Están dirigidos a los
principales partidos de izquierda, por conducto de sus dirigentes: Carlos
Navarrete del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien tenía la
presidencia en ese momento; Alberto Anaya, del Partido del Trabajo (PT); Dante
Delgado, de Movimiento Ciudadano (MC), y Bertha Luján, encargada del despacho
de la presidencia nacional de Morena.
Están firmados por la Comisión
de diálogo con las fuerzas progresistas y de izquierda del consejo nacional del
Partido de la Revolución Democrática, agrupación formada por: Ifigenia
Martínez, Pablo Gómez Álvarez, Leonel Godoy, Luis Sánchez y Elpidio Tovar.
Pongo el acento en
las críticas y rechazos a los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y
Acción Nacional (PAN), no sólo porque estoy de acuerdo con ellas, sino porque
un sector del PRD ha estado trabajando para participaciones electorales
conjuntas con el PAN, y porque es importante la ruptura total con el Pacto por
México, firmado al principio del gobierno actual por PRI, PAN y PRD, y con las reformas subsiguientes.
Se plantea la
formación de una amplia coalición electoral capaz de ser gobierno, en la
que converjan partidos, organizaciones sociales y ciudadanos para poner fin, al
amparo de la Constitución, con el Estado fallido generado por el gobierno de
Enrique Peña Nieto.
Se plantea iniciar
el diálogo fraterno, responsable y comprometido, para la construcción de un
bloque político de las izquierdas de México, y un diálogo público para
construir la Plataforma de Unidad Progresista para México.
En el segundo
desplegado se plantea algo similar para las elecciones de gobernador de Puebla
del año próximo.
Los planteamientos
coinciden con los que hemos formulado al respecto, en estas páginas y en otros
lados. Pero de alguna manera se tendrán que tomar en cuenta los problemas que
también son de conocimiento público.
La semana pasada, en
este espacio, consideramos algunos, principalmente en el Distrito Federal. No
se deben plantear como trabas que impidan el proceso unitario, pero sí deben
consensuarse medios para la solución de los mismos.
Si nos desentendemos
de los abusos de autoridades, por ejemplo del PRD, la discusión del programa,
por ejemplo, se contradice con esos aspectos de la realidad.
Supongamos que se
sientan alrededor de la misma mesa los cuatro destinatarios de los desplegados,
o sus representantes, que sería por sí mismo un gran avance, no pueden discutir
sólo los principios, los puntos de programa, las alternativas al régimen. En
algún lado, de alguna manera, se deben discutir los problemas que hay hasta en
la calle, donde hay enfrentamientos en formas diversas. Vean mi artículo de
hace ocho días. Las grandes empresas privadas y el apoyo que tienen de diversas
autoridades de izquierda. Y la protesta masiva de algunos de los
afectados.
Tenemos que encontrar
canales de discusión para ambos inconvenientes.
Sería un grave error
tomar estas dificultades de pretexto para rechazar la discusión y perpetuar la
pulverización de la izquierda. Esto último sería hacerles un gran favor al PRI
y al PAN, y asegurarles que puedan seguir alternándose en el poder. En mi distrito
del DF ya regresó el blanquiazul con esta elección. Si se
hubieran sumado los votos del PRD y de Morena, habrían ganado, ya no digamos
con los votos de los chiquitos de izquierda. Pero eran enemigos
mortales. Hay que decir que el gobierno del PRD en ese distrito supo ganarse el
odio de muchos ciudadanos, pero sólo una minoría de ellos votaron por Morena,
la mayoría, como dije, por el PAN. ¡Aguas, Morena!
Tal vez haya dos
mesas para los dos aspectos del problema, pero, si es así, tendrían que
estar bien coordinadas.
Si sigue
prevaleciendo el sectarismo en Morena, que recuerde lo que pasó en mi distrito.
Confío en que la
discusión entre la izquierda pueda ser productiva. Y que lleguemos a los
resultados esperados.
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