Cada vez somos más los que creemos que otro mundo es posible ! Las formas de comunicación son importantes en estos aciagos tiempos. Hagamos del ingenio y de la inteligencia un instrumento de lucha para construir un mundo nuevo.
Thursday, December 06, 2007
Jaramar, presencia escénica: como el mar en calma
René Zúñiga
La noche del miércoles, tal como fue proyectado, cruzamos las lujosas instalaciones de Cintermex para acudir al centro de prensa del Forum Monterrey, ahí la cercana clausura del evento se hace presente. Área semidesmantelada, ningún material producido por la oficina de prensa para conocer el perfil de Jaramar, programa de mano o carteles.
Salí presuroso y en calma para hacer un recorrido por las fastuosas instalaciones de fundidora que lucen mal maquilladas, semidesiertas faltando solamente cuatro días para cerrar un capítulo altamente cuestionado, pero que, para un sector reducido de la sociedad regimontana, un evento de clase mundial que proyectó a la Sultana del Norte a todo el mundo, permitiendo que en breve, sea considerada la capital cultural del noreste de México.
Llegué al espacio quince Los Latidos del Mundo, a lo lejos se escuchan las indicaciones de los músicos que afinan instrumentos y equilibran las bocinas que tendrían el privilegio de arropar la voz de una cantante que tiene una rica trayectoria dentro de la música. La oscuridad genera un ambiente inusual, sentado en una banca estimo que esteré a la espera de que inicie el concierto aproximadamente cuarenta minutos, no importa, me contesto en dialogo interno y realizo los primeros apuntes sobre el ambiente, instalaciones y soledad de un evento catalogado por sus organizadores como una ventana al mundo.
Camino de la banca a la entrada del Foro Latidos del Mundo unos veinticinco metros y me encuentro con un afable septuagenario que espera pacientemente y después de unas buenas noches amables de su parte, contesto la gentileza y pregunto: ¿ Como se enteró del concierto ? - vengo todos los días, asevera con orgullo, ayer vine y me gustó la cantante, además de que prometió cantar canciones diferentes en el concierto de hoy y de mañana; porqué sabrá que estará también el jueves 6 y, por supuesto, que vendré de nueva cuenta - .
¿ Como es que viene todos los días, pregunto con asombro ? – Ah, es que soy jubilado y vivo aquí muy cerca, en la colonia Terminal y tengo la oportunidad de ver espectáculos gratuitos muy buenos, además sin costo, entonces hay que aprovechar, porqué imagínese ¿ cuando volveré a ver algo así ? y se contesta: yo creo que ya nunca, lo podrán ver los jóvenes, yo ya no –, para callar y fijar su mirada en la nada y el silencio sella la complicidad involuntaria por el disfrute por la vida.
Las luces que bailotean como con vida y voluntad propia, anuncian el inicio de una noche inolvidable. Aparecen los músicos: bajo, guitarra y batería, lentamente, apaciblemente aparece Jaramar Soto, para recibir un aplauso de reconocimiento y se escuchan los primeros acordes de la primera de quince interpretaciones que fueron ejecutadas magistralmente, a lo largo del espectáculo, por músicos que evidenciaron virtuosismo, siendo los más festejados Diego Escobar, en la batería y Natalie Braux en el sax y el clarinete. El resto del grupo: Luis Javier Ochoa en la guitarra y Luis Eduardo Ochoa en el bajo y coros, presentados todos por Jaramar.
En el ambiente estuvieron Agustín Lara, Nezahualcóyotl, la enorme poeta Enriqueta Ochoa, Sabines, el divo de la poesía de masas; y el extraordinario compositor Alfonso Esparza Oteo, quien tuvo entre sus talentosos maestros a Manuel M. Ponce, gloria de la música mexicana. Así con un repertorio de la tradición oral del pueblo mexicano, escuchamos música de Guerrero, Michoacán, Veracruz y Oaxaca que ornamentaron el hermoso espectáculo tutelado por Jaramar y su potente, cálida y dulce voz, que logró crear un ambiente de intimidad, entre espectadores que cantaban o tarareaban los temas y vitorearon el arte de la intérprete. Ella con movimientos estéticos, naturales con sus manos y su cuerpo que ondulante daban vida escénica a los textos y la música.
Es, sin duda, un espectáculo de gran valía, donde se conjuga la música tradicional mexicana y surgen nostálgicos los sonidos de la música de otros lugares y tiempos, para crear una atmósfera mágica que nos permite transitar en la intimidad de la reflexión por lo estético.
Jaramar por primera vez en Monterrey, los aplausos, vivas, y la clásica: ¡ otra, otra, otra, ! anunciaron un final, donde la voz de Jaramar cubrió a una ciudad que esperará a que pronto el ritual de la esperanza se repita.
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