Blogósfera

René Zúñiga

Tras una efímera campaña, los contendientes por la dirección nacional del Partido de la Revolución Democrática han evidenciado lo que siempre han procurado negar los dirigentes visibles y los históricos del partido. A casi 19 años de su formación el instituto político muestra una descomposición que lejos está de revertirse. Los vicios y formas de hacer política han anquilosado a la organización que fue síntesis, en un momento histórico de la izquierda mexicana para la búsqueda de la presidencia del país, encabezada por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quién de calificársele como el dirigente moral del partido, fue alejándose de la esencia qué abanderó como candidato presidencial y como elemento unificador, para dar paso a un dirigente dolido por el aumento de la popularidad de quién sería en el 2006 un candidato ganador en las urnas, pero robado en los tribunales: Andrés Manuel López Obrador. Cuauhtémoc, inspirado por una egolatría patológica, aceptó encabezar los preparativos de las fiestas del bicentenario de la independencia, propuesto por el grisáceo presidente Fox, para pasar por ella sin pena ni gloria y dedicarse en las últimas fechas a procurarle a su hijo Lázaro Cárdenas Batel, un incapaz y gris gobernador de su estado natal Michoacán, la seguridad personal y un incierto futuro político, como resultado de sus yerros administrativos y de índole político en su gestión como gobernador.
A sólo unos días de saber si la utilización que hizo el poder de la avaricia política del grupo faccioso conocido como Nueva Izquierda, corriente política encabezada por Jesús Ortega, quién aspira a dirigir al partido del sol azteca por cuarta ocasión, en todos los casos anteriores, ha sido derrotado y señalado como un sujeto avezado en las lídes y mañas que otrora fueron señalados y combatidos por la izquierda social y que en el partido amarillo han tomado carta de naturalización, porque para ser claros, no solamente los chuchos han sido señalados, sino también quienes conforman la Izquierda Democrática Nacional, con aquel triste episodio de la leche bety.
El fuego amigo y las constantes acusaciones entre contendientes es una realidad cotidiana, también la de las voces de candidatos que se saben perdidos, como Ramírez Cuellar y el exguerrillero Camilo Valenzuela, quienes de aspirantes a la presidencia del partido, pretenden ser la voz de la conciencia moral de un partido que ha perdido identidad, presencia entre los movimientos sociales y rumbo para saber capitalizar el aporte político generado por Andrés Manuel López Obrador.
Con un padrón inflado y utilizado por las nomenklaturas para beneficio personal, se esperan unas elecciones muy cuestionadas, ya chucho ha movilizado su estructura personal para mandar cartitas, incluso, a gente que ni siquiera está afiliada, pero como en el pasado, hasta los muertos votarán. El mismísimo Enrique Peña Nieto ha dado el visto bueno para que la corriente de marras se fortalezca en el Estado de México, capitaneando la estrategia Higinio Martínez, gente de todas las confianzas del chucho mayor, así las cosas, es evidente que El Espurio, apuesta a tener aliados a modo en el Partido de la Revolución Democrática; se espera que la militancia rescate a un instrumento de lucha que se ha convertido en una franquicia de oportunistas “ luchadores sociales ” que desde el escritorio han olvidado que la transformación de la patria, no se hace traicionando al movimiento social más importante de los últimos veinte años.
Según encuestas del Grupo Reforma la elección nacional la ganará Alejandro Encinas, que según se dice, la militancia ha depositada en él la esperanza de que el partido amarillo no se transforme en el tricolor del Siglo XXI.



Un gallego vino a México


Pareciera el título de una película estelarizada por Joaquín Pardavé, haciendo las delicias visuales de un público ávido de divertimento, pero no, también es PAN y circo de la arena política en México que en los últimos años se ha convertido en escenario de las más terribles tragedias. Esquilo se volvería autor de comedia y Kafka rodaría en papel estelar con Juan Orol, - director de culto, para los desinformados y amantes de la chabacanería -, pero no, se trata de nuestro flamante Secretario de Gobernación: Juan Camilo Mouriño, Camilín para los cuates, quién no ve la suya desde que El Peje lo denunció por tráfico de influencias, documentación reconocida por el propio Mouriño, como auténtica. Más se tardo ( una semana exactamente ), en acudir presuroso con el merolico estelar del Canal de las Perfidias, donde reconoció la autenticidad de la documentación, pero oh desgracia, salen y salen más contratos, donde se evidencia que el tráfico de influencias no era marca registrada de los tricolores, no, los azules salieron más filosos y parece que no tienen llenadera, los priístas a la luz de los hechos se muestran como volátiles inocentes.
Los gallegos eran conocidos por los crueles chistes hechos a sus costillas, pero reconocidos como gente buena, sincera y muy, pero muy ingenua. Este gallego en gobernación ha demostrado que el cinismo le viene bien, más cuando es protegido por el espurio, quién debido a su arrogancia no ve los alcances de este yerro, que sin duda lo marcará como res para siempre.



Monterrey y las administraciones panistas



En los medios de comunicación locales tradicionales se ha venido realizando una campaña de denuncia en contra de la administración panista encabezada por Adalberto Madero, por el abandono del primer cuadro de Monterrey, situación que se ha venido agravando desde siempre, administraciones priístas y panistas han venido y se han ido y el problema ha crecido, es cierto que más en las panistas, ya que la inseguridad, suciedad, prostitución se ha agudizado al grado que los indiferentes medios electrónicos denuncian todos los días el retroceso social del primer cuadro de Monterrey.
En los últimos días se ve como andan mal pavimentando las calles de Monterrey, pintando guarniciones y delimitando los cajones de estacionamiento, claro hay que dar una buena cara y se diga que se está trabajando, cuando el exsenador y actual alcalde, quiere la grande, se dice que es su más grande aspiración; aunque en los corrilos del panismo local los focos rojos se han encendido, ya que nos les gusta el aspecto y el habla del munícipe, quien ni suda ni se acongoja, dándo empleos de baja remuneración, pero que le serán de utilidad para sus aspiraciones políticas.

Los amarillos en Nuevo León


Las campaña para elegir la dirección local del Partido de la Revolución Democrática, no se han visto. De los seis contendientes por Izquierda Unida que apoyan a Alejandro Encinas para la presidencia nacional de dicho partido, solamente se sabe que el Ing. Jesús Ibarra Salazar anda como testigo de Jehová, casa por casa, buscando la gracia del voto de la militancia, el resto, seguros de su triunfo, andan haciendo amarres con los cuadros medios del perredismo local, para que la gente salga a votar el próximo domingo a favor de la planilla oficial que apoya la Profra. Socorro Ceseñas y que encabeza el Lic. Daniel Salazar, exfuncionario en la administración en el municipio de García que presidió Eduardo Arguijo, quién ahora le hizo el feo a la maestra y lleva de compañero de fórmula a Rubén Mario Garza, profesor oriundo de Sabinas Hidalgo y excandidato por el partido de Convergencia en el proceso constitucional en el 2006 y con varios procesos en la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia, pero como a nadie le importa eso, no seria extraño que Eduardo con sus amarres coyunturales construya el camino para seguir viviendo del erario. Dicen los enterados que es estrategia el presentarse con fórmulas independientes, para efecto de amarrar la presidencia y la secretaria general, la verdad quién sabe, ya que la Profesora Socorro llegó a la presidencia con poco más de 1,600 votos, pero es posible que los estrategas y estudiosos del fenómeno de la izquierda en Nuevo León tengan la palabra.
Cabe mencionar que los chuchos en Nuevo León no tienen la más mínima posibilidad de triunfo, su candidata Guadalupe García, apoyada por un grupo de maestras del municipio de Escobedo y de Guadalupe, no tiene la menor idea del quehacer político, se trata de una gente sencilla del pueblo, pero que ha aprendido como perpetuarse en la nomenklatura, gracias a su constancia y vivacidad en las instancias perredistas del estado, no necesita de más.