
Para Erikita
Desde tus primeros días
el mar te meció en sus brazos
coronó tus sienes con caricias
susurró en tus oídos los sonidos
del mundo
y no tuvo más remedio que arropar
tú corazón y tú alma solitaria.
Conmovido, no pudo llevarte con él
y te depositó en los brazos
de tú madre.
Ahí creciste siendo moldeada
con polvo intelestelar y vestigios
milenarios.
Tú risa pronto fue tomada como
referencia del mundo transformado
llegando esta a llenar y formar
nuevas galaxias en un espacio vacío
ignóto y oscuro.
Yo te encontré detrás de una concha
marina
me sorprendió el movimiento extraño
de este vestigio marino y
delirante fue mi asombro
al descubrir en tus ojos como se
forman los mundos.
René Zúñiga, Agosto, 2008
En la celebración total del afecto.
1 comment:
No existe espacio, ni lugar ni instante em que yo quisiera estar ahora, mas que en el consuelo de tu infinita paciencia, nadie conoce mi alma como tu.
Post a Comment