Wednesday, August 29, 2007

Cuando la metáfora nos ayuda a enfocar

El uso del cambio climático en los medios de comunicación


Manuel Caminante
Alterzoom

Los Medios



Recuerdo los años 90 y el auge de la gastronomía ibérica, convertida actualmente en fenómeno cultural y, por supuesto, económico. ¿Cuánto ha tenido que ver el televisivo Karlos Arguiñano –al menos como detonante- en nuestra actual capacidad a la hora de decidirnos por un tinto de una determinada zona vinícola o por un tipo de jamón ibérico?. ¿Y cuánto los políticos del momento o las empresas del sector? Cualquiera de ellos ha tenido influencia en este tipo de decisiones cotidianas. Pero los que nos han querido influir, sin duda, han utilizado lo que llamamos Medios de Comunicación de masas.

Actualmente, los Medios de Comunicación de masas son capaces de generar una Cultura de Masas . No es que la Cultura de las Masas sea reflejada en ellos, sino que ellos son capaces de instaurarla.

Cuando los Medios de Comunicación introdujeron la Publicidad como forma de autofinanciación, delegaron su autonomía y soberanía a las Corporaciones económicas que los sustentaban. El medio de conseguir el sustento económico –la publicidad- terminó siendo el objetivo . Esto se vio favorecido porque el propio sistema capitalista tendía a depender de una comunicación peculiar, que Guy Debord denominó “La Sociedad del Espectáculo”. En la obra con este título, Debord señala que en la sociedad capitalista moderna, orientada al espectáculo, la vida de los hombres escapa a su propia reflexión. Domina el espectáculo en detrimento del diálogo y la comunicación directa. La sociedad del espectáculo es el modelo de vida socialmente dominante. Y este modelo tiene sus propios códigos comunicativos, que fueron divertidamente tratados en la película “El show de Truman”, que en realidad era un tremendo drama (sobre todo porque estos códigos son perfectamente reconocibles y dominantes en la vida de cada uno de nosotros). Nuestra vida convertida en un constante anuncio publicitario. Pasamos de ser ciudadanos a convertirnos en clientes-consumidores.

El entorno informativo creado en la era electrónica transforma la cultura en negocios, pero también los negocios en cultura. Esta visión la desarrolló Marshall McLuhan en su libro “La cultura es nuestro negocio”, donde denomina la publicidad televisiva como “Arte cavernario del siglo XX”, ya que (al igual que las primeras obras rupestres) no ha sido creada para que se la examine profundamente (sino para producir un efecto) y porque no expresa pensamientos privados sino metas colectivas.

En la Introducción de “Comprender los Medios de Comunicación” (también de McLuhan) de la edición de 1995, Lewis Lapham resumía las ideas del autor respecto a la Publicidad de la siguiente forma: “McLuhan observa, correctamente, que son las malas noticias –escándalos sexuales, desastres naturales y muertes violentas- las que hacen vender a las noticias buenas –es decir, los anuncios publicitarios-. Las malas noticias son la invitación a que los incautos pasen y vean…”.

Por tanto, tenemos como resultado unos medios de comunicación de masas en manos de Corporaciones con intereses comerciales y de control social. Se convirtieron en la voz de sus amos. Estos medios han generado códigos comunicativos culturales acordes a sus intereses, que han terminado por filtrarse en nuestro lenguaje diario y ha afectado nuestra forma de percibir nuestro entorno (1).

Y en esto estábamos cuando llegó el Cambio Climático…

El cambio climático

Al igual que la gastronomía ibérica, el Medio Ambiente ha eclosionado en los medios en forma de Cambio Climático . Y el repunte –que no el detonante- lo tenemos, quizá, en el mediático Al Gore y su oscarizado documental.

Después de décadas silenciados y algo más (2), recibimos esperanzados algunos hechos significativos. Los resultados de investigaciones científicas están siendo recopilados por diversas organizaciones con acceso a los medios de comunicación y la repercusión consecuente en la opinión pública y en la agenda política. Ejemplo de ello son El Informe Stern (3) o los informes de los distintos grupos del IPCC (4). Pero la Sociedad del Espectáculo precisó de un Maestro de Ceremonia para presentar los hechos a la “audiencia”, el Karlos Arguiñano del Cambio Climático: Al Gore, un exvicepresidente usamericano metido a tareas divulgativas sobre ‘la pésima situación medioambiental en el planeta’ (5). Igual alegría, o más, nos hubiese dado que este exvicepresidente de los USA hubiese firmado el Protocolo de Kioto durante su permanencia en el Poder. Lo cierto es que el documental que ha realizado aparece cuando la evidencia del deterioro medioambiental es tangible y ha dejado de ser un mensaje abstracto, “paranoico y trasnochado”, de unos jóvenes desorientados. “Una verdad incómoda” (supongo que no tengo que aclarar que es el título del documental) utiliza el lenguaje propio de la “Sociedad del espectáculo”. Una circense presentación, con abundantes y llamativos datos –especialmente en su presentación-. Para finalizar con una serie de recomendaciones que podríamos denominar, por ser diplomáticos, como tíbias y prácticamente irrelevantes, insulsos consejos que apenas llegan a parche mal pegado. Puro “Arte cavernario” (6).

Efectivamente, este documental aparece en un momento propicio, con una Cultura de Masas receptiva al mensaje. Por un lado, la evidencia del deterioro ambiental no se puede seguir negando -aunque algunos insisten, carecen ya de asideros-. Pero por otro, a través de los medios de comunicación, centenares de multinacionales responsables del Cambio Climático habían comenzado años atrás su lavado de imagen, anticipando la “demanda verde”. Algunos ejemplos: British Petroleum usa como color corporativo el verde para recordarnos su “compromiso con el Medio Ambiente”; Acciona nos recuerda constantemente a través de masivos consejos publicitarios sus oxímorones prácticos; y claro, “pensar en verde” supone nuestra incapacidad de apartar nuestra atención de la cerveza Heineken… ¿el alcohol será nuestra salida? Etc.

El sistema socioeconómico que nos ha llevado a este punto de inestabilidad medioambiental para los humanos carece de los instrumentos comunicativos adecuados. Los Medios de Comunicación de que dispone el Sistema están diseñados para autoperpetuarse, pero, aparentemente, la inercia de estos medios impide cualquier posible autocorreción. Al menos, por el momento.

Lo mas llamativo, a mi entender, es que hoy se habla de Cambio Climático como un ente con vida propia. De “cómo enfrentarnos al Cambio Climático”. De “cómo combatir el Cambio Climático”. Gran éxito para los medios de comunicación de masas. Han doblegado, una vez más, el lenguaje, poniéndolo al servicio de sus amos (los amos de los medios). Mediante este uso del lenguaje, consiguen desenfocar la atención de ‘la Masa’ a la que se dirigen (y dirigen).

Además, en su necesidad de captar la atención, los Medios de Comunicación han conseguido la vulgarización del conocimiento sobre el Cambio Climático , por el cual se tiende a dar por ciertas las previsiones mas extremas y catastrofistas. También se usa el constructo Cambio Climático como Cajón de Sastre y como ‘Sparring’. Todo es atribuible a él y a él debemos combatir. Este miedo generalizado hace que el ciudadano medio tienda a atribuir, por ejemplo, cualquier inclemencia atmosférica al “Cambio Climático”. Todo esto puede tener varios efectos negativos.

Por un lado, los propios defensores de nuestro ecosistema (organizaciones, científicos, personas involucradas activamente, etc.) puede que hallemos pruebas que refuten algunos de los efectos ‘sobreatribuidos’ al Cambio Climático. Supongamos, por ejemplo, que demostrásemos (lo que es complicado) que “el Katrina” podría haber ocurrido sin el Cambio Climático. De hecho, podría haber ocurrido porque es probabilísticamente posible. Este resultado, sin duda, sería utilizado y amplificado por los negacionistas. Sin embargo, y sin la necesidad de un titular emotivo, lo constatable es la correlación entre el Cambio Climático y el aumento de número de fenómenos atmosféricos perversos (como el Katrina), así como su intensidad.

Igualmente, la visión catastrofista puede llevar a la inacción como individuos y como sociedad. Si ya no hay vuelta atrás, ¿para qué complicarnos la vida?

Enfocando a través de la metáfora

Pero el más perjudicial de todos los efectos que la Comunicación de Masas ha introducido sobre el constructo Cambio Climático , a mi juicio, ha sido convertirlo en término estelar y, en consecuencia, focalizar la mayor parte de la atención sobre él. Siguiendo nuestra humana y creativa tendencia al uso de metáforas, y siendo consciente de la dudosa pertinencia de algunas de ellas, podríamos introducir el término Cambio Climático en una que podría denominarse “Metáfora del Síntoma de Infección” . El Cambio Climático, la estrella del show mediático, es un SÍNTOMA del mal estado de nuestro medio ambiente, de nuestro ecosistema –que nos sustenta y del que el ser humano forma parte-. Es como la tos, la fiebre o la diarrea, que son síntomas de la existencia de una infección o inflamación. Mal médico sería el que se centrase en hacer desaparecer el síntoma y se olvidase del foco que lo genera. Padre equivocado o madre equivocada sería la que se centrase en tratar la tos del hijo o la hija, olvidándose de buscar y atajar el origen de la posible infección o inflamación que la origina. Pero esto es, desgraciadamente, lo que ha ocurrido con el manejo de la información medioambiental desde los Medios de Masas.

El desenfoque actual del problema en los Medios de Comunicación, así como el lenguaje utilizado (inherente a un sistema económico dominado por el Mercado), evita que asumamos nuestra responsabilidad o que tomemos conciencia de las acciones que realizamos y que inciden sobre el origen del problema: el imposible crecimiento continuo que el Sistema impone.

Pero el optimismo puede seguir presente entre nosotros. Si alguien ha llegado a estas líneas finales será consciente que ha utilizado un medio de comunicación de masas: la Red de Redes, en cuyo seno se están desarrollando lenguajes, metáforas y comunicaciones alternativas a las impuestas por el Poder económico. Caminemos pues.

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(1) Ejemplo que sintetiza todo esto es una de las perlas que Pascual Serrano nos dedica en su libro “Perlas, patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación”, cuando una persona que está observando extasiada la granadina Sierra Nevada en su esplendor blanco, ante los micrófonos de un medio de comunicación afirma “habría que pagar por ver esto”. El ciudadano se había convertido en un consumidor que se sentía culpable por disfrutar gratuitamente del ‘espectáculo’ de la naturaleza.

(2) El más mediático de los movimientos ecologistas ha sido sin duda Greenpeace. A pesar de su protagonismo, o también por él, no se libró de sufrir acciones violentas (al igual que la mayoría de los grupos ecologistas) por parte de Empresas Privadas e, incluso, provenientes de Estados occidentales autodenominados ‘democráticos’: http://www.greenpeace.org/mexico/copy-of-participa-y-ap-yanos

(3) Asesor Económico del Gobierno Británico, emitió un informe a cuyo resumen se puede acceder en castellano: http://www.hm-treasury.gov.uk/media/2/9/stern_shortsummary_spanish.pdf

(4) http://es.wikipedia.org/wiki/IPCC

(5) Lo entrecomillo porque no es lo mismo que decir ‘la pésima situación medioambiental del planeta’ . En esta última, que es la más utilizada por los medios, se elige una visión antropocéntrica. De tal forma que parece que la situación del medioambiente también es pésima para el planeta, lejos de ser una verdad objetiva (el planeta puede albergar multitud de medio-ambientes diferentes al actual, manteniendo distintos tipos de vida sobre él).

(6) Sin embargo, a pesar de todo, considero que Al Gore nos envía un mensaje profundo y oculto en su documental: “Soy una persona concienciada, soy una persona que se involucró en la lucha medioambiental. Llegué a lo mas alto del Gobierno del país mas poderoso del mundo y… descubrí que no tenía Poder para cambiar lo importante”. La democracia usamericana perdió el poder en manos de las Corporaciones. Si aceptamos esta interpretación, el documental se apartaría del sentido de “Arte Cavernario” definido por McLuhan.

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