La noche del 16 de Septiembre de 1976 supuso el inicio de una serie de secuestros de varios estudiantes de secundaria en la ciudad de La Plata, Argentina. Se trata de uno de los más claros ejemplos de represión de la dictadura argentina. Los estudiantes, con edades comprendidas entre los 16 y los 18 años, formaban parte de diversas asociaciones estudiantiles las cuales reclamaban la implantación del boleto estudiantil secundario (una especie de abono para el transporte). En 1985, ya en tiempos democráticos, uno de los sobrevivientes de los secuestros contó su historia en los juicios a las Juntas. Apenas un año después Héctor Olivera dirigía la películaLa noche de los lápices (ya que así se conocieron a estos sucesos), la cual trataba de representar los hechos.
Existen varias películas que tratan el tema de la represión de las dictaduras en América Latina, destacando quizá sobre las demás Missing. Sin embargo la obra de Olivera tiene algunos elementos que la hacen diferente. En primer lugar llama poderosamente la atención la brutalidad que supone el secuestro y la tortura de adolescentes, lo cual queda bastante fielmente reflejado en la película. Claudia Falcone es quizá el símbolo de los desaparecidos aquellos dias, una guapa chica de 16 años que desaparecería para siempre aquella noche. Su papel lo interpreta en la película Vita Escardó, la cual me parece que llena la pantalla y casi la desborda, dándole una viveza al personaje que alimenta enormemente la empatía. Toda la película está acompañada por la música de Sui Generis (a los cuales ya les dedicamos un post en el blog), un acierto y seguramente algo que es fiel a la realidad ya que el grupo era tremendamente popular por entonces en Argentina.
Algunos elementos se muestran simples, como la forma de plantear la asistencia a las clases de los alumnos, que cae en los típicos tópicos. Resulta un documento muy útil para conocer mejor estos hechos que quizá hoy en día no sean tan conocidos o estén olvidados. Lo más duro es pensar que lo que nosotros estamos viendo en una pantalla realmente pasó hace 30 años y chicos y chicas que no llegaban a la veintena fueron vejados de esa manera. Especialmente turbia resulta la parte en que las madres de los desaparecidos emprenden una búsqueda sin sentido de sus hijos a través de todos los estamentos oficiales. La película posee numerosos defectos en cuanto a su realización técnica, y no es que nos vaya a descubrir realidades que no hayamos visto otras veces pero aporta una visión diferente y más personal centrada en los represaliados.
Resultaría pertinente hacer la reflexión a partir de esta, u otras historias similares, de si la mente colectiva tiende a olvidar demasiado pronto los sucesos brutales de este tipo. Parece como si muchas veces se tendiera a no recordar, ni siquiera tener en cuenta acontecimientos importantes e impactantes, lo cual supone un grave peligro porque abre las puertas a repetir los mismos errores del pasado. Hoy en día y en el caso concreto de España ya nadie recuerda como Jose Couso fue asesinado por un tanque americano, aunque los militares hayan salido inmunes. A nivel mundial ya nadie parece tener en mente que la guerra de Irak comenzó a raíz de argumentos que se han demostrado que son falsos y es como si llevaramos toda la vida conviviendo con la situación de que 'hay una guerra allí'. Apenas nadie se pregunta cual es el sentido real de que haya tropas multinacionales en Afganistán, y mucha menos gente tiende a preguntarse por el pasado del presidente de dicho país. Como estas se podrían enumerar miles de historias que la sociedad tiende a desechar, como si no importaran. Recomiendo ver La Noche de los Lápices, para que al menos por un rato su recuerdo no se difumine. Podéis verla online aquí.
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