Para Liz.“De que te vale tener y tener, si tu no sabes que hacer y que hacer, con lo que tienes.”**
El gobierno estatal aprendió la lección. En su primer intento para el despojo, advirtió que no le bastó su alianza con el congreso y la Semarnat para lograr su negocio llamado Arco Vial Sureste. No pudieron, el túnel no se construyó, y entonces convocaron refuerzos para el siguiente intento.
El segundo esfuerzo se llama Estadio Monterrey, y lo quieren en La Pastora. Como en los condicionamientos clásicos del perro de Pavlov, modificaron su idea, e invitaron a nuevos asociados privados. FEMSA y el club de fútbol Rayados son la motivación y excusa para el negocio y despojo.
En el Congreso con imposiciones simulan que sacan adelante su trabajo. Cegados y soberbios no se dan cuenta que ni eso pueden hacer bien. Su decreto a favor del estadio es el compendio del incumplimiento de su deber, o mejor dicho, del sometimiento a sus verdaderos patrones en la empresa.
La comunidad no cuenta para ellos. Hacen leyes para quien tiene el poder. Se dejan someter como quienes en el sexo les gusta el BDSM, la menos “democrática” de las relaciones. Ahí su amo les dice donde, como y cuando, y así les gusta, o al menos eso parece, porque cuando lograron su fin, arrobados y complacidos, se prodigaron aplausos y miradas placenteras. Ya le habían cumplido su antojo a FEMSA.
“…Ay, haciéndome maldad, acuérdate hermano lobo, que me la debes…”**
Los príistas en el Congreso fueron congruentes en su ruta para el despojo. Su historia es de imposición y asociación para la depredación. Panal y PT son la veleta y solo simulan para al final apoyar al Pri. El caso de los panistas es el de mayor agravio. Meses expresando oposición a la obra, seduciendo a la población de La Pastora, para finalmente, desleales y sumisos, declararse a favor del estadio.
Dos compañeras exhibieron la materia del trabajo de los panistas, quienes antes tuvieron la postura de cuidado y protección a La Pastora, de no permitir el estadio ahí. Una de ellas llama a Alfonso Robledo, “opositor” del proyecto, exigiéndole que se pronuncie en contra. El congresista le responde que votará a favor y hará notar que la posición del Pan es lo mejor que se pudo obtener a favor de la comunidad. Ya en tribuna, titubeante, Robledo justificaba su apoyo al estadio, porque habían logrado, entre otras maravillas, que se tuviera ¡una patrulla para la vigilancia!. Con la vista baja, disminuido en su silla, ya no le fue posible sostener su engaño a quienes siempre dijo apoyar.
Una de las vecinas en La Pastora, desengañada al ver que la votación panista era a favor del estadio, con fuerte voz le reclama a Robledo y Arturo Benavides, el cumplimiento de la palabra empeñada. Alfonso votó a favor, y en un caso extraño, Benavides expresó un no al comodato para el estadio. Algo de dignidad y honor le quedó al congresista.
“…Ay, yo se que me tienes envidia, porque conmigo tu no puedes…” **
El trabajo mal hecho, basado en mentiras, imposiciones, negando información, a escondidas, con la prisa por irse de vacaciones, no sirve. Tanto esfuerzo para nada. No sirve porque esta mal conformado.
Que enfado, porque luego debemos ocuparnos en remediar el tiradero. Como si estuviera uno en condiciones. Tantas cosas por hacer, locos de amor. Pero no, con esta gente no puede uno.
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