Tuesday, November 04, 2008

DEBATE ABIERTO: Los tiempos propios (demorados) de una revolución también dejan muertos

Insurrectasypunto

Cuando se habla de experiencias malogradas, son muchas las que tiene la historia. Estas incluyen a las que se llevaron a cabo por las armas o por la "vía pacífica al socialismo". El resultado logrado hasta hoy es elocuente y pareciera que no siempre tiene que ver con las formas o las estrategias que se han utilizado, sino con la unidad (o falta de unidad) de los sectores que se implican en el logro de un camino de liberación.

El enemigo es poderoso, nos consta. La lucha a veces se hace ardua y cuesta arriba, como decía hoy Joao Rodríguez en su nota "El péndulo y la hipótesis socialista" de Esquerda.net, tiene mucho más que ver la cuestión del poder que de los aciertos de los análisis y las propuestas que hagamos. Y no es, eso es seguro, la división de la izquierda la mejor de las respuestas a esta crisis que enfrentamos, en Bolivia o en cualquier país de América Latina.

Estoy lejos de plantear el absurdo de que todos los sectores debemos encontrar coincidencias absolutas. Esto no es un juego, es una lucha política, mi planteo apunta a delinear objetivos posibles (y no tan), acciones y logros mínimos que serán básicos para entender que estamos avanzando.
Los compañeros de Econoticias, plantean en la nota publicada en Kaos (La nueva Constitución legaliza el saqueo de Bolivia/ 31 de octubre), datos concretos respecto a la nueva constitución. Según lo que informan, "El Estado reconocerá todos los derechos y privilegios que las transnacionales y empresarios hubiesen adquirido, sin importar si éstos son lesivos a la patria o hubiesen sido adquiridos ilegalmente". ¿Esto es así? ¿Si es cierto, cual es la respuesta de aquellos que respaldan la gestión de Evo y entienden que la nueva constitución constituirá un logro de ser aprobada?

Gaizka Rial, internacionalista vasco, en su nota (publicada el 30/10) entiende que "…Pero quien realmente ha puesto freno a los desmanes de la derecha racista ha sido la movilización popular con una marcha hacia el Parlamento en La Paz reclamando la nueva constitución y con el bloqueo indígena a Santa Cruz enfrentándose a los golpistas; si bien también ha contribuido el apoyo de todos los gobiernos sudamericanos a través de UNASUR denunciando de paso la injerencia de EEUU y apartando esa negociación intergubernamental de la presencia." Pero sabemos que Evo (si, ya lo sé, el objetivo es evitar un brutal derramamiento de sangre) se dirigió a su pueblo, en pie de lucha y como reza el título de la nota enviada por el Comité Laboral Bolivia "La monumental marcha campesina y popular termino en claudicación cupular". ¿Que pasa con todo esto? ¿Por que la orden fue desalojar el lugar y abandonar el bloqueo?

Respecto de la forma en que el gobierno de Evo encara las medidas contra los genocidas cruceños, Gaizka Rial, reflexiona: "En su estrategia el gobierno opta por una actitud no represiva contra los golpistas y por la negociación como una medida para impedir su cohesión y para aislar a los sectores más extremistas."
Flavio Dalostoo tiene una respuesta tanto para el movimiento Pachakuti como para Rial "Tanto el cruceñismo como el MIP apuestan a una salida "de choque" para lograr sus objetivos. La salida negociada a la crisis no los convence, porque aunque sean extremos ideológicos, los une el rechazo a Evo Morales. Justo es diferenciar que los mipistas no destruyeron 150 oficinas del estado ni masacraron a nadie."
Bueno, menos mal que se reconoce que no son lo mismo y a eso apunta mi escrito de hoy. NO SON LO MISMO.

La nota "La izquierda de derecha" del día de hoy de Flavio Dalostto, adolece de la misma característica que critica, equipara sin cortapisas a las organizaciones radicales de izquierda con los neonazis, y en eso disiento plenamente. Creo que eso implica desconocer la existencia de otras tendencias, otros sectores, otras propuestas (consideradas válidas o no) radicalmente diferentes a las de los neonazis de Santa Cruz.
Quienes sustentan estos planteos más extremos y radicales (no por eso, desde mi evaluación, dignos de tal descalificación) también exponen sus vidas, luchan, activan. Puede ser, de acuerdo al criterio de algunos y algunas, una postura incorrecta o equivocada, pero no son el enemigo.

Yendo a lo que considero en lo personal el proceso boliviano, con la suma de aciertos y desaciertos, entiendo que más de una vez no he compartido las acciones de Evo Morales. Mi estilo, más radical, hace que en innumerables oportunidades hubiera apostado por la profundización de la movilización popular.
No creo que la vía pacífica al socialismo sea efectiva, aunque desearía que lo fuese. Tampoco creo que la salida violenta lo sea. En ambos casos, creo que la salida es la que logre unificar las fuerzas combativas y la que escuche al pueblo y genere las salidas en forma conjunta. Probablemente ni Evo ni los sectores más extremos lo escuchen. Evo hace cual maestro lo que le parece (que entiendo que es lo que considera mejor) y los otros sectores disidentes, plantean formas, salidas y acciones que son las que piensan que llevarán al pueblo a la victoria. Se acusa a los compañeros por creerse vanguardia y actuar como tales. Evo también lo hace, es verdad que hay un pueblo atrás que apostó por él y lo acompaña. Menuda diferencia, ¿ no? Pero esta legitimación que lo habilita de una u otra forma, no lo hace incuestionable. Se equivoca y mucho.

Flavio Dalostto habla de los tiempos propios de la revolución. Eso se entiende. Pero esos tiempos también dejan muertos. Y no me refiero a los muertos que producen las masacres cruceñistas. Están los muertos que suma día a día la vigencia de un estado capitalista que sigue vigente, con bolsones de miseria, falta de acceso a la salud, desnutrición y demás, que no generó Evo Morales, pero que la ausencia de medidas más drásticas o la demora en instrumentarlas, ayuda a perpetuarlo. Esos muertos también existen.
Traté de plasmar en mi reflexión dos líneas: En primer término mi posición personal en líneas generales respecto del proceso boliviano, que conlleva un apoyo crítico a la dirección de Evo Morales. Segundo, la reflexión necesaria acerca de las formas de caracterizar a los grupos de izquierda evitando las equiparaciones nefastas con los grupos cruceñistas. Reitero: no son el enemigo, aunque algún o alguna despistada después de leer la nota mencionada una termine pensando lo contrario.

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