Testimonios de Alberto Athié y Fernando González incluyen el silencio de Ratzinger
Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 34
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 34
Alberto Athié conoció de primera mano la protección explícita que el cardenal Norberto Rivera Carrera extendió en vida a Marcial Maciel, y Fernando González documentó la complicidad del arzobispo primado de México que ahora intenta deslindarse de su responsabilidad en el complot que durante 50 años de carrera eclesiástica sostuvo al fundador de la Legión de Cristo, acusado de pederastia y de mantener una doble vida con mujeres e hijos sometidos a la clandestinidad.
Athié y González son parte de la memoria histórica que pretende evitar el olvido sobre los cómplices y protectores de Marcial Maciel, luego que el tiempo, los hechos, testimonios y pruebas les han dado la razón, al igual que a las víctimas del fundador de La Legión:
Desde el principio Norberto Rivera Carrera tenía preparada una respuesta elaborada ante las denuncias contra Marcial Maciel. Me dijo: ése es un complot contra la Iglesia. No tengo más que hablar contigo y me corrió de su oficina, recuerda el ex sacerdote Alberto Athié, quien durante seis años intentó que el arzobispo primado de México escuchara las denuncias.
Fernando González, en cambio, fue recabando toda la información y documentación sobre la protección de Norberto Rivera Carrera para incluirla en sus libros: Marcial Maciel los Legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos y el más reciente, La iglesia del silencio. De mártires y pederastas:
Norberto Rivera Carrera lo protegió siempre. Es un cómplice radical de Marcial Maciel. Recordemos que en 1997 se tomó una foto con él en el Instituto Cumbres y recientemente devaluó la sentencia emitida por Benedicto XVI cuando lo redujo al estado laical.
Los hechos
Fue en mayo de 2006 cuando el arzobispo primado de México salió públicamente en defensa de Marcial Maciel, al ser éste obligado por el Vaticano a no ejercer más el sacerdocio:
Todo lo que dicen de que fue condenado, de que fue impedido, etcétera, es puro cuento porque el documento sólo dice que lo invita a retirarse a la vida privada, declaró a los medios, añadiendo que para la Legión:
el padre Maciel siempre será su fundador y siempre un motivo de alegría saber que el padre sigue adelante.
Fernando González señala que la actitud cómplice de Norberto Rivera con Maciel tal vez no se debió a un desconocimiento sobre el derecho canónico:
No creo que el cardenal desconociera que esa cláusula quinta de la sentencia tenía que ver con el artículo quinto del documento de los obispos americanos de noviembre del 2002; esa cláusula dice en su parte primera: cuando se ha descubierto que un sacerdote ha cometido actos de pederastia y por razones de edad o enfermedad no se le ha juzgado, se le debe retirar y apartar del ejercicio sacerdotal para que lleve una vida de oración y penitencia.
El investigador y escritor señaló que ahora el cardenal Rivera Carrera prefiere –en vista del descrédito descomunal de la figura de Maciel– negar esa protección, a través de su vocero Hugo Valdemar quien ha declarado que todo es una
campaña de golpeteo
Rivera Carrera permanece callado en el clásico cinismo que lo caracteriza. Niega ante las evidencias, como negaba Marcial Maciel los hechos. En ese sentido se parecen bastante. Tienen el mismo código genético institucional. contra el purpurado:
González afirma que Norberto Rivera no actuó de manera solitaria para proteger a Maciel, ya que contó con el respaldo de la Santa Sede: “En los archivos secretos a que tuve acceso, que van de 1948 a 2004, y que son 201 documentos del dossier Maciel, los tenía en su poder Joseph Ratzinger. El actual Papa observó todo y sin embargo no actuó hasta que Juan Pablo II estaba ya muy grave. Además, Ratzinger lo supo en 1998 por Alberto Athié; por los ex Legionarios que en 1998 enviaron su expediente al Vaticano armado por Antonio Roqueñí, por Patricio Cerda ex legionario chileno, que había hablado con el cardenal Medina Estévez y tuvo una entrevista con él en el 2004. Lo sabían en el Vaticano y sin embargo fueron extremadamente hipócritas”.
El arzobispo primado de México en imagen de archivoFoto La Jornada
La mancha de protección y complicidad que permitió a Marcial Maciel continuar con su carrera delictiva por más de 50 años incluyó a la cúpula de la orden encabezada por Álvaro Corcuera, Luis Garza Medina y Cristóforo Fernández, entre otros:
Hay una parte de las cúpulas legionarias y algunos miembros de infantería que fueron cómplices de larga data, hasta el día de hoy.
La primera vez que el cardenal Norberto Rivera Carrera protegió públicamente los crímenes sexuales de Marcial Maciel fue el 11 de mayo de 1997, cuando La Jornada, le preguntó sobre las denuncias de los ex legionarios, y el arzobispo primado de México contestó señalando que todo era
un complot contra la Iglesia. En ese momento increpó al reportero del diario:
Eso es totalmente falso; son inventos y tú nos debes platicar cuánto te pagaron.
Alberto Athié recuerda claramente el episodio con el reportero y explica que en ese momento pensó que el cardenal no estaba bien informado y por tanto consideró su deber ofrecerle los testimonios de primera mano sobre los abusos sexuales cometidos por Maciel contra sus discípulos.
Cuando por fin consiguió entrevistarse con él, Athié se encontró con el rechazo absoluto. El cardenal estaba sentado tras su escritorio y se levantó para decirle en tono severo: “¿Qué no entendiste lo que ya dije a los medios: ‘Todo es un complot.’ No tengo nada más que hablar contigo”. Y lo corrió de su oficina.
A partir de ese momento, el cardenal Rivera Carrera persiguió a Athié por su defensa de las víctimas de Marcial Maciel, concretamente en el caso de Juan Manuel Fernández Amenábar, a quien el ex sacerdote le prometió antes de morir que intentaría hacer justicia por los abusos sexuales que el fundador de la Legión cometió en su contra cuando era niño.
De manera infructuosa durante seis años, Athié intentó que el cardenal Joseph Ratzinger, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escuchara las denuncias, pero fue inútil. En el caso del actual Papa, el obispo de Coatzacoalcos, Carlos Talavera, quien le entregó una carta escrita por Athié con la denuncia, también decidió protegerlo: “Lamentablemente, el caso de Marcial Maciel no se puede abrir –le dijo luego de leer la misiva– porque es una persona muy querida del papa Juan Pablo II, y además ha hecho mucho bien a la Iglesia. Lo lamento, no es posible”.
Athié se preguntó sorprendido:
¿Cómo es posible que el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe no vea prudente saber sobre el proceso de un violador de menores como el padre Marcial Maciel?
A partir de ese momento, Athié asumió las dudas sobre su pertenencia a una institución que brindaba semejante protección a un sacerdote pederasta. Suspendió su ministerio sacerdotal por estar en profundo desacuerdo, y en agosto de 1999 el cardenal Norberto Rivera le advirtió:
El antiguo cura no se arrepiente de la decisión más difícil de su vida porque está convencido que ha cumplido su promesa: buscar justicia para las víctimas de Marcial Maciel, mientras Fernando González cree firmemente que a él y a Athié el tiempo les ha dado la razón: Todos los servicios al episcopado los terminas en noviembre. Entregas todo.
A diferencia de otros casos, el de Maciel se ha mantenido desde 1997 con diferentes episodios. Ahora estamos en el último grito, pero no en la última palabra: faltan las finanzas de la Legión de Cristo y su malversación.
Curas y monjas los golpearon y humillaron: informes Ryan y Murphy
Carolina Gómez Mena
Periódico La Jornada
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 33
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 33
A raíz de lo revelado en los informes Ryan y Murphy en Irlanda, el papa Benedicto XVI se vio orillado a tomar medidas y emitir la carta pastoral que ayer se dio a conocer.
Dadas a conocer el año pasado, dichas investigaciones sacaron a la luz las humillaciones, abusos y torturas sicológicas, físicas y sexuales cometidas contra menores por sacerdotes y religiosas de esa nación durante casi siete décadas. También evidenciaron que la Iglesia católica de ese país encubrió los hechos y que el gobierno no verificó lo que ocurría en escuelas, orfanatos, albergues y reformatorios.
Más de 30 mil niños estuvieron en esos espacios, por los que la iglesia de Irlanda recibía dinero del gobierno para educarlos. Allí, miles de menores fueron víctimas de tocamientos, violaciones, hostigamiento y obligados a efectuar prácticas de sexo oral y a masturbar a religiosos, además de ser sometidos a golpizas rituales y jornadas de hambre.
Muchas de las víctimas no tenían padres, provenían de familias pobres o disfuncionales, o bien eran considerados
niños problemapor haber cometido delitos menores.
El primer informe, elaborado durante nueve años y publicado en mayo pasado, se denominaRyan. Expone que entre 1930 y los años 80, más de 2 mil niños sufrieron abusos sexuales y torturas físicas y síquicas en instituciones estatales operadas por religiosos. El segundo, denomi- nado Murphy, fue dado a conocer en noviembre de 2009. Documenta que de 1975 a 2004 por lo menos 400 niños fueron víctimas de abusos cometidos por 46 sacerdotes de la arquidiócesis de Dublín.
Uno de los casos abordados es el del sacerdote Thomas Naughton, quien abusó sexualmente de un monaguillo en casi 70 ocasiones, pero se calcula que sus víctimas fueron más de 20. Se cita también que más de 40 clérigos fueron acusados de violar a 450 menores que presentaron cargos.
En el informe Ryan se abordan los crímenes del padre Noël Reynolds, según datos hemerográficos. Este sacerdote admitió haber abusado sexualmente de docenas de niños y haber insertado su crucifijo en la vagina y el ano de una niña.
Los estudios constataron la ocurrencia de abusos en más de 200 instituciones dirigidas principalmente por la orden de las Hermanas de la Misericordia, y los Hermanos Cristianos que administraban los conventos de la Magdalena. Los reportes indican que las niñas de las instituciones de monjas sufrieron menos abusos sexuales, pero eran víctimas de agresiones, humillaciones y golpizas ritualizadas.
Cuando era imposible seguir cubriendo el abuso de algún religioso, éste era trasladado y podía cambiársele el nombre. En el lugar donde era asignado era posible que retomara un cargo de enseñanza.
En el informe Ryan se documenta el caso de Mick Waters, quien a principios de los años 50, cuando tenía 10 años fue, ingresado a la escuela industrial de los Hermanos Cristianos en Artane, donde vivió cinco años.
Señaló al diario El País que ahí tenían una habitación de castigo y se oían los gritos de los niños llorando de horror y dolor. Abusaban sexualmente de los niños. De mí también abusaron sexualmente. Yo era una persona fuerte. Aún lo soy. Y a la gente con carácter siempre la llevaban a la habitación de castigo. Ahí dos o tres hermanos hacían lo que querían contigo, para satisfacer sus costumbres más sucias. Cuando eres niño no comprendes los abusos sexuales, no sabes lo que es el sexo, pero en el fondo del corazón sabes que es algo malo... Muchos niños estaban como muertos. En realidad nunca tuvieron vida, todos fuimos destruidos ahí.
En carta pastoral, dice sentir vergüenza por los abusos sexuales cometidos por religiosos
La Iglesia sigue confundiendo delito con pecado; no habla de castigar a involucrados: expertos
El papa Joseph Ratzinger durante una visita pastoral a San Giovanni, Roma, el pasado día 7Foto Reuters
Reuters, Dpa, Afp y Carolina Gómez
Periódico La Jornada
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 33
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 33
En una carta dirigida a la comunidad católica irlandesa, el papa Benedicto XVI nuevamente ofreció disculpas por los abusos sexuales de sacerdotes contra niños de ese país y anunció que el Vaticano abrirá una investigación en las diócesis involucradas. El documento, considerado
excepcionalpor los especialistas, fue señalado como decepcionante por las víctimas.
Joseph Ratzinger afirmó que los recientes escándalos sexuales le hacen sentir
vergüenza y remordimientocon los menores que han padecido los abusos.
Ustedes han sufrido gravemente, y sinceramente lo lamento. Expreso la vergüenza y el remordimiento que todos sentimos. Sólo puedo compartir el dolor y el sentimiento de traición que muchos de ustedes han experimentado al saber de estos actos criminales y pecaminosos, manifestó.
Elio Masferrer, experto en temas religiosos, precisó que las medidas anunciadas por el pontífice –entre las cuales se encuentran, además de la visita apostólica (una especie de auditoría), la penitencia, confesión, eucaristías, renovación espiritual y poner más énfasis en los procedimientos adecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio– son
totalmente superficiales y cosméticas, y configuran una verdadera tomadura de pelo a los feligreses y los menores que fueron abusados.
Criticó que la Iglesia siga
confundiendo delito con pecado, pues mientras éste puede redimirse con oraciones, un crimen debe pagarse con cárcel. Lamentó que en el aspecto de la responsabilidad ante las víctimas, siga
priorizando la salvación del sacerdote, el resguardo a la institución y la defensa corporativa de su personal.
El mensaje es para todos: CEM
Manuel Corral, secretario ejecutivo de relaciones públicas e institucionales de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), señaló que cuando el Papa envía un mensaje como éste, aunque tiene un destinatario específico, puede entenderse que
es para para toda la Iglesia, la que deberá observar los lineamientos expuestos sobre el tema, en este caso la pederastia.
En el documento papal, el cual no hace referencia a lo que sucede en otras naciones ni menciona el caso de la Legión de Cristo y los abusos sexuales cometidos por su fundador, Marcial Maciel, Benedicto XVI expresa que muchos obispos
fracasaron a la hora de aplicar las normas del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños, y que se cometieron
graves errores de juicio y hubo fallos de dirección. Pidió a los sacerdotes involucrados que reconozcan su culpa y se sometan a las exigencias de la justicia.
Algunos analistas consideran que en la misiva no se tocaron puntos importantes, pues no menciona ninguna acción administrativa o legal que frene los abusos.
Señalan que el tono autocrítico de la carta es prácticamente inédito en la historia reciente del Vaticano, pero deja de lado las peticiones para que se haga una restructuración profunda de la Iglesia católica en Irlanda. Tampoco dijo que los obispos involucrados deberían renunciar a sus cargos.
Mientras el cardenal Sean Brady, líder del clero irlandés, dijo recibir con agradola misiva, las asociaciones contra la pedofilia la criticaron.
No hay nada en la carta que sugiera que existe cualquier nueva visión de liderazgo en la Iglesia católica, señaló Maeve Lewis, del grupo One in Four.
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