Sunday, April 03, 2011

EL DOLOR ES TAN GRANDE QUE NO EXISTEN PALABRAS PARA DESCRIBIRLO Y ENTENDERLO


Palabras de las familias de personas desaparecidas de Coahuila y Nuevo León, expresadas en la visita que el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias (GTDFI) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizó el pasado 29 de marzo del 2011 en Saltillo, Coahuila.
 


 
EL DOLOR ES TAN GRANDE
QUE NO EXISTEN PALABRAS PARA DESCRIBIRLO Y ENTENDERLO
 
Saltillo, Coahuila, 29 de marzo de 2011

Las familias aquí presentes vivimos el mismo dolor causado por la desaparición forzada de un ser querido y, en nuestro largo caminar, todos y todas hemos sufrido abusos, vejaciones, intimidaciones, humillaciones, abuso de poder por parte de las autoridades que procuran la justicia, teniendo que soportar la criminalización de nuestros seres queridos a quienes etiquetan como delincuentes en vez de reconocerlos como víctimas.
 
Debido a que estamos inmersos en un mismo dolor por el impacto que nos causa la desaparición, y ante el desconocimiento legal y el no contar con el soporte económico para tener una asesoría legal, confiamos ciegamente en la justicia y finalmente nos damos cuenta que tanto las fiscalías de los estados, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, las Comisiones estatales de derechos humanos, y la Procuraduría General de la República, muestran desinterés, están coludidas con las autoridades, no tienen voluntad e incluso sugieren a las familias que no nos organicemos, impidiéndonos ejercer nuestra libertad de expresión, provocándonos miedo, reprimiéndonos e intimidándonos para que no busquemos, no denunciemos, no nos agrupemos, no socialicemos…

 
Las mismas autoridades no se responsabilizan de la función que les corresponde; en algunos casos se envían los expedientes de una dependencia a otra perdiendo tiempo y sin llegar a resultados. Las Comisiones estatales y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cuando hemos acudido a ellas, no han mostrado compromiso, no dan recomendaciones ni garantizan el respeto de nuestros derechos como familias, no hay quien se responsabilice en la búsqueda de nuestros seres queridos.
 
En pocas palabras, nosotros, como familias, somos quienes realizamos el proceso de investigación, arriesgando nuestra integridad física porque las autoridades no realizan el trabajo que les corresponde, sólo lo que nosotros aportamos como datos son los avances en la investigación. Aun así, constantemente se regresa al “Punto Cero” (las investigaciones no avanzan) por diversos factores como cambio de Ministerio Público, extravío de documentos, cambio de autoridades, oficinas etcétera.
 
Agregado a esto, la información que obra en los expedientes es repetitiva y con periodos muy largos en los que no existen diligencias actualizadas que den seguimiento del caso. Un dato muy característico en el norte del país es que en promedio las desapariciones son colectivas, siendo la mayoría varones.
 
Consideramos que los procuradores de justicia de los estados no facilitan las labores de investigación y resolución de los casos al no brindar las condiciones necesarias, (recursos necesarios, autorización de los agentes de investigación etc.), para realizar dicho proceso. 
 
En la situación en la cual nos encontramos, el dolor es tan grande que no existen palabras para describirlo y entenderlo y que, a la vez, trae consigo problemas como desintegración familiar, enfermedades físicas, psicológicas, depresión, discriminación y estigmatización de la sociedad, así como problemas económicos que se suman al inmenso vacío que causa la ausencia de nuestros seres queridos.
 
 

Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos y Desaparecidas en Coahuila, 
Centro Diocesano Para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios (Saltillo, Coah.) 
Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C. (CADHAC) (Monterrey, N.L.)
Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi (Torreón, Coah.)

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