El entonces líder del blanquiazul presumió la campaña sucia contra el tabasqueño
En un cable clasificado como confidencial Manuel Espino, entonces dirigente del PAN, se mostró muy feliz de los ataques contra Andrés Manuel López Obrador y anunció que mantendrían la campaña de presión, en frente común con el PRI Foto Marco Peláez
Los primeros asombrados fueron los estadunidenses. Citaron así las palabras de Manuel Espino, presidente nacional del PAN, a dos meses de los comicios de 2006: “Añadió –sorprendentemente– que había hablado con Roberto Madrazo, candidato del PRI, y los dos acordaron enfocar sus respectivas energías para erosionar el apoyo a Andrés Manuel López Obrador” (cable 06MEXICO2409).
El acuerdo encajaba perfectamente en el juego panista luego del repunte de su candidato, Felipe Calderón, en las encuestas: Espino explicó que era importante para la estrategia del PAN mantener a Madrazo, en su tercer lugar, como un jugador viable en la contienda, (porque) si se derrumba la campaña de Madrazo, los votos del PRI no va a migrar al PAN, sino al PRD.
El cable está fechado el 4 de mayo de 2006 y describe a un Manuel Espino feliz: por las encuestas, por los efectos de sus promocionales contra el candidato perredista y porque, jura, tiene a varios gobernadores priístas en la bolsa.
Espino nos dijo que él está fuertemente confiado en que el PAN tiene acuerdos sólidos con los gobernadores rebeldes del PRI que están ayudando a la campaña de Calderón secreta pero activamente, mientras de dientes para afuera apoyan a Madrazo.
En el cable, clasificado como
confidencial, el presidente del PAN, que más tarde rompería abiertamente con el calderonismo,
atribuye la caída de AMLO en las encuestas a las malas estrategias de campaña del PRD, los ataques polémicos al presidente (Vicente) Fox, y la decisión del perredista de no participar en el primer debate nacional.
Espino acudió a la reunión con los funcionarios de la embajada de Estados Unidos acompañado de dos colaboradores a quienes no se identifica en el cable. Los estadunidenses los describen exultantes:
Estaban muy contentos con el impacto de los promocionales del PAN que vinculaban a AMLO con la corrupción en la ciudad de México durante su etapa como alcalde, y lo comparaban con el presidente venezolano (Hugo) Chávez.
La felicidad no hacía que los panistas quitaran el dedo del renglón:
El PAN va a mantener la presión sobre AMLO, dijo Espino. Y entonces habló de su acuerdo con Madrazo para
erosionara López Obrador.
La Maestra cara y el enojo de Calderón
En el afán de aprovechar la división del PRI, contaba Espino a sus oyentes de la embajada, el PAN entró en negociaciones con la profesora Elba Esther Gordillo. Como Luisa María Calderón y César Nava, el entonces presidente nacional del PAN dice que no hubo acuerdo:
Y se fue de largo en la explicación, incluyendo la confesión de que a Calderón no le había gustado que le hicieran el feo a su aliada: El precio de Gordillo era demasiado alto (en términos de posiciones en el Congreso y posiciones en el gabinete) y las encuestas mostraban que el Panal atraía menos del uno por ciento del voto, dijo el panista.
Luego del debate del 25 de abril, dijo Espino, el PAN decidió que no necesitaba a Gordillo. Añadió que al equipo de campaña de Calderón no le gustó esa decisión, pero el partido tenía la última palabra.
La noche de Mouriño y los elbistas
La última palabra, se supo después, no fue del PAN, sino del candidato Felipe Calderón y de la profesora Gordillo.
El desenlace, que se narra así en el libro Doña Perpetua, comienza cuando Juan Camilo Mouriño vuelve a su departamento en Sierra Gorda, Lomas de Chapultepec, la noche anterior a la elección de 2006:“Apenas abre la puerta cuando recibe un telefonema de Felipe Calderón.
“‘¿Dónde estás? Acabo de colgar con la maestra y necesito que te coordines con su gente ahora mismo’, ordena.
“Ni un cuarto de hora pasa cuando el presidente nacional del Panal, Miguel Ángel Jiménez, y el entonces director general de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Fernando González Sánchez, se apersonan en el lujoso departamento.
“Los principales operadores políticos de Elba Esther Gordillo Morales ofrecen medio millón de votos al candidato panista.
“A las tres de la mañana, un par de botellas de buen escocés ya han caminado, cuando Mouriño y sus visitantes concluyen la tarea de hablar, uno por uno, con los secretarios seccionales de la organización.
“La instrucción de Gordillo es que los maestros dividan su voto: para presidente, por Felipe Calderón; para diputados federales, por los candidatos de Nueva Alianza, y libre, para el Senado… salvo en el caso del Distrito Federal, donde los votos son para el PRD y Marcelo Ebrard.”
El acuerdo se traduce en una diferencia abismal de votos entre el candidato presidencial del Panal, Roberto Campa, y los aspirantes a diputados de esa fuerza política.
Los gobernadores priístas prefieren al PAN
¿Cómo explicaba Manuel Espino el apoyo de algunos gobernadores del PRI a su candidato (apoyo trabajado, ciertamente, por la profesora Gordillo)?
Los gobernadores del PRI disfrutan de la autonomía y la autoridad que han tenido con Fox y saben que Madrazo los frenaría en caso de ser elegido, decía el líder panista a la embajada.
Y los funcionarios diplomáticos ponían de su cosecha:
Si bien Espino no quiso confirmar ningún detalle, es de común conocimiento que el gobernador de Sonora (Eduardo Robinson Bours) se reunió con el equipo de Calderón. Espino dio a entender que el gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás, podría ser otro, al decirnos que los gobernadores que apoyaron a Montiel estaban trabajando detrás de la escena para Calderón.
El ahora dirigente del disidente Movimiento Volver a Empezar confiaba en el triunfo de Calderón y también en que su partido lograría armar una mayoría legislativa, si no en las urnas, sí en los hechos:
Las divisiones dentro del PRI dan al PAN esperanza de que a la larga priístas renegados podrían cambiar de bando en el Congreso, dándoles una efectiva mayoría.
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