René Zúñiga
Cercana al líder vitalicio del magisterio Carlos Jongitud Barrios, de ahí y a la muerte del líder, Elba Esther ha construido su propia historia, no carente de altibajos, incluso, ha sido promotora involuntaria de juegos de azar, ya que la rueda de la fortuna la ha colocado a veces en los cuernos de la luna y en pocas, pero significativas ocasiones abajo, casi en las cloacas de la política, en donde estuvo a punto de ser pisada como un insecto rastrero, pero una distracción de Roberto Madrazo como consecuencia de su enfermiza egolatría la dejó viva. Ahora la maestra vive entre el boato y el reconocimiento permanente, su constancia en el odio en contra del deslucido y derrotado Madrazo la ha llevado a colocar a familiares y personeros incondicionales en puestos de alta relevancia en la administración espuria. En el festejo de los maestros y cuando se ha tocado el tema de la educación en las diferentes instancias del gobierno actual, ella, la omnipresente Elba, risueña y juguetona ha estado presente. No es para menos, el agradecimiento de Felipe Calderón raya ya en la idolatría, si una mujer le ha quitado el sueño al cuestionado mandatario ha sido, por supuesto, esa frágil, desdeñada, pero poderosa maestra, que se ha convertido en una celosa hada madrina del incipiente y acotado presidente; para bien o para mal, es una realidad que muchos quisieran que fuera solamente una inesperada y horrenda pesadilla.
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