Rubén Jaramillo, a 45 años de su asesinato
Gerardo Peláez Ramos
Rubén Jaramillo, su esposa Epifania Zúñiga, embarazada, y sus hijos Enrique, Filemón y Ricardo, fueron asesinados el 23 de mayo de 1962. Así, el Partido Comunista Mexicano sumó a sus caídos un líder más de la talla de Primo Tapia y J. Guadalupe Rodríguez.
Como a las dos y media de la tarde de esa fecha, se presentaron alrededor de 60 individuos frente a la calle de Mina número 12, en Tlalquitenango, Morelos, domicilio de la familia Jaramillo. Heriberto Espinosa alias El pintor, se introdujo a la casa y con violencia obligó a salir a Rubén, su esposa e hijos, al mismo tiempo que soldados y policías sustraían documentos agrarios en poder del jefe campesino.
Dos horas más tarde, cerca de Xochicalco, los Jaramillo fueron acribillados y rematados en la cabeza con el tiro de gracia.
Gustavo Ortega Rojas, jefe de la policía de Morelos, declaró que la Policía Judicial Federal le había solicitado ayuda para aprehender "unos individuos peligrosos"; posteriormente se retractó de esta declaración. La Procuraduría General de la República, a su vez, señaló que Rubén Jaramillo era un delincuente común y que "se dedicaba a cometer atracos a los vacacionistas, a quienes atacaba en las carreteras cercanas a Tetecala, Mazatepec y Cacahuamilpa".
La gran prensa dio inicio a una campaña de calumnias en contra del líder agrarista.
El Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización caracterizó a Jaramillo de "indisciplinado" y de ser un elemento que "creaba problemas".
Dos de los directamente involucrados en la matanza, el capitán José Martínez y Heriberto Espinosa, fueron venadeados el 5 de septiembre de 1962 en el estado de Guerrero, tal vez con el objeto de quitar de en medio a testigos incómodos.
El PCM, el Partido Obrero-Campesino Mexicano, el Partido Popular Socialista, la Confederación de Jóvenes Mexicanos y la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México demandaron esclarecer el crimen, castigar a los culpables y resolver los problemas agrarios acumulados en Morelos. Incluso formaciones de derecha manifestaron su repudio al homicidio colectivo.
Pero el caso se archivó y los culpables intelectuales de la matanza jamás fueron castigados. El asesinato quedó como un antecedente del trato que se daría, meses después, a la Central Campesina Independiente.
El 25 de mayo fue enterrado Rubén Jaramillo, siendo acompañado en su cortejo fúnebre por más de 5 mil campesinos de los estados de Morelos, Puebla y Guerrero.
La campaña propagandística desarrollada por los diarios de circulación nacional a partir del 24 de mayo de 1962, que intentaba presentar a Rubén Jaramillo como un vulgar delincuente, no tuvo éxito dado que la personalidad del dirigente campesino era bien conocida por las organizaciones sociales y políticas. Su asesinato realzó su biografía política.
Desde su adolescencia, Rubén Jaramillo militó en las filas del movimiento zapatista, en el cual alcanzó el grado de capitán primero del Ejército Libertador del Sur a los 17 años de edad. Después de pacificarse, el jefe agrarista guardó las armas "por si acaso".
Durante el período del caudillismo revolucionario, Rubén Jaramillo continuó la lucha por los derechos e intereses del campesinado. Ya bajo el mandato del presidente Lázaro Cárdenas, peleó por la creación de un ingenio azucarero en el distrito de Jojutla.
En la Sociedad Cooperativa Emiliano Zapata, Rubén Jaramillo desempeñó un importante papel de dirección, y al calor del enfrentamiento con la administración del ingenio Zacatepec y las autoridades del estado, en 1942, impulsó y concretó en los hechos la alianza de obreros y campesinos. El 9 de abril de ese año, estalló una huelga obrera y se dio la negativa de los campesinos a continuar el corte y el acarreo de caña. La represión del Ejército quebró el movimiento huelguístico y los obreros y campesinos fueron derrotados.
La violencia oficial en contra de los trabajadores y la persecución obligaron a Jaramillo a subirse al monte, tomar las armas y organizar un grupo de autodefensa. El apoyo de la población a la guerrilla fue masivo; sin embargo, debido al aislamiento y el localismo del movimiento, éste se fue consumiendo.
El abandono de la lucha armada condujo a Jaramillo a utilizar otros métodos más adecuados a la nueva situación. De esta manera, en 1944, fundó el Partido Agrario Obrero Morelense, que lo lanzó como candidato a la gubernatura de su estado natal. Según varios autores, el jefe agrarista "ganó con un margen muy amplio", empero el triunfo le fue otorgado al candidato del partido oficial.
En la administración ruizcortinista, el movimiento campesino de la tierra de Zapata fue agredido de manera intermitente; a los solicitantes de tierras y ejidatarios se les respondió con la represión policiaca y militar. En esas condiciones, Rubén Jaramillo volvió a tomar las armas, siendo objeto de persecución y hostigamiento por parte de "fuerzas mecanizadas y de caballería, apoyadas por artillería y aviación". El POCM justificó la lucha emprendida por Jaramillo y sus hombres.
Al ocupar la Presidencia de la República Adolfo López Mateos, Jaramillo se pacificó, aceptó las garantías ofrecidas por el gobierno, y reinició su quehacer político y social en las filas del PCM.
En 1961 Rubén Jaramillo ocupó los llanos de Michapa y El Guarín, ocupación que se inscribía en un contexto de nuevas luchas en el campo. En 1962 maduraban las condiciones para crear una organización campesina fuera de las centrales oficialistas, con un programa avanzado y con una política independiente y combativa. Jaramillo estaba inmerso en dicho proceso. Por ello, con justa razón, debe ser considerado como un mártir de la CCI, la cual se constituiría en el mes de enero de 1963, como resultado de la convocatoria expedida en octubre de 1962 por diversas organizaciones, entre las que se hallaba la Federación Revolucionaria Campesina del Estado de Morelos "Rubén Jaramillo". El héroe de Xochicalco, al final de su vida, militó en el seno del PCM y del Movimiento de Liberación Nacional, mismo en el que militaron personajes como Genaro Vázquez Rojas y Heberto Castillo.
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Atentamente,
Movimiento Cívico
¡Lograr la liberación de México y una Patria Nueva, o morir por ella!
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