Documento presentado en la Asamblea Nacional del MC, 29 de abril de 2007
Reunidos en las mismas entrañas del coyote hambriento, venidos desde lejanos rincones, hoy los cívicos vuelven a congregarse para definir el rumbo de su camino en una fiesta de camaradas, compañeros y amigos.
Muchas cosas han cambiado desde la última vez en la que se realizó una celebración en el Movimiento Cívico de esta naturaleza. Sobre todo en el último año, la sociedad en México ha vivido episodios únicos e irrepetibles. La izquierda electoral logró consolidarse como una opción capaz de disputar y ganar una elección presidencial; la derecha neoliberal se ha mantenido en el gobierno mediante un golpe de estado técnico que subsume al sistema político y su aparato institucional a los poderes fácticos como nunca antes y violenta los derechos políticos civiles; el pueblo organizado, como nunca, ha dejado ver su capacidad y potencial revolucionario mediante la resistencia, la movilización, el boicot y la participación local. Fueron meses que aglutinaron años, correspondiendo con los procesos contemporáneos de liberación en América Latina.
Ahora bien, ¿dónde estamos los cívicos? ¿Ha sido el Movimiento Cívico protagonista activo, transmisor de las ideas revolucionarias de la izquierda social, popular, antineoliberal y rebelde, como lo expresan las Tesis Políticas de Morelia, o a quedado inmerso en el laberinto de contradicciones y pragmatismo que representa el Partido de la Revolución Democrática?
De acuerdo con el debate que dieron nuestros compañeros fundadores, la ACNR en el 83 y en la posterior coyuntura política del 88-89, la lucha electoral se implementa como una táctica más en la búsqueda por la Patria Nueva, mediante el acceso a las superestructuras de estado-gobierno y, teniendo como condicionante el concretar la democratización de los municipios y el poder popular, dar permanentemente la lucha ideológica y política y fomentar la unidad de acción entre la izquierda social antineoliberal, y el PRD.
Contrario a ésas tesis políticas, la lucha electoral al interior y exterior del PRD (incluyendo proselitismo, concertación y gestión local), no sólo es la principal actividad del Movimiento Cívico, sino en muchos aspectos la única.
Paradójicamente, el MC no es una fuerza electoral capaz de competir por la vanguardia al interior del PRD, como alguna vez lo fue, quedando subsumido a la correlación de fuerzas existente, sobre todo de los grupos hegemónicos que han impuesto un determinado método de participación política (no muy diferente a la que se combatía desde la sierra hace unos treinta años) una centralista y antidemocrática, con métodos corporativistas y clientelares. Quien no conoce, acepta y repite las reglas del juego imperantes en esta mole de izquierdas, esta condenado a ser relegado. Es cierto que una revolución social no se logrará solo con las consignas gritadas con furor por jóvenes greñudos vestidos de verde olivo, como el mismo Gramsci lo expresaba. Pero cuando se logran "espacios" y "recursos" sin una formación política, cuando "se cambian utopías por votos" y la coyuntura electoral siempre es la que impone y determina la agenda de nuestras actividades, entonces nos encontramos en un laberinto sin salida en el que la máxima es sobrevivir electoralmente a cualquier costo, en el que la toma del poder por sí mismo es la constante.
Contrario al pesimismo intelectual que podríamos encontrar de un análisis exhaustivo de la situación actual de nuestra organización, la que se impone en la mayoría de nosotros es la voluntad optimista, la que nos empuja a encontrar nuestro propio camino, a construir nuestro propio poder.
Los años de lucha, la sangre derramada, los muchos papeles escritos, todo eso que hoy conforma la historia de lo que hoy llamamos Movimiento Cívico no solo nos puede dar un sentido unitario de pertenencia con alguna corriente de pensamiento de izquierda, sino que hoy nos puede seguir dando rumbo si la mantenemos como estrella guía; los principios sociales revolucionarios que dieron origen a todas esas organizaciones deben ser hoy más que nunca la bandera que nos lleve a luchar contra la voracidad del crecimiento capitalista. Las nuevas experiencias organizativas que han surgido en América Latina y que han devenido en resistencias locales contra el papel que les impone el sistema, han dejado una gran lección sobre la forma de hacer revoluciones, las formas de transformar la sociedad mediante nuevos caminos que renuevan y refuerzan las tesis clásicas revolucionarias.
El papel que juega el Movimiento Cívico puede ser una gran oportunidad con todo y sus contradicciones, o a pesar de ellas. Si no sólo se reconociera como una corriente dentro del partido, sino como una organización con una identidad y programa propios reforzando su vínculo con los movimientos sociales de abajo, y saliera a las calles a defender la organización y el poder popular, entonces desarrollaría un gran potencial concretando ser un vínculo entre la izquierda social y la electoral.
Para lograr esto se necesitan acciones concretas que estarían concatenadas entre sí dentro de un proceso integral revolucionario que contenga una nueva concepción estratégica acerca de la trasformación social, de la construcción del poder propio. Se trata de la construcción del poder del Bloque Popular Democrático, que no condiciona el cambio social a la voluntad emanada de la superestructura del gobierno-estado, en el que la participación consciente y voluntaria, del proletariado, de los de abajo, de los sin rostro, ocupa un lugar central y protagónico. Esto en primer lugar estaría confrontándose con la tradicional forma de hacer política que se ejecuta a partir de las superestructuras y aparatos, alimentando el verticalismo y una metodología propia de las élites iluminadas y las vanguardias.
Entre los ejes principales de una estrategia alternativa del Bloque Popular Democrático, destacaría:
* La superación de la enajenación humana constituye el sentido primero y último de lucha social, y por lo tanto de la organización.
* La transformación de la sociedad es parte de un proceso simultáneo de participación, apropiación y empoderamiento colectivo, a partir de promover el protagonismo de todos y cada uno de los actores sociales.
* La participación democrática es una característica esencial para la transformación de la sociedad. Debe articular la participación del pueblo consciente y organizado con la pluralidad y la horizontalidad.
* Fundar y construir una nueva civilización humana requiere construir un nuevo modo de vida, lo que reclama la incorporación de la visión de género como método cuestionador de las sociedades actuales. Pretender analizar las estructuras de poder sin observar las relaciones de genero que lo sustentan, es hacer un análisis sesgado de sus conclusiones y propuestas. Aunque a la inversa ocurre, si se aborda la cuestión de género sin vincularlo a las relaciones de poder.
* La construcción del nuevo orden se basa en una lógica diferente de articulación de las luchas sociales y de construcción-acumulación de poder propio: se trata de superar la sociedad capitalista, la estructura partidaria y los límites de la organización, transformándolas desde su interior: en la misma medida en la que se van construyendo fragmentos de lo que algún día será una nueva sociedad.
Los diferentes procesos y caminos de construcción del proyecto resultan estructural y dialécticamente interdependientes. En realidad no tiene lógica el separar lo pragmático de lo ideológico, las instituciones de las movilizaciones, todas resultan integrantes de un mismo fin en donde el punto central es el desarrollo de los sujetos sociales y políticos y la capacidad de dotarse del poder y las herramientas orgánicas que el proceso de transformación vaya reclamando.
Luego entonces, en la estrategia de transformación social que se basa en la participación democrática y protagónica de los actores sociales, que se basa en el poder popular, el acceder a espacios de gobierno o al gobierno resulta un instrumento clave en la medida en la que con su accionar puede activar la transformación del propio gobierno y sus formas de ejercicio institucional y de control social. Desconocer la importancia del campo político es una ilusión; no podemos ignorar el poder político del partido sino ¿Cómo impedir el TLC, la apertura del maíz, la venta de los recursos naturales estratégicos?
La cuestión implica, por un lado, superar la desconfianza de la sociedad y de los grupos de izquierda social no alineados hacia los partidos políticos (desconfianza ganada a pulso) y por otro, cómo hacemos una nueva política, diferente a la tradicional, con nuevos contenidos y formas. En esta perspectiva, la vía electoral resulta fundamental en el proceso de acumulación de fuerzas y crecimiento del poder popular, siempre y cuando vaya paralela al protagonismo del movimiento social y haya una corresponsabilidad y una rendición de cuentas. Ni ser gobierno local o nacional son la finalidad última de la participación política.
Se trata de construir una gran fuerza social que coordine su presencia política en los ámbitos gubernamental o legislativo, y popular o social.
Los espacios de gobierno pueden ser instrumentos claves en la transformación social si con su accionar pueden activar, mediante procesos democráticos participativos, la transformación social. Resulta crucial la importancia de las asambleas populares como germen de la nueva institucionalidad derivada de las luchas sociales. Sólo después de esto, la disputa político electoral resulta indispensable, negarse a participar implica la negación de cualquier construcción sociopolítica imponiéndole un límite.
Cabe notar, que el ocupar espacios parlamentarios y gubernamentales, es cuando menos insuficiente. El cambio social requiere poner fin al poder del capital, a su lógica de funcionamiento, y a sus mecanismos nacionales o locales de dominación. Esto tiene posibilidades de lograrse si se va construyendo una nueva cultura, nuevas relaciones sociales, colectivas, grupales, comunitarias, alimentando el poder propio, creado y desarrollado con la participación de todas y todos. No olvidemos que la máxima debe ser la de alcanzar una Patria Nueva.
Si se llega al poder sin una formación política integral, con la misma cultura del capital a la corta o a la larga se reproducen sus formas de funcionamiento, su autoritarismo, su arbitrariedad, su lógica verticalista, autoritaria, explotadora, excluyente y alienante. La construcción de una nueva sociedad implica la construcción de una nueva cultura, no basta con ser oposición. Constituye el largo camino de la construcción del Poder Popular, un proceso bastante complejo hacia la nueva sociedad, un proceso revolucionario integral formador de nuevas mujeres y nuevos hombres.
El desafío consiste en articular la participación electoral a un proceso político mayor donde fortalezca una amplia fuerza social de base capaz de pensar y organizarse por sí misma, impulsando las transformaciones mayores, buscando ir más allá del capitalismo, construyendo en lo local y en lo pequeño lo que un día podría llegar a ser un socialismo. De aquí la importancia de desarrollar una amplia participación horizontal.
El Movimiento Cívico puede ocupar los espacios que hoy tiene y la potencia revolucionaria que pude generar para profundizar los cuestionamientos de las medidas del neoliberalismo, frenar su implementación, anular su vigencia. Desarrollar alternativas concretas, programas de gobierno que transformen la actual correlación de fuerzas impulsando al máximo los procesos socio transformadores. El reto radica en que los cívicos construyamos un amplio movimiento sociopolítico que articule fuerzas parlamentarias y extraparlamentarias; político-electorales y político-sociales; de trabajadores, estudiantes, diputados, intelectuales y profesionistas, del pueblo, en oposición a las fuerzas fácticas extraparlamentarias del capital y la oligarquía dominante. Hacer del Movimiento Cívico un instrumento de lucha más comprometido con las fuerzas de izquierda social, siendo parte de ellas, vinculándolas con la lucha en el PRD.
Lo dicho representa una diferencia medular con el proyecto socialdemócrata, que plantea solo corregir al capitalismo; sus reformas no constituyen un camino para superar la sociedad capitalista, sino para mantenerla atenuando sus contradicciones y aliviando sus conflictos de gobernabilidad; a menudo los gobiernos socialdemócratas se amoldan y acomodan sus políticas en la medida de los intereses del capital dictados por la oligarquía dominante. Siguiendo este pensamiento es totalmente condenable el que legisladores y gobiernos de izquierda no sólo acepten los mecanismos del neoliberalismo sino que los reproduzcan, deformando el espacio del poder popular en un muy rentable escalafón personal y familiar.
Las tareas inmediatas. (Propuestas de Resoluciones a la Asamblea Nacional)
De acuerdo con lo considerado anteriormente, ponemos a consideración de la Asamblea los siguientes puntos para el fortalecimiento del Movimiento Cívico como instrumento de lucha.
1. Fortalecer y renovar la identidad del Movimiento Cívico.
Promover el sentido histórico y la tradición cultural como una forma de reforzar la presencia actual, compartir y difundir el ser cívico como un modo de vida, con valores propios, objetivos, principios; Promover la difusión de los integrantes de la coordinación nacional y de los compañeros en los Estados; renovar la imagen orgánica (logo) del Movimiento Cívico, rescatando el sentido histórico adecuado a las nuevas realidades; promover, en la medida de lo posible, la adopción del nombre de Movimiento Cívico y la pertenencia, entre las organizaciones locales que se identifican con el movimiento.
2. Reforzar el compromiso de los militantes y simpatizantes del Movimiento Cívico.
Los cuadros dirigentes que ocupan algún espacio producto de la lucha electoral o política de la corriente, deberán ser los principales promotores del crecimiento de la corriente, en su estado, en su grupo o en su ámbito, creando y promoviendo una ética política y conduciéndose siempre bajo el principio de la pluralidad y la democracia participativa interna; por su parte, los cívicos de base tendrán la tarea de promover la autogestión, la economía solidaria entre los militantes y la participación activa en las acciones que ejecuten los cuadros dirigentes.
3. Democracia y Poder Popular.
El Movimiento Cívico deberá hacer suya la toma de decisiones colectiva y el trabajo en equipo como principal forma de trabajo en todos los ámbitos y lugares. La forma de lucha no puede ser diferente del objetivo, debemos actuar democráticamente para lograr una democracia social. Promover una organización horizontal y fortalecer la Coordinación Nacional.
4. Formación Política permanente e incorporación de nuevos compañeros.
Para una formación política eficaz, el ejemplo debe ocupar el lugar pedagógico-político central. Es importante que quienes ocupan lugares de dirección y liderazgo político y social no se olviden de ello: las formas de actuar política y socialmente valen más que mil palabras. La Formación Política de nuevos cuadros no debe ser la confrontación generacional. Sino el mecanismo que asegure la existencia de la organización, de sus principios y metas. Incorporación de compañeros que participan en diversas expresiones locales, grupos que decidan colaborar junto con el movimiento Cívico aceptando sus orientaciones políticas.
Si bien es cierto que en los movimientos sociales siempre se está aprendiendo por su forma siempre cambiante y dialéctica, sería una gran contribución de los compañeros que llevan muchos años en la lucha si compartieran sus experiencias, sus métodos de lucha y su pensamiento con los nuevos cuadros, de una manera más formal, oral o escrita, mediante una escuela de cuadros.
Las tareas inmediatas en este tema, serían la de formar una Comisión de Formación Política encargada de elaborar un Programa de escuela de cuadros. La FP se conducirá bajo los principios de ética política, austeridad, autogestión y corresponsabilidad, utilizando como método la educación participativa. Por ello será responsabilidad de cada Estado, grupo o localidad su propia formación, Aprovechando el avance de las tecnologías de comunicación e información, como el internet, siguiendo las recomendaciones de la Comisión en la medida de lo posible.
Tener una Formación Política permanente es preparar a los jóvenes para que sean capaces de continuar, profundizar o reorientar lo empezado cuando sea el momento.
5. Sobre la organización de los Jóvenes Cívicos a nivel nacional.
Llamamos a los jóvenes de éste movimiento a continuar con las actividades de organización y coordinación que los compañeros que nos han antecedido pudieron concretar en importantes avances y logros, no sólo para el Movimiento Cívico, sino para el PRD, a nivel nacional en materia juvenil. Los proyectos que se tenían previstos desde el último congreso juvenil en Morelia no se han podido concretar sobre todo por la Coyuntura Política imperante en el país y la situación de cada región, y por la incorporación de varios compañeros a otras actividades. Sin embargo este primer acercamiento de nuevos compañeros puede ser una buena oportunidad para continuar con la labor que han construido cívicos que de jóvenes construyeron para las generaciones venideras.
Atentamente
¡Lograr la liberación de México y una Patria Nueva, o morir por ella!
Jóvenes Cívicos del DF
Bibliografía
MCIL; Tesis Políticas Básicas. México, 2001
Gramsci, Antonio. 2001. Cuadernos de la cárcel. Edición crítica completa a cargo de Valentino
Gerratana. Ediciones ERA-Universidad Autónoma de Puebla, México.
Sánchez Nava, Guillermo. MC, Una corriente de la izquierda mexicana. México, 2007.
Saucedo Pérez, Mario. Propuesta de Temario y Resoluciones para la Asamblea Nacional MC. México, 2007.
Houtart, François. 2003. "Convergencia de movimientos sociales: un ensayo de análisis",
texto presentado a la Conferencia Internacional "La obra de Carlos Marx y los desafíos
para el Siglo XXI", La Habana.
Rauber, Isabel. 2006. Sujetos Políticos. Desde Abajo, Bogotá.
------2005. "Movimientos sociales, género y alternativas populares en Latinoamérica y El Caribe",
publicado en Itinéraires No, 77, IUED, Ginebra.
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