Número 15 del periódico El Grito

René Zúñiga


Hace 20 meses ya, con la rabia contenida y tratando con un grupo de recientes compañeros el que hacer para construir redes de trabajo social y comunitario, surgió la idea de buscarle por una radio que sintetizara ese deseo y tuviéramos la posibilidad de llegar a más gente que con el volante, el panfleto, el tríptico, revistas o lo que fuera, pero que urgía hacerlo. En una de esas maratónicas reuniones, festivas, alegres, solidarias; ví un pequeño folleto con una imagen del famoso cuadro de Eduard Munch: “ El Grito “, al ver mi interés se acercó uno de los artesanos del folletín y me explicó con un entusiasmo propio de la edad. Con esperanza reflejada en la mirada y un convencimiento tal, que me ofrecí de buena gana a que trabajáramos la idea y buscar tener una publicación en forma, ya que la idea y el talante de esos jóvenes, era justo lo que he considerado que se necesita para transformar nuestra realidad. No pudo concretarse por problemas de tiempo, pero además porque este equipo de gente estaban más que afinados, trabajaban ya en lo que sería un tabloide con el mismo nombre, primero en blanco y negro y después con un verde que invita desenfadadamente a buscar que se dice en las páginas elocuentemente formadas y brillantemente diseñadas, pero sobre todo, con materiales de calidad, ya que exponen ideas, forman conceptos y se concretiza la idea de la comunicación circular.




Ese Grito de Munch dado en 1893 sigue recorriendo todo el planeta, la enorme tarea de transformar nuestra sociedad. El periodismo alternativo bien puede ser un vehículo para lograrlo. Así pude constatarlo en las palabras de José Luis Martínez Canizalez, maestro de alguno de estos jóvenes y presentador junto con Coral Aguirre, catedrática, escritora y persona sencilla, así como Héctor E. González, periodista que hizo un recuento de imágenes, anécdotas y con un dejo de profunda nostalgia por lo vivido, hizo un reconocimiento al equipo de El Grito, en la presentación del número 15, realizado en un recinto universitario, en la Sala Zertuche del Centro Cultural Universitario, exaltado el hecho por Coral Aguirre, quién se congratuló de estar en un evento en esas aulas históricas para la educación superior en el estado.

El recinto lució lleno con gente que aplaudió el humor, la claridad en los conceptos y la nostalgia, expuestos por los presentadores de este esfuerzo editorial, con un evento sobrio, proyectando imágenes de los números de El Grito en una enorme pantalla al frente, así dos de sus directores, Román Cortázar y Rodolfo Coronado, agradecieron la asistencia, manifestando que la rabia generada por el fraude del 2006, fue el motor fundamental para el surgimiento de El Grito que se escucha y se escucha fuerte. Jesús Ibarra, promotor y administrador de la publicación, observaba desde la última fila, manejando con destreza el cañón y la computadora; esbozaba una expresión proverbial de esperanza de que hay generaciones que han tomado la estafeta.