Friday, February 20, 2009

19 de febrero de 1909: vísperas de la Revolución

Viernes, 20 Febrero, 2009


Hace exactamente un siglo, el 19 de febrero, la Gaceta de Guadalajara publicaba una nota: “No hace mucho que los dependientes, los empleados de comercio, unidos en esa común aspiración, consiguieron que la casi totalidad del comercio cerrase sus puertas los domingos y algunos días festivos. Los dueños de las principales casas comerciales, reconociendo la necesidad y las ventajas de ese descanso, firmaron un acuerdo para establecerlo, y, en efecto, así se ha venido realizando. Sin embargo, ahora se dice con insistencia que se quiere volver sobre ese acuerdo, para abrir de nuevo los establecimientos comerciales en la mañana de los domingos, y durante todo el día, en algunos días festivos…”

No existía ninguna ley ni estatal ni federal que prescribiera el descanso dominical: se trabajaba todos los días de todas las semanas de todos los meses. Leyendo asuntos de finales del siglo XIX en nuestro país, se admira uno de la realidad del mundo campesino, y peor aún, del obrero de aquellos anteayeres. Me impresiona leer lo ocurrido en una huelga de Morelia cuando los huelguistas en su pliego petitorio solicitaban que su jornada laboral fuera “solamente de 16 horas al día”. Las novelas de Dickens y Gorky sobre el mundo obrero de Inglaterra y Rusia no se alejaban de lo que ocurría en México. En la nota citada arriba, habrá que subrayar que se trataba de un acuerdo entre empresarios. El acuerdo significaba un gran avance y sin duda era una conquista, como lo dice la Gaceta, de la “Sociedad Mutualista de Dependientes y Empleados de Comercio”, fundada en 1906 por tapatíos comprometidos y fue uno de los frutos del movimiento católico, iniciado en 1892, a raíz de la encíclica Rerum Novarum de León XIII… Aunque no existía el INEGI, contamos con variadas estadísticas y panorámicas del mundo laboral tapatío, en especial de 1906 a 1910. No existía salario mínimo legal; pero, con excepción de los grabadores en metales finos, que devengaban cuatro pesos al día, eran pocos los que ganaban un peso diario, como los carpinteros, ebanistas, alfareros, tejedores, pintores y barnizadores; los cigarreros ganaban 25 centavos y los talabarteros 75 centavos con una jornada laboral de diez horas; los sastres, vidrieros, encuadernadores y mecánicos trabajaban doce horas al día. Con frecuencia para el mismo trabajo se pagaba mucho más al hombre que a la mujer, por ejemplo, la fábrica de sombreros de J. Audriffred pagaba dos pesos con 30 centavos a los varones y 75 centavos a las mujeres.

En los años maderistas, en Jalisco el Partido Católico Nacional arrasó en las elecciones de munícipes, diputados y del gobierno del estado y comenzaron a promulgarse leyes para el mundo laboral. El asunto del descanso dominical obligatorio, se debatió apasionadamente en febrero de 1913, y es interesante leer algo sobre eso: el Ayuntamiento de Chapala dijo “no es de aprobarse la ley del descanso dominical, porque es fomentar la holganza de muchos hombres y de privar a otros de un medio de ganarse un jornal mejor retribuido que de ordinario. Querer restringir las libertades o las costumbres de los pueblos por medio de las leyes, es meter a la Legislatura y al Gobierno en dificultades, siendo además una medida impolítica para establecer la armonía que debe existir entre gobernantes y gobernados. La misma naturaleza nos enseña que no hay días especiales para el descanso y que cada ser viviente tiene derecho a proporcionárselo cuando haya trabajado bastante para merecerlo, siendo imprudente que la ley determine ese día. Nuestro pueblo se proporciona bastantes días de descanso durante semanas enteras, muchas veces descanso que se dedica a la inmoralidad y generalmente a la embriaguez”. En cambio los munícipes de Teocaltiche terminan su dictamen así: “con el descanso dominical la población rural que hace años practica el descanso dominical, se proveerá de mercancías, y los comerciantes y empleados particulares, del Estado y Municipales tendrán de descanso la mitad del domingo; formando con esto vida social de que carecen en lo absoluto los poblados chicos, por ser sus costumbres de un trabajo rayano en esclavitud”.

La nota de la Gaceta del 19 de Febrero de 1909 no se imaginó que el asunto llevaría años y que no sería sino hasta marzo de 1913 cuando el estado de Jalisco estableciera por ley el descanso dominical.
jgfregoso@milenio.com

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