Saturday, February 07, 2009

Santana, a una década de Supernatural


Alonso Arreola


Tengo un problema personal con Carlos Santana. ¿Puede alguien explicarme qué es todo eso de los ángeles y la gracia divina y el chamanismo que se trae? Digo, la importancia de sus logros está fuera de discusión y sabemos que sus alucinaciones guadalupanas no son nuevas (es cristiano renacido desde 1992 y mucho antes había mostrado su interés espiritual); sin embargo, hace una década que su música se detuvo y que su discurso verbal confunde a más de uno, sin que nadie se anime a decirlo.

Nunca amonestaríamos a quien, apostando por una misma idea estética, contribuyó tan notablemente al lenguaje del rock; pero el asunto aquí es que lejos de mantener una línea o de experimentar en aras de lograr algo nuevo, últimamente lo de Santana ha sido jugarle al pop de manera desafortunada, condescendiente y llena de clichés propios (los peores). ¿Por lo menos se divertirá? Sus músicos son maravillosos y durante los conciertos hay una química magnífica, pero lo último que ha compuesto, híjole… Obviando la trascendencia de numerosas obras previas, desde el millonario y multigalardonado Supernatural de 1999, no podemos aplaudirle nada.

Algunos se preguntarán si es justo esgrimir una diatriba dominical con puntos de vista tan subjetivos. Bueno, quien esto firma ha tenido la oportunidad de entrevistar al guitarrista, de estar en conciertos de él tanto en México como en el extranjero y de asistir a un par de conferencias de prensa (hasta de coincidir casualmente con él en la calle), y siempre, sin excepción, ha sido difícil escucharle una frase aterrizada –por no decir terrestre– a propósito de la música o la vida. Al contrario, lo que usualmente escuchamos son cosas como: “La tierra es mi madre, Dios es mi padre, y todos son mis hermanas y hermanos”, “Dios escucha a quien llora con el corazón”; “estamos rodeados de ángeles”, “ la Virgen es la parte femenina de mí”, etcétera.

Ideas respetables que a veces se vuelven verdaderas alucinaciones kitsch, como éstas que me regalara justamente tras la salida de Supernatural: “Si tú pones esta música en los shopping malls, en los elevadores, puede cambiar drásticamente la violencia que está pasando no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo”; o: “Cuando Eric Clapton y yo tocamos es como dos apaches en el Gran Cañón, rezando, invitando a los espíritus del aire y de las nubes para curar y aliviar”; o esta: “Este álbum en sí mismo fue diseñado por ángeles que me dijeron ‘esto se va a hacer'. En el año 95 me dijeron ‘te vamos a conectar con una compañía que pueda generar y vender discos, que te pueda poner en la radio otra vez, que pueda llegar a los jóvenes de preparatoria y universidad y te vamos a conectar con los mejores músicos que estén en su apogeo, para que puedan unificar las células por la luz'… Por eso se llama Supernatural.” O sea que, intolerancias aparte, ¡los ángeles que custodian a Santana son expertos en marketing!

Incluso con lo anterior, repetimos nuestra admiración por Santana pretextando su visita a distintas ciudades de México el próximo mes de marzo. Miembro del Salón de la Fama y autor de más de treinta y cinco discos, nació en Autlán, Jalisco (1947) para mudarse con su familia a Tijuana y luego a Frisco, California, en donde mezclaría los conocimientos musicales de su padre con el blues de Muddy Waters, el sonido de Hendrix, las percusiones de Tito Puente y el ánimo improvisado de Coltrane. Eso le valió, merecidamente, una vida de reconocimiento y colaboraciones con los mayores artistas de todos los géneros. Nos quitamos el sombrero.

Igualmente, vale la pena aclarar que tan psicodélica personalidad no afecta su fino trato. Prueba son algunas citas recopiladas hace diez años por el escritor Jesús Quintero: “El hombre más dulce que he conocido” (Eric Clapton); “Es uno de los hombres más grandiosos con los que he trabajado, un perfecto caballero” (John Lee Hocker); “Ese chingón podría tocar con el culo… Amo la manera como toca y es una persona muy agradable” (Miles Davis, luego de la gira que compartieron en 1970); hasta Frank Zappa le dedicó la composición: “Variations on the Carlos Santana Secret Chord Progression.”

Finalmente y pese a lo que se imaginaría, recomendamos como siempre darse una vuelta para escuchar a Santana, pues según sus palabras: “La música de Santana ha rescatado a mucha gente de ser miserable, de estar encabronada, decepcionada, amargada.” Estamos de acuerdo.

alarreo@yahoo.com

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