Tata Juan desde hace 67 se dedica profesionalmente a la música
Foto: Grecia Ponce
Viernes 20 de Febrero de 2009
Ni sus 82 años ni los padecimientos han impedido que siga componiendo tata Juan Victoriano Cira, el único trovador de la Meseta Purépecha, cuya obra forma parte del patrimonio cultural de la biblioteca del Congreso de Nueva York, en los Estados Unidos.
El hombre cuya música fue explotada en la película My Family, sin que hasta el momento haya recibido regalía alguna, expuso desde su troje o casa-almacén de granos de madera, en la comunidad San Lorenzo, de este municipio, que la gente phoré esta volviendo a sus tradiciones gracias a eventos como la ceremonia del encendido del Fuego Nuevo, que marca el inicio de un nuevo año, o la existencia de radios comunitarias indígenas como las que están desmantelando fuerzas federales.
Cuando alguien está frente a tata Juan Victoriano es difícil contener el deseo de proteger de alguna forma su frágil figura. A pesar de que este hombre lleva casi 70 años regalando alegría a través de su música, sus ojos empequeñecidos por la edad reflejan cierta tristeza y su voz débil por el embate del tiempo contrastan con la energía que imprime a sus composiciones.
EL TROVADOR DE LA SIERRA
Sentado en el patio de su troje, portando el sombrero que nunca deja, rodeado del frío de la sierra, tata Juan Victoriano comenzó a responder las preguntas: “ahorita estoy algo malito, pero en veces me dan ganas de componer. A veces a media semana o cada una o dos semanas, pero no dejo de componer, porque vienen mis nietos o bisnietas y me piden: hágame una pirekua o una canción para yo oír tantito de su voz; de su repertorio, de su memoria, porque así se queda como un recuerdo macizo”.
“Hace poquitos días que compuse una pirekua para cada una de mis nietas. Una se llama Erandi Reyes Victoriano y otra se llama Dominga. También para Orquídea Cruz Victoriano y para María Guadalupe Victoriano Clemente. La semana pasada compuse esa de Guadalupe y la de Erandi el año pasado; en octubre la de Orquídea, pero ha veces tengo ganas y a veces no tengo ganas, porque ya soy de edad”.
Sin embargo, “le doy gracias a mi padre Dios, porque me da todavía vida para componer unas cuantas más y a la patrona de la música santa Cecilia que me está dando la memoria para componer las pirekuas y la música”.
Refirió que cuando lo invitan a “ensayar la pastorela se necesitan muchos cantos. Primero necesitan la caminata, luego cantos de ranchero. Por eso estoy componiendo. No había modo de no componer, porque son parientes que reciben el cargo y tenemos que ayudarlos con la música”.
LA SENCILLEZ DEL ARTISTA
Tata Juan Victoriano es sencillo como los frutos silvestres que nacen entre las milpas y dice que las muchachas son como “flores de amor” y que hay que ofrecerles música para que “vean que estamos contentos”.
En torno a los reconocimientos que ha recibido por haber dedicado su vida a componer pirekuas y sonecitos señaló: “Me dicen que soy compositor. Aquí en Cherán y en todas partes ya sabe toda la gente que sé componer y vienen algunas bandas para decirme que componga una música para ellos. Un sonecito, una polka o un vals. No puedo componer marchas. Un paso doble sí podría, pero no hice la lucha. Hago pura música purépecha, porque no alcanzo a hacer tantas cosas”.
Tata Juan tiene 82 años y desde hace 67 se dedica profesionalmente a la música. Forma parte de una generación de oro en este quehacer artístico y fundó numerosos grupos, pero ahora asemeja a un gorrión herido.
“Todavía tengo ganas. Nada más que me caí de una escalera y se me quebró una parte (dijo tocándose la cadera). Ya no me dejan ir por ahí. Me invitan a estar sentado allá tocando, pero yo soy muy penoso de estar sentado y otros están parados”.
Dice que le gusta igual tocar que componer y recordó que antes “tenía grupos con los que andaba yo tocando. Tenía una orquesta muy antes, pero aquellos ya no viven; ya se fueron y los que quedaron se fueron al Norte a trabajar, otros a Apatzingán y me quedé con unos cuantos, por eso a veces me invitan nada más para reforzar”.
EL ANTES Y EL AHORA
El maestro compositor toda su vida ha radicado en la comunidad de San Lorenzo. Comparó que en la actualidad “como ya es moderno, todo cambió. Antes la gente vivía sencillamente. No había trabajo ni cosas grandes y nosotros trabajábamos en la pura siembra o haciendo leña”.
“Las mujeres hacían tamales, huchepos y tortillas para llevar a Uruapan. De eso se mantenían”.
“Para vestirse usaban rollos y vestidos de purépecha, como ahora ya no se visten. Hace unos 55 años casi toda la gente de San Lorenzo se vestía como purépecha. De 1960 para acá se comenzaron a usar los pantalones y las gorras. Dejaron los huaraches y usan tacones altos”.
Lamentó que “ya nadie quiere platicar en purépecha, aunque somos purépechas”.
No obstante, “cuando empezó esta fiesta del año nuevo (en 1985) entonces empezaron otra vez a buscar el modo para hablar y vestirse como purépechas”.
Cuando entró el radio (la estación comunitaria de San Lorenzo) hace 2 o 3 años, como que regresaron, pero muy apenas. Ya están vistiéndose como la gente antigua. Este radio es como para la cultura; para que ustedes vuelvan a aprender nuestro idioma y que las muchachas utilicen otra vez trenzas, rollos, huanengos y rebozos”.
“Esto es importante, porque nosotros así nacimos. Nuestros abuelitos así nacieron y ellos nos rigen. Los abuelos decían: hijo o hija no andes vistiendo otras cosas como las que se usan por allá, porque nuestra ropa y nuestro idioma es antiguo. Dios nos dio estas palabras purépechas y así dejamos el recuerdo de lo que somos”.
http://www.cambiodemichoacan.com.mx/vernota.php?id=96037
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