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Saturday, June 20, 2009
Mejor voto por papanatas
Escrito por Ximena Peredo
Si hace tres años mi bandeja de correo electrónico se llenaba de presentaciones insufribles desvencijando a Andrés Manuel López Obrador o a Felipe Calderón y de rabiosas, chantajistas cartas a favor de uno o de otro partido, ahora encuentro menos proselitismo partidista y cada vez más alternativas para protestar el 5 de Julio. Rompe y conserva tu boleta, no votes, táchalos a todos, vota en blanco, vota por Papanatas, son algunas de las propuestas ciudadanas para resistirnos al próximo reparto del pastel que, puntualmente, se distribuirán entre los mismos.
Lo positivo en medio del pésimo nivel de las campañas es que la ciudadanía comienza a despertar espontáneamente. En diferentes estados del País, en reuniones sociales los ciudadanos, en debates académicos los intelectuales, en la calle los activistas, están llegando a la misma propuesta: castiguemos a los partidos.
Algunos dicen que al anular nuestro voto estaremos entregándole la decisión a las fuerzas clientelares de algún partido. En lo particular considero que esto es un chantaje. ¿Por qué el partido de oposición no ha conseguido convencernos? Papanatas surgió precisamente para responder al dilema ético que nos plantea una boleta llena de personajes siniestros a quienes no deseamos entregar nuestro gobierno. El "voto útil" ha sido útil para los mismos intereses cupulares que representa tal o cual partido. Es el último recurso con el que cuenta el partido en desventaja que no ha operado como una verdadera oposición. En este momento yo creo que lo verdaderamente útil es romper la cortina de mentiras. Es útil ser congruente.
Estoy segura que el día en que un partido político luche por el bienestar de un pueblo no tendrá que plantearnos la lastimera propuesta de votar por él porque es el menos peor. Le hacemos mucho daño al sistema electoral manteniendo a parásitos que duermen tres años y despiertan un poco antes de las elecciones para endulzarnos el oído y, si no lo consiguen, para presionarnos. La campaña de "el peligro para México" es un buen ejemplo pues se olvidan las propuestas y las reflexiones sobre la ciudad o el País que queremos para centrar la atención en el temor de que llegue un candidato o de que permanezca un partido en el poder.
En Nuevo León estamos viendo una clara elección de estado, en el que el gobernador José Natividad González Parás burla el espíritu de la Ley electoral con un sofisticado cinismo, contando con el comentario aprobatorio o la sonrisa cómplice de algunos conductores populares de televisión. Si los partidos de oposición contaran con legitimidad social, seguro muchos alzaríamos nuestra voz en defensa de la equidad, pero lo que estamos viendo es cómo esa oposición se traga una cucharada del mismo chocolate que perversamente preparó en el 2006. Defender a un partido que utilizó, cuando pudo, las mismas prácticas para perpetuarse en el poder, no me parece que sea el papel más digno que pueda representar la ciudadanía.
Algunos compañeros tratan de hacernos entrar en razón: Papantas nunca será autoridad pública, por lo tanto, no vale la pena votar por él. Sin embargo, la verdadera intención de este movimiento es la reflexión que vayamos construyendo juntos en el camino hacia el 5 de Julio. Según la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP), organizada por la Secretaría de Gobernación, a penas un 4 por ciento de la población mexicana confía en los partidos políticos. En una encuesta similar del Grupo Reforma publicada el 3 de Mayo, sólo un 2 por ciento de la población cree en las campañas políticas. Esto significa que los partidos están manejando al País con una minoría absoluta. Sinceramente creo que no se merecen más fidelidad ni paciencia.
Las campañas debieran, al menos, dejar una estela de reflexión, que motive al debate familiar y al intercambio de ideas de una comunidad. Estos tiempos electorales debieran ser una invitación a repensar nuestros modelos sociales, económicos y políticos. Debieran ser un tiempo para construir, no para motivar a la división y al encono. Es una gran pena tener que proponer que anulemos nuestro voto o que los botemos a todos votando por Papanatas. A mi me gustaría estar sopesando qué propuestas de gobierno o de agenda legislativa me convencen más, sin embargo creo que castigar a los partidos es una decisión que alberga esperanza. Creemos en la posibilidad de que los partidos recuperen su vocación social.
Los políticos no están acostumbrados a enfrentar a ciudadanos que se representan así mismos, por eso nos ignoran, por eso tratarán de descalificar estos esfuerzos, corroborando así la urgencia de una protesta nacional. El cómo castiguemos a los partidos es irrelevante, si tachamos toda la boleta, si votamos por Tin Tán o por Papanatas, lo que importa es el mensaje. Estos esfuerzos ciudadanos no compiten, se estimulan unos a otros.
La madurez cívica y la criticidad de una ciudadanía son caminos que no debemos abandonar. La democracia no es un concepto propiedad de los partidos ni de los candidatos. Votar por algún partido o candidato no es necesariamente un ejercicio democrático, votar en conciencia sí lo es. Si usted está convencido de votar por algún candidato, ¡enhorabuena! Si encuentra reprobable escoger a cualquier de las opciones que plantean los partidos vote por Papantas porque al hacerlo está Usted botándolos a todos.
(Imágenes tomadas de Internet / Derechos reservados por el autor)
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