nuevo modelopregona la política social, pero sólo beneficia a la familia gobernante
Carlos F. Chamorro * Especial para La Jornada
Lo primero que sorprenderá al visitante al llegar a Nicaragua es la ubicuidad del personaje: su fotografía ampliada en gigantescos rótulos de carretera está por todas partes, acompañada de lemas político-religiosos.
Cumplirle al pueblo es cumplirle a Dios,
Alba, cristiana, solidaria, socialista, se lee en
El sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, quien en 1977 se sumó a las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, ha denunciado el acoso judicial y la persecución política a la que ha sido sometido por el presidente nicaragüense Daniel Ortega, debido a las críticas a su gobierno Foto María Luisa Severiano
las megapancartas, pero no se trata de un predicador evangélico, sino de Daniel Ortega, el presidente de la República.
Hace 30 años, cuando la insurrección popular liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) derrocó a la dictadura somocista, después de disolver la Guardia Nacional, el segundo decreto que promulgó la junta de gobierno fue la prohibición de cualquier exhibición de propaganda a favor de funcionarios públicos. Irónicamente, ese mismo decreto aún está vigente hoy y, de aplicarse con rigor, debería sancionar el culto a la personalidad de Ortega. Pero los tiempos han cambiado en Nicaragua.
La Purísima y los impuestos En la avenida Bolívar de Managua, el gobierno celebra en estos días las fiestas de la Purísima Concepción de María, una tradición religiosa a la que el pueblo acude con devoción mariana a cantar rezos a la Virgen y recibe golosinas tradicionales.
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