Las salas de una galería vienesa ofrecen al visitante la atmósfera de un burdel
Obra maestra de Gustav Klimt enmarca inusitado
espacio para la cultura del sexo
Dpa
Viena, 24 de febrero. El que acuda estos días a ver el famoso Beethovenfries (El friso de Beethoven), de Gustav Klimt, se encontrará con algo inesperado, pues las salas han sido reconvertidas en la atmósfera erótico decadente de un burdel.
La galería de arte The Secession, en Viena, organizó –con la participación del artista suizo Christoph Buchel y con el lema
espacio para la cultura del sexo– un proyecto tan picante como provocador que suscita reacciones encontradas en la capital austriaca.
Y no es de extrañar, pues el intercambio de parejas, los confortables reservados, los aparatos sadomasoquistas, los artilugios, para atar y los sillones de ginecólogos no son precisamente lo que se espera el visitante que acude admirar la obra maestra de Klimt.
Revuelo y escándalo
¡Estoy impactada! ¿Pero dónde estoy?, afirmó alterada una turista italiana, ya entrada en años.
Creo que tiene más que ver con nuestra edad. Los jóvenes seguro que ven esto con otros ojos, agrega su compañera de viaje, de la misma edad.
Y realmente el que más se alegró fue el propietario del burdel
Element6, que para la exposición se trasladó durante dos meses a la Secession y que tras la inauguración el pasado fin de semana ha tenido una concurrida asistencia.
Vinieron más de 100 personas, principalmente clientela habitual, dijo Michel H., quien administra el club desde hace dos años y medio.
Y hubo movimiento, agregó.
Tras todo el ruido mediático esperamos que en las próximas semanas se acerque público de todo tipo, también personas que siempre tuvieron curiosidad por ver un club de alterne, pero nunca se atrevieron a ir por el lugar donde se encuentra, explicó el propietario de Element6.
Queremos apartarnos de esa imagen un tanto asquerosa de los burdeles que habita en muchas cabezas. Se trata más bien de flirteo, erotismo, fantasía y frivolidad.
Büchel, quien ha pasado varias semanas en Viena preparando esta exposición, es conocido por sus provocaciones. Pero, ¿qué es lo que busca impactando al público con esta apuesta?
Quería relacionar el revuelo que provocaron los cuadros sensuales y eróticos de Klimt, Schiele y Kokoschka a principios de siglo y lo que pasa ahora, señaló Michael H. “ElBeethovenfries desató entonces un escándalo enorme”, apuntó la portavoz de Secession, Urte Schmitt-Ulms.
Ira de partido derechista
Como reacción a un tratamiento cada vez más abierto de la sexualidad, en 1905 se creó la
sociedad para la difusión de las buenas costumbres, que quiso atacar los desnudos en pintura del Jugendstil.
Con el burdel, Büchel quiere reproducir la situación de entonces y eso no se consigue ya pintando un cuadro, explicó Gabi H.
El artista especialista en instalaciones provocó la ira del partido derechista FPö, que desde hace días despotrica contra lo que se hace en la Secession. ‘‘Fiestas de sexo de grupo y habitaciones de dóminas nada tienen que ver con nuestro arte y cultura”, amonestó el portavoz de Cultura de Viena, Gerald Ebinger.
La portavoz de cultura del Fpö, Hedemarie Unterreiner, habló de la
espiral negativa del nihilismo y de perversión.
La mayoría de los amantes del arte que estos días ven los cuadros eróticos del artista vienés Robert Krutisch en las salas del burdel reaccionan de forma más bien positiva.
Todavía no escucho un comentario negativo, dijo una reportera de la radio austriaca, que entrevistó a los visitantes.
La entrada al lugar, por cierto, se asemeja a un club normal, si no fuese por las pequeñas habitaciones con cojines en piel de leopardo, las numerosas cajas de pañuelos de papel, la sauna y el sillón del ginecólogo, así como el variado programa nocturno de striptease o presentaciones con temática sexual.
Esa experiencia sexual concluirá el 18 de abril. Luego el
Element6regresará a su casa original.
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