La Jornada/ Correo Ilustrado
Prometí –me prometí a mí mismo– no hablar más del petróleo. Pero no me prometí no hablar de mierda.
No cabe duda que, de toda la mierda que le aventaron en 2006 a Andrés Manuel López Obrador sus detractores, les sobró para 2008.
Sólo un nazi podría compararlo con Hitler. Sólo un fascista, con Mussolini. Sólo un ultraderechista, con Pinochet y Huerta.
Esta mierda es desde luego compartida por Televisa, que aceptó transmitir el espot que todos conocemos.
Espero que los lectores perdonen mi vocabulario. No es mi estilo, pero de alguna manera hay que tratar a esta gentuza –y sus cómplices– que atenta contra la inteligencia y la sensatez. Ella sí que representa un peligro para México.
Fernando del Paso
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