Xavier Araiza/ Revista Pantagruélica
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Hace unos diez años, en la Casa de la Cultura impartí un curso sobre El segundo sexo y la narrativa (La invitada, La mujer rota, Los mandarines, Memorias de una joven formal , La fuerza de las cosas...) de Simone de Beauvoir . En esas mismas fechas el periódico Milenio, en su sección cultural y por varios meses, publicó una columna mía titulada como el célebre libro que abrió la reflexión sobre la condición histórica de las mujeres en los laberintos del poder de los machos y los patriarcas.
Este año se cumple el centenario del nacimiento de la filósofa y novelista francesa. En mis cursos y en mis textos he sostenido que El segundo sexo significa para las/los feministas de todas las tendencias (lo reconozcan o no) lo que La biblia significa para los cristianos, El corán para los Musulmanes, El capital de Marx para los revolucionarios, y La interpretación de los sueños de Freud para los psicoanalistas.
Es decir, el ensayo de la compañera de ideas, cama, viajes, fiestas y alcoholes, luchas políticas y reflexión filosófica de Jean-Paul Sartre (en una época amiga de Albert Camus y Marleau-Ponty, Picasso...), en mayo 1949 abre un terreno de reflexión y práctica en trono a las interrogantes filosóficas, antropológicas, biológicas, religiosas, políticas, estéticas que se plantean en torno a la pregunta central:
¿Qué es una mujer?
La misma Simone se responde con la ya célebre frase que orienta teorías y movimientos en torno a las luchas sobre la equidad de género y las reivindicaciones político-jurídicas de las mujeres en los siglos XX y XXI:
"Una no nace mujer, sino que se hace".
Con esta conclusión a la vez iluminadora y provocadora pegaron el grito en el cielo los conservadores/as de todos los pelajes. Predicaban en las tribunas: ¿pero cómo, no es Dios el que define el sexo? ¿No es la naturaleza la que nos conforma como machos o hembras, con pene o vagina por siempre y para siempre? ¿Acaso la mujer no está destinada a parir hijos, cuidar la casa, tener delicados sentimientos, puras intuiciones, escasas ideas, y a permanecer sometida a la ley del padre, del hermano, del esposo, del hijo, del amante o del novio?.
Sí, El segundo sexo puso el dedo en la llaga del ancestral despotismo de los hombres creados a imagen y semejanza de Dios.
Publicado el libro en la editorial Gallimard se precipitó la andanada de insultos de la derecha francesa e internacional. Le dijeron a la bella Simone: inmoral, puta, lesbiana, prevaricadora, títere manipulada por Sartre, perversa , acomplejada por no ser madre...algunos voceros de la izquierda gazmoña también la atacaron , incluso el extraordinario novelista y dramaturgo argelino-francés Albert Camus (en ese entonces su amigo) le dijo que con su ensayo "humillaba al macho francés" . Pero como sucede con toda gran obra que revoluciona las ideas y las formas, El segundo sexo se abrió paso contra los ataques, el ninguneo y el silencio mediático de las derechas, y pronto se tradujo a la mayoría de los idiomas del planeta.
Simone de Beauvoir adquirió, por merito y talento propios, tanta celebridad y atentos lectores como ya los tenía su pareja-el autor de La náusea, El muro, A puerta cerrada. Como curiosa anécdota se supo (en cuestiones literarias, editoriales y mediáticas todo se sabe) que los norteamericanos (paladines del liberalismo y la libertad de prensa) no tuvieron más remedio que publicar el ensayo, pero convenientemente censurado y mutilado. En la españa de Franco y la URSS neoestaliniana, El segundo Sexo estuvo prohibido.
Pero no todo surgió de la inspiración, de la cabeza filosófica y del talento literario. Es bueno preguntarse ¿cuáles son los textos en los que se basó Simone para investigar y escribir su ensayo?: Son muchísimos y van desde la filosofía, la antropología, la etnología, los textos teológicos, la biología, el psicoanálisis, la literatura...El segundo sexo no sería lo que es y no tendría su efecto ideológico y político sin los textos de Hegel, Marx, Kierkeggard, Husserl, Heideggar, Marleau-Ponty, Jean-Paul Sartre. Es decir, los teóricos de la dialéctica, del materialismo histórico, la fenomenología y el existencialismo. Claro, de Beauvoir conocía los textos de la rusa Alexandra Kollantay, embajadora del gobierno de Lenin en México, y de la alemana Clara Zetkin, compañera de lucha de la famosa Rosa Luxemburgo; pioneras, a principios del siglo XX, de las reivindicaciones sociales y políticas de las mujeres desde el programa de la lucha socialista.
El segundo sexo es un texto fundacional que sintetiza un enorme saber crítico y subversivo. No es de ninguna manera un texto sagrado como lo son La Biblia y El Corán-según la visión del mundo y las creencias de los cristianos y los musulmanes. El seguno sexo ilumina zonas de la cultura, el poder institucional , la microfísica del poder (Michel Foucault Dixit), las contradicciones sociales y la existencia singular, apoyándose en Darwin y su El origen de las especies, en El capital de Marx, en Freud y su Interpretación de los sueños, en El ser y la nada de Sartre.
A partir de esos y otros innumerables textos profanos , la percepción de los hombres y mujeres , sus aventuras , sus obras , sus miedos y alegrías , su vida y su muerte individual, su corta existencia como especie en el planeta tierra , adquieren otro sentido: abren un debate intenso y provocan acciones, contradicciones y conflictos que tiene una insoslayable dimensión política. Así, queda claro que el sacudimiento cultural iniciado por Alexandra Kollantay, Clara Zetkin, Simone de Beauvoir y muchas otras y otros teóricos y practicantes de la filosofía y la política provienen del terreno de la izquierda.
Históricamente, el conservadurismo ha proclamado la sumisión de la mujer, el culto al patriarca, la explotación sexual y familiar, la exclusión social. Contra eso se reveló Simone de Beauvoir transgrediendo la prohibición que confinaba a las mujeres a un segundo plano, a la inferioridad, a la alienación y el avasallamiento en nombre de la superioridad del macho. Contra eso escribió El segundo sexo que sigue en el Index Librorum Prohibitorum del Vaticano, en la nueva cruzada fundamentalista emprendida por el pastor alemán Ratzinger. Para una amplia zona del mundo que cultiva su fe en Alá, El segundo sexo es un libro diabólico que apela a la razón, la justicia, la equidad, la rebelión y la libertad de las mujeres sometidas por los Talibanes y sus compadres.
El segundo sexo plantea, también, el saber y las preguntas abiertas para reflexionar sobre el tema contemporáneo, candente, de la diversidad sexual y los conflictos ideológicos, políticos, sociales y jurídicos que agitan a los ciudadanos y ciudadanas del siglo XXI que han decidido ejercer públicamente su sexualidad de manera distinta a la consagrada relación heterosexual.
Simone de Beauvoir murió hace 22 años, en 1986. El pasado 9 de enero se cumplieron 100 años de su nacimiento. Recodémosla leyendo sus novelas, sus ensayos, sus libros autobiográfícos, debatiendo y reflexionando sus ideas. Hoy, en este siglo del horror y la crisis terminal del sistema basado en la usura y la explotación desenfrenada del capitalismo global, leer El segundo sexo nos proporciona argumentos para resistir, luces para no pedernos en la noche del mundo. Nos permite imaginar los matices de la urgencia, el claroscuro de la esperanza, las acciones necesarias para cambiar la vida, para transformar el mundo.
Un recuerdo y una rosa para Simone de Beauvoir.
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