La controversia a propósito del dictamen mayoritario
en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (21 de
diciembre de
2009), que reforma el Código Civil de la Ciudad de México, permite
las bodas entre personas del mismo sexo y la adopción de
niños de
estas parejas, alcanza una intensidad que, de un lado,
repite frases
incendiarias, alegatos “biológicos” y francos retrocesos al
lenguaje
medieval; por otra parte, un sector amplio de la sociedad
civil y
política razona los derechos civiles y la igualdad ante la
ley. El tema
continuará, por ahora ofrecemos este dossier mínimo.
¿SE TRATA ACASO DE UN PECADO MENOR?
Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de
México, al criticar la
iniciativa de bodas entre gays y lesbianas (Nota de
Publimetro, 15 de
diciembre de 2009.): “La iniciativa es inmoral porque va en
contra de
la familia y contradice los sacramentos del matrimonio. Hay
de pecados
a pecados, de gravedad a gravedad; en este caso, por
ejemplo,
no amerita una excomunión; sin embargo, la Iglesia considera que
esta unión no es ética, es inmoral”.
El orden instituido por Dios desde la creación del mundo
(“En el
principio creó Dios los cielos, la tierra y el matrimonio
regular”.)
Comunicado Ley Inmoral, Inadmisible y Condenable, emitido
por
una perversa posibilidad para que estas parejas puedan
adoptar a
niños inocentes, a quienes no se les respetará el derecho a
tener
una familia constituida por una madre y un padre, con los
consecuentes
daños psicológicos y morales que provocará tal injusticia
y arbitrariedad… La Iglesia considera una aberración equiparar
las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio,
pues éstas son incapaces de alcanzar los fines que dieron
origen
a esta imprescindible institución que, para los cristianos,
no sólo
obedece a una forma de organización social, sino que es un
orden
instituido por Dios desde la creación del mundo. Los embates
del Maligno no van dirigidos sólo contra la Iglesia , sino contra
los principios y valores de la familia, tan querida y
apreciada en
nuestra patria”.
Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec comenta las uniones gays
(Citado
por Rodrigo Vera y Gloria Leticia Díaz, Proceso 1730.): “Eso
(la reforma)
es una estupidez. Esas uniones no son matrimonio por una
sencilla razón:
no pueden formar un hogar porque no pueden tener hijos”.
EL RESPETO A LOS HOMOSEXUALES COMO INVOCACIÓN
MUY ABSTRACTA
Norberto Rivera Carrera, cardenal de la Arquidiócesis de la Ciudad
de México, aprovecha su homilía del domingo 27 de diciembre
(Nota
de Gabriel León Zaragoza, La Jornada , 28 de diciembre
de 2009.): “La
Iglesia enseña que el respeto hacia las personas
homosexuales no
puede, en modo alguno, llevar a la legalización de las
uniones homosexuales.
El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y
protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula
primaria
de la sociedad… Reconocer legalmente las uniones
homosexuales o
equiparar al matrimonio significará ofuscar valores
fundamentales
que pertenecen al patrimonio común de la humanidad”.
DE LA HETEROSEXUALIDAD COMO PAUTA IMITATIVA
Argumento del juez español Fernando Ferrín Calamita para
negar a
pareja de lesbianas el derecho de adopción. El juez fue
inhabilitado
por 10 años por prevaricación (Reportaje de Armando G.
Tejeda, La
Jornada, 24 de diciembre de 2009.): “¿No es alta la
probabilidad,
por ejemplo, de que (el niño adoptado) sea homosexual
imitando
el patrón que ha vivido en casa en sus años fundamentales
para la
formación de su personalidad?”.
DE NUESTRA MEXICANIDAD
Armando Martínez, presidente del Colegio de Abogados
Católicos,
al alabar la ola de reformas en 18 entidades para penalizar
el aborto
(Entrevista de Rodrigo Vera, Proceso 1730): “Estas reformas
demuestran
que el respeto a la vida del no nacido forma parte de los
valores
y de la identidad cultural del pueblo mexicano. ¡Está en la
médula
de nuestra mexicanidad! En cambio, los promotores del aborto
son sólo una pequeña minoría de intelectualillos de
izquierda que,
ajenos a la idiosincrasia nacional, quieren imponer a la
fuerza su
18 estados. Próximamente serán más. No hay duda. El Colegio
de
Abogados Católicos, así como muchas organizaciones de laicos
comprometidos
con su fe, han logrado despertar esta conciencia a través
del diálogo con el ser nacional”.
PERRO NO TOCA CARNE DE PERRO
Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, Michoacán, al
comentar
sobre la aprobación de los matrimonios gay (La Jornada , 29 de diciembre
de 2009.): “Los perros no hacen el sexo entre dos del mismo
sexo; normalmente la inclinación natural es relacionarse de
forma
heterosexual… No hay la complementación que la naturaleza
marca,
que da la complementariedad de hombre y mujer. Todos los
niños
tienen derecho a tener un papá y una mamá”.
“PAPÁ Y PAPÁ, SOY PAQUITO /NO HARÉ TRAVESURAS”
Jorge Serrano Limón, director de Provida, al opinar sobre la
adopción
de hijos por parte de parejas del mismo sexo (Nota de Edith
Martínez,
El Universal, 29 de diciembre de 2009.): “Permitir la
adopción a
las parejas homosexuales pondrá en riesgo a los niños que
crezcan
en esa familia. Sufrirán discriminación y alteraciones
emocionales al
crecer entre dos personas del mismo sexo”.
“GUERRA, GUERRA, CONTRA LUCIFER”
Según la
Arquidiócesis familiar de México, “Las leyes sobre los
matrimonios
de gays y la adopción de menores por parejas del mismo
sexo son destructivas e inmorales; dejan en claro que el PRD
actúa
como instrumento del Maligno, haciendo presente en la
sociedad el
misterio de la iniquidad del mal, pues resulta evidente que
legislar el
crimen del aborto , la unión entre personas del mismo sexo
y, peor
todavía, el entregar a niños inocentes a la adopción de
parejas del
mismo sexo, atenta contra los mandatos de Dios y toda moral,
y
esto no puede ser aceptable para la conciencia de ningún
cristiano.
Las normas inmorales e injustas carecen de toda legitimidad,
por
lo que en conciencia no pueden apoyar a sus autores bajo
ninguna
circunstancia, si no quieren contradecir su propia fe y
entrar en su
dinámica malévola y destructiva. Se consuma el ataque
consciente y
deliberado de los partidos de la Revolución Democrática
y del Trabajo,
los cuales han golpeado severamente a las familias
mexicanas, al
destruir sus principios y valores más apreciados y al ser
insensibles
a los derechos de los niños, que por esta ley serán
expuestos a una
tutela que les traerá graves daños sicológicos, afectivos y
morales”.
A la muy reiterativa avalancha antirreformas de la Iglesia católica
y de la derecha circundante, se opone la defensa del Estado
laico,
necesariamente acompañadas de análisis jurídicos y
sociológicos.
Citamos entre ellos los de Sergio Sarmiento, José Cárdenas,
Carlos
Martínez García, José Blanco y Pedro Miguel. A continuación
reproducimos
el brillante artículo del doctor en derecho Diego Valadés
(La
Jornada, 23 de diciembre de 2009):
“La reforma al artículo 146 del Código Civil del Distrito
Federal
conforme a la cual el matrimonio es la unión de dos
personas, no
contraviene la Constitución de la República. A partir
de que sea
publicada y entre en vigor, será posible que dos personas
del mismo
sexo contraigan matrimonio. También se les permitirá la
adopción.
“La polémica que se ha suscitado tiene dos vertientes que no
conviene confundir. Se formulan objeciones religiosas y
jurídicas. En
cuanto a las primeras, todas las iglesias están en su
derecho de fijar
para sus feligreses las pautas de conducta que estimen
procedentes;
la decisión de acatarlas es un acto de libertad de los
creyentes. Los
jerarcas eclesiásticos pueden tomar la posición que
corresponda a
sus credos y ritos; lo que no deben es descalificar, de
manera injuriosa,
a quienes piensen de una manera distinta a la suya. Por
fortuna
ya sólo les queda el recurso del insulto, porque durante
siglos también
tuvieron el de la hoguera; pero aun las expresiones soeces
deberían
ser omitidas por parte de quienes hablan en nombre de una
fe respetable, como todas.
“El otro aspecto de la polémica es el jurídico. Hay quienes
consideran
que las reformas adoptadas por la Asamblea Legislativa
del
Distrito Federal contravienen el artículo cuarto de la Constitución ,
que dice: ‘El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta
protegerá
la organización y el desarrollo de la familia’. Este
precepto podría
interpretarse de una manera restrictiva en el sentido de que
la familia
sólo se integra por una mujer y un hombre. Un criterio así,
sin
embargo, excluiría del concepto de familia los casos de
madres y de
padres solteros.
“El mismo precepto dispone que ‘toda persona tiene derecho a
decidir de manera libre, responsable e informada sobre el
número
y espaciamiento de sus hijos’. La Constitución no
reserva el ejercicio
de este derecho a las parejas, sino lo extiende a toda
persona, lo
cual implica libertad para la mujer en cuanto a decidir
acerca de su
embarazo, como ya fue aceptado por la Corte , y para las parejas en
cuanto a adoptar. En las parejas homosexuales suele haber
quienes
procrean, de manera natural o mediante inseminación
artificial, y es
seguro que en el futuro haya cónyuges del mismo sexo que
tengan
interés en la adopción legal. Otras parejas en las que
ninguno de sus
integrantes tenga hijos propios también estarán en
posibilidad de
adoptar. Si la ley estableciera alguna limitación aplicable
a una modalidad
del matrimonio, violaría lo dispuesto por el artículo
primero
constitucional que prohíbe cualquier forma de discriminación
‘que
atente contra la dignidad humana y tenga por objeto
menoscabar
los derechos y libertades de las personas’.
“La igualdad que la Constitución garantiza sólo puede ser entendida
en un contexto de libertades en el que, además, está vedada
la
discriminación por razones de preferencia sexual, conforme
al artículo
primero constitucional. La igualdad garantizada por la Constitución
no se refiere sólo a la situación y a la relación entre
personas de
sexos distintos. La igualdad corresponde también al orden
jurídico,
que no puede imponer que las únicas relaciones de afecto
tuteladas
por la ley sean las que se dan entre personas de sexo
diferente. Nada
hay en la
Constitución que pueda implicar un sesgo homofóbico, ni
que legitime a la autoridad para inmiscuirse en el ámbito
sentimental
de las personas. Una interpretación en este sentido tendría
un
claro sentido totalitario.
“También debe tenerse en cuenta el principio conforme al
cual
donde la
Constitución no distingue, no puede distinguir quien
la aplica. Y la Constitución no define el matrimonio, no excluye
la unión entre personas del mismo sexo y no limita la
capacidad
de adoptar. Si la Constitución fuera interpretada en un sentido
restrictivo de las libertades, por una lectura confesional
de las
normas, estaríamos frente a otra claudicación del Estado
secular
en México.
“Una vez más, como sucedió en materia de aborto y de
eutanasia
pasiva, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se ha
puesto a la
vanguardia y está ampliando los derechos y libertades en el
país. Empero,
es previsible que, así como 18 congresos y gobiernos
estatales
reaccionaron reformando las constituciones locales para
imprimirles
un giro confesional, la curia mexicana pronto emita otra
consigna
para que las constituciones estatales digan: ‘El matrimonio
es la unión
indisoluble de un hombre con una mujer’. La lucha será larga
y tensa,
pero se impondrán la razón, la tolerancia y la libertad.”
Compilación: CM y JV.
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