Monday, February 01, 2010

Violencia sin límites, las autoridades rebasadas...Ciudad Juárez, la más violenta del mundo

 

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Abuelo carga la foto de su nieto y destacado estudianteStaff/ El Diario
Una víctima era alumno premiado por Reyes Baeza
 
Luz del Carmen Sosa
El Diario | 
01-02-2010 | 00:34 | Local |
 
José Adrián Encina Hernández, de 17 años y estudiante del Colegio de Bachilleres plantel 9, fue uno de los adolescentes asesinados la noche del sábado.

La destacada actividad académica del menor lo hizo obtener premios y reconocimientos a nivel regional, incluso, el propio gobernador del Estado lo recibió en Palacio de Gobierno, donde le entregó una medalla por obtener el primer lugar de aprovechamiento escolar en meses pasados.

El joven estaba en la reunión junto con varios de sus amigos, luego de pedir permiso a su madre y abuelo.

“Yo estaba en mi casa. Escuché cuetes y me levanté, también se levantó mi hija y me dijo ‘oiga apá, se oye muy feo’ y me salí descalzo, sin camiseta y sin nada y corrí; cuando llegué estaba mi nieto ahí tirado, su amigo estaba enseguida y estaba muerto, pero mi nieto tenía todavía un poco de vida”, recordó el abuelo de José Adrián.

“Lo levanté, esta mano me la llené de sangre de él y le dije ‘mijo aguanta, aguanta, aguanta’, pero miré que su cabeza se le movió, llegó mi hija y le dije ‘no mija, ya murió’. ‘Quién fue’, me preguntó, pero no sé, le respondí”, narró el abuelo.

Luego sacó una fotografía del jovencito cuando graduó de la secundaria y antes de llevársela al pecho, la mostró a los reporteros.

“Este es mi nieto, cómo lo ven, de los malos o de los buenos”, cuestionó ante el silencio de los entrevistadores que no atinaron más que a bajar la mirada ante el dolor del adulto mayor que se forzaba a no llorar.

“Tiene 17 años, es un niño, y así estaban todos los muchachitos muertos de la misma edad, la vecina de enfrente tiene a su niño malo, muy malo por los impactos que recibió”, agregó.

“Me lo mataron. Se murió en mis brazos”, gritó el hombre sin poder contenerse.

Agregó que su nieto le ayudaba a su madre en las labores de la casa y también a él en la venta de elotes.

“Nos íbamos en el carrito y me decía que quería estudiar una ingeniería, pero yo le decía que esa carrera no tenía mucho futuro, que había mucho profesionista desempleado, y me dijo que mejor quería ser doctor, ese era su sueño, ser médico”, dijo con voz queda.

Pocos minutos después llegaron a la casa de Adrián compañeros del Colegio de Bachilleres 9, quienes aseguraron que el menor asesinado era una persona muy dedicada a sus estudios, no era conflictivo y era de las personas que siempre que exponían los trabajos, respondía con claridad a todas las preguntas.

“Nosotros les pedimos a las autoridades que hagan algo. Este es el segundo amigo que me matan y es muy triste”, dijo una de las jovencitas entrevistadas.

Matan a padre, lesionan a madre.- En el exterior de la vivienda marcada con el número 1306 estaba una pareja que recién abrió un puesto de refrescos y golosinas. Los jóvenes les pidieron que abrieran por la noche para que les prepararan ‘chilindrinas’ y ‘dori-nachos’ durante la fiesta.
Ante la oportunidad de ganar unos cuantos pesos, el matrimonio accedió.

“Mi hija está muy grave, tiene un balazo en la cabeza y está muy grave. A ellos los agarraron a todos ahí afuera porque estaban trabajando”, narró el suegro de Eduardo Becerra y padre de una mujer de 29 años lesionada.
En el exterior del puesto había dos clientes más que eran ajenos a la fiesta, los cuales acudieron a comprar un refresco.

Luego de enterarse que su hija estaba herida de gravedad, el padre acudió a la casa y pidió a los soldados que forzaran la puerta de la vivienda que estaba cerrada con llave.

“Les dimos permiso a los soldados que la desbarataran la puerta porque estaban mis nietos y nos dijeron que estaban muertos aquí, así que les pedí que abrieran”, agregó.

Dijo que cuando pudo ingresar a la casa casi se le paraliza el corazón al no encontrar a los niños, pero empezó a gritar por sus nombres y los encontró aterrados, pero ilesos.

“Los niños estaban escondidos atrás, ellos están bien, uno tienen 8 años y el otro tiene 3, se escondieron cuando escucharon los balazos”, agregó.

El hermano mayor por instinto de protección cubrió con su cuerpo a su pequeño hermano bajo la cama. Hasta ayer por la tarde los hermanos ignoraban que su padre murió y su madre se debatía entre la vida y la muerte.

Las dos criaturas ignoraban que su vida había sido prácticamente destruida por un grupo de sicarios.

Aunque los vecinos aseguraron que en el puesto fue colocada una cartulina con el mensaje “van a valer madre”, el abuelo aseguró que desconocía si su yerno era víctima de una extorsión, pues tenían muy poco tiempo con el pequeño negocio.

“Ellos pusieron el puesto esta semana. No sé si fueron víctimas de extorsión”, aseguró.

Perdonan vida a adolescente.- Para “Miguel”, padre de una joven de 15 años que estaba en el interior de la vivienda marcada con el número 1310, la noche del sábado ocurrió un milagro.

“Mi hija era amiga de los jóvenes que estaban festejando el cumpleaños y aquí estaba adentro cuando llegaron los sicarios. Uno de ellos gritó ‘las mujeres que se salgan’ y les dieron chance de salir corriendo, segundos después fue cuando empezaron a disparar”, narró el padre de familia desde el interior de la casa.

“Yo en lo personal siento una impotencia enorme, no puedes hacer una reunión, ni nada, y ya no sabes ni por dónde te van a llegar”, agregó.
Ante la oportunidad que le dieron los asesinos a su hija, el padre dice estar agradecido con Dios.

“Le doy gracias a Dios por ella, pero no puedo dejar de pensar que la situación es preocupante, las víctimas eran amistades de mi hija de la preparatoria de Bachilleres, no consumían drogas, ni nada, se divertían sanamente”, refirió.

“Mi hija casi no sale, era invitada de una vecina de aquí enfrente, a ella no le gusta salir casi, nada mas que le insistieron y vino un ratito”, mencionó.

Dijo que cuando los sicarios le gritaron que se fuera, la adolescente salió corriendo y tocó la puerta de la casa vecina y tras ella escuchaba los disparos.

“No ha dormido bien, dice que oye los disparos y los gritos de sus amigos, ya sabe que murieron muchos de ellos”, refirió.

Tras ver el escenario de la masacre, el padre reflexionó sobre la situación que prevalece en la ciudad.

“Eran jóvenes que estaban oyendo música y jugando billar, eran estudiantes todos, con calificaciones sobresalientes, no entiendo que pudo pasar. Nosotros ahorita tenemos varias opciones, una es irnos a El Paso y ya no regresar a Juárez, irnos a vivir con la familia porque de verdad tenemos miedo”, puntualizó.

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