Tuesday, March 29, 2011

¿A quien beneficia la Guerra contra el Narco en México?

Muy preocupante la militarización que se está llevando a cabo en nuestro país con justificación en la llamada Guerra al Narco o Guerra a la Delincuencia. Observese: después de 4 años del inicio de dicha guerra y de sacar a los militares a las calles ¿qué ha pasado con el narco y la delincuencia? Pues confirmado por las declaraciones de Obama efectuadas la semana pasada, en la actualidad en México los Cárteles de la droga han tomado más fuerza, el consumo de la droga se ha duplicado, el trasiego o tránsito de la misma también se ha intensificado. Es decir, en lugar de disminuir  el negocio de  la droga, con la militarización y "guerra declarada" dicho negocio ha ido en aumento. 
Pero la militarización ha tenido además otras graves consecuencias: más de 34000 personas han muerto en el país desde el inicio de esta guerra y de esta administración federal, de las cuales según estadísticas 2500 muertes corresponden a delincuentes y militares y 31500 aproximadamente a personas inocentes que nada tenían que ver con las drogas y que sólo son "daños colaterales" o "estuvieron en el lugar equivocado" o "o fueron simples pendej@s por ponerse ahí" como expresó un soldado a una mujer que desesperadamente le pedia que dejaran de disparar para que ella pudiera salvar a una señora que estaba en la calle mientras éste disparaba ráfagas con su ametralladora.
Es decir, el bienestar y la seguridad no es lo que importa a este gobierno federal (Calderón y secuaces) ni a quienes financian la guerra desde el extranjero. Porque además de los muertos hay que contabilizar a los miles de huérfanos y de viudas que ha dejado esta guerra, así como a los ya cerca de 120 000 que han emigrado del país por causa de la violencia. Ratificamos el bienestar del país y sus ciudadanos no les importa. 
Ahora bien, se ha señalado que dentro de las modalidades que "el crimen organizado" ha tomado durante estos 4 años de "combate al mismo" está la posibilidad y facilidad con que camuflagea patrullas, camionetas y uniformes de policias federales y de militares para de esa manera secuestrar en las carreteras y caminos poniendo "falsos retenes". ¡Increible! Si no te paras en los retenes, te matan porque los militares disparan a todo el que no se pare en los retenes y si te paras puede resultar que son "falsos" militares o policias federales y te secuestran o desaparecen. ¿Qué pasa en México?  ¿Qué pasa con este gobierno que a pesar de los graves resultados y evidencias pretende mantener la dizque "Guerra contra las drogas" y pretende aumentar la militarización del país?
Observese algo más: comenta nuestra gran Lydia Cacho en uno de los siguientes articulos la grave situación que se vive en los municipios y Estados donde sus policias son comandadas por militares donde  la delincuencia ha aumentado, triplicandose el secuestro, duplicandose extorsiones y cuadruplicandose los robos y la violaciones a los derechos humanos. Es decir, a donde llegan los militares los problemas se tornar gravessssssss y quienes osan denunciarlos son acosados y asesinados.
Señala Lydia que en Cancún han nombrado a un militar que ya causó graves problemas en Torréon y que activistas y ciudadanos se han manifestado en contra de dicho nombramiento. Señala también Lydia que los activistas ya han recibido intimidaciones por parte del ejército y que el militar refiere que también "fue amenazado por el narco" lo que Lydia considera un montaje para tratar justificar su nombramiento. Como parece ser un montaje el narcomensaje con amenazas al ejército hallado en la cajuela del carro donde el hijo de Javier Sicilia se encontró asesinado y como se dan constantemente montajes sembrando armas o droga para inculpar a las personas baleadas como se ha evidenciado en muchos caso (estudiantes del Tec, retenes, etc.)
Esto del montaje es muy importante, porque parece que vivimos una guerra que es un montaje para llevar a cabo algo muy ajeno a la seguridad de los mexicanos, muy ajeno al bienestar de los mexicanos, muy ajeno al desarrollo del país y que los militares son utilizados para esa farsa donde ellos llevan a cabo una labor muy sucia. La cantidad de evidencias lo denuncia, como desde hace tiempo también lo ha señalado el Obispo de Saltillo, Raúl Vera.

Entonces ¿cuál es el fin? ¿Porque Clinton alaba a Calderón y el gobierno estadounidense financia esta guerra? ¿A quienes beneficia esta guerra y la militarización del país?
El artículo que al final anexo da explicación a estas interrogantes. No dejen de leerlo. 

Cabe reflexionar si para parar esta guerra y la militarización de México debemos denunciar de manera abierta, permanente y constante a Estados Unidos como ejecutor de esta barbarie a través de su títere Calderón. Quizás sea la manera más contundente, porque mientras el gobierno estadounidense siga con el control total del país dificilmente dejará que haya cambio, seguirá la militarización (como ha hecho en Colombia) y seguirá la farsa de la Guerra contra el Narco.





Los generales de la muerte Lydia Cacho
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Lunes, 28 de Marzo de 2011 09:56
“Halconas (las vigías del narco) hay como unas cuatro en cada red. Son mujeres pobres, gordas, todas jodidas, pero también se mueren. Con ellas no batallo, simplemente les pongo un hilo en la cabeza y se ahogan. No deben vivir”. Ésta es una de las declaraciones grabadas del general Carlos Bibiano Villa, ex secretario de Seguridad Pública de Torreón, recién nombrado para el mismo puesto en Quintana Roo. No es el único militar que cree en la pena de muerte y en el asesinato como método de justicia, casi todos la suscriben. En la mayoría de los 32 estados los gobernadores, ineptos, han aceptado que la Sedena imponga directivos policiacos.
El argumento para que los militares asuman tareas de seguridad pública es que las policías locales fueron cooptadas por los cárteles de la droga y operan a su favor, que son ellos los únicos que pueden sacar al país de esta violencia. Se argumenta que ante una situación excepcional se deben tomar medidas excepcionales (a pesar de que éstas incluyan violar la Constitución) y aunque metan al país en una lógica bélica y no de prevención del delito. Quienes creen en la mano dura como solución dicen preferir sacrificar libertades y derechos para sentirse más seguros, pero ¿en verdad mejoró la seguridad?
En 2009, el general Urbano Pérez Bañuelos llegó de Tamaulipas para dirigir la policía de Cancún. Durante su mandato se triplicó el secuestro, aumentó cuatro veces el robo a mano armada y las extorsiones se duplicaron. Se negó a colaborar con el MP y la Policía Judicial por desconfianza. Bañuelos mantuvo bajo detención ilegal a defensoras de derechos humanos. Se hizo famoso por el desprecio a periodistas y se negó a rendir cuentas. En 2010 SIEDO le hizo una auditoría por la desaparición de 21 millones de pesos destinados a renovar la policía local, y desapareció del puesto. Al poco tiempo la Sedena envió en su lugar al general Alejandro Cárdenas. Los resultados no son mejores: las arrendadoras de autos tuvieron un aumento en las denuncias de turistas extorsionados por la policía turística a cargo de militares.
Todos ellos coinciden en una cosa: están aquí para combatir a la delincuencia organizada, es decir, al 20% de los delitos, ¿y la prevención y seguridad pública del fuero común? No parece importarles.
En Tijuana, el teniente coronel Julián Leyzaola dijo: “¿Para qué ando atendiendo a esos malandrines (delincuentes comunes)? A esos, a coscorrones los disciplino, pero a aquéllos (los capos) no, a aquéllos sí tengo que enfrentarme con ellos, por eso la gran diferencia”. Con Leyzaola en Tijuana, enviado ahora a Ciudad Juárez, hubo un incremento de 90% de asaltos en las calles y se normalizó el arraigo con propósito de tortura.
Lo cierto es que 88% de los delitos que se cometen en el país son del fuero común; sin embargo, los militares dicen que su tarea es, en voz de Leyzaola, “aplicar los códigos de honor contra quienes deben morir”. En Tijuana torturó a 25 policías que fueron exonerados por falta de pruebas. A seis inocentes les puso bolsas de plástico en la cabeza y dio toques eléctricos en los pies, porque “sospechaba” que eran malandros.
Recientemente hubo una marcha en Cancún para exigir a Roberto Borge, gobernador electo, que no acepte a Bibiano Villa; los organizadores recibieron una visita en su hogar de militares encapuchados, amenazándolos de muerte, y apareció un narcomensaje contra Villa que a todas luces parece montaje para justificar su presencia.
Ha llegado el momento de cuestionar el control de las policías civiles por parte de militares, sin despreciar la valía del Ejército en otras tareas. La gran mayoría de éstos aplican técnicas de guerra contra la delincuencia y no creen en los procedimientos de justicia establecidos por la ley, ni en los derechos humanos. Con sus métodos alejan al país de la posibilidad de renovar y mejorar el sistema de justicia penal. Y peor, al concentrarse en los capos de la droga, dejan a las y los ciudadanos a merced de la delincuencia común y la impunidad: a las pruebas me remito.
www.lydiacacho.net Twitter: @lydiacachosi
Atrae la PGR homicidio del hijo de Javier Sicilia 
José Gil Olmos

MÉXICO, D.F., 29 de marzo (apro).- La Procuraduría General de la República (PGR) atraerá el caso de Juan Francisco Sicilia Ortega y otras seis personas que ayer fueron encontradas ejecutadas en el interior de un auto en el municipio de Temixco, estado de Morelos.
El asesinato del hijo del escritor y colaborador de Proceso, Javier Sicilia, produjo una manifestación ayer frente a Palacio de Gobierno en protesta por la ola de violencia que azota la entidad. Hoy, nuevamente se manifestarán familiares y amigos al sumarse a la protesta que realizarán trabajadores electricistas en la ciudad de Cuernavaca.
De acuerdo con los primeros informes de la Procuraduría de Justicia del Estado, los siete cadáveres fueron encontradas el lunes a las 6.30 horas en el interior del vehículo Honda color arena, placas GZM-42-02 del estado de Guerrero, frente al hotel Paris Burgos, a un costado de la autopista México-Acapulco en el municipio de Temixco.
Se localizó en el vehículo un “mensaje” firmando por “El CDG”., sin que se tenga conocimiento del contenido más que había amenazas al Ejército y la policía.
Seis horas después de que se encontró el vehículo por denuncias de vecinos, las autoridades estatales identificaron los cuerpos: María del Socorro Estrada Hernández de 44 años de edad, con domicilio en el municipio de Temixco, era empleada del Hotel Paris Burgos; Jaime Gabriel Alejo Cadena de 25, vecino del Fraccionamiento Primavera; Juan Francisco Sicilia de 24 años de edad, hijo del escritor Javier Sicilia, vecino del mismo fraccionamiento Primavera ,  de ocupación estudiante.
También se identificó a Álvaro Jaimes Avelar, de 44 años de edad, con domicilio en el municipio de Temixco, era empleado de seguridad privada, y a sus sobrinos Julio César y Luis Antonio Romero Jaimes, de 20 y 24 años de edad, respectivamente, vecinos por igual del Fraccionamiento Primavera, el primero estudiante y el segundo empresario.
La séptima víctima es un hombre de 47 años de edad que aún no ha sido identificado, de acuerdo con las indagatorias que se están realizando dentro de la carpeta de investigación SC01/2689/2011
Según las primeras informaciones en la prensa local, al parecer Francisco Sicilia y otros de los jóvenes habrían salido a una fiesta el domingo y que posteriormente, acudieron a un bar conocido como “La Rana Cruda”, localizado en la avenida Cuauhtémoc casi esquina con Teopanzolco, donde presuntamente habrían sido secuestrados.
Ayer por la noche las autoridades locales informaron que las indagaciones serían atraídas por la Procuraduría General de la República por tratarse de una ejecución vinculada con el crimen organizado.


Ejecutan a la activista Josefina Reyes

http://resistechihuahua.blogspot.com/2010/01/ejecutan-la-activista-josefina-reyes.html
Activistas sociales denuncian acoso e intimidación por parte del Ejército por dar seguimiento al caso de la muerte de Saúl Becerra y la desaparición forzada de los hermanos Carlos y José Luis Guzmán Zúñiga

Ejecutan en Ciudad Juárez a la activista Josefina Reyes
Una de las personas asesinadas en esta frontera el fin de semana es la señora Josefina Reyes, luchadora social de la zona agrícola del Valle de Juárez que encabezó movimientos contra de la represión, la violencia y la violación de los derechos humanos por parte del Ejército y las corporaciones policiacas federales.

Cipriana Jurado y Gero Fong, miembros de la Coordinadora de Organizaciones de la Sociedad Civil, dieron a conocer que en el verano del año pasado, con una huelga de hambre frente a las instalaciones de la Procuraduría General de la República, se dio a conocer la activista en esta frontera, ya que exigió la aparición de su hijo, levantado por el Ejército.

Jurado, quien también fue reprimida y detenida el año pasado por encabezar protestas, dijo que otro de los hijos de Josefina Reyes fue una de las más de 4 mil víctimas caídas en esta región, ya que lo mataron en El Valle de Juárez, después de la llegada del Ejército y la militarización de la sociedad.

Apenas en agosto de 2009, Josefina Reyes participó en el Foro contra la Militarización y la Represión, organizado por el Frente Nacional Contra la Represión.
Gero Fong, otro de los activistas, dijo que días después de la realización del mencionado foro, y su secuencia la Marcha contra la militarización y la represión, por la paz y por el respeto a los derechos humanos, él dio a conocer de la intimidación del Ejército a los participantes en el foro y en la marcha el día 21 de agosto, ya que un comando del Ejército secuestró al amparo de la noche a varios habitantes del poblado de Guadalupe en el Valle de Juárez, entre ellos a Miguel Ángel Reyes Salazar, hijo de Josefina.

“Dos días después de la Marcha, un comando militar sitió la privada (cerrada) del domicilio de Fong, con un despliegue de fuego y elementos dignos de un asalto militar para detenerlo”, dijo el activista.

Cipriana Jurado, directora del Centro de Investigación y Solidaridad Obrera, estuvo en huelga de hambre con Josefina Reyes para exigir la aparición de su hijo. A esta activista la mataron el domingo en la tarde varios hombres, afuera de un negocio de barbacoa en el ejido El Sauzal.


Actualmente la propia Cipriana está denunciando el acoso y la intimidación por parte del Ejército a ella y a defensores de derechos humanos que siguen el caso de la muerte de Saúl Becerra y la desaparición forzada de los hermanos Carlos y José Luis Guzmán Zúñiga. Ambos casos documentados por Amnistía Internacional, en los que se implica al Ejército en Nuevos Informes de Violaciones de derechos humanos a manos del Ejército.


Gustavo de la Rosa Hickerson, Visitador de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos que se encuentra refugiado en la vecina ciudad El Paso, Texas, porque fue amenazado por el Ejército mexicano, dijo vía telefónica que “es un hecho lamentable el crimen de Josefina Reyes” y externó su preocupación por los atentados que han sufrido los defensores de los derechos humanos que se suma a los casos fatales sucedidos en el estado de Chihuahua, tres de ellos en Nuevo Casas Grandes durante 2009.

Dijo que inició la gestión ante todas las autoridades competentes y organizaciones de Derechos humanos para garantizar el ejercicio de los Defensores de Derechos Humanos como Cipriana Jurado y otros dos compañeros de ella, ya que han notado signos de tentativa de amedrentamiento por parte de los oficiales del Ejército, en el trámite de algunas averiguaciones previas ante el ministerio público militar, donde aparecen como probables responsables miembros del Ejército.
La guerra de los gringos


Muchos analistas políticos, publicistas y comunicadores, en referencia a la carnicería demencial desatada y continuada por el presidente espurio de México, publicitada por la gran prensa y los medios electrónicos, y “apoyada” con fervor por los vecinos del norte, la llaman la guerra de Calderón. Esa caracterización no corresponde a la realidad.
La llamada guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, con más de 34 mil mexicanos muertos, la militarización del país, la criminalización de la protesta social, la intervención abierta de agentes de la DEA, la CIA y la FBI en México, y la violación cotidiana y sistemática de la Constitución General de la República y de las leyes que de ella emanan, es una guerra ajena a los intereses de los mexicanos, contraria al desarrollo nacional, y, sin la más mínima exageración, está al servicio de los monopolios y gobiernos de Estados Unidos. Es, pues, unaguerra de los gringos.
Para fundar esta idea es indispensable hacer alusión a dos cuestiones fundamentales: 1) El consumo de narcóticos en EU, floreciente y creciente pese a la cuota de sangre pagada día a día por los mexicanos y colombianos, se sustenta en la siembra local, la adquisición de parte de la producción foránea, el comercio, el control y la distribución de enervantes en el país de los yanquis, que como es de sobra conocido, tiene un territorio más grande que México, el Caribe y Centroamérica juntos, y 2) El combate al narcotráfico y el crimen organizado como pretexto de los gabachos para intervenir, definir las políticas “nacionales” antinarco y controlar a Colombia, México, Costa Rica, Perú, Bolivia y otros Estados de la Patria Grande.
La potencia al norte del río Bravo es la principal consumidora en el mundo de cocaína, marihuana, hongos alucinógenos, crack y otros sicotrópicos, superando el consumo unido de América Latina, el Caribe, Canadá y Francia. Los drogadictos usamericanos son decenas de millones de hombres y mujeres, incluidos adolescentes y niños, que cuentan con sus revistas, periódicos y DVD para mejor consumir y “aprovechar” los estupefacientes que se meten en el cuerpo.
Es un secreto a voces que si hay bases militares y tropas de Estados Unidos en Honduras, Colombia, Afganistán y otros países, se extienden como reguero de pólvora el tráfico y consumo de drogas, el sida y otras enfermedades venéreas. Iguales consecuencias tiene el turismo norteamericano.
En Estados Unidos se adquieren cientos de toneladas anuales de droga que se producen en Colombia, Perú, México, Afganistán, Myanmar, Tailandia, Turquía y algunas naciones más, mismas que se distribuyen y venden en California, Washington, Oregón, Texas, Luisiana, Dakota del Norte, Illinois, Florida, Maine, Nueva York y en toda la Unión Americana. A esto hay que sumar la enorme producción interna, que en el caso de la marihuana es el primer productor mundial.
Para adquirir, almacenar, distribuir y traficar esos productos tóxicos se requieren cárteles, jefes de jefes, capos, policías, jueces, agentes aduanales, gobernadores, senadores y todos los miles de individuos que participan en tan redituable y execrable negocio.
Es sencillamente imposible adquirir, almacenar y colocar tales cantidades de estupefacientes sin el apoyo de sectores importantes del Estado gringo. Otra cosa no se la creen ni los genocidas que jefaturan al Ejército y la policía estadunidenses, pues algunos de ellos están metidos en ese sucio tráfico hasta las cachas. A propósito, conviene no olvidar el caso Irán-contras.
Los yanquis cuentan con satélites, aviones espías de alta tecnología, barcos, submarinos, helicópteros, aeroplanos, trenes, camiones y bases de radares en todas las fronteras y litorales de su gigantesco país, además de contar con servicios de información, espionaje, contraespionaje y provocación que tienen infiltrados a los ejércitos, policías y cárteles de Colombia, México, Perú y otros países hermanos.
Si los gobernantes norteamericanos se propusieran, realmente, combatir y eliminar el narcotráfico y el crimen organizado en su propio suelo, no sería posible adquirir y repartir una sola tonelada de cocaína. Así de fácil.
Los estadunidenses consumen estupefacientes en bares, cantinas, restaurantes, universidades, escuelas, barcos, aviones, parques públicos, jardines, bosques, playas, desiertos, bases navales, bases militares, cárceles, oficinas, fábricas, trenes, puertos, aeropuertos, calles y domicilios particulares. De hecho, se consumen sicotrópicos en todas partes de la Unión Americana.
Tal situación establece, de entrada, que un consumo de ese tamaño necesita, mínimo, de lo siguiente:
1) Jefes de jefes y capos poseedores de miles de millones de dólares y con las relaciones adecuadas con altos funcionarios públicos, militares, policías,
guardias fronterizos, alguaciles, rinches, agentes aduanales y burócratas en puertos, ciudades, aeropuertos, vías férreas, carreteras, barcos y yates marítimos y fluviales. De lo contrario, no sería factible introducir, distribuir y expender cientos de toneladas de narcóticos.
2) Sistemas de adquisición, almacenamiento, distribución y mercadeo que precisan de aviones, barcos y yates, camiones y muchos más vehículos para cubrir toda la geografía gringa. Dicho en otras palabras: son ocupadas en el narcotráfico cientos de miles de personas que van desde los gerifaltes lumpen-burgueses hasta los vagos distribuidores de carrujos de marihuana y otras pequeñas dosis de sustancias tóxicas.
El negocio de las drogas es una rama importante de la economía de Estados Unidos, muy por encima de varias ramas de la producción y los servicios. Por eso el gobierno y los monopolios usamericanos buscan regular el trasiego de enervantes, no eliminarlo. Más claro ni el agua.
3) El lavado de dinero proveniente del narcotráfico y el crimen organizado en Estados Unidos, involucra a parte importante del sistema bursátil, tanto de cárteles gringos como de colombianos, mexicanos, taiwaneses, afganos, turcos y de otras nacionalidades. Gringolandia es el centro mundial del lavado de dinero ilícito. Tiene tanta importancia este fenómeno que es un tema trillado en películas y series policíacas estadunidenses. Si fuera eliminado de golpe y porrazo el lavado de dinero, la economía gabacha tendría serios problemas. Esto explica, en parte, la farsa de la llamada guerra contra el narcotráfico.
4) La venta de armas de todo tipo a los grupos delicuenciales de México y otros países. A ciencia y paciencia de las autoridades de EU, la industria militar yanqui provee de pistolas, ametralladoras, granadas, bazukas y otros implementos bélicos a las tiendas extendidas por el inmenso territorio gabacho, donde se avituallan los cárteles de México y demás naciones.
Para entender el fenómeno del comercio ilícito de narcóticos, es menester no olvidar que el país más militarista, intervencionista y terrorista es Estados Unidos, así como también ocupa el campeonato mundial en la producción y el mercado de armamentos. Es, sin duda, el Estado que está en guerra permanente contra la independencia, la democracia y el progreso de América Latina, Asia y África. Es un Estado fuera de la ley internacional, expansionista, aventurero y guerrerista. Millones de muertos, heridos y desplazados han producido y producen sus intervenciones militares en Filipinas, Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Nicaragua, Cuba, República Dominicana, Colombia, Granada, Panamá, Angola, Afganistán, Irak y tantos otros pueblos masacrados por los imperialistas del norte y sus testaferros armados.
Por si no bastara, los estadunidenses inundaron e inundan el mundo con bestiales dictaduras como las de Jiang Jieshi, Park Chung Hee, Syngman Rhee, Nguyen Cao Ky, Hají Mohamad Suharto, Lon Nol-Sirik Matak, Humberto de A. Castelo Branco, Ernesto Geisel, Juan Carlos Onganía, Jorge Rafael Videla, Gerardo Machado, Fulgencio Batista, Rafael Leónidas Trujillo, Fran ç ois y Jean-Claude Duvalier, Maximiliano Hernández Martínez, Anastasio Somoza padre e hijo, Carlos Castillo Armas, Efraín Ríos Montt, Alfredo Stroessner, Marcos Pérez Jiménez, Gustavo Rojas Pinilla, Augusto Pinochet y Roberto Micheletti, quienes figuraron y figuran entre los grandes amigos y contlapaches de los monopolios y gobiernos yanquis, algunos de ellos elevados por la historiografía imperialista a la categoría de héroes internacionales.
No hay que hacerse bolas, para golpear fuertemente al narcotráfico hay una vía expedita: que los usamericanos pongan orden en su casa, lo cual implica bajar el número de drogadictos a menos de dos millones de personas, destruir los cárteles gringos de la droga, impedir en forma radical el lavado de dinero en su sistema financiero y prohibir la venta de armas a los grupos delicuenciales de México y América Latina. De esta manera, sería relativamente fácil proceder a disolver los cárteles de la droga en la República Mexicana y Colombia. No habría necesidad, entonces, de las guerras de los gringos aplicadas y ejecutadas por sus agentes Felipe Calderón Hinojosa y Juan Manuel Santos Calderón.
La salida de fondo al problema del narcotráfico, como lo han planteado César Gaviria, Ernesto Zedillo y Gabriel García Márquez, es la legalización de las drogas. Así, los cárteles y la violencia que los acompañan desaparecerían como por arte de magia, pero su aprobación afecta a grandes intereses, como los de Estados Unidos; por eso no se avanza en este sentido.
Asumir la concepción usamericana sobre el narcotráfico es ponerse al servicio del intervencionismo de EU, con todo lo que eso conlleva para nuestros pueblos. Si se le agrega el terrorismo al problema del trasiego de estupefacientes, el panorama se completa para la injerencia yanqui. Los gabachos llaman a emprender guerras contra el narcotráfico, bajo su vigilancia, “apoyo económico” y control, con el objeto de intervenir para dominar a nuestros países. De ahí la necesidad de estos enemigos de América Latina de desmantelar a los Estados nacionales, propiciar la descomposición social e impedir el progreso de nuestras naciones. Quieren Estados controlados por los monopolios y gobiernos gringos.
Como lo prueban con creces los cables de Wikileaks difundidos por La Jornada, el gobierno de facto de Felipe Calderón sigue las órdenes de sus jefes y mentores de Washington, razón por la cual se embarcó en una guerra sin claridad en los objetivos, sin personal calificado para detectar los centros del lavado proveniente del comercio ilícito de drogas tóxicas y para ubicar a los jefes de jefes narcos y sus apoyos en los tres niveles de gobierno, con el Ejército y la Marina en funciones policiales y sin preocupación alguna por la población civil.
Los resultados están a la vista: una matanza insensata, inconstitucional e irresponsable que ha descompuesto el tejido social, debilitado al gobierno federal, fortalecido a los capitanes del trasiego de estupefacientes y facilitado el intervencionismo norteamericano.
El gobierno ilegítimo de Calderón, no reconocido por un elevado porcentaje de los votantes de 2006, con la guerra contra el narcotráfico ha conducido y conduce al país a una crisis jamás vista después de la Revolución mexicana: desindustrialización, desastre en el campo, salarios de hambre, persecución de sindicalistas, campesinos e indígenas, destrucción del sistema de seguridad social y la educación pública, eliminación de sindicatos y contratos colectivos de trabajo, desempleo agudo, entrega de los servicios e industrias estratégicos al capital extranjero, cuña agringada contra los pueblos latinoamericanos y caribeños, diplomacia en beneficio del imperio y seguidismo desvergonzado frente a los norteamericanos. En síntesis, la gestión de Calderón es inepta, corrupta y mentirosa, además de estar entregada en cuerpo y alma a los monopolios mexicanos, estadunidenses y españoles. El futuro, en tales condiciones, parece proyectar un desenlace: el Partido Acción Nacional será derrotado en 2012 y no levantará cabeza en varios años, pese al apoyo suicida que recibe de la derecha chuchista del Partido de la Revolución Democrática.
Para desgracia de México, la política antinacional, miope y entreguista del panismo ha desencadenado las peores tendencias e intenciones del imperialismo norteamericano, como no ocurría desde la década de los años 20. Declaraciones descaradas de miembros destacados del gobierno gringo, amenazas de intervención, presiones sobre la administración proyanqui calderonista, instalación en la capital federal y otras ciudades de agencias policíacas, de espionaje y provocación de EU, participación armada de agentes gabachos en pesquisas y enfrentamientos, bajo el manto de la anticonstitucional Iniciativa Mérida, que en esencia coincide con el Plan Colombia.
La cosa es más grave aún. En fechas recientes, los estadunidenses, especialistas en provocaciones y agresiones, comienzan a hablar de insurgencia del tráfico de narcóticos, de terrorismo narco y de posibles alianzas de Al Qaeda y los cárteles mexicanos, con lo que presionan y exigen más intervención en México. Entretanto, el “gobierno” del inepto, débil y entreguista Calderón continúa, al estilo de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, haciendo concesión tras concesión a los imperialistas del norte. De la digna política internacional de México hasta antes de diciembre de 1982, ejemplo de la América Latina, ya no queda ni la sombra. Los “dirigentes” del Estado mexicano han tirado la soberanía nacional por la borda y actúan como cipayos de EU.
En México, Colombia y demás países latinoamericanos el único y verdadero terrorismo es el de Estados Unidos, que cuenta con el respaldo de la gran burguesía, los latifundistas y la ultraderecha política; ese terrorismo se expresa en los intentos de asesinato de Fidel Castro, la realización de atentados contra hoteles y aviones, la quema de cosechas, la liquidación de cuadros revolucionarios, la implantación de bloqueos económicos, el apoyo encubierto y abierto a “gusanos”, contras, paramilitares y guardias blancas, la implementación de golpes de estado y acciones desestabilizadoras contra gobiernos patrióticos, amén de subsidiar a los grupos y partidos fascistas de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Otro tipo de terrorismo no existe en nuestras tierras y sólo es una vulgar calumnia e invención de los imperialistas yanquis. Tampoco existe relación alguna de ninguna fuerza latinoamericana con Al Qaeda. Todo eso son cuentos norteamericanos, especialmente dirigidos al chovinismo anglosajón.
En ese marco se da la guerra de los gringos, aunque haya quienes la llamen de Calderón. Tal es la situación.

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