Una de las pocas ventajas de las fiestas de fin y principio de año es que siempre se renuevan los afectos. Como en este caso, José Luis Hernández es un compa que siempre está, aún cuando se va a cumplir tareas propias de lo cotidiano y de principios.
Desde este espacio le mando un abrazo fraternal, renovado, por estar siempre. Así, también lo exhorto a que abrace a todos los cuadernos que aún frecuenta que militamos en el Partido Mexicano de los Trabajadores y que seguimos luchando, con la esperanza de que finalmente podamos contribuir para construir un mundo distinto, mejor para todos.
Renexio
CARTA A LOS REYES MAGOS
* Por José Luis Hernández Jiménez
Queridos Reyes Magos:
Les extrañará que les escriba hoy 6 de enero, pero quiero aclarar ciertas cosas que me han sucedido desde el día primero de este mes en que, lleno de ilusiones, les hice mi carta, en la que les pedía un tren eléctrico, una bicicleta y una consola de videojuegos.
Me destrocé el cerebro estudiando todo el año, tanto que no solo fui el primero de mi clase, sino que obtuve la mejor nota de la escuela donde estudio. No les voy a engañar. No hubo nadie en el barrio que se portara mejor que yo, con mis padres, con mis hermanos, con los amigos y con los vecinos. Hacia mandados, ayudaba a los ancianos a cruzar la calle y no se presentaba nada que estuviera a mi alcance que yo no hiciera por la humanidad.
¡Qué huevos tienen ustedes! ¡Dejando debajo de mi cama un pinche trompo, una puta corneta, y un ojete casette que ya ni se usa! ¡Qué carajo se han llegado a pensar, trío de mal paridos! O sea que me han cogido de su pendejo durante todo el año para salirme con una cagada de esa categoría y, no conforme con eso, el maricón del hijo de la señora a quien mi papá le maneja el coche, a ese mierda sin educación, malcriado y desobediente, que no se puede entrar a su casa de la cantidad de juguetes que tiene regados por todas partes, a ese cabrón si le trajeron todo lo que les pidió.
Por eso tiene que venir algo que nos hunda y que nos desmdre porque con unos Reyes Magos como ustedes, tan pinches y falsos, qué país se va a salvar. Eso sí, no dejen de verme el año que viene porque voy a entrarle a pedradas a sus malditos camellos, para que se les espanten y tengan que chingarse a pie como yo, ya que la bicicleta que les pedí era para ir a la escuela que queda en casa de la chingada.
Y no quisiera despedirme sin mentarles la madre a los tres; ojalá que los acusen de terroristas, los fusilen, les den silla eléctrica o los cuelguen como al tal Hussein, para que no sean tan ojetes. Sobre todo el pinche negro Gaspar, a quien dirigí mi carta.
Bien decía mi madre, no te fíes de los pinches negros que siempre la cagan. Pero el año que viene van a saber lo que es un muchacho malo y cabrón y entonces voy a firmar mi carta como “El Cabrón”.
PD. El trompo, la corneta y el casette, pueden pasar a recogerlos para que se los metan por el culo.
CCP. Santa Claus.
* Nota: La carta anterior nos fue entregada hace 19 años a Heberto Castillo y a un servidor, por un chavo banda, enojado. Ya la he publicado en El Universal y en otros medios. Ahora con algunas adecuaciones, le recupero como regalo de año nuevo 2007
DERSU UZALA, ¿MI ESPEJO? (*)
Por José Luis Hernández Jiménez
Me pregunto si al verme en el espejo – cosa rara en mi – miro a Dersu, el viejo gold.
Los gold son una especie en extinción. Un poco china, un poco mongol y otro poco rusa. Dersu Uzala era un gold.
El relato que existe sobre él – y el laureado film de Akira Kurosawa - dice que era un hombre de 53 años, mi edad. Más aún, de estatura similar. Y de rasgos, ni hablar. Además era del género silencioso. Y es que era cazador.
Alguna vez le preguntaron (ver libro de Vladimir Arseniev) sobre sí, y respondió: “Yo cazo siempre y no tengo otro oficio. No tengo casa, habito siempre en la montaña. Enciendo una hoguera e instalo una yurta (cabaña indígena) para dormir. ¿Cómo se puede habitar una casa cuando no se hace nada más que cazar?. Vivo al aire libre, en la taiga (selva)”.
Sus recuerdos de infancia más antiguos eran el río, una choza, una hoguera, sus padres y su hermanita.
“Hace mucho tiempo que se han muerto todos –dijo en aquella ocasión. Todos sucumbieron a la viruela y me he quedado solo”. Habló de sus cazas y de sus encuentros con tigres, de cuando uno lo atacó y casi lo mata.
Era un ser fundido con la naturaleza: sabía cuándo iba a llover, cuándo iba a hacer frío ó caería nieve, cuándo llegaría la primavera. Cuándo había que cuidarse del río. Cómo protegerse de todos ellos. Distinguía muy bien los sonidos de la selva. Hablaba con los animales y con las plantas. Respetaba a todo ser vivo, hasta a los que no conocía. A todos les decía “hombres”.
Auque no sabía leer letras, conocía muy bien el lenguaje de la naturaleza. Era el guía perfecto.
“Yo admiraba –dice Vladimir – la habilidad y energía de Dersu, para el trabajo. Nunca se agitaba; Cada uno de sus actos, eran ponderados y sabía evitar toda demora. Se notaba que la escuela de la vida le había enseñado a no perder el tiempo inútilmente. En alguna ocasión, yo dormitaba y escuché en mi sueño cómo el gold maldecía los leños, de madera bastante mala, que se quemaban en la hoguera, lanzando chispas por todas partes y haciendo un ruido extraño, llamándolos, a su manera “gente sucia”.
Dersu, como excelente cazador, nunca fallaba un tiro. En una ocasión, hablando con Amba (el tigre) notó que éste tenía tiempo de perseguirlos. Lo regañó: “mala persona” lo llamó. Y le disparó. Por primera vez, el gold no dio en el blanco. Para él, ello fue un aviso, pues la vista le empezaba a fallar. Un cazador con mala visión ya no es un cazador. El declive de Dersu, inició.
Luego fue invitado a vivir con Vladimir en la ciudad. En el poco tiempo que Dersu vivió en casa del capitán, con sus “hombrecitos” (los hijos del capitán), nunca se adaptó. No entendía cómo había hombres que vivían en una “caja” (o sea, la casa), sin contacto con la naturaleza; no aceptaba que el agua se vendiera o que hubiera basura tirada por todas partes o que los árboles fueran cortados sin ton ni son. Muchísimo le molestó que alguien vendiera leña: “Si la selva está llena de madera por qué gastar dinero sin motivo”. Casi golpea al proveedor del combustible. “Es un hombre malo”. Luego, él mismo quiso ir a traer leña al bosque. Se lo impidieron, lo regañaron y fue a parar a la comisaría. Alguna ocasión se irritó en demasía porque se dio cuenta que por el agua …¡se pagaba!.
En la casa, no utilizaba la silla que le era asignada. Se sentaba en el suelo, con los pies cruzados o en cuclillas. No podía dormir en la cama que le habían asignado. Era demasiado blanda Invariablemente, al amanecer Dersu aparecía acostado en el suelo, sobre su acostumbrada piel de cabra, en un rincón de la casa.
Alguna vez grabaron su voz, en un viejo fonógrafo, relatando una historia de su región. Al escuchar la grabación, el gold, como aprobando lo escuchado dijo, “éste habla correctamente, sin omitir una palabra de lo dicho”. Intentó ir a cazar; no lo dejaron. Quiso prender una fogata; se lo impidieron. Trató de instalar su tienda de campaña en la calle; le dijeron que no. “Todo molesta a estos hombres”, decía.
Un día, Dersu anunció su partida. Para él, era insoportable vivir en la ciudad. Y se fue hacia la taiga. Días después de haber salido de la casa, a Vladimir avisaron que Dersu Uzala había muerto, al parecer, asaltado por un desconocido. Estando dormido, le robaron su fusil. Nada más traía. Fue enterrado en una fosa común. ¡Como Mozart!.
De todo esto me acuerdo ahora que, por accidente, me miro en el espejo. ¿Premonición?
(*) Relato dedicado a Citlali, por su cumpleaños.
México D. F. a 24 de diciembre del 2006.
1 comment:
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