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Saturday, January 27, 2007
Que se puede esperar del espurio: Calderón alaba en Suiza el libre comercio y critica a expropiadores
Los recursos naturales son la única riqueza que tiene Bolivia, defiende Lula da Silva
La negativa a la apertura no es un asunto de prejuicios, revira José Miguel Insulza
El brasileño reivindica los tres procesos en los que ha sido electo el presidente de Venezuela
La Jornada
El presidente Felipe Calderón ayer, durante la sesión plenaria América Latina amplía sus horizontes, en el Foro Economico Mundial de Davos
Davos, Suiza, 26 de enero. Las posturas divergentes entre los gobiernos de America Latina se expusieron en Davos. Mientras el presidente mexicano Felipe Calderón criticó los prejuicios contra el libre comercio que zanjaron el ALCA, las expropiaciones ocurridas en Venezuela, Bolivia y Argentina y las "dictaduras personales vitalicias", su homólogo brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, reivindicó el bloque sudamericano, dentro de éste a Hugo Chávez y a Evo Morales.
De Chávez, el brasileño señaló que fue electo tres veces democráticamente y dijo que si alguien tiene miedo porque Evo Morales quiere nacionalizar el gas debe entender que sus recursos naturales son la única riqueza que tiene Bolivia.
Lula y Calderón compartieron el mismo foro en la sesión plenaria "América Latina amplía sus horizontes", pero la voz cantante la llevó el brasileño, que no dejó pasar uno solo de los cuestionamientos que plantearon el mandatario mexicano y la moderadora, Rebeca Anderson, una periodista de la CCN Internacional, a quien le robó la palabra cuantas veces pudo.
Aunque el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza primero dio un espaldarazo al mexicano al decir que las 12 elecciones celebradas el año pasado fueron limpias, luego le reviró que la negativa al libre comercio no es asunto de prejuicios, y dio por muerto el ALCA que antes había defendido el presidente de México.
Testigos del debate de estos dos gobernantes latinoamericano fueron el ex presidente de México, Ernesto Zedillo; el director de la OCDE, José Angel Gurría; el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, y el gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás, quienes acudieron al foro.
Calderón no hizo más que reafirmar las premisas defendidas en este escenario desde hace 35 años, y al final obtuvo su recompensa. Ya en la segunda sesión, la de su conferencia, el presidente fundador, Klaus Schwab, remarcó que debían tener "buen olfato" para los líderes, porque hace diez años lo invitaron a él, a Tony Blair y a Angela Merkel y ahora regresaron como líderes de sus países.
La polémica Lula-Calderón fue una especie de plato fuerte en las sesiones que se llevan a cabo en este pueblo alpino, donde lo mismo se ve cruzar por los pasillos al primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, al vocalista de U2, Bono y al presidente de Microsof, Bill Gates.
En la mesa de análisis sobre América Latina también había un ejecutivo de Delco, Alan Felpan e Insulza, pero el debate se centró entre los dos mandatarios.
Al principio privó la diplomacia, incluso Calderón pareció hacer un mea culpa de las políticas neoliberales al señalar que después de dos o tres décadas de reformas la gente está cansada, porque "la pobreza sigue ahí". Hizo un parangón con el éxodo del pueblo de Moisés (en referencia a la Biblia) que al ver el desierto pensaron si no sería mejor vivir otra vez bajo el yugo del faraón.
"Me parece que eso incluye las decisiones de América Latina, sin embargo me parece que la discusión que tiene América Latina ahora no es realmente un tema de decidir entre la izquierda o la derecha, sino decidir entre el pasado y el futuro".
Fue cuando halagó a Lula y dijo que los gobiernos de izquierda como el que encabeza el brasileño hacen las cosas bien, protegen mercados, permiten que haya inversión.
Y reivindicó a los gobiernos conservadores como el de Colombia que trabajan con políticas "sociales muy intensas".
El reto, según el presidente mexicano, es si la región es capaz de avanzar en términos de mercado o inversión o regresa a viejas políticas del pasado, expropiación y nacionalización que han causado un "daño terrible y han provocado las peores crisis de América Latina en la historia, que han empobrecido más a la gente más pobre".
No se espanten con las nacionalizaciones
Entre la insistente crítica de Calderón a las "expropiaciones" y la insistencia de la moderadora para que opinara en torno del régimen de Chávez, Lula respondió haciendo una defensa férrea de sus aliados en diversos proyectos.
"No se preocupen por discursos, si alguien se asusta porque Evo Morales quiere nacionalizar esto o el otro, nacionalizar el gas, es la única riqueza que tiene" e incluso señaló que Brasil debía pagar un precio justo por ese recurso que compra, tal como lo pide cuando vende sus materias primas. De hecho, dijo que México hace lo mismo con su petróleo.
Y de Chávez, insistió que ganó tres procesos electorales "de la forma más democrática posible".
Aunque ha hecho veladas referencias al venezolano, Calderón mejor declinó dar su postura sobre Chávez. "A mi no me gusta juzgar a las personas y mi deber es estrechar las relaciones del pueblo mexicano con todos los pueblos de América Latina y eso va más allá de personalidades".
Después aprovechó una conferencia de prensa para decir que no tiene miedo a ningún funcionario (o sea Evo Morales), pero el asunto es qué opinan los inversionistas respecto de los gobernantes de los países y de decisiones que impliquen la expropiación y la salida de las empresas de esas naciones.
E insistió en su invitación a que las empresas afectadas, mencionó el caso especial de las españolas en Argentina, Venezuela y Bolivia, inviertan en México, porque sí hay seguridad para los inversionistas.
Durante la conferencia, el presidente brasileño no se quedó callado. Defendió su postura crítica de los países avanzados que no quieren hacer concesiones a los más pobres en la ronda de las discusiones de Doha, de la Organización Mundial de Comercio y todo lo que tuviera que ver con las alianzas en América del Sur.
Pero Calderón insistió que muchos prejuicios que se tienen acerca del mercado impiden ser una región tan competitiva como otras y presumió que México ha salido ganando con el Tratado de Libre Comercio para América del Norte.
¿Cuál es el problema?, se preguntó. "Pienso que estamos atrapados por nuestros prejuicios y la discusión del ALCA y de otras cosas donde prevalecieron razones políticas y prejuicios de carácter político, ideológico por encima de razonamientos".
Insulza alcanzó a desmarcarse de este planteamiento al señalar que no se trata tanto de un prejuicio político, sino que los países han seguido caminos diferentes. "En 1998 se habló del Acuerdo del Libre Comercio de las Américas (ALCA), pero no se va a dar. Eso es un hecho que tenemos que aceptar, hay que encontrar una salida diferente".
Después, en conferencia de prensa quiso matizar su defensa del ALCA, cuando dijo que no pretende hacer una batalla nominal por este acuerdo, sino conseguir una integración verdadera, no sólo de discurso.
Todavía, al final Lula defendió su alianza con Venezuela en materia petrolera y habló de que los presidentes de Venezuela, Argentina, Ecuador y Perú coinciden en que están fortaleciendo sus relaciones con alianzas comerciales por el bien de sus países.
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