Monday, November 23, 2009

En el mitin de AMLO la demanda de que renuncie Felipe Calderón desata algarabía

Algunos seguidores del tabasqueño viajaron 40 horas en autobús para asistir al Zócalo

 
 
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Martín Esparza saluda a Rosario Ibarra durante el mitin de Andrés Manuel López Obrador, quien pidió que no cese el apoyo al Sindicato Mexicano de ElectricistasFoto Carlos Ramos Mamahua
 
 
Jaime Avilés
 
La Jornada

Entre líneas, sin decirlo explícitamente, pero ratificando lo que declaró en una entrevista publicada ayer por La Jornada, Andrés Manuel López Obrador anticipó que será por segunda vez candidato a la Presidencia de la República, al anunciar ante un Zócalo lleno de entusiasmo y atormentado por la furia del sol que a más tardar en junio de 2010 estará listo el nuevo proyecto alternativo de nación, que constará de 10 puntos y, se infiere, será la base programática de su campaña electoral.
En el centro de un templete colocado delante del Palacio Nacional, y en ausencia del jefe del Gobierno del Distrito Federal y de los gobernadores perredistas de Baja California Sur, Guerrero, Michoacán y Zacatecas, pero acompañado de Alejandro Encinas (todavía del PRD), Alberto Anaya (PT) y Dante Delgado (Convergencia), López Obrador celebró el tercer cumpleaños del gobierno legítimo que preside desde el 20 de noviembre de 2006, rodeado por una muchedumbre que vino desde todos los estados de la República, sin banderas de partido, pero con mantas que proclamaban, como Coahuila, Sinaloa, Puebla, Oaxaca, Veracruz, los nombres de sus lugares de origen.
Orador invitado, el secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, detonó el aplauso más ruidoso de la mañana dominguera cuando, luego de narrar las agresiones del gobierno federal contra los movimientos sociales y los gremios de industria, como el suyo y el de los mineros, pidió la renuncia de Felipe Calderón Hinojosa, a quien, ajeno a los usos y costumbres del movimiento obradorista, llamó presidente de México.
Discurso por encima de todo
Tal vez por eso, en todas sus intervenciones, y repitiendo a cada rato el clásico aquí/ se ve/ la fuerza del SME, Jesusa Rodríguez se refirió exactamente igual a López Obrador: presidente de México. En la plaza, donde habían sido colocadas ocho torres de sonido colgadas del mismo número de grúas, para que nadie dejara de oír la música ni los discursos, la arenga de Esparza fue combatida de repente por las campanas de la Catedral Metropolina, que empezaron a repicar enloquecidas, no se sabe si convocando a misa o a la censura.
Escoltado por Clara Brugada, Gerardo Fernández Noroña, Porfirio Muñoz Ledo, Raquel Sosa, Claudia Sheinbaum, Laura Itzel Castillo, Octavio Romero Oropeza y muchos de sus colaboradores más fieles, López Obrador desgranó los 10 puntos del nuevo Proyecto Alternativo de Nación, que redactarán Bolívar Echeverría, Ignacio Marván, José María Pérez Gay, Héctor Díaz Polanco, Víctor Manuel Toledo y Luciano Concheiro.
Observado sin pestañear por una estoica Sor Juana Inés de la Cruz, que enfundada en su hábito y toca de monja, y con su emblemático medallón sobre el pecho, sostenía una pancarta en contra de los hombres necios que acusáis a la resistencia pacífica en acción, López Obrador dividió en 10 grandes temas los ejes de su programa de gobierno constitucional, si gana, como pretende, las elecciones de 2012:
1. Rescate del Estado, secuestrado por la mafia de la política. 2. Democratización de los medios masivos de comunicación, sin privatizarlos, y sin censura, pero obligándolos a someterse al imperio de la ley y a ser plurales y objetivos. 3. Poner en marcha una nueva política económica, diametralmente opuesta a la de los neoliberales. 4. Combatir las prácticas monopólicas, gracias a las cuales los magnates de México venden servicios como telefonía y televisión, o productos como cemento gris y pan de caja a precios más de 250 por ciento más caros, en promedio, de lo que valen en el extranjero.
5. Abolición de los privilegios fiscales, para que paguen impuestos quienes más tienen. 6. Establecer la austeridad republicana, para acabar con las insultantes prebendas de la alta burocracia. 7. Fortalecer el sector energético, construyendo tres refinerías y rehabilitando las existentes, de modo que ya no exportemos al extranjero un solo barril más de petróleo crudo para que nos lo devuelvan transformado en gasolina; vamos a ahorrar, precisó, produciendo en México toda la gasolina que el país necesita.
8. Recuperar la soberanía alimentaria, con un programa intensivo de rescate del campo. 9. Establecer el estado de bienestar social (que tiene cuatro componentes: educación, salud, trabajo y vivienda). 10. Desarrollar una nueva corriente de pensamiento, sustentada en la cultura y la bondad de nuestro pueblo.
Mientras el máximo dirigente opositor del país detallaba el contenido de esos 10 puntos, las campanas de catedral volvieron en dos ocasiones más a la carga, pero no pudieron con la fuerza de las ocho torres de sonido, alineadas en dos filas: una, justo enfrente del templete, de lado a lado del Zócalo, y otra, paralela a la anterior, a los costados del asta bandera. Las corraletas metálicas en torno de las grúas abrían espacios entre la multitud, que no veía la forma de cubrirse del sol. Muchos asistentes, por eso, mantenían en alto sus mantas para que generaran aunque fuera una delgada lámina de sombra protectora.
Caminando sin pregonar su mercancía, un vendedor de sombreros de paja, de una sola talla, miraba complacido cómo éstos pasaban de sus manos a las testas coloradas de la gente. Hitler acabó con los sindicatos en Alemania. Calderón pretende hacer lo mismo en México, denunciaba una erudita pancarta estampada en plástico negro. Y cuando López Obrador habló de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, desde muchos ámbitos de la plaza se levantó este grito: No pagaré si no vende el SME.
Otros coros repetían: ¡No pagues luz, no pagues luz! Sin embargo, ninguno de los tres oradores del acto (en el que también habló Berta Luján para dar cuenta de los trabajados realizados en 2009 por el gobierno legítimo) planteó que una nueva forma de resistencia civil pacífica es no pagar los recibos que pronto enviará a todos los hogares del corazón del país la Comisión Federal de Electricidad, empresa que no tiene ninguna relación contractual con los usuarios de la red de fibra óptica de Luz y Fuerza del Centro.
Huyendo del calor, decenas de miles prefirieron guarecerse, codo a codo, bajo la sombra que proyectaban los edificios de Madero y de 20 de Noviembre, mientras los integrantes de la Red Nacional de Jóvenes con AMLO –procedentes de Mexicali y de Mérida y de todas las ciudades grandes que caben entre ambos puntos– seguían resintiendo las 20, 30 y hasta 40 horas de viaje que se echaron en camión para venir al DF, mientras personas mayores, procedentes de los hermosos desiertos de Coahuila, se desgañitaban cantando el Himno Nacional con el puño en alto mientras pensaban quizás en las palabras con que López Obrador cerró su discurso: Apresuremos, como decía Ricardo Flores Magón, la llegada de ese día radiante en que caiga para siempre la tiranía y surja la esperada democracia con todos los esplendores de un astro que jamás dejará de brillar en el horizonte sereno de la patria.
Ésa fue, en este año, la última reunión de la resistencia civil pacífica y del gobierno legítimo que la dirige; ahora ocuparán la escena los actos de lucha en favor del SME, empezando por la huelga de hambre indefinida que se inicia hoy en el Zócalo, frente a la Suprema Corte y ante el Palacio Legislativo de San Lázaro.

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