I
El domingo veintisiete me levantaré temprano y mi voto ciudadano se alzará contra el trinquete que pretende el gabinete de Felipe Calderón:
despojar a la Nación de su petróleo, y de paso, colocarle un chingadazo a nuestra Constitución.
II
Se me pregunta primero si quiero darle mi aval al plan gubernamental de compartir el dinero del producto petrolero con los consorcios privados
y de ver privatizados transporte, distribución, almacén, refinación del crudo y sus derivados.
III
Se inquiere, a continuación, y si mal no lo recuerdo, si yo estaría de acuerdo que se otorgue aprobación y el Congreso de la Unión dé respuesta afirmativa
a la tal iniciativa, lo que a mi modo de ver podría al país joder en forma definitiva:
IV
Si el despojo se tolera de los bienes petroleros, nos quedaremos en cueros y podrá venir cualquiera corporación extranjera a cobrar por nuestro crudo.
Mayor infamia no pudo imaginar el pelele y sigue, muele que muele, cada vez más testarudo.
V
La reforma que se cuece "es de sentido común", dice Felipe, y según él, Pemex se fortalece. Por más que siga en sus trece y que no quiera entender,
tenemos que detener su ley privatizadora; por eso nos toca ahora nuestro derecho ejercer.
VI
La consulta ciudadana que comienza este domingo dirá al espurio que un chingo de población mexicana no quiere esa ley marrana y a Pemex va a proteger; son nietos de los que ayer, de muy resuelta manera, la expropiación petrolera salieron a defender.
VII
Vamos a votar, pues, gente, paremos a Calderón, y que vea este ladrón reciclado en presidente, que su reforma indecente, aunque agrade al madrileño,
no la permite el defeño y fue concebida en vano, que el petróleo mexicano, sépanlo, ya tiene dueño.
Pedro Miguel
Julio de 2008
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