UN GALLEGOS EN LA LUNA
Gerson Gómez/ 15Diario/ La Quincena
No todo en la vida es un chistorete, verse reflejado en un espejo, puede ser medida suficiente para pasar un mal día.
Romualdo Gallegos es un escritor de oficio, sus amigas le dicen que es carita. Sabe tirar el choro exacto, ser ameno, contar anécdotas inverosímiles. Su liviandad de sangre le permite ser todo lo políticamente correcto, para sentir un buen sabor de boca, tomando como ejemplo una conversación interesante e intensa, que tenga una aplicación pragmática, acompañada por cervezas, de las que parecen jamás extinguirse en la nevera de Romualdo.
El doctor Celso José Garza me comentó: estamos por publicar el nuevo libro de Romualdo. Esa sí fue una buena noticia. Gallegos es de los escritores contemporáneos a algunas vaquillas, porque vacas sagradas no lo son, de la literatura regiomontana. Cuentos cortos, escritores largos, título tan fastuoso, ya en sí, despertó mi curiosidad de vouyer, a veces morbosa, a veces sedienta de estar en lo más inn.
Romualdo Gallegos propone en esta colección de relatos, el juego preciso de lo antropofomórfico. Gallegos presenta estos textos, al principio, ingenioso. Conforme se adentra en los párrafos posteriores, se advierte la caía al lugar común, a lo más predecible; es decir, nos sabemos el chiste, aunque sea bueno, conociendo el final, ya no resulta ni ameno ni logrado. Eso es lo que ahora sucede con las páginas de Romualdo Gallegos.
Cuentos cortos, escritores largos, es un libro valioso, por encontrar la continuidad de la obra de Romualdo. Hay detalles abrumadores, descuidos mayúsculos, como una portada en colores donde no se ha fijado correctamente la separación de los mismos. Es caótica, fea, y sin la mayor idea estética. Es provocadora, por supuesto, nos incita a explotar lo descuidado de la edición, faltas de ortografía como en mercado, baratas y por partida doble. El corrector jamás percibió los cambios de puntuación, utilizando los signos de admiración e interrogación del teclado inglés. Así aparecen.
Sergio Flores, en este libro de Romualdo, da vida a los personajes. Flores es un excelente monero: su trabajo siempre está lleno de ironía, humor negro, capaz de sintetizar ideas, por eso parecen copias vulgares de un fanzinne las publicadas en este libro. Quien realizó la edición, descuidó los originales de Sergio y las colocó caprichosamente, sin darles la luz conveniente y los contrastes adecuados. La realización de este libro es apresurado, muy naif para ser kitch.
Como lector recomiendo el texto de la página 39. Me hizo reír al ver en su carácter animal a una poeta tan conocida, como lo es, de ella, su dipsomanía y el gusto por ir en las cuestiones sexuales, contra natura.
Este libro muestra a una Romualdo Gallegos en la luna, distraído, desencanchado, fuera de ritmo, desperdiciando una oportunidad clara de aventarse un gol literario. Si le regalan el libro, la gente de la UANL, acéptelo. Comprarlo, dígales: no me ofendan, prefiero adquirir el Atalaya, de los Testigos de Jehová.
2 comments:
y tu eres ? supongo que has escrito muchos libros ?
no existes.
Lo interesante de emitir una opinión es abrir el debate. No esconderse en el anonimato para en lugar de cuestionar insultar. Gerson opinó sobre un trabajo de Romualdo Gallegos y firmó, en una sociedad de nuevo tipo debemos tener el valor de firmar lo que escribimos anónimo, Gerson existe, es, tú anónimo, no existes.
Renexio, el posteador !
critersa@gmail.com
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