Tuesday, December 30, 2008

“Los movimientos populares masivos en Latinoamérica no suelen atraer a los intelectuales pues estos prefieren un rol de liderazgo”

Roberto Manríquez
Rebelión


Sólo en 2002 se supo en un seminario en La Habana que en lo más álgido de la denominada crisis de misiles entre Estados Unidos y la Unión Soviética, cuando un submarino nuclear soviético fue atacado en aguas internacionales por misiles norteamericanos, un grupo de tres oficiales debió tomar la decisión de responder con el armamento nuclear disponible el ataque estadounidense, una discusión que se zanjó sólo cuando el oficial Vasily Arjipov negó su asentimiento.

Que el incidente sea casi desconocido o no sea materia de análisis en las universidades o medios de comunicación muestra una señal preocupante sobre lo que consideramos verdaderamente importante o académicamente pertinente, es difícil no considerar el hecho que una opinión diferente de Arjipov entonces simplemente nos hubiera conducido al fin de la historia en un sentido literal.

Han pasado más de cuarenta años del incidente y la actualidad mundial, incluyendo el reciente ataque israelí a la población palestina en Gaza aún nos devuelve a las mismas inquietantes interrogantes que han atravesado nuestra terrible época contemporánea.

Sobre el papel de los intelectuales, de los medios de comunicación y el actual curso de la historia, en especial el actual derrotero de América Latina sostuvimos una breve conversación vía correo electrónico con el respetado profesor Noam Chomsky, un eminente académico cuyas opiniones suelen precisamente no coincidir con la academia y los medios.

Roberto Manríquez: En Chile y Argentina la impunidad aún caracteriza las masivas violaciones a los derechos humanos que ocurrieron en los 70’s, sin embargo a medida que uno avanza hacia el norte del continente, en Centroamérica las masivas violaciones a los derechos humanos parecen tornarse invisibles.

Noam Chomsky: En América Central las atrocidades siguen invisibles debido a que los EEUU son directamente responsables, así que por lo tanto están fuera de la agenda de los intelectuales, medios de comunicación y de la clase política en general; y las sociedades son relativamente débiles y han sido tan devastadas por la política de terror de los EEUU por lo que les ha sido difícil ir más allá de las Comisiones de Verdad.

En Sudamérica, el rol de los EEUU fue crucial pero más indirecto y las sociedades están menos sujetas a la dominación de EEUU y tienen muchos más recursos internos, en todo ámbito. No obstante, aún en Sudamérica el progreso hacia esa responsabilidad está limitado. En Chile, por ejemplo, bastante después de la caída de la dictadura, médicos que estuvieron involucrados en tremendas atrocidades, en las torturas de Pinochet, siguen atendiendo en Santiago, abiertamente.

El punto básico ha sido reconocido por académicos serios, incluyendo aquellos que se autoidentifican como neo-reaganianos, como Thomas Carothers. A pesar de sus claras convicciones, él reconoce que hubo progreso hacia la democracia en Sudamérica a pesar de los esfuerzos de Reagan por evitarlo, pero poco en América Central, donde la influencia de los EEUU era mayor. El es el más respetado académico de la “promoción de la democracia”, pero reconoce la realidad.

R.M.: Pese a esto usted ha señalado que el momento actual representa la mayor era de autonomía para el continente, desde la invasión europea hace más de 500 años.

N.C.: Los cambios en los últimos años han sido realmente dramáticos, pero hay grandes obstáculos que sortear. Es imposible predecir, demasiado depende de la voluntad y la elección.

R.M.: Una de las caracterí sticas más llamativas de este expectante proceso del movimiento social en muchos países del continente es la ausencia de intelectuales.

N.C.: Movimientos populares masivos, como el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil o el movimiento Indígena en Bolivia y en cualquier parte, raramente atraen la participación o aprobación de los intelectuales, que tienden a preferir un rol de liderazgo.

R.M.: El gobierno de Evo Morales parece representar un exitoso desafío a años de dominación. Morales cuenta con el apoyo regional expresado en la última cumbre de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) en Chile. Hoy un Golpe de Estado parece inimaginable, esto representa un avance indudable ¿no?

N.C.: El apoyo a Morales de parte de UNASUR fue un evento extremadamente importante. Morales no estaba exagerando cuando agradeció a UNASUR por su apoyo, observando que “por primera vez en la historia de Sudamérica, los países de nuestra región están decidiendo cómo resolver nuestros problemas, sin la presencia de los Estados Unidos.”. Una medida de la significancia del apoyo de la UNASUR es que la prensa libre de los EEUU entendió que podía bien no ser mencionado. Los EEUU han sido incapaces de parar la “marea rosada” mediante los métodos tradicionales de violencia y estrangulamiento económico, como en el pasado. Pero esas amenazas no son impensables.

R.M.: Algunos gobiernos populares de izquierda en el continente podrían verse tentados a responder al acoso constante e inclusive al ataque directo de los Estados Unidos o Europa adoptando algunas formas personalistas o autoritarias haciendo el juego precisamente a los sectores reaccionarios o regresivos de la sociedad.

N.C.: Este es un peligro que debe ser reconocido y superado.

R.M.: Sobre los medios de comunicación en la mayoría de las universidades chilenas y sospecho en el continente abordan el caso Watergate como el ejemplo quintaesencial de periodismo de investigación, sin embargo usted ha señalado en varias ocasiones que aquello no fue más que un cotorreo entre burócratas al lado de Cointelpro que fue descubierto al mismo tiempo y que apenas fue recogido por los medios y que en consecuencia es prácticamente un hecho desconocido.

N.C.: La comparación de Watergate y Cointelpro y la reacción a ellos por parte de las clases educadas, es muy reveladora. Fueron puestos al descubierto al mismo tiempo, Watergate en la prensa, Cointelpro en los tribunales.

Watergate involucró un poco de criminalidad de parte de la administración –dirigida contra gente privilegiada. La “lista de enemigos” de Nixon, por ejemplo, causó gran escándalo, no porque yo estaba ahí (de hecho yo figuraba) sino porque incluyó a figuras prominentes del gobierno y el mundo corporativo. Nada ocurrió a ninguno de los que aparecimos mencionados en la lista, pero los cimientos de la república tiemblan cuando a gente importante se le insulta en privado. Esto es cierto con respecto al resto de Watergate. La exposición de Watergate se observa como uno de los mayores triunfos de la prensa libre, que salvó a la democracia de la destrucción.

Cointelpro era un programa de subversión llevado adelante por la policía nacional política (el FBI) a través de cuatro administraciones: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon. Al principio se orientó al partido comunista, el movimiento de independencia Portorriqueño y otros grupos marginales, pero continuó en los sesentas apuntando a los movimientos negros, los movimientos anti-bélicos, movimientos feministas y toda la Nueva Izquierda.

Iba mucho más allá de la criminalidad insignificante de Watergate. Alcanzaba ribetes de asesinato político estilo GESTAPO: específicamente, el asesinato del muy exitoso organizador negro Fred Hampton a manos de la policía de Chicago, preparada por el FBI después de que habían fallado en incitar una banda de su propia comunidad para hacer el trabajo por ellos.

A diferencia de Watergate, Cointelpro es desconocido y pocos siquiera se enterarían jamás del asesinato de Hampton y junto con él de Mark Clark, ambos durmiendo, Hampton posiblemente drogado. Casi no hubo cobertura de los medio de comunicación, excepto por algunas noticia en Chicago. Ni tampoco remeció las bases de la república.

Aprendemos mucho acerca de la cultura intelectual a partir de estos fenómenos paralelos.

R.M.: La victoria de Barack Obama ha sido presentada con eu foria por los medios en general en el continente, como la representación del cambio, en algunos casos haciendo una analogía con la llegada al poder de John Kennedy, sin embargo esa administración dejó una terrible herencia en el continente que no es mencionada muy a menudo.

N.C.: La analogía con Kennedy tiene algo de validez. En ambos casos fue un triunfo de relaciones públicas. JFK fue el primer presidente en usar la televisión eficazmente, Y también entendió que los intelectuales son fáciles de convencer, si les sobas el lomo y les dices cuánto los admiras, tienes garantizada una imagen favorable. La campaña de Obama fue bien entendida por la industria de las relaciones públicas. El ganó el premio por la mejor campaña de marketing del año por parte de “Era de la Publicidad” (Advertising Age), una de las publicaciones líderes de la industria. Y es muy admirado por los líderes de esta industria quienes hablan abierta y orgullosamente acerca de cómo han estado “manufacturando candidatos tal como marcas de consumo” por 30 años, desde su triunfo con la “marca Reagan”.

La terrible herencia de la administración JFK puede ser mencionada y pasar como un error atribuible a exageradas preocupaciones sobre la Guerra Fría. Pero eso es normal. Es un principio fundamental de la cultura intelectual que “no podemos” hacer daño, aunque podemos cometer errores, como el esfuerzo por “liberar” Irak: una “equivocación estratégica” en palabras del mismo Obama. Es muy interesante que su muy carente de principios crítica hacia la Guerra de Irak sea destacada como “de principios” por las clases educadas. Y en ocasiones individuos malos puedan afectar nuestro noble esfuerzo. Estas prácticas se acercan a un histórico universal, aunque hay por lo general una cantidad de disidentes que son marginados, o peor, dependiendo de la sociedad.

Roberto Manríquez es periodista chileno.

robertomanriquez@hotmail.com

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