Martes, 30 de Diciembre de 2008 02:56
Rima Tarazi en Umkhalil
www.insurrectasypunto.org
En marzo de este año, las mujeres palestinas enviaron esta "Carta abierta de las Mujeres Palestinas al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión del Día Internacional de la Mujer".
En este día, 8 de marzo, apelamos a las Naciones Unidas para que honren a las mujeres palestinas y pongan fin de forma inmediata a los sufrimientos infligidos por la ocupación israelí y sus actuales crímenes de guerra, cometidos con total impunidad contra su pueblo y su tierra. En un momento en que las mujeres de todo el mundo están celebrando gozosamente este hito histórico, las mujeres palestinas lloran la dolorosa pérdida de sus niños y seres queridos como consecuencia de las atroces masacres que la maquinaria de guerra israelí ha perpetrado contra ellos por tierra, mar y aire.
Apelamos a la Organización de las Naciones Unidas para que defienda los principios que la fundaron, se atenga al derecho internacional y cumpla sus propias convenciones y resoluciones.
Apelamos a Naciones Unidas para que tengan el valor de restaurar su credibilidad entre los pueblos del mundo como baluarte de equidad y justicia, como refugio de los oprimidos y no como instrumento en manos de naciones poderosas.
Sesenta años lleva aguardando el pueblo palestino en los pasillos de las Naciones Unidas con la esperanza de recuperar su patria robada y que sus inalienables derechos sean confirmados, ratificados y consolidados por esta augusta instancia. En lugar de esto, lo único que han conseguido es la permanencia de los años de desposesión, permitiendo que Israel escape de todas sus obligaciones y que, con cada coyuntura, su ejército aproveche para establecer una serie de hechos sobre el terreno contraviniendo el derecho internacional. La política israelí de limpieza étnica ha ido haciéndose más obvia, mientras el Proceso de Paz con el que nuestros dirigentes estaban comprometidos se ha convertido en un Proceso de Desposesión.
Bajo el paraguas de la paz, Israel ha perpetrado su política de confiscación de tierra y establecimiento de asentamientos, instituyendo medidas insidiosas y graduales para robar a nuestro pueblo sus medios de vida, su identidad, sus aspiraciones y su libertad. Continuamente y de forma acelerada, Israel trata de cambiar el carácter árabe de Jerusalén, el corazón de la tierra palestina, mientras se niega a sus residentes y genuinos dueños sus derechos legítimos sobre la ciudad. Todo el mundo esperaba que los palestinos fueran sujetos dóciles mientras presenciaban cómo se violaban sus más básicos derechos y su misma existencia se veía amenazada por el Muro, declarado ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, a la vez que cientos de controles y carreteras de circunvalación dividían su tierra convirtiéndola en una serie de enclaves aislados.
La ocupación ha ido adquiriendo lentamente la legitimidad de la comunidad internacional. Defender el botín fruto de la agresión y agravar las medidas y violaciones de los derechos humanos contra una población indefensa se convirtió en algo ampliamente aceptado y justificado como defensa propia, mientras, se suavizaba y reducía el nivel de agresión de todas esas medidas y violaciones, convirtiéndolo, de forma irónica, en una recompensa y, por tanto, en un gesto de magnanimidad por la aquiescencia y subyugación. Este desafortunado estado de cosas ha llevado a la percepción de que hay paridad entre ocupantes y ocupados. Encima, los ocupados que se atreven a resistir o protestar se convierten en terroristas, en cambio, se intenta convencer a los ocupantes, con todo miramiento y cautela, para que no utilicen en exceso la fuerza...
Como mujeres comprometidas con el bienestar de la sociedad y con un futuro en paz y seguridad para nuestros niños, hemos advertido una y otra vez de que esta grave situación no haría sino aumentar la amargura, frustración y rabia entre nuestro pueblo, que podría llevar a muy graves consecuencias. Si es que se desea realmente que alguna vez prevalezca la paz en esta región, la ONU no tiene otra opción que la de asumir sus graves responsabilidades afrontando la situación con valentía e incluso predominancia dentro del marco de trabajo del poderoso instrumento que representa el derecho internacional. Para conseguir este objetivo, los principales pasos a dar serían poner fin de inmediato a la ocupación israelí y establecer un estado palestino independiente y soberano.
Hasta que llegue ese momento, pedimos a las Naciones Unidas:
Que adopten las medidas legales necesarias para detener la carnicería israelí contra nuestro pueblo en Gaza y en todos los territorios ocupados.
Levantamiento del bloqueo impuesto contra Gaza, que no se limita simplemente a amenazar las vidas de 1,5 millones de personas sino que está produciendo un desastre medioambiental que tendrá graves consecuencias en toda la zona.
Acordar la protección internacional para nuestro pueblo bajo ocupación y cumplir la resolución 1325 de las Naciones Unidas que exige la protección de mujeres y niños en tiempos de guerra.
Asegurar que Israel respete, como potencia ocupante, la IV Convención de Ginebra en todas las tierras palestinas, incluida Jerusalén Este.
Imponer sanciones a Israel por sus crímenes de guerra y sus flagrantes violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional.
Llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para liberar a las mujeres palestinas prisioneras, y a todos los demás prisioneros políticos, especialmente a los niños, de las cárceles israelíes.
Instituir medidas para que se cumplan todas las resoluciones de Naciones Unidas relativas a la Causa Palestina, confirmando los inalienables derechos del pueblo palestino.
La Unión General de Mujeres Palestinas
Las Asociaciones y Centros de Mujeres
El Ministerio palestino de Asuntos para la Mujer
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