René Zúñiga
La promoción del deporte en una sociedad es necesaria e imprescindible, sin embargo, cuando el empresariado, los medios y el gobierno suman esfuerzo para sacar provecho del fanatismo seudodeportivo en sus respectivas áreas, las consecuencias pueden ser funestas, considerando una comunidad sin satisfactores sociales resueltos, ausencia de fuentes de trabajo, insolvencia para la adquisición de vivienda, jóvenes sin posibilidades de estudiar una carrera universitaria; pero lo más lamentable: profesionales sin poder ejercer, pues no hay programas permanentes para incentivar la oferta laboral y la pobreza que cada día se incrementa con fuerte presencia de migrantes y con desempleados que fortalecen el comercio informal en la ciudad del conocimiento.
El pasado sábado se celebró una vez más el clásico del futbol norteño: Rayados de Monterrey contra Tigres de Femsa y Cemex, otrora tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el resultado abultado a favor de uno y en detrimento del otro evidenció, una vez más, que el negocio es el principal objetivo de los patrocinadores de ambos equipos. Femsa logra su objetivo cada que juega alguno de los equipos locales, el consumo de cerveza se dispara de manera gigantesca, convirtiéndose ambos estadios ( tecnológico o el universitario ), en cantinas para Ripley, así los accidentes y la inseguridad para el ciudadano es algo que ya se ve como natural. Por su parte el gobierno en turno gana afición para cosecharla en los comicios locales el próximo año a favor del partidazo tricolor. Pero los medios electrónicos, tv o radio gozan azuzando a la gran masa dispuesta a todo para dormir satisfechos del triunfo o rumiando en la oscuridad la derrota; o fuera del estadio generando violencia en contra de quién puedan desquitarse del sentimiento de frustración que los acompaña desde que optaron por ser tigre o rayado.
Ante la maravilla de tener masa festiva ya las partes decidieron construir un nuevo estadio con una capacidad de setenta mil sumisos espectadores allá por terrenos aledaños al Parque La Pastora, donde se invertirán solamente dos mil millones de pesillos, nada, considerando que tener contento al pueblo, bien vale pagar cualquier precio, pues los dividendos beneficiaran a las partes: el empresariado, los medios de comunicación convencionales y sus merolicos y al gobierno del estado.
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