Monday, July 27, 2009

Organizarse para exigir trabajos y salarios justos, dice don Raúl Vera


María Eugenia Arriaga Salomón

Pastoral de la Comunicación




Es una injusticia que a un trabajador se le pague mil 500 pesos al mes, mientras que un servidor público obtenga hasta 70 mil pesos mensuales, denunció Fray Raúl Vera López, Obispo de la Diócesis de Saltillo en su homilía de ayer domingo 26 de julio.

Hizo ver a los fieles de la capilla Santa Anita, la cual está ubicada en el Barrio del mismo nombre, que deben preguntarse por qué mientras ellos ganan muy poco, los diputados suben sus salarios y además reciben “regalías” para vivir cómodamente.

“¿Qué no se dan cuenta que cada vez los precios suben más y que con el salario ya no alcanza para comprar lo básico?”, preguntó a las señoras y señores que ese domingo acudieron a Misa en esa capilla.

Los llamó a organizarse para verificar el trabajo de los servidores públicos que en muchas ocasiones no ayuda a la ciudadanía, sino la perjudica, como en el caso de permitir que el maíz transgénico se comercialice, perjudicando a miles de campesinos en el país.

“Deben crear comisiones e ir cada semana a la cámara de diputados y exigir que hagan las cosas bien, que se modifiquen las leyes y también que informen del trabajo que realizan”, invitó el obispo a los creyentes.

Hizo ver que para lograr esto se necesita ser generosos para compartir el pan y el tiempo; el pan para dar a quien no tiene y el tiempo para organizar el grupo y exigir los derechos como ciudadanos.

Las dos cosas anteriores, afirmó, se reflejan en el evangelio cuando Jesús repartió los cinco panes y los dos peces a la gente que tenía hambre.

“Tenemos que darnos cuenta de tantas situaciones de injusticia que hay en la vida y el evangelio hoy nos dice que la gente tenía hambre”, explicó.

Agregó: “Hoy pasan muchas cosas, hay mucha gente que no tiene trabajo y también tiene hambre; hay personas que ganan muy poco y, sin embargo, la Constitución dice que todo mexicano debe tener un salario que alcance a mantener a cinco personas”.

Por eso la conminación a vigilar el trabajo de los servidores públicos para que estos, a quienes el pueblo les paga, realicen su trabajo en bien de los civiles.

“Se trata de organizarse en cosas pequeñas, pero se necesita sensibilidad, como es el caso de un grupo de mujeres de aquí cerca, quienes se dieron cuenta de tantas familias que venían a visitar a sus enfermos al Seguro Social y se quedaban sin comer”, relató a los habitantes, quienes viven a unos metros del Seguro Social No. 1.

Ellas se organizaron y “ya hasta una casa van a habilitar para que la gente coma, pero para ello también buscan a otras personas generosas que quieran compartir el pan”.

Habló de lo que realizó Jesús después de la sensibilidad y generosidad de las personas que acudieron a escucharlo y que se trató de multiplicar las cosas, pero ahora, es él quien “mandó al Espíritu Santo a través del sacramento de la Confirmación, a 10 jóvenes para que se den cuenta que algo se tiene que hacer para combatir el mal”.

Hizo alusión a la Encíclica que el Papa Benedicto XVI escribió titulada Caritas in Veritate donde afirma:

“Con un papel mejor ponderado de los poderes públicos, es previsible que se fortalezcan las nuevas formas de participación en la política nacional e internacional que tienen lugar a través de la actuación de las organizaciones de la sociedad civil; en este sentido, es de desear que haya mayor atención y participación en los asuntos públicos por parte de los ciudadanos” (Caritas in Veritate 24).

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